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Autor: Elizabeth Ramírez de Antón

¿Cómo vivir la adolescencia? Consejos


RESUMEN
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Elizabeth Ramírez de Antón
Es el momento de no querer seguir siendo tratados como niño, pero tampoco deseando las
responsabilidades que la adultez trae. ¡Qué bonitos esos días! Esta etapa de la vida está llena de distintas
tonalidades y gama de colores, como hay personalidades.

ARTÍCULO
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El primer beso, los amigos, las primeras experiencias probando la “independencia”, los primeros
desamores, la secundaria y prepa, todas las emociones a flor de piel… ¿Cómo olvidar esos años, esa
época en la cual comenzamos a tratar de vivir ya no como niños, sino buscando ser adultos?

Claro, es el momento de no querer seguir siendo tratados como niño, pero tampoco deseando las
responsabilidades que la adultez trae. ¡Qué bonitos esos días!

Para algunos puede sonar irónica esta última exclamación, pues al mirar hacia atrás a aquellos años de
adolescencia, sólo perciben demasiada confusión y experiencias agridulces, decepciones, luchas
interminables con los padres, aún confusiones de identidad sexual y hastío de la vida.

¿Qué es esto que llamamos adolescencia? ¿De qué se trata? ¿Cómo enfrentarla? ¿Cómo vivirla de la
mejor forma?

De qué trata la adolescencia

En primer lugar, la adolescencia es una etapa del ser humano en donde hay cambios evidentes, tanto
internos como externos. Pero los cambios físicos no son los únicos que marcan esta etapa, aquí influye
fuertemente la cuestión emocional, la del entorno, siendo un momento de cambios bio-psico-sociales.

Así, realmente lo que enmarca los sucesos que acontecen en esta época son las cuestiones sociales y la
percepción que hay en el medio de lo que debe pasar en estos “años maravillosos”.

Un ejemplo de esto es la cultura judía, donde ya el niño llega a ser adulto al llegar a los 13 años de edad
(y las niñas a los 12), es decir, ellos no cuentan un periodo que se le llame adolescencia tal cual, y esto
mismo se refleja en la actitud de cada joven y en la manera en que enfrentan todos los cambios de esta
edad.

No quiero decir que no enfrenten a lo mejor “crisis existenciales”, pero la percepción cultural y el medio
invitan y proveen herramientas diferentes para manejar estas crisis.

Viviendo la adolescencia al máximo

Aquí pondremos algunas sugerencias de cómo podemos vivir esta etapa como un verdadero tiempo de
crecimiento, tanto si lo estamos viviendo, si ya lo vivimos, o si estamos guiando a otros en el vivirlo.

1.- Tengamos el concepto correcto. ¡La adolescencia NO ES UNA ENFERMEDAD! Muchas veces
tenemos la idea –o se publica la idea– de que es un tiempo tormentoso, en general se

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Autor: Elizabeth Ramírez de Antón
considera como “un mal necesario”, y esto no es así.

El que en este tiempo haya muchos cambios hace que se reaccionen de distintas formas, pero de ninguna
manera es un mal por sí mismo, puede llegar a ser un tiempo tan benéfico como se quiera.

Recordemos que la adolescencia es un tiempo de cambios bio-psico-sociales, así que si desde que están
niños nuestros hijos, o ya entrando a la adolescencia, les decimos que están en la “edad de la punzada”,
desde ahí estamos predisponiéndonos tanto a nosotros como a ellos.

2.- El entrenamiento comienza desde temprana edad.Muchas veces se cree que durante toda la niñez
están bien y en cuanto cumplen doce años sucede como cenicienta: al llegar la media noche, se rompe el
encanto. No es así.

En la adolescencia simplemente vemos el tiempo ideal en el que se pone a prueba lo que se forjó durante
la niñez: principios, valores, aún la disciplina impartida desde pequeños. De aquí radica la importancia de
no imponer solamente, sino junto con una disciplina sana dar razones por las cuales es conveniente tomar
el buen camino.

3.- Conozca a su hijo(a). De nuevo, en muchas ocasiones nos dejamos llevar por lo que pasa a nuestro
alrededor, lo que los medios dicen, o simplemente seguimos el promedio de lo que pasa con la gente.

No podemos dejar a un lado que cada ser humano es único, y que si bien sí hay una edad en la cual ya se
considera que se entra a la adolescencia y en la cual los cambios físicos aparecen, no necesariamente
quiere decir que la persona ya tenga otra mentalidad o deje de ser niño.

Se sabe que hay muchos a los que se consideran niños que ya en su actuar entran al proceso y manera
de pensar de la adolescencia antes de la edad común señalada, y también hay muchos que siguen
siendo como niños a pesar de pasar de los 12 años.

Es importante conocer a cada individuo y no generalizar, y más si se trata de su hijo o hija. Conózcalo y
sepa qué exigir y qué darle, pero tampoco lo deje ser sin ayudarle a madurar, es decir, si es niño pero ya
quiere actuar como grande, sigue habiendo límites de niño, y si ya es adolescente pero quiere actuar
como niño, debe pedirle que se comporte como mayor. No trate como niño a un adolescente y viceversa.
De nuevo, conozca a su hijo (a).

4.- Sé empático. Simplemente recuerda que tú también pasaste por ahí. Recuerda tus emociones, lo
que sentiste, lo que viviste. Igual no es lo mismo, no es la misma época, pero puede ayudar bastante a
comunicarse si te pones en los zapatos del otro.

5.- Libertad vs. Libertinaje. Retomando un poco del punto anterior, es importante darle libertad al
adolescente para tomar decisiones y sufrir consecuencias de sus actos. Esto no quiere decir darle rienda
suelta para que haga todo lo que quiera, llegando al libertinaje. La libertad siempre lleva consigo límites, y
es el trabajo de la figura de autoridad mantener esos límites bien claros y respetados.

Al dejar que el joven tome decisiones y reciba las consecuencias, hace que él sienta que le tienen
confianza, que es responsable, y que sus acciones no sólo le afectan a él; aún si abusara de esta
confianza, el dolor de lo posterior y aún la misma disciplina será la mejor corrección posible.

Estas son pautas, sólo eso, pautas. Esta etapa de la vida está llena de distintas tonalidades y gama de
colores, como hay personalidades. No todos lo tomamos igual o reaccionamos igual, no podemos evitar
tampoco errores, dolores, como tampoco el saborear las cosas bellas de la vida; pero sí podemos tomar
esas experiencias para crecer.

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Autor: Elizabeth Ramírez de Antón
Es nuestra decisión, está en nuestras manos poder mirar hacia atrás (si ya lo pasamos), mirar hacia
adelante (si estamos viviéndolo), o ayudar a quienes van pasando por ahí para que en la adolescencia
realmente podamos ver “años maravillosos”.

elizabeth@venser.org

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