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Óscar García Ramos/ Xalapa, Veracruz/Géneros Periodísticos / 07/12/2021/

Lic. Periodismo/ No escolarizado/ MTRO. HUGO GARIZ HURIETA


¡Se la cargo el payaso!

Heroico hombre salvó a una señora de un trágico accidente las 12: 00 pm en la


Avenida Ávila Camacho y Volcán.

Un repartidor de pizza en estado de ebriedad chocó contra una pipa de gas, lo cual
causó una fuga fatal del material flamable. El gas provocó una explosión,
desgraciadamente el motociclista no logró escapar.

Varias casas estallaron en llamas. Sin embargo, en uno de esos domicilios se


encontraba atrapada la Sr. Josefina Montes Alacaráz de 70, residente de la colonia el
Madrigal. Según lo narró el futbolista Cesar Gómez Valenzuela que salía de sus
prácticas en el parque los Tecajetes. “[…] un payaso salió entre las llamas, entró en la
casa de la señora y la sacó entre sus brazos,”

El héroe desgraciadamente se dio a la fuga, pero gracias a este hombre una


vida se pudo salvar. Por su parte las autoridades investigan al motociclista y asumen
que “podría ser un atentado del grupo Los Sur Z” afirmó el procurador del estado,
Miguel Ángel Pérez Pérez. Las investigaciones continuaran en el transcurso de la
semana.

Coctel mortal

Jalisco, Zapopan 2007―Me encontraba en la preparatoria Centro de Desarrollo


Integral (CEDI) cuando decidí ir a comer al restaurante “Las delicias de Neptuno” en la
Avenida Patria, fraccionamiento el Colli.

El lugar más angosto que un urbano a la hora pico, rebosaba coloridas


maravillas culinarias: aguacates, tomates, cebollas y una descomunal pila de cilantro.
La impresión fue extraña parecía más verdulería que restaurante de mariscos. El mal
agüero no me bastó y fue tal mi debilidad que dichosamente pedí un “coctelito”.

Al retirase el mesero me percaté que él mismo la hacía de cocinero y administrador del


local y de conserje (debe tener una muy buena nomina pensé…), sin embargo lo
curioso fue la preparación del coctel.

Tomo un machete (por un momento pensé que iba a salir en la nota roja), apiló
un montón de tomates y los empezó a “machetear”, que la Masacre en Texas le
hubiese quedado corta. Los pedazos salían volando por doquier (algunos terminaron
hasta en la mesa donde me sentaba y hasta en mi cabellera), fue un desastre.

Después repitió la escena dantesca con la cebolla (estaba pensando ya en ese


momento en huir), ni siquiera se lavó las manos, combinaba los utensilios (el tenedor
la hacía de cuchara, de palillo y ¡qué sé yo que más hacia con él!).
Óscar García Ramos/ Xalapa, Veracruz/Géneros Periodísticos / 07/12/2021/
Lic. Periodismo/ No escolarizado/ MTRO. HUGO GARIZ HURIETA
Lo peor se acercaba, no lo vertió en un plato, sino en un recipiente para
trastes, como si fuera una ruleta echó unos nefastos y verdolientes micro camarones.
Los sazonó con vinagre y otros aceites (pensaría que era lubricante para motores, todo
un alquimista con posgrado).

El olor del platillo no era muy agradable era como entre salado, acido y
fermentado (si alguna vez han probado el tepache, añádanle acido clorhídrico y un
toque de pizza), mi razón se vio mermada por mi avaricia y pensé “pero, si nomas es
un coctelito”.

Cuando me retiré empecé a sentirme un poco mareado, hacia un sol pesado y


era un día muy caluroso, asumí que era el motivo de mi malestar, aunque al llegar a la
escuela empecé e ver borroso, las nauseas se desbordaron por mi garganta y tuve que
ir a ustedes ya saben que en el ya saben que, todavía podía sentir la los nefastos
camaroncillos intentando regresar a su origen.

Salieron los pedazos enteros de jitomate, una que iba a más allá de lo verde,
parecía una de esas mutaciones salidas de un cuento de ciencia ficción de los 50s (la
llamaría, la chose). No cesaba el maremágnum des choses. Tras 15 minutos de total
martirio y caos en el W.C, logreé estabilizarme.

Para mi fortuna mi mejor amiga estaba cerca y con su madre, me llevaron al


hospital más cercano. Tras un poco de suero y pastillas para la intoxicación descansé y
me bañé. La herida en la memoria de aquel lugar jamás la podre olvidar: los
machetazos, el tepache y la chose. Jamás escatimen en comida, las consecuencias
pueden ser terribles.

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