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El “Día D” Ambiental y Normandía

¿Decidimos vivir como queremos o nos imponen vivir como quieren?

El desembarco en Normandía, durante la II Guerra Mundial fue calificado como


el día decisivo (Día D), marcando un hito en el cambio del curso de esa guerra y
la configuración de sistemas económicos, geográficos y migratorios.

Haciendo paralelismo con ese día decisivo y el nombre del vertedero en Santa
Cruz de la Sierra, me gustaría hacer unas consideraciones y referencias
generales a la forma de vida que a veces nos auto-imponemos.

La rama económica del estudio ambiental y de recursos naturales se basa


mucho en las externalidades de un proyecto y/o actividad, veamos.

El argumento teórico fundamental para la actividad gubernamental en el reino


ambiental es que la contaminación es una externalidad, es decir una
consecuencia no intencionada de las decisiones de mercado. Algo no buscado
que sin embargo aparece y tiene efecto en nuestras vidas, más en todos
nosotros, la mayoría, que en aquella minoría que o toma las decisiones por su
condición de servidor público o impone sus intereses por medio de bloqueos y
paros.

Hasta no hace mucho, se creía que el proveer incentivos a los actores privados
para que estos internalicen los costos totales de sus acciones, era la solución
teórica para este problema de externalidad. El primer paladín de este punto de
vista fue Arthur Pigou, quien en “Las Economías del Bienestar” (1920) proponía
que el gobierno debería imponer un impuesto sobre emisiones para igualar al
costo de estos daños relaciones al nivel de control eficiente. La respuesta a la
perspectiva Pigoviana fue provista por Ronald Coase en “El Problema del Costo
Social” (1960). Coase demostró que en un ambiente de regateo bilateral sin
costos de transacción; riqueza o efectos de ingreso; o de impactos de terceros,
las dos partes negociadoras alcanzarían convenios socialmente deseables, y
que el monto total de contaminación será independiente de la asignación de los
derechos propietarios. Sin embargo, debemos observar que algunas de las
condiciones especificadas por Coase, no son relevantes para la mayoría de los
problemas ambientales que nos preocupan. En todo caso, podemos concluir que
la negociación privada no conseguirá – en general – internalizar completamente
las externalidades ambientales.

Entonces, debemos estar conscientes que los problemas urbanos como la


operación de un vertedero, la responsabilidad de mantener un entorno ambiental
agradable, limpio y seguro es responsabilidad de todos. No es solamente el
gobierno (nacional, local); son todos los ciudadanos y empresas públicas o
privadas que generan desechos que deben ser manipulados y puestos a buen
recaudo. Ninguna clase social se salva de esta responsabilidad; de igual manera
ninguna clase social es la única culpable o inocente. Somos todos, ¿quien no vio
echar basura de un auto lujoso, micro o carretón?

El gráfico muestra la relación que existe ante un problema, su regulación e


implementación. Es una relación de eventos, comportamientos y reacciones que
inciden en nuestra calidad de vida. Es bueno resaltar que en muchas
oportunidades se omite las deliberaciones, análisis y evaluaciones. Tan solo se
queda en la primera fila. Es decir, surge un problema genuino de toda la
sociedad, o un tema que afecta a cierto grupo. Generalmente, la reacción inicial
es legislar e implementar lentamente, muchas veces sin presupuestos, costos, ni
capacidades adecuadas.

Todo lo anterior, genera cambios (deseados y no) en el comportamiento de las


empresas e individuos. Con resultados ambientales, de salud, ineficiencias
económicas, vulnerando la seguridad jurídica y generando jurisprudencia
negativa a futuro.

Lamentablemente en Bolivia, el grupo conflictivo reacciona con presiones hacia


la mayoría ciudadana, cortando las libertades constitucionales de cada uno de
nosotros (paros, bloqueos, cortes de servicio como el de salud), nos quedamos
en la primera fila del cuadro…
Políticas Cambios en el Resultados
comportamiento de las
Legislativas o empresas y de los ambientales, de
Ministeriales Implementación individuos salud y otros
de las Políticas

Deliberaciones y Análisis Ex-post


Toma de Decisión Evaluación del Programa

Análisis Ex-ante
Evaluación de Riesgos
Análisis de Costo-efectividad
Análisis Costo-Beneficio

Lori Snyder Bennear, Cary Coglianese

En este momento, es importante recordar la esencia de la gestión pública:


buscar soluciones apropiadas para una convivencia pacífica, civilizada.
Entonces, ¿Cuál es nuestra cabeza de playa, cuál nuestro Día D? ¿Qué acción
decisiva debemos tomar? Necesitamos que los actores involucrados /
interesados, deliberen en función del bien público. Analizando el antes y el
después de lo que se plantea legislar, controlar, proteger. Se debe evaluar los
riesgos, las oportunidades, y la eficacia y eficiencia con que se resolverá ese
problema.

Durante mucho tiempo, el diseño en implementación de políticas ambientales,


en todo el mundo, ha utilizado la prueba error, sin un sistemático o adecuado
aprendizaje de las pruebas ni los errores. Esto se aplica no solo a temas
ambientales, sino a campos como la medicina, educación, o seguridad en el
transporte. Los estudios hasta la fecha nos dicen que el rol de la evaluación de
los programas debe ser clave en la formulación de políticas ambientales. Es
importante incorporar otras disciplinas como la evaluación de riesgos, los
análisis de costo-efectividad y de beneficio-costo.

Muchas veces nos embarcamos en proyectos como el vertedero de


“Normandía”, concebido y construido en un área de acceso y circundante que
fue y debió permanecer inhabitada (1 Km. a la redonda). La realidad y los
problemas que se repiten (el último a fines de junio 2008), nos mueven a
sostener el principio de tener un estudio de la viabilidad ecorregional para
proyectos de este tipo. Así como el continuo monitoreo y cumplimiento de la ley
para evitar asentamientos ilegales que luego se convierten en focos de conflicto,
con grupos planteando su “legalización” a costa de la mayoría abrumadora de
los ciudadanos que necesitan disponer de la basura diariamente.

Los cambios en el comportamiento de empresas e individuos dan las pautas


para corregir, sostener, mejorar las políticas de control ambiental, esta
consideración última es por extrema importante para una ciudad como Santa
Cruz de la Sierra y su crecimiento sostenible a futuro. Sin embargo, Bolivia
experimenta, de manera recurrente, en una forma de vida donde unas minorías
(sectores sociales, tendencias políticas o vecinos de un barrio) ponen en jaque a
la inmensa mayoría.

Consideraciones como “protejo mi fuente de trabajo” o “vivo aquí (no importa


como llegue ahí)” y una cobertura mediática “incompleta” genera la noticia de la
semana y toda consideración-respeto a las políticas públicas, donde el respeto a
los demás y al entorno ambiental quedan de lado.

Por lo tanto, considero que si bien en alguna medida hemos seguido más o
menos prácticas mundialmente aceptadas, la capacidad de convivencia
ciudadana en nuestro país limita seriamente el cuidado y protección ambiental a
futuro. Como resultado, no salimos de la espiral de pobreza, y la cada vez más
reducida competitividad frente a otros países nos empuja más abajo. Solo un
cambio serio, profundo de actitud personal, institucional y de mercado podrá
encauzarnos hacia una convivencia pacífica y digna.

Referencias
1. Stavins, Robert N. – Harvard University; Environmental Economics; 2008.
2. Bennear, Lori S. – Duke University; Coglianese, Cary – Harvard University;
Evaluating Environmental Policies; 2004.

David J. Lozano Herrera (dlozano@post.harvard.edu)

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