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Pacheco 4
Pacheco 4
Beatriz Preciado
Arquitectura erotizada
d La filósofa analiza les de intercambio de parejas, las ser objetos abyectos de la repre- Hefner no estaba en absoluto ga-
hotlines, los portales porno de In- sentación pornográfica: las mu- rantizado, especialmente duran-
cómo Playboy cambió ternet... Incluso los conventos son jeres, las minorías sexuales, los te la Guerra Fría. Hefner sueña
pornotopías invertidas, enclaves cuerpos no-blancos, los tran- con crear un espacio doméstico,
el concepto de hogar distópicos en los que la norma es sexuales, intersexuales y trans- masculino, heterosexual, políga-
y espacio para el placer la des-sexualización del cuerpo”. género, los cuerpos deformes o mo y urbano: se trata de un ata-
discapacitados... No se trata de que frontal a las estructuras de
Explicas que lo que caracteriza a que estos cuerpos no estuvieran género y sexuales que dominan
Jesús Pacheco la pornotopía es su capacidad de representados: eran en realidad la sociedad de los años 50. En
establecer relaciones singulares el centro de la representación Estados Unidos, la casa suburba-
entre espacio, sexualidad, placer y pornográfica dominante, pero na era el centro de reproducción
la pornografía, la domesticidad y postpornográfico. ceres. Por una parte, un sector un hombre vive encerrado con
el espacio público durante la Gue- En principio, el término del feminismo veía en la porno- un grupo de mujeres, un burdel
rra Fría”, sostiene. “postporno” fue inventado por el grafía y la prostitución ejercicios doméstico multimedia que es al
Preciado, quien hoy enseña artista holandés Wink van Kem- de dominación del cuerpo de las mismo tiempo el centro de pro-
historia política del cuerpo y teo- pen para denominar un conjun- mujeres, lo que les llevará a pedir ducción de un grupo internacio-
ría queer en el Programa de Es- to de fotografías de contenido al Estado un mayor control de la El movimiento postporno modos de hacer sexo a través de nal de telecomunicaciones...
tudios Independientes del Mu- aparentemente explícito, pero representación y del uso público nos enseña que la pornografía es la restricción de los códigos. En el fondo, Playboy está
seu d’Art Contemporani de Bar- cuyo objetivo no era masturba- del cuerpo de éstas. Frente a este una noción esencialmente polí- poniendo en marcha una nue-
celona y en la Universidad París torio, sino paródico y crítico. Pe- feminismo abolicionista, apare- tica. No hay pornografía sin un Sostienes que Playboy constitu- va forma de producción sexo-
VIII, sostiene que Playboy le per- ro fue la artista y actriz porno ce un feminismo postporno que contexto legal que defina los lí- ye un proyecto arquitectónico de capital que caracterizará el fi-
mitió poner a prueba, fuera de Annie Sprinkle la que dio al tér- reivindica la representación por- mites de lo que es públicamen- amplias proporciones cuyo obje- nal del siglo 20 y el principio del
consideraciones morales o lega- mino una dimensión cultural y nográfica como un espacio de te visible, sin técnicas de regu- tivo fue desplazar a la “casa hete- 21. Quizás el éxito de Playboy re-
les, una definición arquitectónico- política más amplia, cuando lo acción política a través del cual lación de la mirada y de restric- rosexual” como centro de consu- sida paradójicamente en el pu-
mediática de pornografía como utilizó para caracterizar un con- las mujeres y las minorías sexua- ción de los circuitos económicos mo y reproducción, proponiendo ritanismo sexual de la sociedad
un mecanismo capaz de diseccio- junto de performances en los les pueden redefinir sus cuer- de distribución y recepción de nuevos espacios de producción de norteamericana: Playboy habría
nar tanto la producción pública que cuestionaba lo que entende- pos e inventar nuevas formas de dicha representación. Y estas le- placer. Para esos nuevos espacios, permitido al ciudadano medio
de lo privado como la espectacu- mos por pornografía. El trabajo producir placer que resistan a la yes y técnicas han privilegiado ¿podríamos hablar de un nuevo seguir con su normalizada y te-
larización de la domesticidad. de Sprinkle suscita ciertas pre- normalización de la pornografía hasta ahora el placer masculino erotismo? diosa vida sexual gracias al con-
Pero, ¿en qué consiste una guntas: ¿cuál es el cuerpo repre- dominante. heterosexual y normalizan los El éxito de la utopía erótica de sumo virtual de una pornotopía.
“pornotopía”? La misma Precia- sentado por la pornografía? ¿Por
do lo explica en entrevista. qué y para quién aparece como
“Una pornotopía es la espa- excitante? ¿Cuáles son los lími-
cialización de una utopía (o de tes de la representación porno-
una distopía) sexual, su materia- gráfica? Así, y en torno a artistas
En el clóset
lización efectiva”. y activistas como Annie Sprinkle, sin nosotros. Los días del terre-
Describe la pornotopía como Del LaGrace Volcano, Shu Lea moto (ERA, 2005) dice que en
un lugar de excepción, un islote Cheang, Veronica Vera, Scarlot 1978, para conmemorar los 10
biopolítico en el que de algún mo- Harlot o Maria Betty, comienza años de la matanza de Tlatelol-
do se suspenden las leyes de gé- a generarse un nuevo discurso GUADALUPE LOAEZA co, desfiló un pequeño contin-
nero y sexuales. crítico de la pornografía hetero- gente del Movimiento de Libe-
“En esos espacios alterados sexual dominante, que apuesta ración Homosexual, aunque los
imperan otros códigos”, dice, “se por la producción de represen- medios no lo tomaron en cuen-
No sin Monsi
producen otros afectos, se ape- taciones disidentes. ta. Pocos años después, escribe:
la a otras técnicas de producción Podríamos decir que el mo- “La pandemia del sida, que en
de placer”. vimiento postporno que surge México afecta sobre todo a los
“Son pornotópicos los burde- a finales del siglo 20 es el efec- gays, trastorna el panorama.
les, los barrios chinos y los barrios to del devenir sujeto de aquellos “El sida, entre otras cosas,
E
gays, los peepshows, las mazmo- cuerpos y subjetividades que l 19 de junio, en el Mu- En ese momento, también impulsa la salida masiva del cló- concebir que miles de personas
rras sadomasoquistas, los loca- hasta ahora sólo habían podido seo de la Ciudad de me acordé de las veces que Car- set. ¿Qué caso tiene ocultarse si se desnudaran en el Zócalo para
México, tuvimos la tris- los se manifestó contra los crí- la muerte está a la vuelta en un ser fotografiadas, y mucho me-
te ocasión de acompañar por úl- menes por odio; furioso porque descuido, si los índices de in- nos podía pensarse en los matri-
tima vez a nuestro cronista Car- las autoridades llamaban “cri- fecciones y muertes señalan la monios de personas del mismo
los Monsiváis. Desde que llegó men pasional” a un homosexual fuerza demográfica de los gays? sexo. Sin duda, muchos de quie-
su ataúd, cientos de personas lo asesinado. Como escribió Mon- A los seropositivos y enfermos nes han luchado por los dere-
recibieron con aplausos. Ahí es- si al respecto: “Los crímenes de de sida les tocan los ataques de chos de las minorías encontra-
taban Elena Poniatowska, Mar- odio se dirigen contra una per- pánico, las discriminaciones, los ron inspiración en los textos de
ta Lamas, Cristina Pacheco, Ale- sona y lo que simboliza, repre- hostigamientos laborales que in- Carlos, en su ironía, en su con-
jandro Brito, Braulio Peral- senta y encarna, y son en este cluyen con frecuencia los despi- sistencia moral, pero sobre todo
ta, José Narro y Marcelo Ebrard, sentido acciones de furia contra dos, los malos tratos en los hos- en su gran inteligencia. No ca-
entre muchas otras personas. la especie. Los victimarios no pitales, la negación de servicios”. be duda que Monsiváis ya nos
Cuando Horacio Franco hizo conocen previamente a la vícti- También recordé a Car- está haciendo falta; por suer-
guardia, tocó varias piezas del ma y al liquidarla se sienten en los, tristísimo en aquel tiempo, te, siempre estarán sus palabras,
siglo 17 y, al finalizar, puso so- posesión de ese poder sin lími- cuando me contó que el sida le “para documentar nuestro opti-
bre el ataúd la bandera con los te: el exterminio del mal (en el había arrebatado a muchos ami- mismo”. Finalmente, permítan-
colores del arco iris que simbo- vocabulario homicida, el mal es gos. Desde mucho antes, ya ha- me citar unas sensibles palabras
liza el orgullo gay. Los asisten- el comportamiento detestado bía hablado de los peligros de la pronunciadas por él en 1994,
tes aplaudimos con emoción. Sí, y es la debilidad física y social homofobia, pero a partir de en- durante una marcha en home-
decididamente, Monsi fue uno de la víctima). Los crímenes de tonces dobló sus esfuerzos por naje a los muertos por el sida:
de los que más hicieron por de- odio más conocidos son los en- advertir contra la discrimina- “Todos los presentes, es-
fender las causas de las mino- derezados contra los gays, y este ción. Una de las luchas que lle- toy seguro, en los años del si-
rías sexuales. En ese momento, agravio histórico cobra cada año vó a cabo fue la de llamar la da hemos conocido la desola-
recordé cuando comenzaba el en México decenas de víctimas” atención para que los asesina- ción irreparable y hemos re-
suplemento Letra S, dirigido por (Letras Libres, I/2003). tos de homosexuales no fueran construido nuestro sentido ético,
Alejandro Brito. Monsi ayudaba Qué bueno que el movi- considerados “castigos morales”, al comprobar cuán escasamente
con sus textos, en los que ataca- miento gay haya puesto su ban- para que la sociedad no viera preparados nos hallábamos pa-
ba la insensibilidad del Gobier- dera sobre el féretro. Al día si- como “justos” esos crímenes. ra las crisis extremas, las olea-
no y la homofobia generalizada guiente, la insignia también En medio de tanta tristeza, das de miedo, las presiones del
en el País. Cuando dirigía el su- acompañó a la bandera de también pensé que, por lo me- moralismo salvaje con su cauda
plemento La cultura en Méxi- México y la de la UNAM. Des- nos, el México que vio Mon- de linchamientos. Y todos, tam-
co, ayudó a las feministas, publi- de hace muchos años, antes de siváis hace 40 años y el que lo bién, hemos advertido con ale-
cándoles sus textos; y muchas que llegaran las noticias del si- despedía han cambiado mucho. gría compromisos inesperados
veces les mostraba textos sobre da, Monsiváis habló de los de- Entonces ni de chiste se podía y la acción humanista de perso-
feminismo que descubría en pu- rechos de los homosexua- hablar con tanta libertad sobre nas, de grupos, de sectores” (Le-
blicaciones de otros países. les. Con razón, en su libro No la sexualidad, tampoco se podía tra S, 1/7/2010).