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segunda mando
Para entender un poco más cómo reaccionamos al sonido creemos que vale la
Directorio de
pena repasar algunos conceptos técnicos que relacionan el “sonido” con nuestros
tiendas
oídos. Veremos cómo representamos numéricamente los sonidos que
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escuchamos, para luego poder valorarlo y obtener información fidedigna, con la
cual poder trabajar. Repasaremos las nomenclaturas estandarizadas que se
utilizan en ambientes científicos, así como las diferencias entre lo que se “emite”
y lo que se “escucha”. El sonido no es más que una perturbación del medio que
nos produce una sensación auditiva. Existen sonidos periódicos o
pseudoperiódicos, con o sin carácter musical, y los no periódicos (ruido). Los
periódicos se distinguen por su tono, por su timbre y por su intensidad. Nuestro
magnífico oído puede soportar grandes presiones sonoras (hasta 1.000
microbares) y es capaz de discernir sonidos cuyas diferencias de presión son de
tan sólo 0,0001 microbares, es decir, 10 millones de veces más pequeñas que la
más alta que puede soportar. El rango de frecuencias de nuestros oídos, en una
persona sana y joven, va de los 16 Hz hasta los 20.000 Hz; somos capaces de
analizar las frecuencias muy selectivamente, hasta el punto de poder discernir
una de ellas entre una amplia amalgama.
INTENSIDAD
Para que un oído normal empiece a escuchar algo de ese tono, la potencia de
salida debe ser de 10-16 W/cm2 o, lo que es lo mismo, 0,002 microbares o 0,20
microPa. Un microbar es una presión igual a 0,1 N/cm2 o 0,0001 pascal.
Esta intensidad mínima recibe el nombre de umbral auditivo para mil ciclos. A
partir de aquí, si aumentamos el nivel de volumen para percibir el doble en esta
prueba, observamos que el nivel de potencia de salida ha aumentado en 10
veces. Para aumentarla tres veces, la potencia suministrada por el amplificador
será 1.000 veces superior a la del umbral. Ésta es una sensación logarítmica,
pues no existe una relación lineal entre el incremento de potencia y la sensación
de intensidad. Para alcanzar el umbral auditivo estábamos aplicando una
potencia de 1 W y para doblar la sensación de doble intensidad hemos tenido
que llegar a los 10 W (por lo tanto, hemos “añadido” 9 W de potencia); esto no
significa que con otros 9 W más de potencia tengamos una sensación de
intensidad triple.
TONO
TIMBRE
Dos sonidos de misma intensidad y misma frecuencia no nos suenan igual. Hay
un tercer elemento que los define: el timbre. El DO de un piano no es el mismo
que el DO de un violín. ¿Por qué identificamos bien el origen de cada nota
musical? En el mundo real, como hemos comentado apenas hace unas líneas, no
existen los tonos puros, sino que todo sonido tiene asociados una serie de
armónicos. Éstos son los responsables de que sepamos que suena un piano o un
violín, si habla nuestra madre o nuestro hermano. Las diferencias de intensidad
de estos armónicos son los que definen el timbre de cada fuente sonora. Los
armónicos son múltiplos enteros de la frecuencia fundamental, es decir, octavas
de la primaria. Un sonido cuya fundamental es de 440 Hz (el LA musical) tiene
su primer armónico superior a los 880 Hz, el segundo a los 1.760 Hz, y así
sucesivamente. En función de la cantidad de armónicos y de la coherencia de
sus intensidades, consideramos que el sonido es más o menos rico. Dos pianos
de cola supuestamente idénticos presentarán diferencias notables en dichos
armónicos, siendo siempre uno mejor que el otro.
CONCLUSIÓN