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INTRODUCCIÓN

El Sistema endocrino es un conjunto de órganos y tejidos del organismo que


liberan un tipo de sustancias llamado hormonas. Los órganos endocrinos también se
denominan glándulas sin conducto o glándulas endocrinas, debido a que sus secreciones
se liberan directamente en el torrente sanguíneo, mientras que las glándulas exocrinas
liberan sus secreciones sobre la superficie interna o externa de los tejidos cutáneos, la
mucosa del estómago o el revestimiento de los conductos pancreáticos. Las hormonas
secretadas por las glándulas endocrinas regulan el crecimiento, el desarrollo y las
funciones de muchos tejidos, y coordinan los procesos metabólicos del organismo. La
endocrinología es la ciencia que estudia las glándulas endocrinas, las sustancias
hormonales que producen estas glándulas, sus efectos fisiológicos, así como las
enfermedades y trastornos debidos a alteraciones de su función.

Los tejidos que producen hormonas se pueden clasificar en tres grupos:


glándulas endocrinas, cuya función es la producción exclusiva de hormonas; glándulas
endo-exocrinas, que producen también otro tipo de secreciones además de hormonas; y
ciertos tejidos no glandulares, como el tejido nervioso del sistema nervioso autónomo,
que produce sustancias parecidas a las hormonas.

Las gónadas masculinas o testículos son cuerpos ovoideos pares que se


encuentran suspendidos en el escroto. Las células de Leydig de los testículos producen
una o más hormonas masculinas, denominadas andrógenos. La más importante es la
testosterona, que estimula el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, influye
sobre el crecimiento de la próstata y vesículas seminales, y estimula la actividad
secretora de estas estructuras. Los testículos también contienen células que producen el
esperma.
SISTEMA ENDOCRINO Y HORMONAS

El sistema endocrino está formado por un grupo de órganos (denominados


glándulas de secreción interna) cuya tarea principal es producir y secretar hormonas al
flujo sanguíneo. La función de las hormonas consiste en actuar como mensajeros, de
forma que se coordinen las actividades de diferentes partes del organismo.

 Glándulas endocrinas.

Los órganos principales del sistema endocrino son el hipotálamo, la hipófisis


(glándula pituitaria), la glándula tiroides, la glándula paratiroides, los islotes del
páncreas, las glándulas suprarrenales, los testículos y los ovarios. Durante el embarazo,
la placenta actúa como una glándula endocrina además de cumplir con sus otras
funciones específicas.
El hipotálamo secreta diferentes hormonas que estimulan la hipófisis: algunas
desencadenan la emisión de hormonas hipofisarias y otras la suprimen.
A veces, la hipófisis es también llamada “glándula regidora”, porque coordina
muchas funciones de las demás glándulas endocrinas. Algunas hormonas hipofisarias
tienen efectos directos, otros solamente controlan la velocidad con la que diversos
órganos endocrinos secretan sus hormonas. La hipófisis controla la tasa de secreción de
sus propias hormonas a través de un mecanismo conocido como “retroalimentación”, en
el cual los valores en la sangre de otras hormonas indican a la hipófisis si debe
disminuir o aumentar su producción. No todas las glándulas endocrinas están bajo el
control de la hipófisis; algunas responden de forma directa o indirecta a las
concentraciones de sustancias en la sangre:
- Las células del páncreas que secretan insulina responden a la glucosa y a los ácidos
grasos.
- Las células de la glándula paratiroides responden al calcio y a los fosfatos.
- La secreción de la médula suprarrenal (parte de la glándula suprarrenal) es
producto de la estimulación directa del sistema nervioso parasimpático.
Muchos órganos secretan hormonas o sustancias semejantes a hormonas, pero
generalmente no son considerados como parte integrante del sistema endocrino.
Algunos de éstos órganos producen sustancias que actúan únicamente en las zonas más
cercanas al punto de su liberación, mientras que otros secretan sus productos dentro del
flujo sanguíneo. Por ejemplo, el cerebro produce muchas hormonas cuyos efectos están
limitados al sistema nervioso principalmente.

 Hormonas.

Las hormonas son sustancias que, liberadas dentro del flujo sanguíneo desde una
glándula u órgano regulan la actividad de las células en otras zonas del organismo. La
mayoría son proteínas compuestas de cadenas de aminoácidos de longitud variable.
Otras son esteroides, sustancias grasas derivadas del colesterol. Su característica
fundamental es que en pequeñas concentraciones pueden provocar efectos notables en el
organismo.
Las hormonas se adhieren a los receptores que están sobre la superficie de la célula
o dentro de ella. La unión con un receptor aumenta, disminuye o altera de alguna otra
forma la velocidad del funcionamiento de la célula. Finalmente, las hormonas controlan
el funcionamiento de órganos enteros. También regulan el crecimiento, el desarrollo, la
reproducción y las características sexuales. Por otro lado, influyen en la manera en que
el cuerpo utiliza y almacena la energía, y también controlan el volumen de líquidos y las
concentraciones de sal y azúcar en la sangre. Algunas hormonas afectan a uno o dos
órganos, mientras que otras tienen efectos globales.
Por ejemplo, la hormona que estimula el tiroides es producida en la hipófisis y sólo
afecta a la glándula tiroides. Por el contrario, la hormona tiroidea es producida en la
glándula tiroides, pero influye sobre muchos tipos de células del organismo. La insulina,
producida por las células de los islotes del páncreas, afecta al metabolismo de la
glucosa, de las proteínas y de las grasas en todo el cuerpo.

 Controles Endocrinos.

Cuando las glándulas endocrinas funcionan mal, las concentraciones de las


diferentes hormonas en la sangre son superiores o inferiores a las normales y, en
consecuencia, se alteran las funciones de los órganos. Para controlar loas funciones
endocrinas, la secreción de cada hormona debe ser regulada dentro de unos límites
precisos. El organismo requiere de sistemas que le permiten detectar, a cada momento,
si necesita producir una mayor o menor cantidad de una hormona determinada.
El hipotálamo y la hipófisis secretan sus hormonas cuando detectan que la
concentración en sangre de alguna otra hormona que ellos controlan es demasiado alta o
demasiado baja. Entonces las hormonas hipofisarias se vierten al flujo sanguíneo para
estimular la actividad en las glándulas que dirigen. Cuando la concentración en sangre
de la hormona controlada es la adecuada, el hipotálamo y la hipófisis dejan de producir
hormonas, ya que han detectado que no es necesaria más estimulación. Este sistema de
retroalimentación regula todas las glándulas que están bajo el control hipofisario.
Ciertas hormonas que se hallan bajo el control hipofisario varían su concentración
según programas previstos.
Por ejemplo, el ciclo menstrual de una mujer implica fluctuaciones mensuales por
parte de la hipófisis en la secreción de la hormona luteinizante y folículoestimulante.
También fluctúan de un mes a otro las concentraciones de las hormonas producidas en
el ovario (estrógenos y progesterona). No se conoce exactamente el mecanismo de
control de estos biorritmos por parte del hipotálamo y de la hipófisis.
Sin embargo, se sabe con certeza que los órganos responden a un ritmo controlado,
algo así como un reloj biológico.
Existen otros factores que estimulas la producción de hormonas. La prolactina, una
hormona secretada por la hipófisis, es la responsable de que las glándulas mamarias
produzcan leche. El bebé, al succionar el pezón, estimula a la hipófisis para que siga
secretando prolactina. Igualmente, la succión aumenta la secreción de oxitocina, lo que
provocará la contracción de los conductos lácteos y la conducción de la leche hacia el
pezón para alimentar al bebé.
Los islotes del páncreas y las glándulas paratiroides, que no están bajo el control de
la hipófisis, tiene sus propios sistemas para determinar cuándo es necesaria una mayor o
menor secreción hormonal.
Por ejemplo, la concentración en sangre de insulina aumenta rápidamente después
de comer porque el organismo necesita procesar los azúcares de los alimentos. Sin
embargo, si la concentración de insulina permaneciera elevada, disminuiría
peligrosamente el valor de azúcar en la sangre.
Por último, existen algunos valores hormonales que varían por razones menos
obvias. Las concentraciones de los corticoesteroides y de la hormona del crecimiento
son más altas por la mañana y más bajas a media tarde. No se ha encontrado una razón
que explique estas variaciones diarias.

DÓNDE SE
HORMONA PRODUCE FUNCIÓN
Glándulas
Aldosterona suprarrenales Regula el equilibrio de la sal y del agua mediante su
retención y la excreción de potasio.
Antidiurética Vasopresina Hace que los riñones retengan agua y, junto con la
aldosterona controla la presión arterial.
Glándulas
Corticosteroide suprarrenales Efectos en todo el organismo; ejerce especialmente
una acción antiinflamatoria, mantienen la concentración
de azúcar en la sangre, la presión arterial y la fuerza
muscular; colabora en el equilibrio de sales y agua.
Corticotropina Hipófisis Controla la producción y secreción de hormonas de la
corteza suprarrenal.
Eritropoyetina Riñones Estimula la producción de glóbulos rojos.
Estrógenos Ovarios Controla el desarrollo de las características del sexo
femenino y del sistema reproductor.
Glucagón Páncreas Eleva la concentración de azúcar en sangre.
H. del crecimiento Hipófisis Controla el crecimiento y el desarrollo; promueve la
producción de proteínas.
Disminuye la cantidad de azúcar en sangre; influye en
Insulina Páncreas el
metabolismo de la glucosa, proteínas y grasas en todo
el cuerpo.
H. luteinizante y Hipófisis Controlan las funciones reproductoras, como la produc-
-ción de esperma y semen, la maduración del óvulo y
foliculolestimulante los
ciclos menstruales; controlan las características sexua-
-les masculinas y femeninas.
Oxitocina Hipófisis Contrae músculos del útero y de los conductos de las
glándulas mamarias.
Glándulas
H. paratotoidea suprarrenales Controla la formación ósea y la eliminación de calcio y
fósforo.
Progesterona Ovarios Prepara el revestimiento del útero para la implantación
del óvulo fertilizado y las glándulas mamarias para
segregar leche.
Inicia y mantiene la producción de leche en las
Prolactina Hipófisis glándulas
mamarias.
Renina y
angiotensina Riñones Controla la presión arterial.
H. tiroidea Glándula tiroides Regula el crecimiento, la maduración y la velocidad
metabólica.
H. estimulante de Hipófisis Estimula la producción y secreción de la hormona
tiroides tiroidea.
Función endocrina de los testículos

La testosterona es una hormona androgénica que en realidad es una prohormona


ya que para realizar su acción fisiológica o farmacológica debe reducirse en posición 5-
alfa-dihidrotestosterona, que es la hormona activa. Es una hormona propia del género
masculino, que permite desarrollar los músculos del hombre con muy poco esfuerzo.
Las mujeres producen poco o nada.

 Derivados sintéticos de la testosterona

Los derivados de la testosterona se originan a partir de modificaciones de su


estructura química.

A) Testosterona oral: El agregado de grupos metilos en C1, C7 y C17 aumenta la


actividad biológica. La 17-alfa-metiltestosterona es un derivado especial porque
conserva su acción androgénica y es activa por vía oral. La fluoximesterona es un
derivado fluorado en C9 de la metiltestosterona. Estos derivados alquilados de la
testosterona son metabolizados lentamente en el hígado, después de su absorción oral.
Sin embargo la hepatotoxicidad, ictericia colestásica principalmente, y la incidencia de
adenocarcinoma hepático aumenta en pacientes tratados durante períodos prolongados
de tiempo con estos andrógenos 17-alquil-sustituídos. La testosterona natural, en
cambio, sufre una rápida degradación en su primer paso por el hígado y no produce
prácticamente estos efectos adversos.

B) Testosterona parenteral: La esterificación de la testosterona en posición del OH en


C17 aumenta la liposolubilidad de la testosterona y prolonga su acción. El propionato
de testosterona es particularmente activo por vía parenteral y de acción relativamente
corta, 1-2 días. El ciclopentilpropionato o cipionato y el enantato son andrógenos de
acción prolongada. Administrados por vía intramuscular profunda producen efectos
androgénicos durante 2 ó 3 semanas. Los ésteres son convertidos en testosterona libre
en la circulación. La testosterona se ha administrado también por vía subcutánea y
últimamente se ha administrado testosterona por vía transdérmica a través de un parche
autoadhesivo que se aplica en la piel del escroto, aprovechando que en esta superficie la
absorción es considerablemente mayor que en el resto de la piel.

 Síntesis, secreción y circulación de la testosterona

Las células de Leydig del testículo son el lugar de síntesis principal de la


testosterona a partir del colesterol. También se puede sintetizar en la zona rugosa de la
corteza suprarrenal, en las células tecales del ovario y en la placenta. La gonadotropina
hipofisaria LH, hormona luteinizante, es la hormona reguladora específica de la
producción de la testosterona. La acción de la LH, está mediada por la activación de la
adenilciclasa y proteínas específicas reguladoras de nucleótidos de guanina (proteínas
G), para la producción intracelular de AMPc. Además la acción de la LH, también
puede precipitar la activación de fosfolipasa C e incremento de la producción de los
segundos mensajeros, diacilglicerol (DAG) e inositol trifosfato (IP3) a partir de
fosfoinositoles de la membrana plasmática. Otras hormonas que influyen en grados
variables la síntesis de la testosterona, son la prolactina, el cortisol, la insulina, factor de
crecimiento insulínico (insulin-like growth factor), estradiol, e inhibina. El AMPc activa
la captación de acetato procedente de la glucosa o del metabolismo lipídico y la síntesis
del colesterol en el retículo endoplásmico liso. El colesterol es transformado por
enzimas mitocondriales en pregnenolona, que es el precursor de la testosterona, vía 17-
alfa-pregnenolona, dihidroepiandrosterona, androstendiona y finalmente testosterona.
Las células testiculares de Sértoli, tienen como función principal el control de la
espermatogénesis y su función biológica es regulada por la gonadotropina FSH u
hormona folículoestimulante. Las células de Sértoli también producen una proteína
transportadora de andrógenos, ABP, (androgen binding protein), que sirve para fijar la
testosterona en el testículo y es la proteína específica en el transporte de testosterona por
la circulación sanguínea. Las células de Sértoli también producen testosterona en
cantidades limitadas. Estas células están localizadas en los túbulos seminíferos y la
testosterona producida parece tener una acción local de especial importancia en la
espermatogénesis. La testosterona producida por las células de Leydig, es la que pasa a
la circulación sanguínea. La concentración plasmática de testosterona en el adulto
normal es de 300 a 1000 nanogramos/dl. Antes de la pubertad la concentración es menor
a 20 ng/dl. El contenido de testosterona en el testículo humano es de aproximadamente
300 ng/g de tejido. En el hombre adulto el testículo produce entre 2,5 y 11 mg/día de
testosterona. En la mujer los ovarios y las suprarrenales producen aproximadamente
0.25 mg/día de testosterona. La LH y la FSH tienen también efectos tróficos al
estimular el crecimiento testicular, en el que también interviene la hormona del
crecimiento. La testosterona a través de un mecanismo de retroalimentación negativa
inhibe la secreción de gonadotropinas aunque este mecanismo no ha sido
completamente aclarado. De todos modos es evidente que disminuye la liberación del
factor de liberación gonadotrópico. Las células de Sertoli secretan una serie de
proteínas, algunas de las cuales entran en la luz del túbulo seminífero y son importantes
para la espermatogénesis, mientras que otras son segregadas hacia la capa basal de las
células y entran en la circulación sistémica. Así las células de Sértoli segregan la
mencionada ABP, transferrina y un agente de tipo hormonal llamado inhibina. La
administración parenteral de testosterona y de andrógenos anabólicos, sobre todo si
estos últimos son usados indiscriminadamente o durante períodos prolongados de
tiempo, producen la supresión por retroalimentación negativa de la secreción de LH.
También en dosis altas suprimen la secreción de FSH, lo que conduce a medio o largo
plazo a la atrofia o hipotrofia del tejido intersticial y la anulación o marcada
disminución de la producción endocrina de testosterona.
 Mecanismo de acción

La testosterona y los andrógenos atraviesan fácilmente la membrana celular y se


unen a receptores intracelulares específicos. Estos receptores que han sido purificados,
son proteínas con un peso molecular de aproximadamente 120 kilodaltons. Su síntesis
está determinada genéticamente en el cromosoma X. La DHT se une en un sitio del
receptor cerca de un grupo carboxilo terminal. El complejo receptor-esteroide se
activa y es transportado al núcleo celular y se une en un sitio receptor del ADN,
aumentado la actividad de la ARN polimerasa y la formación de ARN mensajeros
estimulando la síntesis de proteínas celulares responsables finales de las acciones
fisiofarmacológicas. El músculo esquelético no posee receptores de testosterona o a la
DHT por lo que los efectos anabólicos no son aún lo suficientemente explicados. Se ha
sugerido que los andrógenos podrían bloquear en el músculo los receptores citosólicos
de los glucocorticoides inhibiendo las acciones catabólicas de estos agentes.

 Acciones fisiofarmacológicas

1. Acciones sexuales: La testosterona es necesaria para el normal desarrollo de los


genitales externos. Ello incluso durante el primer trimestre de la vida fetal. Si la síntesis
fetal de andrógenos es insuficiente, por un error enzimático congénito o por defectos del
receptor, el fenotipo genital puede ser femenino o ambiguo. Son los llamados
pseudohermafroditas (síndrome de Morrison), los verdaderos hermafroditas tienen
ovario y testículo. En la época prepuberal hay una secreción mínima de testosterona. A
través de mecanismos no bien conocidos, las secreciones de LH y FSH aumentan
progresivamente en la pubertad. El tamaño testicular crece también por acción de la
hormona de crecimiento, el número de células de Leydig aumenta y la concentración
plasmática de testosterona también se incrementa progresivamente dando lugar a la
maduración sexual. Resumiendo la testosterona produce los siguientes efectos sobre los
órganos sexuales primarios:
1. Promueve el crecimiento del escroto, pene y glándulas secretorias sexuales.
2. Aumenta el peso y crecimiento testicular.
3. Estimula la espermatogénesis en los túbulos seminíferos.
4. Estimula la maduración de la espermátida en espermatozoide.
5. La testosterona completa las características del semen y estimula la constitución
definitiva en su paso por el epidídimo y los conductos deferentes.
6. La testosterona aumenta la libido o deseo sexual.

Además la testosterona produce los siguientes efectos sobre las características sexuales
secundarias:

1. Incremento de la masa muscular (acción anabólica)


2. Proliferación de las glándulas sebáceas. La aparición de acné puede relacionarse
con este efecto.
3. Engrosamiento de la piel.
4. Hipertrofia de la laringe y producción de una voz grave permanente.
5. Distribución del vello masculino en: pubis, tronco, extremidades y barba. La
testosterona tiene una relación determinada genéticamente con la aparición de
calvicie en el hombre.
6. Aumento del ritmo de crecimiento de los huesos largos en la pubertad, y
aumento de estatura.
7. Cierre de las placas epifisarias y cartílago de conjunción.
8. Comportamiento más agresivo y mayor vigor físico y muscular en el hombre
que en la mujer.
9. Las acciones anabólicas son también evidentes en otros órganos y sistemas:
hígado, riñón, corazón, médula ósea, etc.

2. Acciones metabólicas: Los andrógenos y la testosterona producen en general efectos


anabólicos y de tipo mineralcorticoide:

1. Aumento de la síntesis de proteínas.


2. Incremento de la retención de nitrógeno y balance de N positivo.
3. Acción miotrófica: Aumento de la masa muscular.
4. Aumento de la estatura corporal: Efecto sobre huesos largos.
5. Aumento del peso corporal.
6. Retención de sodio, cloro y agua: acción mineralcorticoide.
7. Retención de fósforo y potasio.

3. Estímulo de la eritropoyesis: Los efectos eritropoyéticos de los andrógenos son bien


conocidos. La concentración de hemoglobina es habitualmente de 1 a 2g/dl superior en
el hombre adulto que en la mujer o en los niños. Además es frecuente observar una
anemia moderada en hombres hipogonadotrópicos. Los andrógenos estimulan la
eritropoyesis a través de un incremento en la producción renal de eritropoyetina. El
efecto eritropoyético de la testosterona no se observa en ratas nefrectomizadas
bilateralmente, ni en ratas normales que previamente recibieron anticuerpos contra la
eritropoyetina. Debido a estos efectos los andrógenos han sido utilizados para el
tratamiento de anemias aplásicas de distintas etiologías con respuestas variadas.
También fue observado un efecto eritropoyético en pacientes con anemia asociada a
insuficiencia renal crónica (IRC) tratados con andrógenos. Los efectos de la testosterona
en la anemia de la IRC son sin embargo controvertidos. Actualmente se han observado
efectos directos estimulantes de la eritropoyesis en cultivos celulares de médula ósea
por la testosterona. Así se ha demostrado un aumento del desarrollo del número de
colonias eritroides BFU-E y CFU-E en placas de cultivo que contenían testosterona.

 Usos terapéuticos

1. Hipogonadismos: Como tratamiento hormonal sustitutivo. Por falta de producción


de testosterona, debido a enfermedad testicular o de origen hipofisario congénito o
adquirido (falta de secreción de LH). El hipogonadismo puede ser tratado con
andrógenos cuando la pubertad se retrasa en su aparición, aunque el uso terapéutico es
todavía muy discutido en estos casos. La administración de andrógenos no debe ser
continua porque el crecimiento puede detenerse al soldarse las epífisis por la acción
androgénica. El hipogonadismo hipofisario puede responder ocasionalmente a la
administración de análogos de los factores de liberación gonadotrópica como la
leuprolida y buserelina y también a la administración de gonadotropinas hipofisarias.
Cuando el hipogonadismo ocurre después de la pubertad, tras la maduración sexual, las
dosis de andrógenos de sustitución pueden ser menores que en el caso anterior. En caso
de hipopituitarismo (insuficiencia global de la hipófisis anterior) los andrógenos pueden
administrarse conjuntamente con somatotropina, tiroxina y un corticosteroide. La
testosterona debe retrasarse lo máximo posible con el fin de permitir el máximo
crecimiento y estatura.

2. Climaterio masculino: Es un estado fisiopatológico discutido, la castración


quirúrgica por ejemplo se acompaña de signos típicos de supresión tipo climaterio, pero
en el envejecimiento normal esta situación no ocurre. Después de los 50-60 años se
observa una disminución de la libido, disminución de la producción de semen y de la
espermatogénesis, menor actividad sexual y disminución de la masa muscular y
corporal. Puede demostrarse un incremento de gonadotropinas plasmáticas, lo que
indicaría una menor secreción de testosterona. El tratamiento sustitutivo con
testosterona en los casos de andropausia o climaterio masculino, cuyo principal síntoma
es la impotencia está muy discutido y las respuestas positivas son muy poco frecuentes.

3. Osteoporosis: La testosterona y principalmente los andrógenos anabólicos han sido


utilizados para el tratamiento de la osteoporosis postmenopáusica en la mujer con
buenos resultados. El balance de nitrógeno positivo el estímulo a la retención de fósforo
y calcio y la formación del hueso determinan esta indicación. Su utilización clínica debe
ser sin embargo cuidadosamente controlada dado los efectos adversos que pueden
desarrollarse.

4. Anemia: La testosterona fue utilizada en el tratamiento de diversas anemias, en


general su uso puede ser el tratamiento de anemias refractarias. Sus efectos son
principalmente indirectos, previo estímulo a la secreción de eritropoyetina. Se ha
indicado el tratamiento con andrógenos en anemias aplásicas, por mielofibrosis o por
insuficiencia renal crónica. En este último caso la administración de andrógenos ha
caído en desuso por la síntesis de eritropoyetina recombinante humana, de elección en
este tipo de anemia.
5. Carcinoma de mama metastásico: Un 20-30% de pacientes con cáncer de mama
metastásico inoperable, pueden responder con una remisión al tratamiento androgénico.
Su uso es solo paliativo, de segunda línea y los resultados transitorios.

6. Edema angioneurótico hereditario: Este padecimiento se caracteriza por edemas


recurrentes en piel y mucosas. Estos pacientes carecen de la función del inhibidor del
primer componente activador del complemento y los andrógenos parecen aumentar la
concentración plasmática de esta proteína.

7. Usos en estados catabólicos: En casos de desnutrición crónica, pérdida de proteínas,


balance de nitrógeno negativo, los andrógenos pueden ejercer algunos efectos positivos.
Su uso sin embargo debe ser rigurosamente controlado. Se han utilizado en la caquexia
cancerosa y en SIDA, pero el acetato de megestrol los ha desbancado. También pueden
estimular el crecimiento prepuberal en jóvenes con baja estatura. En este último caso se
debe prestar mucha atención porque después de un crecimiento inicial rápido se produce
el cierre acelerado de las epífisis.

8. Rendimiento atlético: Los andrógenos son frecuentemente utilizados en forma


indiscriminada por atletas para mejorar el rendimiento de los mismos. Debe enfatizarse
que todas las drogas anabólicas poseen también efectos androgénicos. Estos efectos
limitan el uso de estos agentes por los efectos adversos que inevitablemente aparecen:
disminución de la espermatogénesis, esterilidad, disminución de la libido, ginecomastia
y efectos feminizantes por supresión de la secreción de gonadotropinas. Las acciones
adversas en hombres adultos son reversibles en general, aunque la supresión de la
espermatogénesis puede persistir durante mucho tiempo o ser permanente.

 Niveles alterados de testosterona en sangre

Los niveles más altos de testosterona se encuentran después de la adolescencia,


entre 800 y 1200 nanogramos por decilitro (ng/dl) de sangre. Estos niveles se mantienen
durante aproximadamente diez o veinte años, después de los cuales comienzan a
disminuir alrededor del 1 por ciento por año.

• Los niveles aumentados de testosterona en sangre pueden ocurrir en:

1. Pubertad precoz.
2. Resistencia a los andrógenos.
3. Cáncer de ovario.
4. Hiperplasia suprarrenal congénita.
5. Enfermedad ovárica poliquística.
6. Cáncer testicular.

• Los niveles disminuídos de testosterona pueden ocurrir en:

1. Hipopituitarismo.
2. Insuficiencia testicular.
3. Retraso en la pubertad.
4. Enfermedad crónica.
5. Prolactinoma.

 Efectos adversos de los andrógenos

1. Efectos androgénicos adversos (masculinización): Estos efectos son dosis


dependientes en general y ocurren cuando los tejidos diana son estimulados
excesivamente. Adquieren una mayor trascendencia en la mujer y en niños en edad
prepuberal. En la mujer puede aparecer crecimiento de la barba, voz grave,
irregularidades del ciclo menstrual, amenorrea, aumento de la masa muscular viril,
hipertrofia del clítoris y otros. Estos efectos ocurren en realidad después de tratamientos
prolongados, como en el tratamiento paliativo del cáncer mamario metastásico. En
niños en la etapa prepuberal, la testosterona acelera el cierre epifisario, produce una
maduración sexual precoz y detención del crecimiento. En los hombres la testosterona
puede producir priapismo, acné, policitemia moderada y aumento del tamaño prostático.
Por este motivo los andrógenos están contraindicados ante la sospecha de un cáncer de
próstata. Los andrógenos también producen una disminución de las HDL (lipoproteínas
de alta densidad) por lo que son aterogénicos.

2. Hepatotoxicidad: Ictericia colestásica. Los andrógenos 17-alquil-sustituidos como la


metiltestosterona y la fluoximesterona pueden producir ictericia colestásica,
caracterizada por ictericia, acumulación y espesamiento de la bilis en los canalículos
biliares de los lobulillos hepáticos. Este efecto puede ser una respuesta idiosincrática.
En principio no hay agresión a los hepatocitos, ni obstrucción de los canalículos biliares
mayores. La ictericia se acompaña de hiperbilirrubinemia, aumento de transaminasa
glutámico-oxalacética (GOT) y fosfatasa alcalina. La ictericia colestásica no se observa
con la administración parenteral de la testosterona. Los andrógenos de uso oral por lo
tanto, deben ser solamente utilizados en tratamientos de corta duración y están
contraindicados en pacientes con enfermedad hepática.

3. Carcinoma hepático: La incidencia de adenocarcinoma hepático aumenta


significativamente en pacientes que han recibido tratamientos con andrógenos 17-alquil-
sustituidos, durante largo período de tiempo (1 a 7 años).

4. Cáncer de próstata: Se ha descrito que varones fisioculturistas que han consumido


anabolizantes androgénicos con la intención de aumentar su masa muscular y
rendimiento físico, han desarrollado carcinoma prostático precozmente (antes de los 50
años).

5. Retención hidrosalina: Por sus efectos mineralcorticoides los andrógenos pueden


producir retención hidrosalina. El edema franco secundario al tratamiento androgénico
solo se observa cuando se administran grandes dosis para el tratamiento de
enfermedades neoplásicas (cáncer). El edema puede ser más importante en pacientes
con insuficiencia cardíaca congestiva o con insuficiencia renal. Este efecto puede
además complicar una hipertensión arterial. La retención hidrosalina puede ser tratada
con diuréticos tiazídicos.

6. Disminución de la espermatogénesis y efectos secundarios feminizantes: En


tratamientos prolongados con andrógenos se suprime la secreción de gonadotropinas
que provoca hipotrofia testicular, disminución del peso de los testículos y supresión de
la espermatogénesis. La inhibición de la secreción de gonadotropinas puede también
ocasionar azoospermia e incremento de la conversión de andrógenos en estrógenos. Por
eso la concentración plasmática de estrógenos aumenta en el hombre que recibe
andrógenos. La actividad de la enzima aromatasa que provoca la aromatización de la
testosterona y su conversión a estradiol es mayor, sobre todo en niños y en pacientes
con enfermedad hepática subyacente. Los efectos secundarios feminizantes son a veces
importantes (ginecomastia, disminución de la libido y de la espermatogénesis) y los
abolizante androgénico esteroideo pueden producir los mismos efectos. Debido a los
numerosos efectos adversos, el uso indiscriminado de andrógenos anabólicos ha sido
prohibido por el Comité Olímpico Internacional y numerosos países se han adherido a
esta resolución.

 Abuso de la testosterona
 Anabólicos y esteroides

Los anabólicos esteroides, más precisamente anabólicos androgénicos esteroides,


pertenecen al grupo de drogas ergogénicas, también llamadas drogas de performance.
Son sustancias sintéticas derivadas de la testoesterona, una hormona natural masculina.
"Anabólico" significa "constructor" o "fabricante", y "androgénico" significa
"masculinizante", es decir que otorga características sexuales masculinas. Los esteroides
derivan de las hormonas; a su vez, los anabólicos esteroides conforman un grupo dentro
de estas drogas hormonales. Un hombre sano produce entre 2 y 10 miligramos de
testosterona al día (las mujeres también la producen, pero en cantidades residuales). Las
hormonas anabólicas ayudan al cuerpo a absorber las proteínas, propician el desarrollo
muscular, óseo y de la piel. Las características androgénicas de la testosterona se
relacionan con la masculinidad: durante la pubertad permite el desarrollo sexual
masculino, el crecimiento capilar en el cuerpo y el agravamiento de la voz.

Estas sustancias están diseñadas para imitar las funciones de crecimiento de la


testosterona, pero afectando mínimamente sus efectos masculinizantes. Hay muchas
clases y combinaciones de propiedades anabólico - androgénicas. Estos productos son
usados desde tiempos relativamente recientes: en 1930 la testosterona fue sintetizada
por primera vez, y se introdujo en la práctica deportiva en los años '40. En las
Olimpíadas de 1952, los rusos arrasaron con las medallas en levantamiento de pesas
gracias a su uso, que desde esa época se hizo masivo. Paralelamente a su utilización, los
médicos notaron sus efectos secundarios. A pesar de ello, su uso fue en aumento hasta
1975, en que fueron prohibidos. Hasta la fecha, el Comité Olímpico Internacional
incluyó 17 clases de anabólicos y compuestos relacionados en las listas sustancias
prohibidas. Durante los años '80, muchos jóvenes no atletas los utilizaron por sus
propiedades de desarrollo corporal, creándose un floreciente mercado ilegal tanto de
producción como de venta de estas drogas. En la actualidad, no solo los atletas usan
anabólicos esteroides. Miles de jóvenes usan estas drogas para aumentar su potencia
muscular, o simplemente por "motivos cosméticos", para mejorar su apariencia física y
autoestima. Además, este consumo no se limita a los hombres sino incluye a un número
creciente de mujeres.

Sus usos médicos son variados, siendo utilizados en terapias contra ciertas clases
de anemia, cáncer de pecho, osteoporosis y otras enfermedades. Algunos médicos
afirman que sería útil su uso post quirúrgico, con el objetivo de mejorar el apetito del
paciente, pero son necesarias mayores investigaciones que sustenten esta posición. El
uso no terapéutico de anabólicos androgénicos esteroides en adolescentes y jóvenes
adultos aumentó significativamente durante las dos últimas décadas. Los más recientes
estudios hechos por The National Institute on Drug Abuse y el National Clearinghouse
on Alcohol and Drug Information de los Estados Unidos prueban que el uso
indiscriminado y sin control de esteroides produce severos problemas a la salud física y
psíquica.

Los anabólicos son normalmente tomados en forma de comprimidos. Algunos que no


pueden ser absorbidos oralmente son inyectados. Su utilización sin fines médicos
acarrea gravísimos riesgos que son potenciados por la utilización de "megadosis": una
dosis normal prescrita con fines médicos varía entre 1 y 5 miligramos; más de 7
miligramos implican una sobredosis; algunos consumidores se aplican megadosis de
100 o más miligramos, implicando intoxicaciones que pueden llegar a ser mortales. El
uso de estas megadosis se debe al falso convencimiento de que a mayores cantidades se
consiguen mejores resultados. Además, llegan a saturarse de hormonas de diferentes
tipos, muchas veces combinadas con otras drogas como ser estimulantes, analgésicos y
anti-inflamatorios. Por otra parte recurren a un consumo "cíclico", creyendo que así
eliminan los efectos perjudiciales y su detección mediante análisis.

En los Estados Unidos estos productos mueven alrededor de 400 millones de dólares al
año. Estas sustancias son elaboradas sin ningún tipo de control de calidad, presentando
impurezas que bien pueden ser catalogadas como venenos.

• Peligros que acarrean:

Se han encontrado abundantes evidencias sobre los perjuicios que el uso de


anabólicos esteroides causan al cuerpo y la mente de sus consumidores. Su uso
prolongado afecta la capacidad de procesamiento de información del cerebro, pudiendo
derivar en enfermedades mentales irreversibles. Además, se detectan síntomas similares
a las adicciones a otras drogas: deseo incontenible de consumir nuevamente,
imposibilidad de reducir las dosis y síndrome de abstinencia. Se ha probado la
dependencia psicológica, estudiándose la dependencia física. Como dato significativo,
se han observado ampliamente estos efectos perjudiciales no solo entre quienes se
sometieron a megadosis, sino también entre quienes lo hicieron con dosis moderadas.
Quienes consumen grandes dosis, típicamente sufren cambios en la experiencia y
características sexuales. Los efectos perjudiciales se pueden dividir en:

En hombres: aunque son derivados de una hormona sexual masculina, la droga


puede afectar el funcionamiento del sistema reproductor. Entre sus efectos se
encuentran: atrofia de testículos e hipertrofia prostática (ambos implican graves riesgos
de cáncer); reducción de la producción de esperma; impotencia; calvicie; dificultad o
dolor en la micción; desarrollo de pechos. Además, puede afectar al autocontrol de la
agresividad y el manejo sexual.

En mujeres: las mujeres pueden experimentar, entre otros problemas, la


"masculinización": hipertrofia de clítoris; desarrollo anormal de vello facial y corporal;
agravamiento de la voz.
En ambos sexos: ictericia; acné; temblores; dificultades respiratorias; dolor,
hinchazón y edema (acumulación de líquidos) en articulaciones; aumento de presión
arterial; aumento de posibilidades de lesiones en músculos, tendones y ligamentos; gran
incremento del riesgo de contraer cáncer en diversas formas.

Estos efectos son especialmente peligrosos en preadolescentes y adolescentes, ya


que su utilización aún en dosis mínimas puede afectar irreversiblemente el crecimiento.
Por ello, su prescripción médica es sumamente rara, reduciéndose a casos de
enfermedades graves. Por otra parte, el factor de riesgo de caer en adicción a éstas y
otras sustancias, desaconsejan su uso. La forma inyectable expone al contagio con el
virus HIV (que produce el SIDA), además de otras enfermedades infectocontagiosas. Es
un hecho que muchos adictos a sustancias inyectables no solo no utilizan agujas
desechables, sino además comparten las agujas sin esterilizar. Los efectos de los
anabólicos sobre la mente fueron objeto de investigaciones en la Universidad de
Harvard, donde se demostró que provocan diferentes trastornos psicológicos como:
depresión; extrema irritabilidad: incremento en la agresividad, llegando a agresiones
físicas e incluso homicidios; celos paranoicos; sentimientos de invencibilidad;
expresiones grandilocuentes; megalomaní.

 Declinación sexual
Llamamos Andropausia al proceso por el cual las capacidades sexuales del hombre
van declinando con la edad, a la par de otras funciones orgánicas. Así como la mujer
tiene su climaterio, debido al cual y luego de la menopausia, ya no podrá engendrar, el
hombre va perdiendo potencia sexual; pero, en este caso, sin ciclos tan marcados ni
pérdidas tan abruptas. La actividad sexual del varón no está atada a periodos regulares
como en el caso de la mujer, pudiendo engendrar en cualquier momento por la constante
producción de espermatozoides. Tampoco presenta un punto límite preciso, como lo es
la menopausia para ella. Un hombre puede, así, tener la capacidad de procrear aun hasta
muy avanzada edad. En algunos hombres esta función puede mantenerse hasta pasados
largamente los 70 años, dependiendo de cada caso. Por ello, muchos consideran que el
término andropausia (pausia, del griego, cesación, corte) no es correcto. Tampoco lo
sería, entonces, climaterio masculino (del griego, escalón, refiriendo a un cambio de
estadio), ya que no se produce un cambio abrupto y puntual, sino más bien progresivo.
Hechas estas observaciones, y mientras la ciencia aporte un término más apropiado,
usamos el término andropausia para englobar las alteraciones que comienzan a afectar al
varón desde alrededor de los 50 años en más, y que tienen que ver con el progresivo
descenso del nivel de andrógenos, es decir, hormonas masculinas. La actividad de estas
hormonas repercute en muchos procesos del organismo, pero sus consecuencias se
perciben muy especialmente en la capacidad sexual.
CONCLUSIÓN

La testosterona en el varón se produce en los testículos. Cuando un niño está


creciendo en el útero los andrógenos que él mismo produce (andrógenos fetales) son los
responsables del desarrollo de los órganos sexuales (pene, próstata, testículos) y es lo
que los diferencia de las mujeres, al punto que si estos andrógenos fetales estuvieran
bajos o ausentes el niño nacería genéticamente varón pero con ciertas características
femeninas.

Durante la pubertad y a través de la adultez la testosterona es responsable de la


producción espermática, de la respuesta sexual y de los caracteres masculinos; aumenta
la excitación sexual, en el adolescente varón empieza a desarrollarse el crecimiento
piloso (crecen pelos en las piernas y brazos, la barba y el pecho, y en la zona del pubis).
Aumenta su masa muscular, la fortaleza ósea y la voz se vuelve más grave. Aumentan
las erecciones y se producen eyaculaciones (incluso durmiendo).

A medida que los varones envejecen, los niveles de testosterona decrecen,


llegando a niveles bajos en sangre. A este estado se lo ha llamado “andropausia”. Se
calcula que, al menos, 5 millones de varones sufren de niveles anormales de
testosterona (cuando caen a niveles marcados hablamos de hipogonadismo). Esto se
puede dar en jóvenes y en adultos tanto como en ancianos.
BIBLIOGRAFÍA

Testosterona [en línea]


[fecha de consulta: 10 de junio 2006]
Disponible en:
<http://www.drogas.cl/anabolicos.htm

Anabólicos [en línea]


[fecha de consulta: 10 de junio 2006]
Disponible en:
<http://www.saludalia.com/Saludalia/web_saludalia/vivir_sano/doc/alcohol_y_drogas/d
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Manual de Merck de información médica para el hogar. Editorial Océano, 1997.


Sección 13: “Trastornos Hormonales”. Capítulo 143
Pags: 723-726.

Ganong. William F. “Fisiología médica”, 19ª edición.


Sección IV: “endocrinología, metabolismo y función reproductiva.
Capìtulo 23: “Las gónadas: desarrollo y función del sistema reproductor”.
Pags: 467-470.
Testosterona: usos
médicos.

Nombre: Karen P. Chávez E.


Docente: Dra. Christine Rojas H.
Cátedra: Fisiología.
Fecha: 28.06.2006

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