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INDICE e INTRODUCCIÓN
INTRODUCCION 15
1.1.- La etimología
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1.2.- La sinonimia 69
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
Apéndice I: El eneagrama
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Bibliografía y referencias bibliográficas
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
1.- El yo
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1.1.- El yo físico
284
1.2.- El yo fisiológico
284
1.3.- El yo metafísico
284
1.4.- El yo gnoseológico 285
1.5.- El yo psicológico 287
1.6.- El yo social
289
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
3.- El autopconcepto
296
4.- La austoestima
299
5.- El autocontrol
302
6.- El cerebro y la identidad del yo 304
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
357
7.6.- La angustia
359
7.7.- La ansiedad personal 360
7.8.- La ansiedad social
362
7.9.- El estrés
363
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
Cualquiera que lo haya leído se habrá dado cuenta de que todo esto
constituye una falsedad vergonzosa. La noticia no se corresponde con el
contenido del libro. Han creado la noticia al margen de toda realidad. La
objetividad ha dejado paso al sensacionalismo y a la manipulación.
Fue por tanto una denuncia falsa, una imputación maledicente, una
calumnia perversa, arrojada a los espacios de la opinión pública con medios y
formas prepotentes apoyados por otros intereses: el sensacionalismo, la coartada,
el encubrimiento, los intereses políticos concentrados en la vida universitaria,
etc.
Utilizando los pocos espacios que me han ofrecido, he tratado por todos
los medios de situar esos párrafos en su sitio (en su contexto) para que todos
entiendan su verdadero sentido, pero todo ha sido en vano. Ante la opinión
pública sigo siendo un racista, un sexista y un xenófobo.
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
El libro ha tenido que ser retirado del mercado por presiones de los
medios de las autoridades académicos y los medios de comunicación. El autor ha
sido descalificado, odiado, repudiado, insultado, denunciado y condenado sin
juicio previo. El talante liberal de los responsables de las instituciones en manos
de la derecha fue vilmente profanado y el autor del libro, sancionado. En manos
de la derecha la tolerancia y el liberalismo son compañeros de viaje, pero jamás
duermen en la misma cama.. Al fariseísmo, la gazmoñería, la farsa y la
santurronería se añaden la hediondez, la pestilencia, la fetidez y la carroñería que
esa mezcla de liberalismo y tolerancia desprenden en manos de la derecha
retrógrada.
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
Las ideas, si no son del agrado propio, se combaten con otras ideas, y
los libros, con otros libros. Sólo cuando no hay ideas o libros que oponer, es
decir, sólo cuando no hay razones, se pasa a la descalificación y al insulto. En
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
estos alumnos también tienen pavor; han sufrido presiones y amenazas. Por
último, la gente tiene miedo de la misma manera. Me escriben y me llaman. Me
escriben y me llaman incluso de países extranjeros denunciando la intransigencia
y los procedimientos inquisitoriales de este país. Reconocen que no hay libertad,
me ofrecen su ayuda y me animan a publicar este libro en otros medios
culturales donde los aires de libertad sean más puros. Se dan cuenta de que aquí,
en este país llamado democrático, no sólo piden la retirada de mi libro, sino que
también piden mi cabeza. Lo más sorprendente es que también tengo cartas de
países poblados por razas negras y amarillas que reconocen estas diferencias
entre unos grupos y otros y se encuentran muy de acuerdo con mis percepciones
de las realidad sintiendo una especie de orgullo por no tener el mismo color que
los demás. Esas mismas cartas y llamadas las tengo también de mujeres que se
sienten satisfechas de ser mujeres y que por nada del mundo renunciarían a los
rasgos de la feminidad que las diferencian de los hombres.
Pero, insisto, son voces calladas, silenciosas, que no salen a la luz de los
medios de comunicación porque tienen un miedo pavoroso, rechazando, de paso,
la suerte de vivir en un país que, en nombre del progresismo, muestra su
verdadero rostro, despliega la bandera del insulto y blande la espada de la
intolerancia amenazando con la quema de libros y el corte de cabezas a todo
aquel que se atreva a discrepar de sus ideas. Desde el estado de indignidad al que
me han reducido a través de esta campaña despiadada quiero denunciar este
estado de cosas: el estado de intolerancia por parte de unos y el estado de miedo
y cobardía por parte de otros que por otras razones no confesables también son
intolerantes El estado de derecho, si quiere ser preservado, tiene que tomar las
medidas oportunas para que los poderes de los medios de comunicación no sean
ilimitados. Y entiendo que la primera limitación que debe imponerse como base
de todas las demás es el respeto a la verdad.
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
Cuando este libro salió a la luz, los más intolerantes del mundo de la
cultura, de la política, de la Universidad y del periodismo me persiguieron y
atacaron desde casi todos los medios de comunicación, me llevaron ante los
Tribunales de Justicia, me abrieron un expediente disciplinario en la Universidad
y pidieron a voz en grito mi inhabilitación como catedrático.
Hoy vuelvo a poner este libro a disposición del público en general con la
seguridad de que la reacción de los lectores va a ser más o menos la siguiente:
'¡pues no era para tanto!'.
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
las personas entre racistas y no racistas y para repartir los carnets de inteligencia
y talento de cara a la opinión pública para que todos sepan cuáles son los libros
que tienen que aceptar y los libros que tienen que repudiar y condenar. El
contenido de estos libros es lo de menos. Lo sustancial y autentico se trivializa o
se falsifica de forma sensacionalista y bochornosa, al paso que lo superficial, lo
esperpéntico y erubescente, se eleva a la categoría de sublime y distinguido.
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
Pues bien las cualidades de los seres son accidentes que se expresan por
medio de los adjetivos. Es por esto por lo que un lenguaje sin adjetivos puede
construirse, pero desde ese momento hay que renunciar a la aspiración de que
ese lenguaje exprese siquiera mínimamente la realidad. Además de pobre,
resultaría ser falso.
Para todos esos que piensan que el uso de los adjetivos es un abuso que
contribuye a eliminar o desvirtuar la esencia del lenguaje por entender que lo
mancillan, lo empobrecen, lo enlodan y lo esterilizan, vuelvo a tomar
nuevamente la palabra de J. PLA en su libro "Notas Dispersas" cuando se refiere
a la creación literaria:
"el proceso es el mismo que el de la germinación vegetal en relación con la tierra. Las
tierras más aptas son la que tienen más abono, más estiércol y son, a la vez, las mejor alimentadas
y bien regadas. Dicen los payeses: 'a este campo le falta estiércol. Es un campo demasiado
mineral, aquí no hay nada que alimente'. De algunos escritores -¡pobre de mí!- podría decirse lo
mismo. Les falta estiércol, su esterilidad mineral es excesiva".
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
En mis libros hay muchos adjetivos utilizados con mejor o pero fortuna,
con más o menos acierto, pero esos adjetivos son el estiércol que hace fecundo el
mensaje que he tratado de transmitir a base de los sustantivos, los verbos, los
adverbios, las preposiciones y demás partes gramaticales de la oración. Entiendo
que el uso acerado de los adjetivos constituye la riqueza del lenguaje,
determinan su brillo y su esplendor, incrementan su belleza y su hermosura,
aportan lo más necesario para su graciosidad, su atractivo y su sublimidad, le
confieren lo que necesita para ser encantador y seductivo. Un lenguaje sin
adjetivos es como una mujer que puede ser muy hermosa, pero que, devorada o
consumida por una anorexia degenerativa, sale a la calle mostrando únicamente
su esqueleto. Los adjetivos no son la hojarasca del lenguaje como afirman estos
depredadores de las palabras. Son más bien la salsa que lo hace inteligible, vivo,
sabroso y atractivo. Basta con leer algunos capítulos de los libros que hoy se
escriben, algunas columnas de los periódicos o algunas páginas de las revisas
para darse cuenta de la enorme diferencia que hay entre unos lenguajes y otros,
sobre todo, la que hay entre los lenguajes fluidos, sugerentes y ricos en matices y
los lenguajes pesados, estériles, empobrecidos, espesos, vacíos e insoportables.
"Una obra puede ser formalmente perfecta y ser una inanidad. Escribir, bien, pues, es
muy importante, pero aun es más que detrás de cada palabra haya algo. Si se da la conjunción, el
resultado es sorprendente" (J. PLA).
Ese algo que hay detrás de cada palabra, lo más atractivo y sugerente, es
precisamente lo que está a cargo de los adjetivos, no a cargo de los sustantivos.
Que esos adjetivos hayan resultado molestos para muchos, eso no es razón para
que yo los suprima o elimine si entiendo que los que he elegido son los que
mejor expresan esa parte de la realidad que no es sustancial, pero que es
absolutamente necesaria para la existencia y la comprensión intelectual de la
realidad total en toda su riqueza y perfección. No es razón que yo los elimine
cuando esa realidad que he querido reflejar es la realidad de la propia
personalidad humana en sus dos dimisiones, la personalidad normal y la
penalidad psicopática. Cada rasgo de la personalidad, ya sea normal ya sea
anormal, tiene una expresión verbal y esa expresión verbal es un adjetivo.
Podemos llevar las disquisiciones del lenguaje hasta donde queramos, pero, si lo
que pretendemos es reflejar lo que somos en cada instante, en estado de salud o
en estado de enfermedad, no tenemos más remedio que acudir a estos adjetivos.
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
ostentan ciertos tipos de personalidad. Ahora bien, tomado ese rasgo junto a
otros como 'conjunto' producen una determinación tal en la inteligencia que
muchas veces algunos terminan diciendo: 'no cabe duda; el que posee ese
conjunto de rasgos no puede otro que fulano de tal'; o bien: 'ese soy yo; está
hablando de mí'. Lo que era un nombre adjetivo común o un conjunto de
nombres adjetivos comunes se ha convertido en un nombre propio. Con lo cual
muchas personas aquejadas por es mal que llamamos 'susceptibilidad' e
'irritabilidad', en psicología, o los que vulgarmente llamamos 'picajosos', en el
lenguaje de mis paisanos, se sienten aludidos, arremetan contra uno con toda su
artillería pesada (porque no tienen otra, la finura no va con los picajosos) y son
capaces de llevarle a uno ante los tribunales.
Mal negocio este del lenguaje rico en matices o rasgos cuando se trata
de reflejar la realidad psíquica de las personas. Eso de verse reflejados en un
espejo que creen que no ha sido fabricado para ellos puede llevarles a cometer la
mayores locuras. Partiendo del odio o el resentimiento cuando se creen aludidos
inician un proceso que puede desembocar en cualquier estado psicopático como
los que se describen minuciosamente en el último capítulo de mi libro "La
psicología de la personalidad y sus trastornos".
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A algunos, por querer ser liberes para expresar lo que piensan, los llevan
a la cárcel o les a abren un consejo de guerra como a Boadella del que habla la
prensa estos días. A otros nos llevan a la checa o nos mandan al Torquemada de
turno para que nos pongan sobre el potro de tortura o nos quemen directamente
en la plaza pública junto con nuestros libros. ¿Libertad de expresión, decía
usted?. Pero, hombre ¿de qué me está usted hablando?.
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
¿Hay algo más incompatible que esto con esa enteleqia que conocemos
como política, periodismo, negociaciones, moralidad, opinión pública, juicios y
tribunales, usos u costumbres, educación cívica, cultura autonómica, derechos
adquiridos, sindicalismo, federalismo, nacionalismo, educación en valores,
hechos diferenciales, feminismos, ecologismos, reglamentos, fariseísmos,
avenencias, convenciones, connivencias, transaciones, plataformas,
acatamientos, cumplidos, disimulos y presunciones?
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Juan José López Ibor (el padre de la saga de los médicos del mismo
apellido) prologó mi novela "Edad Prohibida"; yo presenté el libro de Juan
Antonio Vallejo Nágera, "Mishima o el Placer de Morir", descubriendo por pura
intuición y gran asombro suyo, que era un capítulo que le resultó excesivamente
largo pero que concibió para su más importante y amenísima obra "Locos
Egregios"; él mismo escribió la introducción a mi novela "Los Renglones
Torcidos de Dios"; con el psiquiatra y humanista Enrique Rojas he mantenido
una larga correspondencia, harto generosa por su parte, acerca de la personalidad
de esa oligofrénica media que protagoniza mi próxima obra. Y aquí me tienen
ustedes aceptando, osadamente, la invitación que me hace el profesor Guillermo
Quintana de prologar su magna obra LA PSICOLOGÍA DE LA
PERSONALIDAD Y SUS TRASTORNOS.
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
Estoy seguro de que esta obra será leída con avidez, por los alumnos,
colegas afines del autor; mas yo desearía que lo fuese también por los profanos;
por los que no saben y quieren saber; porque verán premiada su noble curiosidad
con la claridad en la exposición y la profundidad en el concepto.
INTRODUCCION
Para un lector poco avezado en los temas de la psicología de la mente
humana puede parecer que los temas de mis libros son distintos o, mejor,
divergentes. Un visión superficial obligaría incluso a situarlos en direcciones
contrarias como si la atención del autor hubiera pasado por encima de las cosas
más diversas de la realidad humana sin pararse a analizar en serio ninguna de
ellas. Sin embargo la razón de ser de todo lo que he escrito es siempre la misma:
la vida como realidad originaria del ser humano, su dimensión personal, su
dignidad y su valor absoluto. En efecto:
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
El título del primero de estos dos libros es una concesión gratuita que
viene impuesta por el tipo de actividad a la que me dedico profesionalmente. Lo
esencial del libro se centra en dos puntos muy concretos: a) la capacidad que le
permite al hombre pensar y b) los pensamientos que produce poniendo en
ejercicio esta capacidad (pensamiento eidético, pensamiento apofántico y
pensamiento lógico o racional).
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
En cada individuo humano hay una única vida que es vivida según tres
niveles distintos: el nivel ontológico, el nivel psicológico y el nivel fisiológico.
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Quintana. G.- “La psicología de la personalidad y sus trastornos”
A los individuos humanos les acontece lo mismo que a todos los seres
del mundo físico. El choque con los otros seres los modifica o transforma según
pautas o modelos distintos que dependen de muchos factores (variables). Esto
hace que, al modo de ser sustancial que tiene, se añada otro modo de ser
accidental o secundario. Por ejemplo, el perro, sin dejar de ser perro (modo de
ser substancial), puede resultar agresivo o manso, sobrio o glotón, ladrador o
callado, sano o enfermo, etc. Su vida esencial es la vida de perro lo mismo que la
vida de todos los perros. En esto no es posible cambio o variedad alguna. Pero
esa vida puede ser ejercida de distinta manera, como acabamos de ver. El primer
modo o estilo de vida es esencial, mientras que el segundo es accidental.
A los seres humanos les acontece lo mismo. Hagan lo que hagan, su vida
es esencialmente personal, es decir racional. Pero cada uno vive la suya. La vive
a su manera, según su estilo, según sus propios hábitos. Este modo peculiar de
vivirla es su 'personalidad'. Y, por lo que acabamos de insinuar, esta vida es
accidental, adquirida, alterable o modificable. Esta diferencia de la personalidad
respecto de la persona es lo que se expresa en el libro con esa frase: persona 'se
es' de un modo absoluto, mientras que la personalidad 'se tiene' de un modo
relativo o accidental.
Hay, por tanto, una vida personal 'ontológica' que es común a todos los
seres humanos, universal e inmutable, y una vida personal 'psicológica' que es
particular, privada y alterable o modificable. Es decir, una vida que se puede
orientar en un sentido o en otro dentro de la amplia gama de las actividades que
el hombre puede realizar; una vida que se puede construir o destruir, enriquecer
o depauperar, perfeccionar o degradar, etc. Esto es lo que he querido expresar
antes con la palabra evolución, utilizada aquí en su sentido amplio o poco
riguroso.
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Abril, 1996.
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