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civilización occidental desde los años
Los ‘hippies’ y su ‘flower power’
desaparecieron, pero su droga
T
alucinógena más famosa, el LSD,
todavía sigue entre nosotros. Ahora que
su descubridor, el químico suizo Albert
Hofmann, está a punto de cumplir 100 años,
‘tripis’ más baratos y con dosis más bajas
han llegado a las noches de fiesta como una
sustancia más que añadir al alcohol, el
cannabis o las drogas de síntesis. El ácido
lisérgico, el de los juegos caleidoscópicos y
también el de los ‘malos viajes’, sigue su ruta.
18 interviú 3 de octubre de 2005
Alberto Gayo
agayo.interviu@grupozeta.es
odos buscamos algo, la experiencia
cumbre, muchos incluso buscamos res-
puestas cuando lo único que se encuen-
tra son más preguntas. La gente, cuando
consume LSD, tiene unas expectativas
mucho mayores, piensan que van a fli-
par con las alucinaciones, que el mundo
se va a dar la vuelta… no es algo para
jugar”. Marc es un barcelonés de 23
años. No es un hippy contracultural, es
un chaval camino de convertirse en in-
geniero de telecomunicaciones que hace
un par de años añadió a su menú de dro-
gas recreativas el legendario LSD 25
(dietilamida del ácido lisérgico), la sus-
tancia alucinógena más consumida en la
cuarenta. Marc no es un caso aislado. Se
empieza a detectar que aquel ácido de
los años sesenta se está colando ahora
en las noches de fiesta. Un alucinógeno
más que se une al éxito de drogas como
la ketamina o la gama-hidroxi-butirato
(GHB), dos anestésicos cuyo consumo
no sólo provoca alucinaciones sino que
han levantado la voz de alerta entre los
responsables antidroga.
El LSD nunca ha desaparecido de las
estadísticas –su consumo está estabiliza-
do, repiten desde el Plan Nacional sobre
Drogas, y se sitúa en el 1 por ciento de la
población entre los 18 y 65 años– ni de
las cuentas policiales –en el primer se-
mestre de este año se incautaron 12.000
dosis–, pero hasta ahora se pensaba que
los conocidos en la calle como tripis
eran patrimonio de élites experimenta-
das, cuando también se han incorporado
a los fines de semana de marcha.
“Últimamente la gente está tomando
LSD en dosis bajas para irse de fiesta.
Cuando llevan muchos estimulantes (co-
caína y ‘éxtasis’) en el cuerpo y ya ape-
nas consiguen nuevos efectos, se toman
el ‘tripi’ para seguir la fiesta. Cambian
de registro y prolongan con LSD el colo-
cón. Luego está la potenciación de efec-
tos al tomar LSD y cannabis, que son si-
nérgicos, y el reforzamiento de la empa-
tía que se produce mezclando LSD con
la MDMA (principio activo del ‘éxta-
sis’), que al mismo tiempo reduce la alu-
cinosis”, explica el farmacólogo Sergio
Abanades, del Instituto Municipal de In-
vestigaciones Médicas de Barcelona.
Además, interviú ha podido compro-
bar que en discotecas y raves (fiestas se-
miclandestinas donde triunfa la música
electrónica) se vende LSD también en
formato líquido a 6 euros la dosis. “Co-
mo casi todo el LSD es de fabricación
casera, se pueden adquirir pequeños
botes con 50 dosis a 300 euros, donde
cada gota sería una dosis”, explica un
consumidor de Madrid.
Eduardo Hidalgo, responsable en Ma-
CARLOS HOYS
drid de Energy Control (colectivo que de-
dica sus esfuerzos a reducir los daños del
▲
consumo de drogas en las zonas de ocio),
www.interviu.es interviú 19
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Micropuntos
y sellos
del siglo XXI
MICROPUNTO NEGRO ESTRELLA MARILYN GALAXIA ESTRELLA NEGRA MICROPUNTO AMARILLO ALIEN SELLO BLANCO OSITO
BARCELONA • 20 µg BARCELONA • 26 µg MADRID • 19 µg MADRID • 26 µg BARCELONA • 23 µg BARCELONA • 26 µg BARCELONA • 79 µg MADRID • 41 µg BARCELONA • 94 µg

ROJO Y NEGRO EXPLORER MUÑECO TRIÁNGULO ROSA SHIVA NUBE OSITO SELLO VERDE
BARCELONA • 102 µg BILBAO • 37 µg BARCELONA • 35 µg BARCELONA • 19 µg MADRID • 28 µg MADRID • 59 µg VALENCIA • 25 µg SEVILLA • 69 µg

■ interviú, en colaboración
con el colectivo Energy
Control, suministró al Ministerio
de Sanidad 17 muestras de
“LO PEOR ES NO SABER CONTROLAR LAS ALUCINACIONES DELIRANTES”, EXPLICA EL PSIQUIATRA ÁLVAREZ VARA
LSD adquiridas en distintas

▲
sostiene que desde hace años los tripis se plos que más se utilizan), y los flashback, néticamente pueden hacer debutar pro- cal de la Comisión Clínica del Plan Na-
ciudades españolas. Los
análisis han sido realizados por
utilizan para algo más que para vivir una la vivencia de la experiencia que se tuvo cesos de esquizofrenia. Además, también cional sobre Drogas, asegura que el prin-
la Agencia Española de experiencia visionaria, “hay jóvenes que bajo los efectos del ácido tiempo después. puede hablarse de un tipo de psicosis in- cipal problema es “la angustia, el estado
Medicamentos mediante usan LSD como una sustancia más, pero “Entre los riesgos destaca que las alu- ducida por el LSD”, comenta Abanades. de alerta que crea dependiendo de los

▲
técnicas cromatográficas y que reclaman dosis más pequeñas para cinaciones en personas predispuestas ge- Carlos Álvarez Vara, psiquiatra y vo- fenómenos que se perciben. Lo peor es el
espectrometría de masas. [La no sufrir efectos que puedan estropear el
medida de las muestras se ritmo de su fiesta. El LSD a dosis norma-
expresa en miligramos (µg)]. les o altas produciría alucinaciones o vi-
siones que podrían llevarles a situaciones
no deseadas. Estos consumidores buscan
continuar de marcha con algunas risas y
La leyenda de distorsiones leves, pero nada más. Y eso
se confirma en las muestras analizadas”.
las cervezas Eduardo se refiere a 17 tripis facilita-
dos por esta revista al Ministerio de Sa-
y las calcomanías nidad en agosto pasado para su análisis
de pureza (ver cuadro). Todos fueron ad-
ay dos leyendas urbanas sobre el LSD. La
H primera se refiere a la fabricación de tripis
con 12 latas de una famosa cerveza australiana.
quiridos en el mercado negro de Barce-
lona, Madrid, Sevilla, Valencia y Bilbao
y contenían dietilamida del ácido lisérgi-
Todavía hoy en internet aparece la receta, que co con una media de 42 microgramos
habla de calentar la cerveza en una olla a fuego (millonésimas de gramo). La dosis um-
lento durante 36 horas. Una vez evaporada, en el bral –por debajo no tendría ningún efec-
fondo aparece la ergotamina, precursor del LSD. to– es de 20 microgramos, una dosis leve
Con un vaso de leche desnatada se conseguiría estaría entre los 25 y los 50 microgra-
neutralizar el pH de la ergotamina. Después del mos, la dosis activa normal se sitúa entre
lío que montas en la cocina no hay nada en la los 50 y los 150 microgramos, y la fuerte
cacerola. La otra leyenda llegó al paroxismo con entre los 150 y los 400 microgramos. De
informes policiales y hospitalarios. En los noventa las 17 muestras, aunque la mayoría supe-
se dijo que había individuos que regalaban a los ra la dosis umbral, sólo cinco pueden
niños en los colegios calcomanías impregnadas considerarse como ácidos que produci-
de ácido lisérgico. Todavía los están buscando. rían efectos alucinatorios importantes.
Los efectos del LSD más comunes a
dosis normales o altas van desde las ilu-
siones, ver objetos que están en la reali-
dad pero deformados; las alucinaciones,
la aparición en el entorno de algo que no
■ Carmen Moya, delegada para el Plan Nacional sobre existe; la disestesia, la percepción por un
Drogas admite que el perfil del consumidor de ácidos no sentido de algo que habitualmente se per-
es el de décadas anteriores, que era mucho más cibe por otro sentido (escuchar el sonido
ideologizado y contracultural. de una luz o tocar el viento son los ejem-
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Los 100 años de Albert Hofmann

entro de pocos meses,
D el 11 de enero de 2006,
Albert Hofmann cumplirá
cien años. Este químico
suizo ingresó en 1929 en los
laboratorios Sandoz, donde
investigó el cornezuelo del
centeno, una seta que
prolifera en este y otros
cereales. En 1938, Hofmann
logró sintetizar la sustancia
número 25 del cornezuelo, la
dietilamida del ácido
lisérgico, buscando una
sustancia que estimulase la
circulación y la respiración.
Los trabajos quedaron
aparcados hasta el 16 de
abril de 1943, cuando
purificando el ácido tuvo un
mareo y empezó a ver
imágenes fantásticas. Tres
días después realizó un
nuevo autoensayo y el viaje
en bicicleta que separaba el
laboratorio de su casa fue
contundente: “Todo se
tambaleaba en mi campo
visual y estaba distorsionado mos de un consumidor desideologizado
como un espejo alabeado”,
escribiría en su informe.
y menos habituado a esta sustancia”.
“Los ‘tripis’ nunca han dejado de es-
En 1947, el LSD se empe- tar ahí. No ha habido un pico pero están
zó a utilizar en pacientes con presentes también como droga de entre-
esquizofrenia, psiquiatras tenimiento. Ahora hay un nuevo resurgir
californianos investigaban y de la psicodelia, junto con los hongos y
hablaban de las propiedades las drogas de síntesis compradas vía in-
futuras del LSD como la pa- ternet”, afirma José Carlos Bouso, psi-
nacea. Pero Hofmann se dio cólogo e investigador de la Universidad
cuenta de que su “hijo predi- Autónoma de Madrid.
lecto” podía convertirse en A pesar de que todos los expertos con-
infernal. Cuando llegó la sultados resaltan que el LSD no crea de-
contracultura hippy a EE UU pendencia y que es una droga segura
y el consumo de tripis se puesto que la dosis letal es 600 veces la
extendió imparable, la dro- dosis umbral –habría que ingerir a la vez
ga fue prohibida, aunque 600 tripis de 20 microgramos para que
luego la CIA la probaría co- produjese la muerte–, el denominado mal
mo instrumento en los inte- viaje producido por alucinaciones no
rrogatorios. Hoy, un equipo controladas donde las obsesiones o ame-
de la Universidad de Har- nazas pueden llevar a la paranoia son la
vard ha pedido permiso pa- principal preocupación. Por ello, son cla-
ra administrar LSD a enfer- ves el set, el estado emocional en el que
mos con migraña. Albert se encuentra el consumidor, y el setting,
Hofmann, de 99 años, pasa el entorno en el que se consume, que de-
los días en Suiza viendo be estar alejado de ambientes ya de por sí
cómo todavía se habla de distorsionadores como las discotecas.
su hijo más díscolo. Una de las principales incógnitas del
LSD es saber cuál es el mecanismo que
activa el ácido en nuestro cerebro para
▲

control de los fenómenos alucinatorios provocar alucinaciones. Lo poco que se

‘Viajeros’ españoles,
de Sánchez Dragó
a Tico Medina
o volveré al LSD. Jamás. Ni el infierno ni la gloria
N del ácido 25. Prefiero seguir hirviendo dentro de
este hermoso purgatorio de la vida”. Así inició en 1968
el periodista Tico Medina el reportaje con el que quería
relatar a los españoles su experiencia psicodélica. Sus
visiones caleidoscópicas le valieron un premio
periodístico, que para más alucinación se lo entregó
Manuel Aznar, abuelo del ex presidente del Gobierno.
Como recoge el libro del historiador Juan Carlos Usó
Spanish Trip, la aventura psiquedélica en España
(editorial La Liebre de Marzo), Luis Racionero, escritor y
ex director de la Biblioteca Nacional, tomó su primera
dosis en la California más hippy entre los años 1968 y
1970; Fernando Sánchez Dragó, escritor y conductor de
un programa en Telemadrid, no ocultó
que una vez al año a él no le hacía
daño, y Fernando Savater, filósofo y
persistente activista contra el
terrorismo etarra y su entorno,
admitió en los ochenta que dejó
de tomar LSD cuando
empezó su adulteración.
Eran otros tiempos, el
LSD perdió su batalla,
tanto en los laboratorios
farmacéuticos como en
la calle.
delirantes, delirios persecutorios a par-
tir de una no correcta percepción e in-
terpretación de la realidad. Las perso-
nas que sufran trastornos de angustia o
ansiedad deben abstenerse de tomar
LSD porque pueden poner en marcha al-
go que estaba en silencio en su cerebro”.
Este psiquiatra, que estudió en Basilea
(Suiza) bajo la dirección de Albert Hof-
mann –el descubridor del LSD 25–, re-
conoce que no existe, hoy por hoy, una
alerta sobre el consumo en España de
“LOS ‘TRIPIS’ SIEMPRE HAN ESTADO
AHÍ. AHORA TAMBIÉN COMO
SUSTANCIA DE ENTRETENIMIENTO”,
DICE EL INVESTIGADOR BOUSO
LSD “porque su consumo baja o sube de
forma intermitente pero no preocupan-
te”, algo que comparte la delegada para
el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen
Moya: “Su consumo está estabilizado.
Los jóvenes están empezando con otras
drogas más accesibles y de mayor socia-
lización como pueden ser el alcohol o el
cannabis. Al mismo tiempo, no estamos
hablando de LSD con las dosis de los
años setenta u ochenta, que eran mucho
mayores, ni de un perfil de consumidor
contracultural e ideologizado. Habla-
sabe es que el LSD activa un receptor ce-
rebral llamado 5HT2A y que interferiría la
comunicación neuronal en la corteza, don-
de se hacen conscientes las sensaciones.
“Al tálamo (en la parte interna del cere-
bro) llega la información de las sensacio-
nes del cuerpo y de ahí las manda al cere-
bro para que las lea, las interprete y las
haga conscientes. Ahí es donde probable-
mente actúa el LSD uniéndose al receptor
5HT2A”, comenta Sergio Abanades.
Marc, el joven barcelonés, recuerda
que el primer tripi lo
compró cuando tenía
21 años –“me costó
12 euros, ahora se
pueden encontrar
por 6 euros”– y se lo
tomó con unos ami-
gos en un hotel de
Marruecos con vis-
tas al mar. “La expe-
riencia es fuerte,
aunque tienes que
tener cuidado de no desinhibirte en ex-
ceso o de cometer alguna locura, pero a
la vez te cambia la manera de ver las
cosas, el mundo, la relación con tus pa-
dres”. Marc ha repetido su consumo y
también recuerda un mal viaje: “Me
sentía amenazado, tuve miedo de perder
el control y volverme loco. Cogí a mi
novia y le dije que nos fuésemos de don-
de estábamos. Lo más importante es que
debes estar centrado en tu vida, por eso
no es una cosa para adolescentes, que
todavía no están hechos”.