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sélo contra el poseedor, sino contra quien, para evi- tar los efectos de la reivindieacién, dejo de poser. De conformidad con el a. 5 CPC el demandado en un jui- cio reivindieatorio puede declinar 1a responsabilidad del juicio sefialando al poseedor que lo sea a titulo de duefio. El a. 6 CPC establece una sancién contra el poseedor que niegue la posesidn, en cuyo caso la per- deria a favor del actor en el juici De lo establecido por el ordenamiento procesal se derivan como elementos constitutivos de la accién ivindicatoria los siguientes: a) Que el actor sea pro- pietario de Ia cosa; b) Que no se encuentre en pose- sin de la misma; c) Que el demandado tenga la po- sesin del bien materia del litigio; d) Que la cosa esté dentro del comercio; e) Que sea determinada al mo- mento de entablarse a demanda; f) Que la cosa no esté unida a otra por via de accesion:; g) Que no se trate de un bien mueble perdido 0 robado que un tercero haya adquirido de buena fe en almoneda o de comerciante que en mercado piblico se dedique a la venta de obje- tos de la misma especie (la mala fe se presupone cuan- do se dio aviso oportuno y piblicamente de la pérdi- da o robo). La Suprema Corte ha establecido que de estos elementos son esenciales dinicamente los prime- 10s (Teais niimero 18). IIL. En cuanto a su naturaleza juridica cabe seftalar ‘que se trata de una pretensién, en virtud de que su cficacia esté condicionada por la egitimacién del actor y-su fundamento juridico. IV. BIBLIOGRAFIA: PALLARES, Eduardo, Tratado de las ‘ecciones civiles, 4a. ed., México, Pornia, 1981; PLANIOL, Marcelo y RIPERT, Jorge, Tratado prictico de derecho civil ‘francés, La Habana, Ed, Cultural, 1939; ROJINA VILLE- GAS, Rafael, Derecho civil mexicano, tomo Ill, Bienes, dere- ‘chor reales y posesin: 4a. ed., México, Pornia, 1976. Alicia Elena PEREZ DUARTE ¥ N. Accién Rescisoria. I. El ordenamiento procesal del Distrito Federal la clasifica entre el grupo de acciones, ejecutivas y la entiende como aquella que tiene por ‘objeto recuperar la cosa vendida en aquellos casos en que en el contrato respectivo se haya concertado la resolucién del mismo por falta del pago total o parcial ‘Asi mismo procede en los casos de compraventa con reserva de dominio hasta el pago total del precio. Para tales efectos es necesario que el actor consigne el pre- cio reeibido, descontando de él una cantidad por et demérito de Ia cosa, ya sea que haya sido fijada en el 50 contrato o por el juez. En caso de que se ejercite ta accién contra un tercero de buena fe es menester que los contratos se hayan registrado de acuerdo a lo esti- pulado por el CC (aa. 464. a 467. CPC). Il. Enel derecho romano aparece como un medio de proteccién concedido por el pretor en los casos en que un acto vilido causaba un perjuicio inmerecido al que lo ejecutaba, de ahi que en algunas legislaciones se le considere como derivada de la existencia del vi- cio de lesién en un negocio juridico y, por tanto, co- mo una sccidn subsidiaria que slo puede ejercitarse cuando no hay otro recurso para reparar el perjuicio sufrido. Ill. En el derecho mexicano se le denomina accion rescisoria y al mismo tiempo se le atribuye el carécter de ejecutiva, términos incompatibles por propia natu- raleza, en virtud de que el primero implica necesaria- mente la declaracion mediante sentencia ejecutoriada y los juicios ejecutivos no son dectarativos. Indepen- dientemente de que el art. 465 CPC implica la resolu- cin del contrato previa al ejercicio de la accién ejecu- tiva para recuperar la cosa vendida. IV. BIBLIOGRAFIA: BECERRA BAUTISTA, José, Et proceso cioll en México; 8a. ed., México, Pornia, 1980; PA- LLARES, Eduardo, Tratado de las acciones civiles, 4a. ed., México, Porréa, 1981. Alicia Elena PEREZ DUARTE Y N. Aceién Social, (I'odo esfuerzo colectivo, casual 0 con- certado, consciente o inconsciente. Cooperacién). L.Impulso coherente dirigido a la transformacion de las instituciones politieas, econdmicas, sociales, culturales o de cualquiera otra naturaleza similar que signifiquen un valor o un interés general. Puede esti- marse asimismo como accién social ala investigac la organizacién de los adictos, su formacién dogmit ca, su divulgacién y algunos actos de propaganda; también la practica o la recomendacién de los medios y de los fines son la expresin de una accién social ge- nérica. Il. La obra gubemamental o de un grupo cuando modifica con eficacia y en sentido benéfico, al menos en el propésito o en la declaracién del mismo las con- diciones de trabajo y de los trabajadores, constituye ‘otro tipo de sccién social que ofrece una amplia ga- ma, a saber: Jo. De orden sindical para mantener lo que se ha dado en amar la paz. industrial y que com- prende por una parte la actitud del Estado hacia las agrupaciones de trabajadores en protecciém de sus in- tereses colectivos; por la otra el camplimiento de los sindicatos de sus propias obligaciones y como fiadores de sus miembros. 20. De indole individual, que abarca la actitud del trabajador en lo particular, a) frente a su contraparte en un contrato de trabajo; b) frente 4 otro grupo: c) frente al propio grupo. Es en sumaun cierto tipo de responsabilidad que contraen el gobier- no, las asociaciones de trahajadores y éstos individual- mente respecto de los demas miembros de la sociedad cen que actiian. IHL. En un sentido procesal puede entenderse por tal la facultad que se otorga 2 los sindicatos de inter- venir en representacion de sus agremiados, avocando- se ala dofensa de sus intereses colectivos o mediante la realizacién de una actividad laboral genérica. Desde este punto de vista la accién social integra dentro det ‘orden laboral un elemento de justicia social y consti- tuye un medio de suavizar las luchas entre el capital y al trabajo a través de la participacién activa de los tra- bajadores. IV, BIBLIOGRAPIA: KROTOSCHIN, Emesto, Institu: ciones de derecho del trabajo, Buenos Aires, 1948; CABANE- LLAS, Guillermo, Derecho normativo laboral, Buenos Aires, 1966; PEREZ LENERO, José, Convenios colectivos indicates, Madrid, 195% GALLART FOLCH, A., Las con: venciones colectivas de condiciones de trabajo en la doctrina 1 en las legislaciones extranjera y expofiols, Barcelona, 1932. Santiago BARAJAS MONTES DE OCA Acciones Cambiarias. Accién (del latin actio, de agere, hacer). Cambiaria: stricto sensu: relativo a la cambial; lato sensu: relativo a los titulos de erédito. Derecho que se tiene a pedir en juicio lo que se nos debe. Pro- cesalmente, es la facultad de acudir a una autoridad judicial para exigir que se realice la conducta omitida, Es la accién ejecutiva proveniente de un titulo de eré- dito (nulla executio sine titulo) que compete al acree- dor cambiario para exigie judicialmente del deudor, el cumplimiento (pago aceptacion) de una obligacién cartularia (Ja contenida en un titulo de erédito) (aa, 150 y 167 LGTOC y 1391 CC). I. EI principio de que la letra de cambio es un titu- lo ejecutivo, era ya conocido por el comercio medie- val italiano. Los viejos estatutos italianos de Bérgamo, Bolonia, Florencia, (nova, etc., ya ordenaban, la eje- cucién —parata— cuando ee trataba del deudor cam- Diario, IL 1. Clasificacién. La accién cambiaria es de dos tipos. Directa, en contra del aceptante y sus avalistas (a. 151 LGTOC), 0 contra el suscriptor del pagaré y sus avalistas (a. 174 LGTOC). De regreso, contra cual- quier obligado: girador, endosantes o avalistas de am- bos (a. 151 LGTOC); librador endosantes y avalistas en el easo del cheque. 2. Sujetos de las acciones cambiarias. Activos: el eneficiario del titulo y quien lo paga siendo el res ponsable. Pasivos: quienes firmaron el titulo, exeepto cl endosante que asienta 1a cléusula “sin mi responsa- bilidad”, 3. Diferencias. La aceién directa y de regreso se distinguen por las personas en contra de quienes pro: eden, por el modo en que se perfeccionan y por ls forma en que se extinguen. 4. Carécter ejecutivo de la aceién cambiaria. ¥ ar- ticulo 167 LGTOC prescribe que la aceién eambiaria ‘contra cualquiera de los signatarios es ejecutiva por ef importe de ésta,y por el de los intereses y gastos acceso- rios, sin necesidad de que previamente se reconozca la firma del demandado. Contra ella no pueden oponerse sino las excepeio- nes y defensas enumeradas en el articulo 80. Hay jurisprudencia en este sentido ya que la Supre- ma Corte ha declarado que “la obligacién cambiaria consignada en la letra de cambio es liquida. ..”(Apén- dice 1917-1975, IV parte, pp. 717 y 1209). Enefecto, la autoridad judicial, a solicitud del portador de un titulo de erédito que no ha sido aceptado 0 pagado, decretari el embargo de los bienes del obligado cart lar, Ia venta de los mismos y con el precio se satisfara el erédito cambiario. 5. Contenido de la accién eambiaria. El Gltimo te- nedor del titulo tiene accién para reclamar: el pago nominal del titulo (a. 152, frac. I LGTOC), los intere- ses moratorios al tipo legal (6% anual, a. 362 CCo,) desde el dia del vencimiento si se trata de una letra de cambio; en el easo del pagaré se computariin al ti- po pactado, a falta de pacto, al tipo de erédito fijado en al documento, y en defecto de ambos, al tipo legal (aa, 152, frac, Iy 174 LGTOC);1os gastos del protes- to y otros gastos legitimos (a. 152, frac. IIL LGTOC), por ejemplo el cargo baneario por falso cobro y; el precio de cambio entre la plaza en que deberia haber se pagado la letra y la plaza en que se haga efectiva, mas los gastos de situacién (a. 152, frac. IV, LGTOC). Si se ejercita la accion antes de que el titulo haya veneido se descontarin del titulo los intereses al tipo 3 legal (6%) ci es letra de cambio; el pactado, sies pagaré Por su parte, el obligado en via de regreso o el ava- lista que pague ef titulo, podré exigir lo que hubiere pagado, mas los accesorios arriba sefialados, ealcula- dos de acuerdo a lo que realmente pag6, menos los costos judiciales imputables a él (a. 153, LGTOC).. 6. Ejercicio de la accién cambiaria. La accién cam- biatia se ejercita por falta de aceptacidn o aceptacion parcial; por falta de pago o pago parcial; por quiebra ‘© concurso del girado 0 aceptante (a. 150, LGTOC). Cuando el titulo se acepta parcialmente o el gira- do © aceptante son dectarados en quiebra o en con- curso, la accion cambiaria procede a ejercitarse —por su importe total o por la parte no aceptada— antes del vencimiento del titulo (a. 150 segundo parrafo, LETOC). ‘Ahora bien, para ejereitar la accion directa, no se requiere requisito especial, basta el mero incumpli- miento del deudor. Para la accién de regreso es nece- sario levantar debida y oportunamente el protesto. Cuando la accibn de regreso no se perfecciona por- {que no se presentd oportunamente el documento para su aceptacién, ya que asi lo requeria; 0 porque no se solicit el pago en tiempo, o porque no se levanté puntualmente el protesto, entonces el titulo se pezju- dica y perjudicado el titulo, no concede accién de re- greco a su beneficiario, pues aquella, al no ejercitarse adecuadamente, caduca (a. 160 fraes. I y I LGTOC) ‘Aun cuando el titulo esté perjudicado, la ac: directa procede contra el aceptante y sus avalistas. No debemos olvidar que el aceptante, el girador y Jos endosantes responden solidariamente del pago de las prestaciones a que hemos aludido. E iltimo por- tador del titulo tiene facultad para ejervitar la accion cambiaria contra todos los obligados cam biarios simul- ineamente 0 contra alguno 0 algunos de ellos, si perder por ese hecho la accién cambiaria contra los otros, y sin hallarse obligado a seguir el orden que guarden sus firmas en el titulo. Entiéndase que igual derecho asiste a cualquier obligado que pague el titulo cen contra de los signatarios anteriores, del aceptante y sus avalistas (a. 154 en relacién con el a. 34 LGTOC). El legislador ha previsto en el articulo 157 LGTOC, formulas extrajudiciales para que el acreedor cambia- vio pueda hacer efectivos sus derechos. 7. Extincién de la accién cambiaria: prescripeién y caducidad. La prescripeion significa la pérdida de iu accion cambiaria al no ejercitarla en los plazos legal- mente establecidos. El transeurso de tres afios extin- nm 52 gue por —preseripeién— la accién cambiaria directa, dicho plazo corre a partir del vencimiento del titulo (a. 165, frac, 1 LGTOC), o en su defecto, desde que coneluyan los plazos de presentacion para la acepta- cién (seis meses) o para el pago cuando se trate de le- tras con veneimiento a cierto tiempo vista (a. 93, LGTOC) o a la vista (a. 128, LGTOC). La caducidad implica que el derecho cambiario no nace. La accién cambiaria del altimo tenedor del titu- lo contra los obligados en via de regreso caduca: por no haber presentado la letra para su aceptacion o para su pago en la forma establecida por la ley; por no ha- berse levantado el protesto; por no haberse admitido Ja aceptacién por intervencién; por no haberse admi- tido el pago por intervencién (a. 160, fracs. I-VI, LGTOC); por haber caducado la accién de regreso del lltimo tenedor del titulo, segiin lo legalmente estable- cido (a. 161, frac. 1, LGTOC). ‘También por el transcurso del tiempo la accién cambiaria de regreso, en las siguientes hipétesis: 1) por inactividad de su titular durante wn lapso de tres meses (aa. 160, frac. V, 161 y 174, LGTOC); y 2) por haber prescrito la acciOn cambiaria directa o haya de prescribir dentro de los tres meses siguientes ‘a la notificacion de fa demanda (aa. 160, frac. VI, 161, frac. II y 174, LGTOC), ambas hipétesis son de prescripeién y no de caducidad, pues la accién ya se perfecciond y el curso del tiempo la extinguiré. (Mantilla Molina). Los tres meses de prescripeién corren a partir de la fecha del protesto, y si éste se dispensé, el de la pre- sentacidn del titulo para su aceptacion o pago (a. 160, frac. V, LGTOC) si la accién corresponde al iltimo tenedor del documento. Sia éste le pagaa alguno de los responsables en via de regreso, el computo de los tres meses deberd correr el dia siguiente a aquel en el cual jizo el pago, si prefirié hacerlo voluntariamente, o en su caso, desde el dia siguiente al de la notificacion de la demanda respectiva (a. 161, frac. Hl, LGTOC),Tam- bién el responsable en via de regreso que page el titu- lo se halla sujeto a la preseripcin de dos afios nueve meses (a. 161, frac. HI, LGTOC). computable al igual que cuando el tenedor presenté el titulo a la acepta- cién o al pago (Mantilla Molina). La prescripeidn se interrampe por la demanda de pago del titulo u otro modo de interpelacin ju (a. 1041, Co.) hecha al deador eambiario por quit nes, al suscribir el mismo acto se vincularon a él, pero. no respecto a otros firmantes del titulo; amén de que la demanda presentada ante juez incompetente inte- mmumpe la preseripcidn (a. 166, LGTOC). Por otro lado la prescripcién no se interrumpe por interpelacion judieial si el actor desiste de la demanda 0 ésta fuese desestimada (a. 1041, Co.) En suma, la accion directa prescribe, y excepcio- nalmente caduca (a. 163, LGTOC), pues es plena sen- cillamente porque el aceptante firma el documento; mientras que la accion de regreso al no ser posible su ejercicio, caduca, pero una ver que ese ejercicio es factible procede a extinguirse por preseri v. LETRA DE CAMBIO, PRESCRIPCION Ii]. BIBLIOGRAFIA: BOLAFFIO, ROCCO, VIVANTE, Derecho comercial; tomo 8; trad. de Jorge Rodriguez Aimé, Buenos Aires, Ediar, 1950; CAMARA, Héctor, Letra de cam. tio y ole o pagar, Buenos Airs Sociedad Andnim Edita ra Comercial, Industrial y Finaneiera, 1970, tomo Il: CER. VANTES AHUMADA, Rail, Titulos y operaciones de crédi- to; 8, ed, México, Herrero, 1973: MANTILLA. MOLINA, Roberto L. Titulos de crédito cambiaion, Mexico, Porta, 1977; PALLARES, Eduardo, Titulos de crédito en general, México, Ediciones Botas, 1952; PENA CASTRILLON, G., La letra de cambio, Bogota, Grifieas Fepar, 1977; PINA VA. RA, Rafael de, Elomentos de derecho mercentil mexicano: Ma, ed., México, Pornia, 1979; RODRIGUEZ Y RODRI- GUEZ, Joaquin, Curso de derecho mercantil; 1a. ed., Méxi- co, Porras 1974 tomo Kv TENA, Felipe de Ju Titulos de rit: Ya ed, Meno, Portia, 1996, Pedro A. LABARIEGA V. Acciones de Sociedades. Hasta 1490, lat. actio, onis, y ésta, a su ver, de actus, is y ésta hacia, la segunda mi tad del siglo XIII, derivada de agere: obrar. Aplicada etimologicamente al lenguaje forense, accién es el de- recho del socio frente a la sociedad, encaminado prin- cipalmente al reparto de utilidades). De acuerdo con lo que establecen los aa. 11] y 112. de la LGSM, ac- cién es la parte alicuota del capital social representa- da en un titulo de crédito (rectius: titulo valor) que atribuye a su tenedor legitimo la condicién de socio y la posibilidad de ejercitar los derechos que de ella emanan, asi como de transmitir dicha condicién en favor de terceros. La doctrina, en forma que podemos considerar tundnime, estudia la accién desde tres puntos de vista: 1) Como parte alicuota del capital social; 11) Como ti- tulo de crédito; y III) Como conjunto de derechos y obligaciones que se atribuyen a la condicin de soci [Las acciones como parte alicuota del capital. El capital social es la cifra expresada en términos mone- tarios en que se estiman 1a totalidad de las aportacio- nes de lossocios, las cuales se representan en acciones. ‘Las acciones, como partes alicuotas del capital social, representan, en dinero, la contrapartida de las aport cciones patrimoniales efectivas realizadas por los socios ¥ cuanto mayor sea el importe de éstas, mayor seré el nnimero de titulos que se le otorguen. La medida de participacion en el capital se determina, pues, en ra- zon del niimero de titulos que intervienen en el acto, constitutive, de tal manera que es en las participaci nes de los socios en donde reside el cardeter eapitalis. ta de las sociedades por acciones, La expresién en términos monetarios de cada parte alicuota del capital social, constituye el valor nominal de la accién, el cual, en términos generales y salvo modificaciones que al respecto se legaren hacer en la escritura constitutiva, es permanente durante la vida de la sociedad. Este valor nominal es diverso del valor real, que es aquél que resulta como cociente después de dividir el patrimonio social entre el nimero de las ‘acciones emitidas; del valor contable, el cual se caleu- la dividiendo el capital, més las reservas y beneficios todavia no distribuidos, entre el mimero de acciones; y el valor bursitil, que se establece tomando en cuen- ta los tres valores anteriores mas otros factores de ca- ricter econémico, psicoldgico y de la més variada in- dole, como lo son Ia politica seguida por la soviedad ‘con respecto a la reparticién de dividendos, sus pers- pectivas de crecimiento, etc., que en un momento da do determinan una mayor © menor oferta en la de- manda, y, consecuentemente, una variacion de este valor. Ai lado de las acciones con valor nominal, pot influencia principalmente del derecho norteamerica- no, han aparecido ya.en nuestro medio con cierta fre- cuencia (v. art. 125 fraccién 1V LGSM) emisiones de acciones sin valor nominal (share without parvalue), enya caracteristice mis destacada es que en ellas s¢ omite el valor nominal de las acciones y el importe del capital social. Por todo to que parece, las Ventajas principales de su aparicién radican en que no existe Aisparidad entre el valor nominal y el valor real de las acciones y predomina en ellas, mas que la idea de una suma de dinero, la de participacién en la sociedad. Sin ‘embargo, en la practica norteamericana se distingven dos tipos de estas acciones, las true no-par stocks que son las verdaderas acciones sin valor nominal y cuyo monto y capital social no aparece ni en los titulos ni cen los estatutos, y las stated-value no-par stocks, cuyo valor y capital, aunque no se expresa ext los titulos, $i 53. aparecen en sus estatutos; estas iltimas han sido tas que nuestro legislador ha introducido en nuestro me- dio, pero sus supuestas ventajas son relativas, toda vez ‘que 6i aparecen en los estatutos la cifca del capital so- cial y la expresién de lo que cada socio aporta en di- nero 0 en otros bienes y el valor atribuido a éstos (v. art. 60 fracciones Vy VI LGSM), se podrd obtener el valor nominal, el cual al compararse con las cifras que aparecen en los informes financieros que anualmente rinde la sociedad, podra darnos el valor contable y el valor real. IL. Las acciones como titulos de crédito. Como dis- ponen los aa. 87, 89 fracciones I III y IV, 91 fraccio- nes Il y Ill, 97, 111, 112 a 141, 209 y demas rela- tivos de la LGSM y, entre otros, el articulo 22 de la LGTOC, las acciones requieren una forma grifica de expresién que las materialice y que contenge las menciones que establece el a. 125. LGSM. Estas formas grificaso titulos sirven para acreditar, cjercitar y transmitir calidad y derechos de socio y se rigen, segin expresion de la LGSM, por las disposi- ciones relativas alos valores iterales (v. as. 111 y 205 LGSM, 17, 18 y 22. LGTOC. Mucho se ha discutido respecto a la naturaleza ju- ridica de estos titulos (tanto provisionales, como de- finitivos) en el sentido de que si son ono verdaderos titulos de crédito, o mejor dicho, titulos valores. Los argumentos que se han formulado para negarles tal categoria se pueden reducir sustancialmente a dos: si Jas aeciones, al igual que los demas titulos de crédito, son documentos constitutives; y si se puede conside- rar que ellas incorporan derechos literales. A nuestro modo de ver y con respecto al primer problema estimamos que si son documentos consti- ‘utivos, aunque ello no impide que antes de su emision no puedan existir socios, pues tratindose como son las acciones de documentos causales, mientras el titu- ono se emite el acreditamiento, circulacion y ejer- civio de los derechos de socio se hard conforme a las reglas del negocio que les dio origen, es decir, del ne- , acreditindose el eardcter de socio y la le- fitimacién de su ejercicio, por la suscripcién del acto constitutive y, en su caso, por la cesién de tales dere- chos en favor de tercero, realizada en los términos del derecho comin, lo que no sucederé una vez que los certificados provisionales o las aeciones se hayan emi- tido. En cuanto al segundo de los problemas apuntados, consideramos también que sf se trata de documentos 54 literales (los que no deben confundirse con documen- tos integros) y en caso de contradiccién entre lo esta: blecido en el titulo y lo resuelto por una asamblea posterior que modificara su contenido, debe estarse a lo resuleto por ésta, pues no hay que olvidar que es obligatorio el designar, tanto en los certificados pro- visionales como en los titulos definitivos, los datos de inscripcién de la sociedad en el Registro de Comercio, referencia que, segin la que estimamos mejor doctri- na, es sufiviente para cumplir el requisito de literai- dad aunque en ellos tal literalidad no sera integra, si rno que se complementa por la referencia. Por otra parte, los titulos acciones y los eertificw: dos provisionales, pueden amparar una o varias acc nes y estos iltimos deben evar adheridos cupones que se desprenderin del titulo y que se entregarin a la sociedad contra el pago de dividendos, intereses constructivos o para el ejervicio de algéin otro derecho que la asamblea determine, como es el easo del ejerci- io del derecho de suscripcién preferente en los au- mentos de capital, etc. IIL.Las acciones como conjunto de derechos y obti- gaciones. EI conjunto de relaciones juridicas activas (derechos) y_pasivas (obligaciones) de los socios, ha sido calificado por la doctrina, no sin controversias, como status, EI status del accionists comprende, fundamental: mente y segin la ley, dos tipos de obligaciones: obli- gaciones de dar y obligaciones de no hacer; la oblige cién de dar consiste en pagar en etectivo o en bienes distintos del dinero, las acciones suscritas por el socio cen una sola exhi equivalente al veinte por ciento de la 0 de las acciones suscritas slo en dinero (acciones pagadoras) y la diferencia en la fecha o fechas que se indiquen en 1 titulo accién o en aquella o aquellas que designe et consejo de administracién (segin nuestra estimacién) © la asamblea ordinaria de accionistas (aa. 89 fraccion My 118 a 121 LGSM). La obligacién de no hacer, cconsiste en abstenerse de participar y votar en aque- llas asambleas en que se discuta una operacion deter. minada en la que el accionista, por cuenta propia 0 jena, tenga un interés contrario al de la sociedad. En easo de contravenir esta obligacién de abstencién, el accionista seri responsable de los duftos y perjuicios ‘que la resolucion de ta asamblea pudiera causar a la sociedad cuando sin su voto no se hubiere logrado la valider de la determinacidn (v. a. 196 LGSM).. En cuanto a los derechos que confiere el status de nocio, la doctrina suele clasificartos en dos grupos: los patrimoniales y los corpotativos o de consecucién, en atencion a que, los primeros, le otorgan al aceio- nista la facultad de exigir una prestacién de tal carée- ter, ¢& decir, patrimonial, mientras que bos segundos carecen de tal valor y se otorgan al accionista para que participe en la sociedad y garantice o consiga el debido cumplimiento de los primeros. De acuerdo con la ley son dos los derechos patri- moniales principales que imperativamente la sociedad debe otorgar al accionista: el derecho al dividendo y el derecho a la cuota de liquidacion, En cuanto al primero, es un derecho en el que ne- cesariamente deben participar todos los accionistas, de tal manera que no produce efecto legal alguno el pacto que elimine a uno o mis socios dela participa cién en las ganancias (. a, 17 LGSM); Ia distribucion de estas ganancias o utilidades entre los socios nor- malmente se hace en proporcién al importe exhibido de las acciones y sin ningin orden o prelacién, salvo cl caso de las acciones preferentes a las cuales la ley les atvibuye un dividend minimo y acumulativo (v.a. 113 LGSM); sin embargo, ya se trate de acciones ordi- narias o preferentes, los dividendos a los socios no se Jes pueden entregar sino después de que la asamblea haya aprobado Los estados financieros que arrojen las mencionadas utilidades, previa restitucién, absorvion 6 reduccién del capital de pérdidas tenidas en ejerci- ccios anteriores, asf como después de que se haya he- cho la separacién correspondiente para el pago de los impuestos y participacién de las utilidades a los trabs- jadores; hechas estas separaciones, habra ademas que separar las cantidades necesarias para la constitucion de la reserva legal (2. ua. 20 y 21 LGSM) y una vex hecho todo lo anterior, podr la asamblea, si asi lo estima pertinente, tomar el acuerdo de que dichas wti- lidades se distribuyan entre los socios y fijar fecha para su pago, pues no hay que olvidar que las referi- das utilidades corresponden a la sociedad, persona moral distinta de los socios, y solo cuando ésta tome el acuerdo a través del 6rgano correspondiente, de re- partirlas entre los socios y fije fecha para su pago, es ‘que nace el derecho del accionista para exigirlo, in- cluso judicialmente, a la sociedad. Por cuanto hace al derecho a la euota de liquida- nes también un derecho del que no se puede pri vvar a ningin socio y se eubre en proporeién a lo que cada uno de ellos haya exhibido para pagar sus accio- nes; sin embargo, este derecho se encuentra c nado a ta existencia de un haber social repartible des- pués de cobrar los créditos y pagar las deudas de la sociedad, amén de que de existir aceiones preferentes, se cubriria en primer término a los tenedores de éstas el valor nominal de sus acciones. Respecto de los derechos corporativos 0 de conse. cucién, estimamos que el fundamental y de mayor trascendencia es el derecho de voto, puesto que es a través de su ejercicio como el socio participa en la vi da de la sociedad; sin embargo, con objeto de que este derecho pueda ser ejervitado plena y conseientemen- te, Ia ley ha concedido al acctonista una serie de dere- ‘chos preparatorios o complementarios de él, como son el derecho a ser convocado a la asamblea de accio- nistas, a que las asambleas se efectiien dentro del do- micilio social, el derecho de informacién sobre los asuntos a tratar en la asamblea, el derecho de partici. par por si o mediante representante en las asambleas, al derecho de voto y en algunos casos el derecho de retiro (v. aa. 113, 168, 173, 179, 183, 185, 186, 187, 189, 190, 191, 196 y 206 LGSM); asimismo, goza también del derecho de denunciar al comisario las irregularidades que observe dentro del manejo de la jad (v. a. 167 LGSM) y del derecho de opcion para suscribir nuevas acciones en los casos de aumes to de capital en la proporcién de las que es poseedor (e. a, 132 LGSM), Este iiltimo derecho se puede con- siderar como de naturaleza hibrida, toda vez que des- de el punto de vista general y abstracto, es un dere- cho de consecucién que permitea cada socio mantener la situacién de influencia en la sociedad con la que ha venido participando; pero ante un aumento concreto de capital puede adquirir un carécter patrimonial, de las nuevas acciones por el interesado, en el caso de que el patrimonio sea su- perior al capital social, permitiria que otro u otros participaran en las reservas y demés elementos del ac- tivo que se han venido acumulando y que atribuyen a las antiguas acciones un valor contable y real supe- rior al nominal. Al lado de estos derechos individuales de los s0- cios, existen ademas, algunos otros que su ejercicio re- quiere que él 0 los accionistas sean poseedores de un porcentaje determinado de capital social; estos dere- chos, denominados como derechos de las minorfas, son los siguientes: a designar cuando menos un admi- nistrador o comisario cuando el niimero de consejeros © comisarios sean tres o mis (. aa. 144 y 171 LGSM); a solicitar se convoque a la asamblea de accionistas 55 para que se trate algiin asunto que sea de la compe- tencia de ésta (v. a. 184 LGSM); a solicitar se aplace la votacién de cualquier asunto comprendido en el orden del dia de una asamblea, cuando no se consi- dere 0 consideren suficientemente informados (v. a. 199 LGSM); a oponerse judicialmente a la resolucion de una asamblea y a obtener la suspension de la reso- lucién, cuando se considere o consideren que en dicha asamblea se ha violado alguna cléusula del contrato social o algin precepto legal (v. aa. 201 a 204 LGSM); y a ejercitar accin en contra de administradores y co- ‘misatios para exigirles responsabilidad civil, cuando su actuacién no se hubiere apegado a lo establecido en el contrato social y en la ley (v. aa. 163 y 171 LGSM).. », CAPITAL SOCIAL, CLASES DE ACCIONES DE SOCIEDADES, SOCIEDADES ANONIMAS, TITU- LOS DE CREDITO. IV, BIBLIOGRAFIA: BERGAMO, Alejandro, Sociedades sndnimas (las acciones), Madrid, 1970; BROSETA PONT, Manuel, Manual de derecho mercantl, Madrid, Tecnos, 1972; CLARET ¥ MARTI, Pompeyo, Sociedades andnimas, Barce- Jona, Bosch, 1944; FISHER, Rodolfo, Las sociedades andni- ‘mat (2u régimen jurtdico), trad. de W. Roces, Madrid, Edito- tial Reus, 1934; GARRIGUES, Joaquin, Tratado de derecho ‘mercontil, Madrid, Revista de Derecho Mercantil, 1947; GASPERONI, tiles tad, de Francisco Javier Omet, Madtid, Revista de Ds cho Privado, 1950; RODRIGUEZ ¥ RODRIGUEZ, Joaquin, Tratado de sociedades mercantiles, México, Portia, 195% SANCHEZ CALERO, Femando, Instituciones de derecho morcantil, Valladolid, Editorial Clares, 1969; URIA, Rodri- 40, Derecho mercantil, Madrid, 1958; VIVANTE, César, Tra tado de derecho mercanti; trad. de Miguel Cabezas y Anido, Madsid, Editorial Reus, 1936. Fernando VAZQUEZ ARMINIO Aceptacién. (Del latin acceptatio-onis, de aceptarse; el acto de admitir y aceptar la cosa ofrecida). I. Aceptacién es la manifestacion de voluntad, con- signada en una letra de cambio, por la que el librado 0 Ja persona indicada en el documento, al suscribirlo, acata la orden incondicional de aceptar pagar a su le- gitimo poseedor, una suma determinada de dinero al vencimiento del titulo y conviértese por ello en obli gado cambiatio, principal y directo. La aceptacién de Ia letra pues, es un acto cambia- rio, accesorio (excepto en la letra incoada), escrito en el titulo y de declaracién unilateral de voluntad, (aa. 97y 101, LGTOC). IL Durante las ferias det medievo, las. primeras 56 aceptaciones fueron verbales —per verba— mis tarde se hicieron por escrito —per scriptum o per retentio- nem literarum-. Ciertas disposiciones del XIV, como los Estatutos de la Corte de Mercaderes de Lucca (1376); la Ordenanza de Barcelona (1384), los Esta- tutos de Mercaderes de Florencia (1396), consignaban ya la prohibicién de la aceptacion verbal. En cambio, la Ordenanza de Amsterdam (1660) y la de Frankfurt (1667), como la Ordenanza del Comercio Terrestre de Luis XIV (o de Colbert) (1673), regulaban ya Ia acep- tacién por escrito. IIL Normalmente, para que le orden que se consi nna en una letra de cambio sea atendida, debe de exi tir un negocio previo o sencillamente una relacin de amistad entre el librador y el librado. Sin embargo, este se halla en libertad de aceptar dicha orden, ya que ninguno puede aspirar a transformar el crédito comin en uno cambiario, mis estricto, que agrave la situacién del deudor. 1. Clasificacién A. POR LA PERSONA QUE PRESTA LA ACEPTACION a. ORDINARIA: cuando se trata del girado (a. 92, parrafo lo, LGTOC). b, EXTRAORDINARIA: cuando es persona dis- tinta al girado; p.e. et recomendatario u otro (2.92, LGTOC). ¢. POR REPRESENTANTE: cuando quien acepta la letra es un representante del girado (aa. 9 y LI, LGTOC), 4, POR INTERVENCION: cuando al negarse el girado a aceptar, la realina otra persona (a. 102, LGTOC). B. POR EL NUMERO DE, PERSONAS QUE PRESTAN LA ACEPTACION a. INDIVIDUAL: cuando se trata de una sola persona, el librado u otra. b. COLECTIVA O CONJUNTAMENTE: cuan- do todos y eada uno de los designados habran de aceptatla. (a. 159, LGTOC). ¢. SUCESIVA: cuando se requiera al primer de- signado y posteriormente a los demas. 4. ALTERNATIVA: cuando cualquiera de los designados habré de aceptarla (a. 92, LGTOC). C. POR LA OBLIGATORIEDAD, DE LA PRESENTACION ALA ACEPTACION a. VOLUNTARIA: cuando la ley deja al arbi- trario del portador la exhil del docu- mento al girado; p.e., las letras giradas a dia fijo, a cierto tiempo fecha (a. 94, LGTOC). b, NECESARIA: por establecerlo asi el ordena- miento o éste autorice al girador a imponer dicha carga. c. INNECESARIA: en fas letras a la vista. (a. 79, frac. Ly iltimo pirrafo, LGTOC). D. POR SU EXTENSION a. TOTAL: cuando ea por el importe total con- signado en el documento (2. 99, LGTOC). b. PARCIAL: enando es por una parte de la cantidad (a. 99, LGTOC). E, POR SU FORMA a. EXPRESA: cuando se consigna en el mismo titulo de erédito (A. 97, LGTOC). b. REVOCABLE: enando el girado tacha la aceptacion antes de restituir la letra (a. 100, LGTOC). c. IRREVOCABLE: cuando una vex aceptada se devuelve al tenedor. 4. CALIFICADA: (Sub mutatione), cuando el aceptante introduce una modalidad y se obli- gaen exos términos (a, 99 LGTOC). 2. La formalidad de aceptar. La formalidad que la ley establece es que se escriba la expresion —acepto— equivalente y la firma del girado; sin embargo, es su- ficiente con que la firma de éste aparezca en el adver- so 0 reverso del documento (a. 97, 1.GTOC). Normal- mente se consigna también la fecha en la que el acto se verificd. Esto es relevante para las letras a cierto tiempo vista y para aquellas que la ley ordena un pla- 20 determinado, porque asi lo indique su texto; luego Ia fecha no es un requisito esencial, pues en caso de ‘omision, el tenedor puede consignarla (a. 98, LGTOC). 3. Presentacién para la aceptacién. Antiguamente, en el contrato de cambio, la aceptacion se efectuaba en placa distinta del lugar de expedicion. Hoy en dia, ambos actos no siempre coinciden, al punto de que la fetra puede circular dnicamente con el respaldo del librador. La letra de cambio debe presentarse primeramente al girado; si este no acepta, una vez levantado el pro- testo, a las personas recomendadas en le letra. Tedri ‘camente, no aceptar una letra de cambio alla vista, no suscita mayor problema en el pagos précticamente si, ya que en ese mismo momento puede requerirse el pago que naturalmente no se satisfard. En tal caso, ni siquiera procede la accion cambiatia de regreso contra librador y los endosantes, pues estos garantizaron, no la previa obligacién del librado, sino el pago al mo- mento de la presentacidn (a. 128, LGTOC). En principio, la presentacién de la letra para su aceptacién es potestativa, y a que la letra puede ser pagada sin aceptacion previa. La presentacion de la letra pagadera a cierto tiem- po vista, es indispensable, ya que la aceptacion permi- te establecer cudndo habra de vencer. De aqui la im- portancia de inscribir la fecha de la aceptacion (a. 98, LGTOC). Este tipo de letras requieren presentarse pa- ra au aceptacion dentro de los seis meses siguientes a su fecha; sin embargo, el girador puede extender o dis- minuir ese lapso o impedir que se presente antes del plazo sefialado (a. 93, LGTOC). Estas clausulas accesorias, tienen distinta finalidad: cevitar deshonrar al documento; por ello, se prohibe su presentacin antes de que cierto plazo transeurra, pues esto permite que librador y libradose pongan de acuer- do para que éste asegure el pago; o la utilidad de libe- rar lo més pronto posible a los responsables del titulo cuando estos —lémense endosantes 0 avalistas— del girador, reducen el plazo porque asi lo permite la ley (a. 98, parrafo primero, LGTOC). En las letras pagaderas a cierto plazo de su fecha o 4 dia fijo, el portador del documento puede elegir si Jo presenta o no a la aceptacidn. En caso afirmativo, podria presentarto a més tardar el iltimo dia hibil an- terior al del vencimiento. Aqui también es vilida la clausula inscrita por el girador que exige preseatar la letra en un cierto plazo o hien que prohibe la presen- tacign en una época determinada (a. 94, LGTOC). La letra de cambio girada contra el propio libra. dor, requiere aceptacion, para que éste como aceptan- te, responda como principal obligado. Negada la acep- tacién, se deja expedita la accin de regreso anticipada aun contra el librador. La letra de cambio en blanco (incoada) puede pre- sentarse a 1a aceptacion, ya que el documento debe aparecer completo cuando se haga valer el derecho. 4, Falta de presentacién para la aceptacién y pre- 37 sentacién extemporénea. Los derechos que el porta- dor de la letra tiene en contra del suscriptor, los endo- santes y en su caso los avalistas, no te perfeccionan si aquél no presenta el documento a la aceptacién o si lo presenta extemporéneamente y una ver transcurrido al plazo, fijado por la ley o el establecido en el titulo, esos derechos caducan; es decir, el tenedor pierde la accién cambiaria de regreso (aa. 92, 93 y 160, frac. 1, LGTOC). 5. Negativa de aceptacién. £1 portador del titulo esti en libertad de presentarlo para su aceptacion, mas para exigir su pago debe presentarlo. Ahora bien, la negativa de la aceptacién hace suponer que el pago no se reilizard, por ello, la ley concede la accion cam- biaria de regreso (a. 150, frac. I, LGTOC). 6. Lugar para obtener la aceptacién, El presentara para su aceptacion en el domici mismo documento sefiale y en caso de que se indiquen varios, en cualquiera de ellos. Si no hay indicacion al- guna, se hard en el domicilio del girado (residencia particular o domicilio comercial) (a. 91, LGTOC). 7. Efectos de la aceptacién. Una vex aceptada la le- tra por el girador, éste se convierte en aceptante y co- ‘mo tal, obligado cambiario frente al beneficiario, en- dosantes y girador, a pagar el documento a su venci- miento (a. 101, LGTOC) —qui aceptat solvat. La obligacién del aceptante, al igual que todas las cambiarias, es solidaria, unilateral, comercial, formal, abstracta, definitiva y autonoma. El aceptante no tiene accion cambiaria ni contra el girador ni contra los endosantes. Estos tienen contra l aceptante la accién cambiaria directa (no sometida a caducidad), Girador y endosantes responsables de que se efec- tuara Ja aceptacién (aa. 87 y 90, LGTOC), quedan li berados de las obligaciones correspondientes a la ac- cin cambiaria regresiva por falta de aceptaci ‘embargo, responden del pago, si no se realiza llegado. el vencimiento. E] avalista del aceptante no queda liberado por el hecho de la aceptacién. La quiebra del librador no libera al girado para aceptar. (a. 101, LGTOC). La aceptacion ha de ser incondicional; sin embar- go, la aceptacién por una parte del total consignado en el documento es valida (a. 99, LGTOC), y habra de levantarse el correspondiente protesto por la diferen- cia para exigirla a los obligados en regreso. Por otra parte, la aceptacion bajo condicion —sub 58 conditione- no es aceptacion y habra de protestarse también el titulo; aunque el aceptante que acepta con- dicionadamente, permanecera obligado en los limites de su declaracién formal (a. 99, LGTOC). Cuando el girado rehusa la aceptacién (a. 100 LGTOC), la letra, una vez protestada, habra venci- do previamente y podra exigirse el pago a aus euserip- tores. La negativa del girado general la responsabilidad del librador y endosantes, quienes garantizan Ia acep- tacion. El aceptante expresara en la aceptacion el nombre de la persona que debe pagar la letra, cuando el gira- dor haya indicado un lugar de pago distinto al del do- micilio del girado. En ausencia de dicha indicacion, el aceptante estaré obligado a pagarla en el lugar que se designs (a. 95, LGTOC). Mientras el girador no sefiale domicilio para pagar la letra, y esta sea pagadera en el domicilio del girado, éste al aceptarla podré indicar otra direccién (a. 96, LGTOC). 8. Aceptacién por representante, Cuando quien acepta la letra es un representante del girado, debera indicarlo asi, pues de lo contrario, o no habra acepta- cién o habra de demostrar que existen las circunstan- cias que conforman al representante aparente (aa. 9, 11y 85, LGTOC). 9. Capacidad para aceptar. Los comerciantes tienen plena capacidad, para aceptar; en caso de no ser co- merciantes se atendera a la capacidad del derecho comin. 10. Aceptacién por intervencién. Aparece enlazada a Ia intercessio romana en el afio de 1413. Modena mente, ha entrado en desuso. Es la realizada por per- sona que no es el girado, euando éste se niega conce- derla (a. 102, LGTOC). Esta institucién tenia su razén de ser en el interés que tenian los obligados en que el titulo no se perju- dicara por falta de aceptacién. La LGTOC dedica los articulos 102 a 108 a esta institucién obsoleta. IV. En derecho bancario. Es posible que en una apertura de exédito de firma, el acreditante ponge a disposicion del acreditado su propia capacidad credi- ticia, por ejemplo, cuando se obliga a aceptar titulos de crédito por cuenta del acreditado (aa. 297, LGTOC yy 26 fracs, VIII, XII, XVII; 28, frac, V LIC). v. APERTURA DE CREDITO. V. BIBLIOGRAFIA: CAMARA, Héctor, Letra de cam- bio y vale 0 pagaré, Buenos Aires Sociedad Anénima Edito- ra Comercial, Industrial y Financiera, 1970, tomo Il CER. VANTES AHUMADA, Rail, Ttulor y operaciones de eré dito; Ba, ed, México, Herrero, 1973: ESTEVA RUIZ, Ro- berto, Los titulos de erédito en el derecho mexicano, Méxi co, Edit. Cultura, 1938; MANTILLA MOLINA, Roberto L., Titulos de crédito cambiarios, México, Porria, 1977; MUNOZ, Luis, Derecho mereantil, México, Cardenas Editor y Distribuidor, 1974, 1, II; PALLARES, Eduardo, Tieulor de crédito en general, México, Ediciones Botas, 1952: PINA VARA, Rafael de, Flementos de derecho mercantil mexica: no; 1a, ed., México, Pornia, 1979, RODRIGUEZ Y Ro- DRIGUEZ, Joaquin, Curso de derecho mercanti, 1a.ed..Mé- Xico, Portia, 1974, tomo I; id, Derecho Bancario; 4a. ed. México, Poria, 1976; TENA, Felipe de J., Trtuloe de crédi to; 3a. ed. México, Porria, 1956, Pedro A. LABARIEGA V, Aceptacion de la herencia, I. La aceptacién de la he- rencia es una declaracién de voluntad del heredero o legatario, Hamado en términos de la cual determina afirmativamente su voluntad de adquicir la herencia o el legado y, en nuestro derecho, es importante, ya aque su efecto principal es la transmision de la heren- que se retrotrae al momento de la fecha de falleci- miento del autor de la herencia (a. 1660 CC). Il, La aceptacién debe ser plena, pura y simple (a. 1657 CC), a beneficio de inventario (a. 1678 CC), irrevocable (a. 1670 CC) y retroactive (a. 1660 CC). La aceptacién puede ser expresa o ticita. Es expre- sa si el heredero o legatario acepta con palabras termi nantes y técita si ejecuta algunos hechos de los que se deduzea necesariamente la intencién de aceptar (a. 1656 CO). Para que pueda formalizarse la aceptacién se supo- ne: a) que hay apertura de la herencia: ninguno puede renunciar la sucesion de persona viva, y b) la delacién de la herencia. TIL BIBLIOGRAFIA: GUTIERREZ Y GONZALEZ, Emesto, ! patrimonio; 2s. ed., Puebla, Calica, 1980; IBA. RROLA, Antonio de, Cosas y aucesiones; 4a. ed., México, Porria, 1977; ROJINA VILLEGAS, Rafael, Derecho civil merieano, tomo 1V,Sucesioner; 4 ed., México, Porria, 1976, Jorge A. SANCHEZ-CORDERO DAVILA Aclaracion de la demanda, v. DEMANDA Aclaraci6n de la sentencia, v. SENTENCIA, Acordada. (Del latin acordare, poner de acuerdo, deri- vado de concordare, estar de acuerdo, a su vez de cor, cordis, corazén), I. Trétase de un tribunal creado en 1710, con el fin de perseguir y castigar a los delincuentes en las zonas ruralea de la’ Nueva Espafia, mediante una rapida ac- cidn, con procedimiento y ejecucién expeditos y efica- ces. Vino a sustituir a la Santa Hermandad, instituci6n de origen castellano, trasplantada a Indias, cuya ca- racteristica era que el tribunal se desplazaba a buscar al delincuente para juzgarlo y ejecutarlo —si fuera el ‘caso— en el lugar de la detencién, En un principio carecid de una estructura y pro- cedimiento formales: sus primeros jueces, Miguel Ve- lizquez de Locra y después su hijo José, solamente contaron con un secretario, si ayudante, un asistente médico, un capellan y un carcelero. Posteriormente, por disposicion del virrey marqués de Cruillas, se agre- garon las plazas de asesor, defensor, consultor y secre- tario, las cuales, por su carécter técnico-juridico, pre- tendian darle una mayor formalidad. Mas adelante se aument6 de uno a dos el niimero de asesores (de pri- mera y segunda respectivamente), de uno a dos secre- tarios, ademés se establecieron los cargos de procura- dores, en niimero de dos, escribientes, en némero de cuatro, y un archivista. En 1785 se creé una seccion de contabilidad del tribunal. En el afio de 1747 se le agregé a la jurisdiccién del juez de In Acordada, Ia de Guarda Mayor de Caminos: para ese efecto, en cada lugar frecuentado por los bandidos se puso un cuartel bajo las drdenes det juez de Ia Acordada, servido por 21 guardias cada uno. MacLachlan nos informa que estos cuarteles se situa- ron en Acahualeingo, Rio Frio, Monte de las Cruces, Lupe de Serrano, Cerro Gordo, Perote, Pozuelos, Mal- trata y Aculeingo. También se agregé a la Acordada el Juzgado de Bebidas Prohibidas. De esta forma el juez de la Acordada llevaba anexos los siguientes nombra- mientos: alcalde provincial de la Santa Hermandad, guarda mayor de caminos y juez de bebidas probibidas. ‘La prision del tribunal, sita en la ciudad de México, cera también sede del cuartel y residencia del juez. En el interior del virreinato, el juez se auxiliaba de te- nientes y comisarios, entre ambos no habia mayor ferencia que el rango social, pues los dos tenian las mismas facultades y ninguno percibia sueldo por ello (sin embargo cobraban la tercera parte de lo que se confiscaba). En 1776 habia tenientazgos en Puebla, Querétaro, Guadalajara y Cordoba. La Acordada se sostenia con una participacién det 59 impuesto al pulque (an grano de real por carga) y los derechos del Juzgado de Bebidas Prohibidas. Il. La jurisdiceién de la Santa Hermandad le daba ‘competencia para conocer de los delitos de hurto, vio- lencia fisica, despojo, rapto, incendio premeditado y mantenimiento de cérceles privadas, cometidos en pueblos y en campo abierto; sin embargo podian aprehender a los delincuentes que hubieran cometido un delito en una ciudad y se encontraran al momento, de su captura en el campo o en algin pueblo, en estos ‘casos podia inclusive juzgarlos y ejecutarlos tratando- se de los delitos de robo, violencia fisica o incendio premeditado. En virtud de ser guarda mayor de cami- nos, conocia del delito de bandidaje. En 1756 el virrey dispuso que la Acordada rondara la ciudad de México y otras ciudades populosas, y conociera, en ese caso, de los delitos de homicidio, robo y violencia fisica, Las resoluciones del juer de la Acordada no podian ser apeladas en virtud de estar investido de la calidad de alcalde provincial de la Santa Hermandad y en con- secuencia dichas resoluciones eran dictadas y ejecuta- das en el mismo lugar donde aprehendiera al delin- cuente. Sin embargo, por Real Cédula de 19 de sep- tiembre de 1790, se cred la Junta de Revisiones, integrada por un alcalde del crimen, el asesor del vi- reeinato y un abogado, su finalidad era revisar y en su ‘caso ratificar o modificar, dentro de los 15 dias si- guientes a ser dictada, cualquier sentencia de tortura, muerte, azotes o similar que implicara una vergiienza iiblica; tratébase de una revision obligatoria no de resolver un recurso. IIL La Constitucién de Cadiz de 1812 disponia en su articulo 248 que no habria mas que un solo fuero, en consecuencia el Real Acuerdo resolvié la disolu- cién de la Acordada, como en efecto sucedi6. Cuando regresé al trono Fernando VII, en 1814, dispuso que se volviera al orden institucional existente cn el Impe- rio Espafiol antes de 1808, por lo tanto se deberia res- tablecer la Acordada, sin embargo como su presupues- to ya se habia ocupado para otros fines y su local desi- nado para almacén de tabaco, el Tribunal de la Acor- dada de la Nueva Espafia nunca més volvié a existir IV. BIBLIOGRAFIA: BAZAN ALARCON, Alicia, “EL Real Tribunal de la Acordada y la delineuencia en la Nueva Expats", Historia Mexicana, México, vol. XIll, nie. 3, ‘enero-marzo de 1964; MACLACHLAN, Colin, “Acordada’ Los tribunales de la Nueva Espana, México, UNAM, 1980; RAMOS PEREZ, Demetrio, “El Eribunal de la Acordada 60 cen las Cortes de Gidis y su posible duplicacién”, Memoria det II Congreso de Historia del Derecho Mexicano, México, UNAM, 1981; PINA Y PALACIOS, Javier, “El Tribunal de la Acordada, Notas para st historia y funcionamiento”, Cri ‘minalia, México, afte XXY, nim, 9, septiembre de 1959. José Luis SOBERANES FERNANDEZ. Acotamiento, v. APEQ Y DESLINDE Acrecimiento, (Del latin acerescere, acrecet). I. El acrecimiento es la accién y el efecto de acrecer. El derecho de acrecer es el que tienen los coherederos © colegatarios a la porcién o parte de la herencia que otro u otros renuncian ono pueden adquiri; en otras palabras se califica como acrecimiento el efecto que se produce cuando cualquiera de los llamados no puede o no quiere aceptar, pues la cuota de los acep- tantes sufre una expansion. IL El derecho de acrecer es una figura relativa ala sucesiOn testamentaria y se cuestiona si en nuestro derecho existe tal derecho: “Si el intestado no fuere absoluto, se deducira del total de Ia herencia la parte de que legalmente haya dispuesto el testador y el resto se dividira de la manera que disponen los articu- los que preceden” (a. 1614 CC); en la prictica sin embargo se encuentran algunas disposiciones expresas del testador respecto al derecho de acrecer. El fundamento del acrecimiento se encuentra en la voluntad presunta del testador de lamar a todos los herederos al todo; en consecuencia si alguno de losll- mados no sucede, se presume que el testador quiso beneficiar a los demés. Se ha discutido también si debe también determi- narse si es acrecimiento o derecho de aerecer; la solu- dependera de lo que se dé o la siguiente alterna- tiva: si cuando el llamado no acepta 0 no puede aceptar, los otros vean aumentados autométicamente su participacion en la herencia, hayan o no aceptado, o bien es necesario para que ese efecto se produzca que previamente acepten la participacion o cuota que hu- biere correspondido al primero. ML, BIBLIOGRAFLA: DIEZ PICAZO, Luis y GUILLON, Antonio, Sistema de derecho civil, tomo IV, Derecho de fa Inia, derecho de sucesiones, Madrid, Tecnos, 1978: IBA. RROLA, Antonio de, Const y sucesiones; 4a. ed, México, Po- ria, 1977 Jorge A. SANCHEZ-CORDERO DAVILA Acreedor. (Del latin acreedo-ere, forma perfectiva de ceredo-ere, que significa creer 0 confiar en préstamo). 1, En derecho civil, el titular de un derecho de eré- dito correlativo de un deber; en derecho mercantil, el titular de un derecho de crédito que tiene su en un acto de comercio. IL. Los juristas romanos opinaban que la prestacion (objeto) que el deudor debe realizar y, por ende, que el acreedor podia exigir, debia consistir en hacer, no hacer, prestar y tolerar (dare, facere, non facere, pres- tare y pati). A este respecto, la doctrina ha realizado diversas consideraciones. Baudry y Lacantinerie consi- dera que la accion del deudor de un derecho de crédi- to puede consistir en dar, hacer o no hacer. Giorgi opina que el deudor de un derecho de crédito estaba obligado a realizar una conducta que p i en hacer o no hacer alguns cosa, Planiol opina que la prestacion que debe efectuar el deudor en favor del acreedor puede ser un hecho positivo o negativo, es decir, puede consistir en hacer 0 no hacer. Colin y Ca- pitant establecen que los tres objetos posibles de la obligacion son dar, hacer o no hacer. El Codigo Civil vigente para el Distrito Federal establece, en su articu- lo 1824, que el objeto de la obligacién puede consistir en la cosa que el obligado debe dar o el hecho que el obligado debe hacer o no hacer. IIL El acreedor de un derecho de crédito posee del derecho para recibir u obtener la prestacién que el deudor se ha comprometido a realizar, y en caso de que ésta no se cumpla. tiene Ia facultad de exigir el cumplimiento de la obligacién por medio del érgano jurisdiccional correspondiente. El derecho de recibir puede, sin embargo, existir sin que haya la facultad de exigir, como en el caso de las obligaciones naturales. La doctrina kelseniana opi- na al respecto que el acreedor de una obligacién juri- dica tiene un derecho emanado de la norma que lo faculta para poner en funcionamiento el mecanismo jurisdiccional y exigir, coactivamente, el cumplimien- to de la obligacién. IV. Los sujetos son considerados elementos de obligacion y pueden ser a) el acreedor y b) el deudor. El acreedor ¢8 considerado la parte activa de la obliga- ibn, en tanto que el deudor es la parte pasiva La doctrina coincide, por lo regular, en considerar al acreedor elemento de la obligacidn, sin embargo, Gaudemet y Gazin opinan que, puesto que en el dere- cho actual es permisible el cambio de acreedor (y deudor también) sin que la obligacién se altere, se puede inferir que los sujetos han dejado de ser esen- ciales en la obligacin, Ha ocurrido, ademés, opina Garin, que la obligacién se ha despersonalizado, pues en altima instancia, lo que importa es el patsimonio responsable y no los sujetos. 'V. Se han elaborado diferentes tesis para explicar ‘el problema de la determinacidn del acreedor, las dife- rentes opiniones al respecto pueden agruparse en tres clases: a) la tesis tradicional que asevera que el acree- dor de la obligacién debe estar siempre determinado; b) la tesis que afirma que el acreedor puede estar in- determinado, pero al vencerse la obligacién debe ser determinable, y c) la tesis que opina que el acreedor puede permanecer siempre indeterminado. VL. La doctrina en general, acepta que debe consi- derarse exelusivamente como acreedor al titular de un derecho personal de crédito, diferenciado al titular de este derecho de aquel que detenta un derecho real Esta consideracién parte del presupuesto de que existe tuna diferencia de esencia entre los derechos reales y personales, tal y como los juristas romanos lo estable- La doctrina al respecto ha elaborado diferentes La doctrina de tendencia objetivista expone que el contenido det patrimonio se reduce a derechos reales, y el derecho personal sustenta una naturaleza de dere- cho real, A este respecto, afirma Karl Larenz, “la con- sideracion del crédito como un valor patrimonial y objeto de trafico juridico inclina a atribuir al acreedor sun derecho sobre este objeto patrimonial, andlogo al derecho que corresponde al propictario sobre su cose. Entonces, este derecho sobre el crédito seria, de modo distinto que el erédito dirigido contra el deu- dor, un derecho real erga omnes; la cesion del cré- dito habria de considerarse como la transmision del derecho al crédito y su pignoracién como limitacion de este derecho, de ello resultaria un paralelo entre la propiedad de una cosa y el derecho a un crédito. Este presunto paralelismo ha conducido a que se crea que puede hablarse de una propiedad sobre el erédito” (Larenz, pp, 449 y 450). Por otra parte, la doctrina subjetivista opina que los derechos reales son, de todas formas, un derecho personal. Kelsen opina al respecto “cuando para man- tener en pie la distincién entre derechos reales y per- sonales se definen a aquellos como el derecho de un individuo a disponer de determinada cosa, de cual- quier manera, se pasa por alto que exe derecho no 61 consiste sino en la obligacién de los otros individuos a consentir esos actos de disposicion, es decir, es la cobligacion de no impedir esos actos o de no inter- ferir en ellos” (Kelsen, Teoria Pura del Derecho, p. 143). VIL Eh acreedor tiene la facultad de ceder su de- echo de crédito. Emesto Gutiérren y Gonzalez define la cesin de derechos como un acto juridieo “del género contrato, cn virtud del cual un acreedor, que se denomina ce- dente, trasmite los derechos que tiene respecto de su deudor, © a un tercero, que se denomina cesionario” (Gutiérrez y Gonzalez, p. 716). El articulo 2029 del Cédigo Civil vigente para el Distrito Federal establece que “habra cesion de dere- chos cuando el acreedor transfiera a otro los que tenga contra su deudor”. Sin embargo, no todos los eréditos son susceptibles de ser cedidos, por convenio, por disposicién legal 0 por la naturaleza del derecho (ver aa. 2276, 2308, 2480 y 2500 del CC, en lo que respecta a los eréditos incedibles, por disposicin legal). Vill, El acreedor puede ser susceptible de subro- gacion, en los términos de los aa. 2058 y 2059 del CC. IX. El acreedor puede ser una persona fisica o una persona moral. X. La doctrina, en general, acepta que puede haber varios tipos de acreedores, de acuerdo con la natura- leza del crédito sobre el cual tienen derecho, de tal forma que puede considerarse que exista acreedor co- miin, que es aquel que en concurso civil o quiebra no tiene preferencia alguna en cuanto al cobro del crédito. Acreedor hipotecario, que es aquel cuyo crédito se halla garantizado con hipoteca, acreedor privilegiado, que es aquel que por razon de Ia naturaleza especii de su crédito, tiene éete la preferencia de ser solventa- do, Acteedor hereditario es el titular de un crédito, cu- yo pago es gravado sobre los bienes de la herencia. ‘Acteedor quirografario es aquel cuyo crédito no se halla garantizado. Acreedor pignoraticio es aquel cuyo crédito ee halla garantizado con prenda. Acreedores solidarios son aquellos que participan en la titularidad de uncrédito y,en su caso, tienen la facultad de ex todos los deudores solidarios o «uno de ellos el cum- plimiento de la obligacion. A este respecto, el Cdigo Civil vigente para el Distrito Federal elabora una enu- meracion de los acreedores, de conformidad con la preferencia que tengan sobre el crédito, y marca los criterios para delimitarla (aa. 2993 a 2998). 62 XI. BIBLIOGRAFIA: KELSEN, Hans, Teoria pure det derecho, México, UNAM, 1979; LARENZ, Karl, Derecho de obligaciones, Madrid Editorial Revista de Derecho Priva do, 1958, t. 1; ROJINA VILLEGAS, Rafael, Derecho eioit mexicano, tome V, Obligaciones; 3a. ed., México, Pornia, 1976, vol. 1; GUTIERREZ Y GONZALEZ, Emesto, De recho de las obligocionen: 2a, ed., Puebla, Cajica, 1965. Miguel ARROYO R. Acta Constitutiva de la Federacién Mexicana de 31 de enero de 1824. 1, Es un documento solemne, expedido por el Ha- mado Segundo Congreso Constituyente Mexicano en la fecha arriba indicada, con el caracter expreso y for- mal de pacto politico de unién, bajo la forma de una repiblica popular federativa, de las diversas entidades representadas por dicho Constituyente creandose la gran naci6n mexicana. Este documento fue firmado especialmente por todos los miembros de dicho Con- greso como representantes de sus respectivas entida- des, siendo acatado y obedecido desde luego por los gobiemnos y autoridades de estas dltimas. TL. £1 documento esti redactado con la apariencia de una constitucién politica abreviada. Consta de tan s6lo 36 articulos en los cuales se consagran los prin- cipios fundamentales que se refieren al territorio y a las partes integrantes del nuevo Estado federal; los principios relativos a la religion, a la soberania nacio- nal y a Ia independencia y soberania peculiar de los Estados miembros de la Unién; igualmente se consa- gran los principios sobre la organizacion y funcions- miento tanto de los poderes del ente federativo como de los Estados; lo relativo a los derechos del hombre y del ciudadano, particularmente sobre la libertad de imprenta y varias previsiones mas de orden prictico y general. IIL Histéricamente, el Acta Constitutiva es efecto ¥ consecuencia de los acontecimientos politicos que tienen lugar desde el momento mismo de la declara- cion de independencia en 1821 hasta la fecha en que se firma dicha Acta. Ahi se resumen los esfuerzos por constituir al pais de la Soberana Junta Provisional Gubernativa, creada por Iturbide en el mismo afio de 1821, y del Congreso Constituyente Mexicano de fe- brero de 1822, que fracasaria en su intento por darle forma definitiva al pais ante los propésitos de Iturbi- de por proclamarse emperador. Por otra parte, la intransigencia derivada de su fuerza, de algunas de las Diputaciones Provinciales coadyuvé al fracaso del imperio iturbidista que al ca- recer de apoyo se vio obligado a autodisolveree. Las provincias quedaron independientes del gobierno cen- tral, el cual convocd 2 una asamblea, cuya naturaleza fue tema de controversia, a fin de redactar una cons titucién. Ante las presiones separatistas de las provin- ias, esta asamblea emitid lo que se conoce como “vo- to del Congreso”, por el cual se admitia y declarabs el sistema federal y se convocaba a elecciones de un nuevo cuerpo legislativo. ‘Cuando comenzé a sesionar este segundo congreso constituyente el 5 de noviembre de 1823, ya se habia consumado el proceso de autoproclamaciones en Ex tados libres, independientes y soberanos de varias de las Diputaciones Provinciales, que habian enviado sus representantes al primer Constituyente, aceptando formar parte de un solo pais fuerte y poderoso. Se tataba de las Diputaciones Provinciales de Centro América, asi como de las de Yucatin, Oaxaca, Jalisco, Zacatecas, a las que no pudo someter el ejército cen- tral y quienes resolvieron enviar representantes a este segundo Constituyente con el mando imperativo de luchar por la formacién de un Estado federal. De abi pues que, ante la amenaza de una dispersion total, la nueva Asamblea se apresurd a expedir el Pacto de Unién constitutivo de la nacién mexicana bajo la for- ma ya seftalada de repablica popular federativa. 1V. El Acta Constitutiva frente al mundo exterior, consagra el principio de Ia unidad indiscutible del Ee tado mexicano y el principio de la soberania nacional, ‘cuyos atributos se acuerda que serian encomendados al ente federativo o a los poderes de la Union, El su- premo poder de la federacion se dividiria para su ejer- cicio en los tres poderes ya clisicos: legislative, eje- ccutivo y judicial. V. Respecto al mundo interior de esta Repablica representativa popular federal, se establece el recono- cimiento expreso de que sus partes integrantes son Es- tados, libres, independientes y soberanos dentro de sus respectivas circunscripciones territoriales y respec- to a su administracin y gobierno interior, como se dice en el articulo 6. Todo ello, sin perjuicio de la ce- sion o delegaciOn que estos Estados hacen de su sobe- ranfa a favor del ente federativo para efectos de coor- dinacién en materias comunes, tales como en materia de guerra y defensa frente al exterior; de deuda pabli- ca con el exterior; de moneda, pesos y medidas; de comercio con el exterior y con respecto al comercio entre los propios Estados; de admisién de nuevos Es- tados para formar parte de la Unién mexicana; de ha- bilitacion de puertos eteétera, tegiin se desprende de las facultades concretas que se le reconocen a cada uno de los poderes de la federaciOn en loe articulos 1By 16. VILEI Acta Constitutiva es un documento sume mente dificil de interpretar y, contra lo que pudiers ‘parecer, muy poco conocido. El Proyecto fue elabora- do por una comisién integrada por Miguel Ramos Arizpe, como presidente, y por Manuel Argielles; Re fael Mangino; Tomas Vargas y José de Jesis Huerta. Constaba este Proyecto de un breve Discurso prelimi- nar, un texto de 40 articulos y un voto particular ‘emitido por Mangino, relativo a unificar las varias ex- presiones que el Proyecto contenia acerca de la eobe- anja, Este trabajo tuvo todas las prioridades por parte de aquel Congreso; a las sesiones de la comisién pudie- ron acudir tanto los diputados que lo quisieran como Jos mismos miembros del gobierno. Se present du- rante la sesion del dia 20 de noviembre de 1823 para la consideracién del pleno. Puesto a discusion, fue ob- jeto de amplioe y protongados debates especialmente cuando se tratd del tema de la soberania de los Eata- dos y del tema sobre Ia titularidad del poder ejeeutivo de la Federacién, cuya solucion final se traslad6 para ‘cuando se discutiera este mismo tema en el Proyecto de Constitucién. VIL. Las circunstancias del momento politico eran muy complejas, tanto dentro como fuera del Congre- 80 Constituyente. Afuera habia enérgicos pronunci rmientos contra le politica del centro por tratar de do- rminar y someter a los Extados que ya se habian decla- rado libres, independientes y soberanos, como Jalisco. Dentro, en el Congreso habjan hecho respetar sus po- deres los representantes, algunos de los cuales venian ccon seriae limitaciones, por lo que fueron llamado ““delegadoe” por loe diputados poblanos y de México, que sumaban una ostensible mayoria, partidaria del centralismo, Todo esto hace més dificil la interpreta- exacta del Acta Constitutiva, para cuyo conoci- miento fidedigno apenas si contamos con las fuentes les. ‘VIII. En efecto, no obstante que el Congreso se preocupé de que hubiera el correspondiente equipo de taquigrafos en la sala a fin de tomar con toda pre- cision los debates y no obstante que te preocupé de publicar impreso el diario de debates, son muy difici- les de localizar los escasos volimenes que han logrado Megar hasta nuestros dias. Concretamente tenemos 63 noticia de tres tomos, correspondientes a las sesiones. de los meses de abril, mayo (un tomo por mes) y otro ‘tomo més para los meses de junio y julio de 1824, que tiene algunas lagunas. Estos tres tomos acaban de ser publicados, mediante reproduccion facsimilar de cus originales impresos, porlaimprenta dela UNAM como volimenes VIII, IX y X de Actas Constitucio- rales Mezicanas, con breves introdueciones, prepara- das por el que esto escribe. Ademés de estos tres tomos, que representan la versién oficial de los debates de aquel Contituyente, tenemos como fuente las llamadas cronicas que siste- miticamente fueron publicando los dos periddicos de Is época: Aguila Mexicana y El Sol. Una seleccién de ‘estas cronicas, relativas al perfodo de discusion del Proyecto de Acta Constitutiva y Proyecto de Consti- tucion, fre publicada por la Camara de Diputados en 1974, también bajo la responsabilidad del que esto ex ‘cribe, Con idéntico valor formal, estin las conocidas cobras de Juan A. Mateos, Historia Parlamentaria de los Congresos Mexicanos, tomo Il y Apéndice al tomo I, recientemente reimpresos fecsimilarmente bajo la direccion de Felipe Remolina Roqueni en el Fondo para la Historia de las ideas revolucionarias en México. Finalmente, Montiel y Duarte en su Derecho Piblico Mexicano, en el tomo I recoge entre otras cosas las diferentes variantes que se manejaron para la eolucién definitiva del problema sobre la titularidad del ejecu- tivo federal y que obran como documentos manuscri- tos de la Comision de Constitucion en el Archivo Na- cional. IX. El valor actual det Acta Contitutiva, e inclusive ‘su mismo valor formal en 1824, resulta muy dificil de precisar. El Proyecto del Acta expresamente indi- caba que ésta serviria de base para claborar el texto constitucional, el cual fue publicado el 4 de octubre de 1824, La propia Acta preveia que la Constitucion general prescribiria la forma, el tiempo y los términos ‘en que podia variamse o reformarse dicha Acta. Pues bien, no se hizo tal previsién ni en 1824, ni en ningu- na otra constitucién posterior, por lo que subsiate la duda de si al derogarse o reformarse una determinada constitucidn, se deroga o se reforma al mismo tiempo el Acta Constitutiva que la precede. EI problema se complica cuando se le otorga, si- guiendo a Kelsen, el valor de norma suprema, al texto constitucional, olvidindose por completo de esta Acta Constitutiva, a la que simplemente se le suele recono- ‘eet un mero valor histérico encaminado a consolidar of la unién mexicana, No comparto estas interpretacio- nes. A mi juicio, el valor del Acta es superior al de la Constitucién, aunque sea con esa supetioridad del principio diplomatico de un prius inter pares, El Acta Constitutiva es un documento fundamental que crea el pacto federal; es el mismo pacto federal y como tal documento, es distinto al texto constitucional, que viene a ser un complemento de aquél. Puede haberse variado la Constitucion de 1824; puede haberse sube- tituido ésta por la de 1857 0 por la vigente de 1917 sin que necesaria o expresamente s¢ haya variado el documento del pacto mismo o Acta Constitutiva. Ignacio Burgos, por ejemplo, en su conocido Dere- cho constitucional mexicano, patece ignorar el papel fundamental del Acta Constitutiva, cuando afirma que la organizacin politica de México “quedé defini- tivamente por primera vez en la vida independiente de nuestro pais con la mencionada Constituci6n, la cual en consecuencia fue el ordenamiento fundamental, primario u originario de México, o sea, que en ella se ered el Ertado mexicano” (p. 86). Evidentemente es- to no es exacto, porque dicho Estado mexicano habia quedado firme desde la promulgacién del Acta, 1a ‘cual habfa sido suscrita por todos y cada uno de los representantes en aquel Congreso y scatada y obede- cida desde luego por todas las partes de la Union. La Constitucién de 1824 simplemente ratified lo que ya existia, desarrollando los puntos de aquélla, muchos de cuyos principios ni siquiera se insertaron en esta Constitucion, por haberse ya discutido y sancionado en el Acta, como sucede con el principio de la sobe- rania nacional. Resulta por tanto muy especial el valor juridico del Acta Constitutiva, por varias razones: porque fue promulgada con Ia intencién explicita de pacto de union; porque fue suscrita por todos los presentes contra Ia costumbre y lo que indicaba el reglamento interior que se seguia para la aprobacion de las leyes; y porque preveia que la constitucién debia acomo- darse a ella, estableciéndose en la propia Constitucién de 1824 un sistema de reformas para el Acta diferente del sistema de reforma de la constitucién, aceptando técitamente que se trataba de dos documentos dis tintoa, con vida independiente y sobre todo con vida no derogada por Ia promulgacién de la constitucion mencionada, como se ha querido ver. X. BIBLIOGRAFIA: BARRAGAN BARRAGAN, José, Introduecién al federatiemo mexicano, México, UNAM, 1978; BURGOA, Ignacio, Derecho constitucional mexicano; 3a. ed., México, Pornia, 1979; CASTILLO VELASCO, José Ma- tia del, Apuntamientos para el ettudio del derecho constitu. cional mexicano; rcimpresién, México, Comision Nacional Editorial, 1976: CORONADO, Mariano, Elementos de dere- cho constitucional mexicano; reimpresion de la 3a. ed, eon prologo de Jorge Carpizo, México, UNAM, 1977; Loe dee hot det pueblo mexicano: Mexico a través de sus constitu: cones; 2a, ed., Mexico, Librerfa de Manuel Poeria, 1978, tomo 1; TENA RAMIREZ, Felipe, Derecho consttucional mexicano; 13a, ed., México, Porrita, 1975; id., Leyes funda- Inentoles de México, 1806-1975; 6a. ed., México, Porria, 1975. José BARRAGAN BARRAGAN Acta Constitutiva y de Reformas de 22 de abril de 1847. 1.Se trata de un documento solemne por medio det cual el congreso constituyente restauré la vigencia det Acta Constitutiva del 31 de enero de 1824 y la Conatitueién del 4 de octubre del mismo ato hacien- do algunas reformas y adiciones al texto original de Ja Constitucion de 1624. Son estas las razones de que haya sido Mamada Acta Constitutiva y de Reformas. Consta de 30 articulos, y es el resultado de un amplio y controvertido debate en torno a las medidas que ha- bbian de tomarse para restaurar el orden y la tranquil dad del pais después del breve periodo de gobierno del general Paredes, el levantamiento del general Sa- las contra Los intentos monarquistas de aquel, y minencia de la intervencién norteamericana. En ago to de 1846 se convocd un congreso que seria, a de- cir de Tena Ramirez, constituyente, con facultades para dictar legislacién en todos los ramos. Las disew- siones se Ilevaron al cabo en medio de la guerra. Des- pués de la expedicion del Acta, el Congreso tuvo que dispersarse a causa de Ia ocupacién de la ciudad de México por el ejéreito invasor. IL En el Congreso se presentaron varias propuestas cencaminadas a lograr la unificacion. En primer lugar, 1 planteamiento formulado por un grupo de diputa- dos, encabezados por Muftoz Ledo, como observa el maestro Tena Ramirez, para que se pusiera en vigor la Constitucién de 1824 lisa y llanamente, mientras se procedia a su reforma siguiendo el procedimiento es- tablecido en su mismo articulado, En segundo lugar, el dictamen de la comisién de constitucién, firmado por Manuel Crescencio Rején, Pedro Zubieta y Joa- guin Cardoso. Este dictamen hacia suya la idea de restaurar inmediatamente aquella Constitucién, pero en cuanto @ las reformas, indicaha que se procederia a su estudio por el propio constituyente. En tercer lugar, un voto particular propuesto por Mariano Ote- ro quien discrepaba de Ia mayorfa de la comision de Constitucién, TLL. El pleno del congreso desecho el dictamen ¥ tom6 como base de las discusiones precisamente el Voto particular de Mariano Otero. Este documento constaba de una exposicién de motivos muy amplia, erudita y detallada; de un proyecto resolutivo, el cual a su vez contenia un preimbulo solemne concebido en forma de considerandos, que concluia con euatro puntos resolutives, el iltimo de Loe euales proponia la sancidn del Acta de reformas propiamente dicha, la cual constaba de 22 articutos. TV. En la exposicidn de motivos, Mariano Otero pondera el sentir undnime de aquella asamblea favo- rable a la restauracién de la Constitucion de 1824, pero discrepaba respecto al punto de las reformas, mismas que debian someterse a debate desde luego, razon por fa cual él se habia permitido presentar un voto particular dando cuenta al pleno de cuales seri estas reformas. A su juicio, la propwtesta de a comision era una medida provisional. Mientras que el pais fo que necesitaba era una medida definitiva, que le diera estabilidad. En esta exposicion de motivos justifica ampliamente los puntos principales objeto de las re- formas. 'Y. El predmbulo del proyecto del Voto pat de Mariano Otero comienza con una solemne invocs- cion a Dios, eriador y conservador de las soviedades. para formular a continuacidn loscuatro considerandos relativos a que el Acta Constitutiva y la Constitucion de 1824 eran y debieran ser siempre la dnica fuente legitima del poder supremo de la repiblica, prin que no podia ser alterado ni siquiera por una nueva constitucién. También se refiere a la necesidad de in- troducir las reformas que requerian las circunstancias del momento. A continuacién vienen los euatro pun- tos resolutivos: el primero sobre que los Estados re- cobraban su independencia y su soberania; el segundo indicaba que dichos Estados seguian asociados bajo la forma federativa; el tercero era relativo a que et Ac- ta Constitutiva y la Constitucion de 1824 eran la dni ca constitueion politica de la repiblica; y, finalmente, el cuarto sancionaba el Acta de Reformas propiamen- te dicha. ‘VI. Mariano Otero introducia importantes refor- ‘mas, siendo las més sobresalientes, la idea de que fue- 65 ra la constitucion general la que se ocupars de formu- lar la correspondiente declaracion de derechos y su adecuada proteccién; la modificacion del sistema para Ia eleccién del presidente de la repiiblica (suprime la vicepresidencia) y para la de los magistrados de la Su- prema Corte; igualmente proponia una reforma al senado, ampliando su composi: Respecto a la declaracién de derechos, de la que carecia la Constitucién de 1824, debido a que e h ppensado que se trataba de una materia propia de las constituciones estatales, Mariano Otero, indica que bastaba su simple enunciacion en el texto fundamen- tal y que ya una ley especial podria desarrollartos en sus pormenores. Refiriéndoe a la necesidad de garantizar efectiva- mente estos derechos, ani como la observancia misma de la Constitucion, y de las leyes generales, propuso sistema de amparo, que pot primera vez se incorpo- 6 a.una norma federal. El sitema propuesto por Ote- ro e8 complejo y se conoce por los tratadiatas como la formula Otero, Consiste ésta en la proteccion que la justia federal impartiria para que los derechos del hombre fueran debidamente respetados, de manera que en caso de ser violados, se acudiria a esta jurisdic- ion demandando amparo; le resolucion seria tal que protegiera nada mas al quejoto; eatableciéndose ade- mis un mecaniemo eapecial para la declaracion de nlidad de las leyes inconstitucionales y finalmente, ‘¢ coronaba el sistema con Ia previsiGn o mandato de hacer efectiva la responsabilidad de quienes resultaran culpables de las lesiones y violaciones al orden ests blecido. Para la eleccién del presidente de ta repablica y magistrados de la Suprema Corte, en este Voto part cular, se establecia un sistema directo frente al nom- bramiento que, segin la Conatitucion de 1824, corres- pondja hacer a las legislaturas de los Estados y la pertinente intervencién del congreso general. En cuanto al Senado, Mariano Otero hacia hineapié en eu cardcter de organo representativo de las entids- dea federativas, pero sugeria una ampliacién del ni- ‘mero de eus componentes. Ex decir que ademés de loe dos senadores por cada entidad hubiera un nitmero igual al niimero de Estados. En cuanto al modo de ele- ir a los senadores, Otero respetaba el sistema ante- rior de que los dos representantes de cade entidad fueran electos por sus legislaturas respectivas. En cam- bio, los restantes serian electoe a proposicion de la Cimara de Diputados (votando por diputaciones) y a 66 propuesta también del propio senado y del ejecutivo federal. VII. El Voto particular de Otero suftié, durante las discusiones, varias reformas. El texto primitivo de 22 articulos se amplié a 30. Se incluyeron algunos artiew- los para incorporar ideas nuevas, como la relativa a enumerar las partes integrantes de la federacién to- mando en cuenta los cambios habidos desde 1824; se separaron ideas que Otero tenia redactadas en un solo articulo, para formar dos, conservandose bésicamente el texto primitivo del voto particular. VIIL. El Acta de Reformas en buena parte consi- guid lo que #e proponia Otero, la unific zo obstante las dficiles circunstancias histdricas por las que pasaba, especialmente motivadas por la guerra contra los Estados Unidos y 1a misma pugna partidis- ta, Estas reformas estuvieron en vigor realmente hasta 1853, afio en que Santa Ana asume una actitud dicta- torial, segin observa Tena Ramirez, intentando darle al pais unas nuevas bases constitucionales. Con todo. Ja importancia del Acta de Reformas se cifra funda- mentalmente en la introduccién del mencionado Jui- cio de Amparo, una de las instituciones més impor- tantes y caracteristicas de México. IX, BIBLIOGRAFIA: MATEOS, Juan A., Historia porte mentaria de los congresos mexicanos; reimpresion facsimilar del Fondo para la Historia de las ideas revohucionarias en ME. sco del Partido Revélucionatio Insitucional, México, 1980; ‘TENA. RAMIREZ, Felipe, Leyes fundamentals de México: 1808-1975; 6a, ed., México, Porria, 1975. José BARRAGAN BARRAGAN ‘Acta de Asamblea. 1. En derecho, es la resefia escrita, fehaciente y auténtica de todo acto produetor de efec- tos juridicos. En cuanto a su contenido (declaracién que contiene), designa principalmente la operacién voluntaria cuya finalidad es producir efectos juridicos. Como documento, e# un escrito encaminado a verifi- ‘car una operacién juridica; y como tal, tiene el valor que en cada caso le otorgan las leyes; su contenido puede ser distinto, ya sea que consista en una confe- jon de aus redactores, en una declaracion o manifes tacion de voluntad, dispositiva 0 contractual, o bien que teproduzca un acto o negocio juridico determi- nado. 1.Principios elementales de las actas, Habrin de reflejat siempre Ia verdad. De contenido inalterable salvo consentimiento expreso de los que en ella inter- vinieron y previa observancia de los preceptos espe- ciales determinados para cada caso particular. Habrin de observarce también normas especificas estableci- das para su redaccidn y formato, entre las que se cuen- tan basicamente, la previa lectura por todos aquellos que al suscribirla la autorizan. De redaceién simulté- nea a la verificacién del hecho o inmediatamente des- pués, o bien, en un petfodo posterior, ya que, salvo prohibicién, nada obeta para su validez que la perso- nna encargada de su elaboracién Ia redacte dias des pués, con notas ¢ indicaciones recogidas en el momen- to de la celebracién de la reunién respectiva. Singular mencién merecen aquellos tipos de actas cuya aprobacién se acostumbra reservar a la sesion siguiente de la asamblea a la que se refiere. Se pro- duce en esos casos, un estado transitorio relativo a la valides y eficacia del acta que en ocasiones puede pre- sentar serios problemas, particularmente en lo relativo 4 determinar el valor del documento hasta el momen- to de aquella aprobacién definitiva, (Mascarefas). 2.Clasificacién. Hay actas de diversos tipos; tan s6lo nos referimos a dos de ellas. Las actas multilate- rales 0 colectivas (las de una asamblea de accionistas), consisten en la toma de decision tinica por un grupo de personas con idénticos intereses, derechos y que segiin reglas mas o menos estrictas, permiten obtener de la mayoria, una voluntad comén. Las actas consti- tutivas 0 ereadoras, que hacen nacer derechos nuevos. Pee, las que contienen el pacto social (aa. 30, LMV y 101 LGSM). En derecho mercantil, podemos encontrar la regu- Jacién de tos libros de las actas de las sociedades (aa. 34, 36 y 41 Co. y 57 frs. a TV, RLSC); de las actas de cotizaciOn de valores (a. 13, fr. V del Reglamento de las Bolsas de Valores); de las actas con trascenden- cia en las declaraciones de quiebra (a. 60. a), LQ); de las actas levantadas con motivo de la junta de acreedo- res (2, 82, LQ); de las actas de emision de obligacio- nea (a. 213, pérrafo primero, LGTOC; en relacion con el 21, fr. XIV, CCo,) Solamente nos habremos de referir a las primeras. 3. Contenido del acta. El acta de asamblea debera contener: 1) el lugar, fecha y hora de celebracién de Ja misma; 2) ta asistencia de los socios; 3) el nimero de acciones y partes sociales representadas en Ia asam- blea; 4) el nimero de votos de que las acciones pue- den hacer uso; 5) el nimero de votos emitidos sobre cada una de las materias tratadas; 6) la deliberacion que existié, es decir, una clara y sucinta mencion de lo expuesto; 7) el sentido de la resolucién acordada; 8) la hora en que se levanta la sesion; 9) las firmas de las personas facultadas por los estatutos; y 10) todo aquello que conduzca al perfecto conocimiento de lo acordado. Cuando el acta se refiera a una junta de consejo de administracién, basta con expresar: 1) la fecha, 2) el nombre de los asistentes, 3) la relacién de los acuerdos aprobados y 4) las firmas correspondien- tes (aa. 41 CCo; 195, LGSM; 14, Ley General de So- ciedades Cooperativas; 35 y 43, parigrafo dos, RLSC). La indicacion del lugar, fecha y hora de la celebra- ion es primordial, pues esta es la forma para deter- tminar ai la asamblea se realizo en el domivilio social en el domicilio fijado por los estatutos; asi como a la hora y en la fecha sefiladas en la convocatoria. El accionista tiene derecho de impugnar la asamblea cuando esta no se verificé en el lugar fijado o en ef dia y hora convenidos (Vazquez del Mercado). En la constitucion de las sociedades cooperativas, el acta se levantara por quintuplicado y debera conte- net: 1) los generales de los fundadores; 2) los nom- bres de los integrantes por vex. primera de los conse- jos y comisiones y 3) el texto de las bases constituti- vas (a, 14, LSC). En tal caso, los ejemplares del acta deberin remitinse a la Secretaria del Trabajo (a. 40, fr. X, LOAPE), e inscribirse en el Registro Cooperati- vo Nacional (a. 19, LSC). Cuando el acta de la asamblea general reforme las bases constitutivas de una SC, tendra el valor de nue- vo contrato y de ella se hardn llegar a la Secretaria del Trabajo para su autorizacion, cinco copias firmadas por los miembros de ambos consejos. En dicho docu- mento se transcribira el texto integro de la asamblea, se dejar constancia del niimero de socios asistentes ala reunion y del sentido del voto emitido por los miamos. Aprobadas las reformas, la Secretaria del Trabajo autorizari su inscripein en et Registro Coo- perativo Nacional (aa. 35, RLSC y 40, LOAPF). También es frecuente Mevar al acta la orden del dia (a. 43, segundo parigrafo, RLSC) y cuando los acuerdos se tomen por votacion nominal, el nombre de los que voten a favor o en contra. 4. Obligatoriedad de redactar el acta, Las socieda- des mercantiles tienen obligacidn de llevar un libro de actas en el que consten todos los acuerdos relativos a Ia marcha y operaciones sociales tomados por las jun- tas generales, consejos de administracion, juntas de consejos, seeciones especiales o juntas de distrito o 67 secciones fordneas (aa, 34, 36 y 41, CCo,; 194 y 195, LGSM; 14, LGSC; 43, apartado primero y 57, LSC). 5. Formatidades. Las actas de asambleas deberan levantarse por quien actie como secretario de la junta ‘0 asamblea; asentarse en el libro de actas; firmarse por el presidente, el secretario de la asamblea y el o los ‘comisarios asistentes, Anexos a las actas podran ir los documentos justificantes de que las convocatorias se efectuaron conforme ala ley. También podran dichos documentos transeribirse en el acta; cuando las actas no se hayan asentado en el libro respectivo se proto- colizarén notarialmente. Ademas de este requisito, las actas de asambleas extraordinarias se inscribirin en el Registro Pablico del Comercio (a. 194 LGSM). mo, las actas de asambleas especiales deberin asentar- se en el libro correspondiente (a. 195 relacionado con i 194, LGSM). En cuanto a las actas de asambleas constitutivas, éstas se protocolizarin y registraran en documento por separado de los estatutos (aa. 101 LGSM; 14, LSC y 19, RLSC). Las actas constitutivas como las de reformas estatu- tarias, antes de inseribirse en el Registro, deben obtener el permiso respectivo de la Secretaria de Relaciones Exteriores (a. 17, LIB) y la orden judicial correspon- diente (a. 260, LGSM). Los libros de actas de las sociedades cooperativas: deberén tener la autorizacién de la Secretaria del Tra- bajo. Dichas actas, sin la firma reepectiva y en libros no autorizados o fuera de ellos, carecen de validez (a. 58, RLSC). Tales actas van numeradas extractando al margen los acuerdos adoptados, escritas una a continuacién de la otra, sin dejar eapacios libres (a. 59, RLSC). El sectetario de la asamblea se hari cargo del libro de actas (a. 60, RLSC). ‘Normatmente, en la misma asamblea que acuerda, se sefala un delegado como encargado de efectuar los trimites de la inscripeién; en otras ocasiones esta fun- cidn recae en el notario. La inscripeién tiene carécter publicitario, pero la falta de inscripeién de aquellos actos que la ley decide que deban inscribirse, carrea que los acuerdos tomados por la asamblea no sean oponibles. En cambio, la resolucién de una aramblea extraor- dinaria que acuerda la modificacién de loe estatutos, obliga a la sociedad, a pesar de no haberse protocoli- zado € inscrito el acta correspondiente. Si legara a celebrarse en 1a misma fecha una asamblea ordinaria poco después de la extraordinaria, que acordé las mo- 8 dificaciones, la asamblea ordinaria se regular por los estatutos modificados (Vézquea del Mercado), Por otra parte, el derecho de impugnar una delibe- racion_ o pedir la reetificacién de un acta compete exclusivamente a los socios, por lo que el encargado del Registro, sin juzgar de la vabidez intrinseca del ac- to, procederi a su inscripeién. ‘6. Aprobacién del acta. La aprobacién parcial 0 total del contenido del acta se deberia hacer antes de terminar la reunién; sin embargo, es préctica reitera- da y constante diferir dicha aprobacién para la sesién siguiente. La aprobacién del acta deber& hacerse, cuan- do menos, por mayoria; también en este aspecto la ley es silente (Garrigues-Uria). 7. Valor del acta y efectos de la falta de acta. Las actas son, sencillamente, un instrumento de prueba de los acuerdos sociales, un medio ad probationem no ad solemnitatem. Se presume la autenticidad y co- rreceién del contenido de las actas, salvo prueba en contrario. Las modificaciones estatutarias no consig- nadas en el acta provocan la iregularidad de ésta. Aun las actas protocolizadas por notario piblico, son sus- ceptibles de impugnacién. Esta irregularidad slo de- bilita su fuerza probatoria. La validea de la asamblea no depende de la validez del acta (Rodriguez y Ro- driguez). Los acuerdos sociales son validos aunque no se le- vante acta de la reunién o aquilla sea incompleta. Los acuerdos tomados tienen como elemento consti- tutivo, la redaccion del acta “El acuerdo existe como manifestacion de la voluntad social, desde que la ma- yoria expreta su decisién en la forma y modo preve- nnido por la ley”, de manera tal que los efectos deri- vados de dicha manifestacion de voluntad no pueden hacerse depender de la redaccién del documento en ‘l que se recoja el resultado de la votacién y el acuer- do en si. Por otra parte, no se desconoce el papel re- levante que juega el aspecto formal para configurar la voluntad en los entes colectivos, pero no existiendo tun precepto legal que asigne al acta la condicion de elemento sustancial para la validez de los acuerdos de la sociedad, no se puede recurrir al principio dela nulidad de los que no estén recogidos en dicho docu- mento (Garrigues-Uria). ‘Otra cuestion es la relativa a la eficacia de los acuer- dos que no se consignan en el acta. Si son acuerdos que deban inscribirse necesariamente, éstos resul tardn ineficaces porque sin acta no hay inseripcién. Los efectos de la falta de acta serdn, pues, los propios de Ja falta de inscripeién. Asi, los acuerdos de emision de obligaciones, los de fusién transformacién, no surten efectos frente a terveros por no constar en ac- tas y porque la falta de ésta no permite inscribir chos actos en el Registro. Luego, si los acuerdos no requieren necesariamente inscripeidn, su eficacia no de- pende de que consten en acta. Todo se concreta a una prueba més o menos dificil. La existencia del acuerdo podri acreditarse por otros medios de prueba reconocidos por el derecho, sin menoscabo de la ree ponsabilidad en que hayan podido incurrir los admi- nistradores al no levantar el acta respectiva y al no haber levado con regularidad el libro de actas que de- terminan los aa. 34 y 36 CCo. (Garrigues-Uria). Cuando haya diserepancia entre el contenido del acta y el texto protocolizado por el notario, prevale- ce el del acta, en atencidn al pacto habido entre las partes. si la disconformidad es entre el contenido del acta y el de su inscripcién, predomina éste con rela- cin a terceros (a. 29 CCo). v. CONVOCATORIA, PUBLICIDAD MERCANTIL, Il, BIBLIOGRAFIA: FRISCH FHILIPP, Walter, Le 20 cieded onénima mexican, México, Poria, 1979; GARRI- GUES, Joaquin y URIA, Rodrigo, Comentario « la Ley de Sociedades Anénimas; 2a. ed., Madrid, 1958, tomo 1; MAN- TILLA MOLINA, Roberto L., Derecho mercant: 20. ed, México, Porta, 1980; PINA VARA, Rafael de, Elementor de derecho mercantil mexicano; 14a. ed., México, Pornia, 1979; RODRIGUEZ Y RODRIGUEZ, Joaquin, Curt de derecho mercenti, 1a, ed., México, Pora, 1979, tomo f; RODRIGUEZ Y RODRIGUEZ, Joaquin, Trtado de socie. dudes mercantles, México, Porria, 1947, tomo Ik: VAZ- QUEZ DEL MERCADO, Oscar, Asambieas de sociedades nonin: 2. ed, México, Porria, 1971. Pedro A. LABARIEGA V. Acta del Registro Civil, v. ReGIsTRO C1viL Acta de la Independencia Mexicana de 28 de septiem- bre de 1821. 1. Con este nombre se conoce a la decla- racion formal de independencia realizada por Ia Junta Provisional Gubernativa en la fecha arriba indicada. Fue éste el primer documento solemne expedido por la Junta que era la encargada del gobierno mientras se designaba una regencia que convocaria a Cortes, La existencia de la Junta estaba prevista tanto en el Plan de Iguala como en los Tratados de Cordoba, que fue- ron los textos a través de los cuales se consumé poli- ticamente el movimiento de independencia iniciado en 1810. ILA rap de la muerte de Morelos, el 23 de diciem- bre de 1815, la revolucion de independencia se fue re- duciendo a una guerra de guerrillas impotente para Jograr la emancipacién, tanto desde el punto de vista politico como del militar. A partir del segundo semes- tre del ato de 1818 sdlo Guerrero mantenia viva la insurgencia en las montafias del sur. Sin embargo, ya en esa fecha comenzé a perfilarse la idea de buscar tuna solucién negociada a la cuestion de la indepen- dencia de la América Septentrional. Entre 1815 y 1820 fueron cayendo una a una as plazas conquistadas por los insurgentes. Durante este lapeo funcionaron, a salto de mata y en forma trashu- ‘mante, diversos organismos que pretendian mantener a unidad politica de los insurrectos. Asi, pues algunos autores afirman que hubo una Hinea de continuidad en e508 afios, cuyo objetivo fundamental era indepen- dizarse de Espafia. IL Por otra parte, a medida que se perdian las pli- 228 dominadas por los insurgentes, las propias autori- dades novohispanas reconocian que “el espiritu inde- pendentista de los mexicanos era ya irreversible”. En este contexto s¢ presenté el levantamiento de Riego en Espafia, y la vuelta al régimen constitucional, con Fernando VII a la cabeza. En Veracruz, en Jalapa y en la propia ciudad de México fue jurada la Constitu- cidn de Cadiz, entre mayo y junio de 1820. La instau- racion de la libertad de prensa que prescribéa la Cons- titucién dio lugar a lo que se ha lamado “la otra revolucién” de independencia, que consistio en la di- fusion, entre las clases medias, de las ideas politicas ‘que implicaban la separacién de Espafta. Esta segunda revolucién se unié a los restos de la primera, con la ventaja de hallarse incrustada y tolerada por el sistema. ‘Agustin de Kturbide, jefe del realista, reci- bid drdenes de ir a combatir al Gltimo reducto insur- gente que se hallaba en las montafias del sur, al man- do de Vicente Guerrero. Lejos de buscar el enfrenta- miento, ambos jefes se unieron en contra del virrey. Después de proclamar el Plan de Iguala el 24 de fe- breto de 1821, Iturbide bused el apoyo militar de ‘otros jefes del ejército realista, y en julio de 1821, el virey Apodaca fue “destronado”. En agosto del mi ‘mo aio desembarcé en Veracruz Juan ODonoji, quien venia a hacerse cargo del virreinato, pero inme- diatamente suscribié los Tratados de Cérdoba, los cuales, al igual que el Plan de Iguala, proclamaban la 69 independencia, aunque pretendian ofrecer el trono del nuevo imperio a Fernando VII, a alguno de sus familiares, y en el iiltimo de los casos a quien designa- ran las Cortes que habrian de constituirse. ‘La unién entre los restos del ejército insurgente y los jefes realistas hizo que los hechos arriba menciona- dos se conozean en la historia de México como “Ia consumacién de la independencia”. TV. Ei acta que sancionabs solemne y formalmente estos hechoe es un texto muy breve en el que se hacia meneién del proceso iniciado en Iguala. Aludia a la restitucién de los derechos de la nacién mexicana que le habian sido concedidos por el autor de la naturale- 12, y declaraba solemnemente que en adelante, la na- cidn mexicana era “nacién soberana ¢ independiente de la antigua Espafia”, con la cual s6lo la unirian lazos de amistad. La nacién se constituiris conforme a lo prescrito en el Plan de Iguala y en los Tratados de Cérdobs. Bl Acta de Independencia fue redactada por el se- retario de Ia Junta Provisional Gubernativa, Juan Ex pinoea de loe Monteroe, y firmada, entre otroe, por el propio Iturbide, el exvirrey ODonojit, el Obispo de Puebla, Juan Francisco de Azcérete, José Miguel Guridi y Alcocer, el marqués de Sulvatierra, Anasta- sio Bustamante y Antonio de Gama y Cordoba. v. PLAN DE IGUALA, TRATADOS DE CORDOBA. V. BIBLIOGRAFIA: LEMOINE, Emesto, Morelos y ix revolucién de 1610, Morelia, Gobicrno del Estado de Michoa- can, 1979, TENA RAMIREZ, Felipe, Leyes fundamentales de México: 1808-1975; 6a. ed., México, Porria, 1975. Ma. del Refugio GONZALEZ ‘Acta electoral. I. La LOPPE se refiere a divernos tipos de actas relacionadas directamente con el proceso clectoral: actas de instalacién; de cierre de votacién; finales de. excrutinio, y demés complementarias; acta de alteracién de datos; acta de computo distrital, y scta de computo circunscripcional. En cuanto a las actas de instalacidn, cierre de vota- cién, finales de escrutinio y demés complementarias, el a. 110 dispone: que los fancionarios de las mesas directives de caslla loe representantes delos partidos politicos y loa comunes de los candidatos tienen diver- a8 atribuciones. Particularmente les de la mesa direc- five son: formular las actas de instalacién, cierre de votacién y finales de escrutinio. En concreto los secre- 70 tarios deben levantar las actas mencionadas y distri- buirlas en los términos de la ley. 1. Actas de instalacién de casillas. En los téeminos del a. 182 de ta LOPPE “el primer domingo de julio del atio de la eleccién ordinaria, a Ins 8:00 horas, loa ciudadanos nombrados, presidente, secretario y escru- tadores propictarios de las casillas clectorales, procede- ran a au instalacion en presencia de los representantes de partidos politicos y candidatos que concurran, le- vantando el acta de instalacién de la casilla, en la que debera certificarse que se abrieron las urnas en presen- cia de los funcionarios, representantes y electores asistentes, y que se comprobé que estaban vacias”. Dicha acta se levantara, de acuerdo al modelo aproba- do por la Comision Federal Electoral, y sera firmada, in excepcién, por todos los funcionarios y represen- tantes (a. 184). 2. Actas de cierre de votacién. Conforme al a. 190, el presidente de la mesa directiva est facultado para suspender la votacién en el caso de que alguna persona trate de intervenir por la fuerza, con el objeto de alte- rar el orden de la casilla; cuando lo juzgue convenien- te reanudaré la votacion, dejando constancia de los hechos en el acta de cierre de votacién. Dicha acta se Jevantara una vez concluida »tacion, en los mode- los proporcionados por la C Federal Electoral, y era firmads, sin excepci6n, por los funcionarios y representantes (a. 193). 3. Actas finales de escrutinio. A éstas se refiere el a. 194 de la ley, es importante destacar que para el ‘eecrutinio y la computacion, en todos los casos, se observard Ia siguiente regla: “III, Se comprobara si el mimero de holetas depositadas corresponde al ni- mero de electores que sufragaron, para lo cual uno de oe escrutadores sacara de Ia uma, una por una, las boletas, contindolas en vor alta, en tanto que el otro escrutador, al mismo tiempo, ira sumando en la lista nominal de electores el niimero de ciudadanos que hayan votado, consignindose en el acta final de es crutinio ef resultado de estas operaciones”. 4. Actas complementarias. De acuerdo con el a. 198, son tas que se levantan cuando se encuentran votos de una eleccién en la urna correspondiente 4 otra, no obstante, se procederd a su escrutinio y com- putacién, el resultado se consignard en el acta comple- mentaria correspondiente, misma que seré anexeda al respectivo paquete electoral. 5. Actas de alteracién de datos. Los presidentes de las casillas, el dia de la eleccidn, recogerin toda cre- dencial permanente de elector en la que hayan sido alterados los datos, y las remitiré aa autoridad com- }etente acompaftadas del acta que al respecto formale el secretario, para que aplique al responsable las san- ciones a que se haga acreedor (a. 133). 6. Actas de cémputo distrital. Por lo que se refiere 4 estas actas debe teneme en cuenta lo que dispone el a. 212 de la ley: “Los comités distritales electora- les celebrarin sesion el segundo domingo de jutio para hacer el camputo de cada una de las elecciones”. En tratindose de los diputados por mayorfa “se levantaré el acta de cémputo distrital para eleccion de diputa Jas copias necesarias, haciendo constar los incidentes y resultados del cmputo, sefialando respecto de la votacién: en qué casillas se interpuso el recurso de protesta, quién fue el recurrente y la resolucion recai- da” (fe, VID); “Firmada el acta del computo distrital, ‘el comité distrital electoral procedera a extender constancia de mayoria a quien le corresponda. Los comisionados de los partidos, los eandidatos o sus re- presentantes, podran interponer por escrito en cuz druplicado ante el mismo comité el recurso de queja contra los resultados consignados en el acta del cmpu- to y la constancia de mayoria, Este se interpondra en el mismo acto o dentro de las 24 horas siguientes a la conclusion de la sesién del computo. El original del escrito del recurso de queja se incluira en el paquete electoral” (fr. IX). 7. Actas de cémputo circunscripeional. Encontra- mos referencia a este tipo de actas en el a. 223, rela tivo a la nulidad de una eleccién, fr. V, que dispone: “Cuando en la eleccion por representacion propor- cional, la suma de todas las actas del cémputo distri- tal no coincidan con el total del acta del eémputo cir- ‘cunscripcional y este hecho sea determinante en el resultado de la votacion”. IL En el Reglamento de la Ley de Organismos Electorales y Previsiones para la LOPPE encontramos ‘algunas disposiciones relacionadas con las actas que acabamos de enumerar. Su a. 82 hace alusion a la ne- gativa, por parte de los representantes de los partidos politicos o de sus candidatos en las casillas, a firmar las actas de instalacion, de eierre de votacin y final de eserutinio. El a, 83 habla de la distribucion de las actas entre los representantes de los partidos politicos yy en su ausencia a los representantes de los candidatos; ademés, cuando los partidos politicos lo soliciten ante el comité distrital electoral se les entregarin copias certificadar. El a. 84 indica que el original de todas las actas que levante el secretario quedara dentro del pa- quete y que tres tantos de las mismas se entregarin por separado, pero junto con el propio paquete al comité distrital electoral. Finalmente, en cuanto a los problemas de contencioso-clectoral, el a. 140 estable- ce que: “El recurso de queja procede contra los resul- tados consignados en el acta de computo distrital de la cleccién de diputados electos por mayoria relativa y la constancia de mayoria expedida por el propio ‘comité y tiene per ubjeto hacer valer las causales de nulidad consignadas en el articulo 223 de laley”. Tam- bién procede contra los resultados de las actas de cémputo distrital de la eleceién de diputados por re- presentacion proporcional, Javier PATISO CAMARENA. Acta Judicial. La vor acta procede del substantive la- tino acta que significa documento escrito. En el dere- cho romano se llamaban acta a las leyes, ordenanzas © decretos. Las acta senatus consignaban lo acaecido cen las sesiones del senado. Acta urbana publica diurna, rerum urbanarum o simplemente acta, era la gaceta oficial de Roma, boletin de noticias, relacion oficial de nacimientos, muertes, etc., que te fijaba en las ca- Hes. El adjetivo judicial, proviene a su ver. del latin, judicialis, o sea, perteneciente al juicio o realizado en tun procedimiento ya sea contencioso o voluntario, ante los tribunales. Por tanto, acta judicial es la rela- cibn eserita de uno 0 més actos realizados en un pro- cedimiento judicial, autorizada por funcionario fa- cultado para certificar o dar fe, generalmente el se- ceretario o el notario que haga sus veces por designa- cin del promovente en los asuntos de jurisdiccion voluntaria, 0 por las partes en loe de caricter conten- cioso (a. 68 CPC), 0 bien por testigos de asistencia en asuntos de la competencia de los jueces de paz (a. 44 del Titulo especial de la Justicia de Pax del CPC). IL En el articulo 126 del Cadigo de Procedimiento Civil italiano, de 28 de octubre de 1940, se concreta claramente lo que debe contener el acta judicial. A saber; “indicacién de las personas que han interveni- do, y de las circunstancias de lugar y de tiempo en que se han levado a cabo los actos que documenta; debe contener, ademas, la descripeion de las activi des desarrolladas y de las manifestaciones hechas, asi como de las declaraciones recibidas. El acta !a firma el seeretario. ..” a IIT. Carnelutti dividié los documentos segin su con tenido, en descriptives y constitutivos. Los descrip ti- ‘vos sirven para representar algo ya sucedido, en tanto que los constitutivos consignan algo que sucederd, y les Hama de representacidn anticipada. Entre los docu- mentos descriptivos, menciona el acta judicial en la que se encuentra, de modo permanente, la represen- tacién de hechos que han de apreciarse en un momen- to posterior. Explica que deben documentarse tnica- mente los hechos esenciales, porque se infiere que en ‘el proceso modemo ya no rige con el rigor con que lo enuncian las palabras, del proloquio medieval que decia: quod non est in actis, de hoe mundo non est. Dice el autor que en principio se hallan sujetos a do- ‘cumentacibn las afirmaciones de las partes, las pruebas constituyentes y los proveimientos del oficio judicial Pero el documento descriptive puede también elabo- rarse fuera del proceso, éste es el documento piblico, el acta notarial. Lo que el notario recibe, agrega, es precisamente la declaracion ya hecha por las partes, IV, BIBLIOGRAFIA: REDENTI, Enrico, Derecho pro. eval civil; trad. de Santiago Sentis Melendo y Mariano Arre- ya Redin, Buenos Aires, EJEA, 1957, tomo I; CARNE- LUTTI, Francesco, Sistema de derecho proceso! civil; trad. de Niceto Alealé-Zamaora y Castillo y Santiago Sentts Melen- do, Buenos Aires UTEHA, 1944, tomos Il y Ill Ignacio MEDINA LIMA. ‘Acta Notarial. I. Conforme at Diccionario de la Real Academia, es una relacién fehaciente que extiende el notario de uno o mas hechos que autoriza, I. En los términos del a. 58 LN, vigente a partir de 1946, se le definia como el instrumento original que el notario asienta en eu protocolo para hacer constar un hecho juridico, y que tiene la firma y el sello del propio notario, Posteriormente en la LN, publicada en el DO del 8 de enero de 1980, y conforme a su a. 82 se define al acta notarial como el instrumento ori- ginal autorizado, en el que se relacione un hecho 0 acto juridico que el notario asiente en el protocolo bajo su fe, a solicitud de parte interesada, ‘Aparentemente, conforme a la LN actual, el acta notarial comprende tanto a los actos como a los he- chos juridicos, lo que contradice el texto del a. 60 de la misma ley, en términos del cual la escritura es el original que el notario asienta en su protocolo para hacer constar un acto juridico y que contiene las fir- mas de los comparecientes, asi como la firma y sello del notario. 2 En realidad el a. 82 de la LN debe circunscribirse a hechos juridicos y a actos materiales. Asi debe enten- derse dicho articulo. Ademés, esta es la tendencia en el derecho comparado, p.e., en los derechos espaol yy argentino. IIL. Las actas notariales tienen un régimen legal es- pecifico y existen en la legislacién notarial reglas ope- rativas, relativas a casos particulares de hechos juridi- cos, como notificaciones, interpelaciones, etc., rela- cionadas con el ejercicio notarial. El régimen supletorio de tas actas notariales es el de las escrituras pitblicas (2.83 LN). La actividad notarial en materia de hechos juridicos y, en consecuencia, en la redaccién de actas notariales representa una faceta diferente de la fun- ibn notarial. IV, BIBLIOGRAFIA: CARRAL Y DE TERESA, Luis, Derecho notarial y derecho registra; 6 ed.. México, Pornia, 1981. Jorge A. SANCHEZ-CORDERO DAVILA Acta Sindical I. Documento en el cual se certifica acer- cca del escrutinio de una eleevién que posibilita que él © oe elegidos puedan desempefiar y ejerver un cargo determinado dentro de una agrupacin obrera, que entrafia un acto que debe ser esencialmente democri- tico. En el articulo 365 fraccién I de la Ley Federal del Trabajo se dispone que, tratindose de la constitu- cién de un sindicato, debe levantarse un acta de la asamblea constitutiva en la que habra de expresarme todo cuanto se dice o se haga, se convenga o se pacte. Por ello el vocablo id quom actum est significa en de- recho la resela eatrita, fehaciente y auténtica de todo acto que produzca efectos juridicos. Son también los documentos en los que consten los incidentes y acuer- dos a que se egue en el transcurso de una asamblea ordinaria 0 extraordinaria de una organizacién de tra- bajadores; asi como las constancias 0 certificaciones que levanten los ingpectores del trabajo en los casos en que intervengan traténdose de un acto sindical. IL Levantar un acta es extender por escrito con ‘cargo a quien tenga autoridad para ello, por lo general un secretario, una relacién lo més completa posible y redactada de manera conereta y en sintesis, de las de- liberaciones de una asamblea sindical. Puede serlo el documento en ef que se formule una constancia ani- Toga de los hechos que en ella tengan lugar o de las ex- posiciones que hagan las personas reunidas, cuando sea de interés conservar lo que se hubiere tratado 0 lo ‘que se haya discutido. El documento debera estar fir- ‘mado ya sea por los reunidos, por quien tenga facul- tad legal para hacerlo de conformidad con los estatu- tos de la agrupacién y en los casos en que intervenga alguna autoridad, por la persona que la represente, con el objeto de reforzar la autenticidad del acto rea- lizado, TIL El acta tiene valor legal y fuerza obligatoria una vex que haya sido aprobada 0 autorizada por el secretario, el actuario, el inspector del trabajo o la au- toridad ante quien deba presentarse el documento, si clo entrafia una obligacin legal. Asi por ejemplo, el acta constitutiva de un sindicato debera exhibirse ante Ja autoridad administrativa del trabajo que correspon- da, para que pueda procederse al registro de la agrue . MMTV. Se da el nombre de act sina! también al do- cumento en el que conste un acto coneiliatorio rela- cionado con trabajadores y puede ser de cardcter la boral o de indole administrativa, V. BIBLIOGRAFIA: CUEVA, Mario de la, £¥ nuevo dere ‘cho mesicano del trabajo, México, Porria, 1979, tomo Il; DEVEALI, Mario L., Lineamientos de derecho det trabojo, Ba. ed., Buenos Aires, 1956; CASCALES MUROZ, José, Et ‘movimiento social contemporineo. Por qué, cuindo y eémo hha nacido el problema obrero, Madsid, 1912; TREVINO PRIETO, Juan, Conflictos de trabajo, México, 1946; CAS. TORENA, J. Jesis, Manual de derecho obrero, 3a. od, Mé xieo, 1959. Santiago BARAJAS MONTES DE OCA Acta Solemne de la Declaracién de la Independencia de Is América Septentrional de 6 de noviembre de 1813, L.Este documento solemne fue expedido por el Congreso de Chilpancingo en la fecha arriba mencio- nada. No es en rigor el acta formal de la independen- cia de México ya que, como es hien sabido, el movi- miento insurgente fue pricticamente desarticulado poco tiempo después de la reunion de Chilpancingo. Sin embargo, tiene en comiin con el acta formal de la independencia nacional la afirmacion de que durante la época colonial se le habian conculcado ala nacin sus derechos para gobernarse en forma independiente, es decir, el reconocimiento de que habia habido ante- riormente una nacién soberana. TL Esta acta es posterior a los Sentimientos do Nacién y anterior a 1a Constitucién de Apatzingin, documentos que recogen el pensamiento de Morelos y del grupo de insurgentes que con él luchaban sobre los prineipios que haban de inspirar al gobierno que proponian, como consecuencia del levantamiento popular de 1810. IIL. Después de las muertes de Hidalgo y Allende, la revolucion de independencia fue encabezada por Morelos y Lopez Rayén. Ambos tenian una idea muy clara de lo que pretendian para la nacién que surgiria de la lucha, pero el primero iba mas lejos en sus plan- teamientos, ya que buscaba la absoluta independenci del trono espafiol, de ahi que haya sido precisamente Morelos el que convocara al llamado Congreso de Chilpancingo en el que se continué el esfuerzo cons- tituyente de la Suprema Junta Nacional de América instalada en Zitéeuaro por Lopez Rayén, autor de los Elementos Constitucionales. A diferencia de lo pro- puesto en Zitécuaro, en todos los documentos inspira. dos por Morelos ya no se reconoeia a Fernando VIL ‘como soberano. IV. El acta que se viene comentando se inscribe en este contexto. Fue elaborada por el Congreso del Anahuae, legitimamente instalado en Chilpancingo, el 6 de noviembre de 1813, como qued6 apuntado. En su texto se sefalaba que “por las presentes cir- cunstancias de la Europa”, la América Septentrio- nal recobraba el “ejercicio de su soberania usurpada”, y de ahi que quedara “rota para siempre jamas y di- ‘uelta 1a dependencia del trono espafiol”. Fijaba a continuacién algunas de las facultades que llevaba im- plicito el ejercicio de la soberanéa, y declaraba reo de alta traicion al que se opusiera a la independencia El acta fue redactada por D. Carlos Maria Bustaman- te, y revisaba por el propio Morelos quien, a decir de Ernesto Lemoine, taché el nombre de Fernando Vil del texto original. Este hecho signiticaba la ruptura definitiva con el pasado, ya que hasta entonces no se habia cuestionado la personalidad del monarca espa- iol como soberano. Es éste pues el mérito y el interés del Acta de Independencia de 1813, Esta acta tuvo validez juridica, como muchos otros documentos expedidos por los insurgentes, solamente dentro del territorio que éstos iban ocupando. v. ACTA DE LA INDEPENDENGIA MEXICANA, De- CRETO CONSTITUCIONAL PARA LA LIBERTAD DE LA America. MEXICANA, ELEMENTOS CONSTITUCIO. NALES, SENTIMIENTOS DE L& NACION, Y. BIBLIOGRAFIA: GUEDEA, Virginia, Joré Marlo Mo relos, Cronologia, México, UNAM, 1981; LEMOINE, Ernes. to, Morelos y la revolucién en 1810, Morelia, Gobierno del 73 Estado de Michoacin, 1979; TENA RAMIREZ, Felipe, Le- yet fundamentalea de México, 1808-1975, 61. ed., México, Pornia, 1975. M, del Refugio GONZALEZ ‘Actividad Comercial. I. Comprende tanto aquella que se realiza comprando, vendiendo o permutando géne- ros o mercancias, como toda la que se realiza con la finalidad de crear o explotar una empresa. El concep- to juridico de actividad comercial excede en mucho al concepto vulgar del término. Por lo que, ademas de la tipica actividad mercantil, se considera que lo son Ja explotacién de la fianza de empresa, la navegac el transporte y el seguro. Puede afirmarse que todo aquel que se dedique a cla de modo profesional es, segiin nuestro derecho, comerciante. Lo que significa que la mera realiz de actos de comercio no puede calificarse de actividad mercantil. Todas las personas celebran y ejecutan, to- dos los dias, actos de comercio. A esto se le califica de realizacién accidental de actos mercantiles. Por otro lado, sdlo se califiea como mercantil la sctividad de aquellos sujetos que realizan actos consi derados como mercantiles en cuanto a su finalidad. Los actos abnolutamente mercantiles, asi como aque os que lo son en cuanto a su objeto, al sujeto y por conexién, no constituyen, necesariamente, la mate de una actividad comercial. Aunque quienes se dedi- quen a ésta, necesariamente, los realizan, Tl. Nuestra legislacién no atiende de manera prin- cipal y exclusiva a la actividad mercantil, para cal car la mercantilidad de las sociedades comerciales. Asi, el articulo 30. CCo. fraccion Il eaifica de comer- ciantes a las sociedades constituidas con arreglo a las leyes mercantiles, y segiin la LGSM, tienen este carae- ter todas aquellas que se conatituyan en alguna de las formas reconocidas por el articulo lo. de la misma. Siendo estas, la sociedad en nombre colectivo, la sociedad en comandita simple, la sociedad de respon- sabilidad limitada, la sociedad anénima, la sociedad en comandita por acciones y la sociedad cooperativa. De donde se concluye que una persona moral (socie- dad mercantil) puede ser comerciante sin que, neces- tiamente, redlice una actividad comercial. Por ejemplo: tuna sociedad anénima dedicada a fines de beneficen- Sin embargo, el CC, en su articulo 2688, condicio- na que el fin a que deben dedicarse las sociedades civi- les, no constituya una especulacion comercial, de don- 74 de se deaprende que una sociedad civil, que se dedique 4 la realizacion de una actividad comercial, adquiere cardcter de comerciante (como sociedad mercantil irregular). Se refiere a la actividad mercantil, de acuerdo con el concepto econdmico de ésta, el articulo 75 CCo., fracciones J y II, que califica como actos de comercio las adquisiciones, enajenaciones y alquileres de bienes muebles, cuando se verifican con propésito de expecu- lacién comercial, asi como las compras y ventas de bienes inmuebles, cuando te realicen con el mismo propésito. No hay problema para conocer si existe intencin de especular si se trata de actos realizados por comerciantes, respecto de loa cuales el propésito se presume, relativa o absolutamente, a tenor de lo que disponen las fracciones XX y XXI del articulo 75. Mba diffcil seré el caso de que quien realice el ac- to no sea comerciante. Supuesto en el que se presume que el acto ea civil y quien afirme su mercantilidad debe comprobarlo, para lo cual deberi atenderse a “Jo que realmente ha pasado entre las partes. Las declaraciones de éstas; la naturaleza de las mercan- cias (que son por lo comin objeto de especulacion, o impropise de! conaumo del adquirente); su cantidad excesiva para las presuntas necesidades del mismo; la condicién econdmica y social del comprador; ls rela- ciones de negocios que anteriormente hayan mediado entre las partes; otras adquisiciones de mercancias de la misma especie y de distinta procedencia; la notorie- dad de expeculaciones anélogesrealizadas antes por el mismo comprador; el lugar de la contratacién; Ia for- ma del contrato; el modo de la ejecucién, ete. ..” (ena). ILL, Se refieren a la actividad comercial (conceptos ‘econémicos y juridicos), directa o indirectamente, entre otros, los articulos 30. CCo., fraccion I, que ca- lifica de comerciantes a quienes hacen del comercio ‘u ocupacion ordinaria, El 75 en sus fracciones V a XA, que califican como actos de comercio a las em- ientos y suministroe, de construc- jiblicos y privados, de fabricas y manufacturas, las librerias y las empresas editoriales y tipogrificas, de comisiones, de agencias, de oficinas de negocios comerciales y estableeimientos de ventas en piblica almoneda y de especticutos piblicos. La fraceion XIV, que califica como actos mercantiles to- das las operaciones de bancos. La XVI, los contratos de seguros hechos por empresas. Por analogia con las fraceiones citadas, con base en la fraccidn XXIV, la doctrina califica de mercantil toda la actividad em- presarial. Ante la imposibilidad, por parte de los estudiosos, de obtener un concepto unitario del acto juridico de comercio, con validez universal para todos los tiem- pos y lugares, que sirva para proporcionar un criterio, seguro y definitive de lo que para el derecho son la actividad comercial y la materia de comercio, los au- tores se han voleado a la bisqucda de nuevas pautas orientadoras. En la actualidad, han adquirido importancia dos eri- terios: primero, el de que la materia de la actividad co- mercial consiste en el trificoen masa, siendo de eseasa trascendeneia prictica, para el derecho mercanti, las ‘operaciones aisladas; y segundo, el de que la actividad mercantil corresponde a la de la empresa y el derecho comercial es una regulacién profesional de ésta (con mejor técnica, los italianos, se refieren al empresario). ‘Rodriguez y Rodriguez recoge estas dos opiniones, asi como las eriticas que se les hacen (que hay actos que se realizan en masa que no son mercantiles y que hay empresas que tampoco lo son) y sostiene que el derecho mercantil “es el derecho de los actos en masa realizados por empreeas”, lo que viene siendo, para es- te autor, la materia de la actividad mercanti. Esta solucién, por lo menos desde el punto de vista de nuestro derecho positive, no es valida. El CCo. y las leyes mercantiles en vigor, como ha quedado ex- puesto, regulan los actos de comercio y la actividad de los comerciantes; no los actos en masa realizados por empresas. Barrera Graf sefiala que se tiende a considerar que la actividad que debe regular el derecho mercantil de- be ser Ia de las empresas y la econémica. Pero, con acierto, sefiala que esto es s6lo un desideratum, que no ‘se encuentra consagrado en nuestro derecho vigente. Mantilla Molina, al considerar los limites de ta le- gilacién mereantil, para determinar cuales son las fa- ceultades del legislador federal para legislar en materia de comercio (Constitucién, articulo 73, fraccién X), ‘encuentra que la falta de un concepto juridico de co- mercio impide precisar que alcance did el constitu- yente a la palabra comercio y afirma que “desde un punto de vista estatico el legislador federal debe en- tender por comercio lo que tradicional y consuetudi- nariamente, se ha entendido en derecho por tal, y sin perjuicio de ampliar el concepto, dinamicamente, a ‘medida que el consenso general, manifestado a través del derecho comparado, lo ampliase”. Aungue, en general, el ejercicio de la actividad mer- cantil ¢6 libre, existen, no obstante, incapacidades, incompatibilidades y prohibiciones. IV. Asi, salvo excepeiones (CC a. 556) los meno- res y los sujetos a estado de interdiccion no pueden, ni siquiera por conducto de sus representantes legales, dedicarse al ejercicio del comercio. Las profesiones de notario piblico, corredor y agente aduanal, son compatibles con el ejercicio de la actividad mercantil profesional. Tienen prohibido dedicarse a esta activi- dad los quebrados no rehabilitedos y 10s reos de del tos contra Ia propiedad. Los extranjeros pueden dedi- ‘arse al cometcio, pero sujetos a restricciones. Por al- timo, leyes especiales imponen requisitos para el ejer- cicio de determinadas actividades mercantiles, tales como la banca, explotaciones forestales, explotacion de sustancias del subsuelo, fianza de empresa, indus tria eléetrica, pesqueria, seguros y transportes (Manti- lla Molina). », ACTO DE COMERCIO, COMERCIANTE, COMER. ClO, EMPRESARIO, EMPRESA, NEGOCIACION MER- ‘CANTIL, COMERCIALIZACION. ‘Y, BIBLIOGRAFIA: ABASCAL ZAMORA, José Marfa, “Eimpresa, empresario y negociacién mereantil”, Juridica, México, nim. 4, julio de 1972; BARRERA GRAF, Jorge, “Derecho mercantil”, Introduccién af derecho mexicano, México, UNAM, 1981. t. II; id, Inversiones extronjeras, Mé- xxico, Pornia, 1975; id, Tratado de derecho meroantil, Méxi- co, Porrda, 1957; CER VANTES AHUMADA, Rail, Derecho mereantil, México, Herrero, 1975; MANTILLA MOLINA, Roberto L.. Derecho mercantil; 19a. ed., México, Pomia, 1979; RODRIGUEZ Y RODRIGUEZ, Joaquin, Curso de derecho mercantit; 30. ed., México, Pornia, 1957; TENA, Felipe de J., Derecho mercantil mexicano; 7a. ed., México, Pornia, 1974. José Maria ABASCAL ZAMORA Activos, 1. El total de bienes materiales, créditos y derechos de una persona, de una sociedad, de una cor- poracién, de una asociacién, de una sucesién o de una empresa cualquiera. IL Dentro de los elementos del estado de situacion: financiera o balance se encuentra el de conceptos del activo y su valor clasificados en la siguiente forma: 1. Activo amortizable. Aquellos bienes o derechos ‘que por agotamiento, por el transcurso del tiempo y por otras causas ajenas a la fluctuacion de precios en dl mercado, disminuyen constante o periédicamente de valor, el cual en los libros debe reducirse en la can- % tidad correspondiente. En esta clase de activo se in- cluyen: yacimientos y minerales, derechos de auto- res, concesiones de Estado, los gastos de instalacion, Jos de organizacién y en general todos aquellos bienes ‘o derechos agotables por propia naturaleza y cuya dis- minucién y valor no puede evitarse por medio de gas- tos de reparacién o de conservacién. Los bosques y Jos montes madereros cominmente se incluyen en cesta categoria, aun cuando son susceptibles de conser- vacién mediante una reforestacién adecuada. 2. Activo circulante. Aquellos derechos, bienes ma- teriales o créditos que estan destinados al trifico mer- cantil 0 proceden de éste, que se tienen en giro de modo mis o menos continuo y que, como operacio- nes normales de una negociacién pueden venderse, transformarse, cederse, trocarse por otros, convertirse en numerario, dare en pago de cualquier clase de gas- tos y obligaciones o ser materia de otros tratos seme- jantes y peculiares de toda empresa comercial. Debe tenerse en cuenta que, los bienes que forman el activo fijo y el activo diferido, aun cuando ocasio- nalmente pueden ser objeto de alguna de las operacio- nes sefialadas en el parrafo proximo anterior, no lo son de manera constante dado su origen y finalidad. Forman parte del activo circulante las partidas de activo disponible (aunque éstas suelen presentarse ba- {jo una clasificacion especial en el balance general), los documentos y cuentas por cobrar, los inventarios en materias primas, de articuloe en proceso de fabrica- cién y de articulos terminadoe, las inversiones en ve- lores que no tengan por objeto mantener el dominio administrativo de otras empresas, y otras partidas se- mejantes. Los documentos y cuentas por cobrar a car- go de accionistas, directores, funcionarios y emplea- dos de las empresas, pueden mostrarse en el balance general formando parte del activo circulante, pero es conveniente agruparlos separadamente bajo un titulo especial. Existen otras locuciones similares a la de activo cir- culante, como las de activo flotante y activo realiza- ble. Este iltimo nombre se usa mas bien para denotar aquellos bienes que pueden ser vendidos en cualquier momento. 3. Activo congelado. Se designan con este nombre aquellas partidas del activo de las cuales no se puede disponer facilmente por consistir en créditos dudosos © venidos a menos, en mercancias o productos pass- dos de moda, en general en bienes o inversiones del activo circulante para los cuales no haya mercado. 6 Aungue en el balance general no se hace aparecer el nombre de activo congelado, es conveniente que el auditor clasifique, sefiale o comente, de modo apro- piado, el importe de las partidas correspondientes. 4. Activo contingente. Se lama asi al conjunto de bienes 0 derechos cuya pertenencia legal depende de ciertos actos hechos que pueden o no, Hegar a efec- tuarse. 5, Activo de realizacién inmediata. Dicese del efec- tivo y en general de cualquier inversién que ficilmen- te puede ser convertida en efectivo. 6. Activo diferido. La porcién de ciertas partidas de gastos que es aplicable a ejercicios 0 periodos pos- teriores a la fecha de un balance general. En mejores términos, debe designarse con el nombre de cargos diferidos o de gastos diferidos, ya que no se trata sino de determinados gastos cuya aplicacién se difiere o pospone por no corresponder al ejercicio que se clau- sura, Algunas veces se incluye ef activo congelado dentro de éste, asi como otras partidas de activo cuya realizacién no puede esperarse sino después de un tiempo largo; p. e.: la capitalizacion de rentas en vir- tud de un contrato de arrendamiento por el cual las rentas pueden ser aplicadas como tales o bien a cuen- ta del precio de compra del inmueble, a opcion del arrendatario respectivo. 7. Activo disponible. Bajo este rubro se incluyen: el efectivo en caja, los depésitos a la vista en institu- cciones bancarias, los fondos en trinsito, los documen- tos de cobro inmediato, los fondos o dinetos de que se puede disponer inmediatamente, para cubrir las ‘erogaciones ordinarias de los negocios. Los fondos se- parados para algin fin particular, aquellos retenidos por un fideicomisario como una garantia especial 0 los fondos gravados en cualquier forma, no constitu- yen parte del activo disponible y deben mostrarse se- paradamente en el balance general. El activo disponi- ble debe considerarse como una subdivision del activo circulante del cual forma parte. 8,Activo dudoso. Se dice de aquellas partidas del activo cuya cobranza o realizacién es incierta. 9. Activ en trabajo 0 de trabajo. Véase activo se- mifijo. En la agrupacién de cuentas en el balance ge- neral, euele establecerse la designacion de activo cir- culante y de trabajo, comprendiendo bajo este rubro as dos clases de activo de que se trata. 10, Aetivo eventual, Véase activo contingente, 11. Active fieticio, Aquellas partidas del activo que no representan un valor real 0 que no pueden ser realizadas a ningin precio. Partidas falsas que se ha- cen figurar en el activo. 12. Activo fijo. Las propiedades, bienes materiales ‘© derechos que en el curso normal de los negocios no cestin destinados a la venta, sino que representan la inversion de capital de una empresa en las cosas usa- das o aprovechadas por ella, de modo continuo, per ‘manente o semipermanente, en la produccién o en la fabricacion de articulos para venta o en la presta ccién de servicios a la propia negociacién, a su cliente- la 0 al piblico en general, p. ela maquinaria de las ‘compaliias industriales, las instalciones y de las empresas de servicios piblicos, los muebles y ense- res de las casas comerciales, el costo de concesiones y derechos, etc. También se incluyen las inversiones en acciones, bonos y valores emitidos por empresas afi- liadas. El rubro que se analiza denota una fijeza de propasito o intencién de continuar en cl uso o posesion de los bienes que comprenden. En otras palabras, de- nota inmobilizacién al servicio del negocio. Eventual mente, tales bienes pueden ser yendidos o dados de baja ya sea porque se considere que no son atiles, por que ‘sean reemplazados por nuevas instalaciones 0 por otras causas similares a las expuestas. Las eroga- ‘eiones que se hagan con objeto de mejorar el valor de una propiedad o su eficacia para el servicio, pue- en considerarse como inversiones fij Desde un punto de vista estrecho, solamente pue- den capitalizarse aquellas erogaciones que tengan por ‘objeto aumentar Los ingresos 0 disminuir los gastos. El activo fijo se clasifica en tres grupos: 4) tangible, que comprende las propiedades o bie- nes susceptibles de ser tocados, tales como los terre- nos, los edificios, las maquinarias, ete. ») intangible, que incluye cosas que no pueden ser tocadas materialmente, tales como los derechos de patente, los de via, el crédito mercantil, el valor de ciertas concesiones, ete., y ©) las inversiones en compaftias afiliadas, 13. Activo flotante. Véase activo circulante. 14. Activo intangible, Bajo este rubro se incluyen Jos costos de concesiones, franquicias, marcas de f4- brica, patentes, derechos de autores, crédito mere til, ete. y también ciertas partidas diferidas como gas- tos de desarrollo, gastos de organizacion, etc., cuya amortizacion no se piensa hacer en un plazo relativa- mente corto. 15. Activo liquido. Suele llamarse ast al capital con- table, pero tal designacion es técnicamente incorrecta. 16. Activo neto. Se usa por capital contable, pero técnicamente es incorrecto. 17. Active computable, Se Hama ast a aquellas par- tidas del activo que figuran en las contabilidades de las instituciones bancarias, de fianzas, y de seguros y que de acuerdo con las disposiciones legales respecti- vas, son computables como inversiones de los deposi- tos y reservas téenicas. Bl articulo 40 de Ia Ley de Institueiones de Fianzas, p. e., establece que se consi- derarin como activo computable la existencia en ca- jas, representada por moneda de curso legal y divisas extranjeras; depdsitos, préstamos y eréditos en insti- tuciones de crédito; valores aprobados como objeto de inversion por la Comision Nacional de Valores; acciones de sociedades que se organicen exclusiva: mente para adquirir el dominio y administracion de edificios destinados a! establecimiento de las oficinas de la institucion, ete, 18, Active no computable. Se llama asi a aquellas partidas del activo que figuran en las contabilidades de las institueiones bancarias y de seguros y que, de acuerdo con las disposiciones legales respectivas, no son computables como inversiones de los depésitos y reservas técnicas, sino que se suponen hechascon el ca- pital, con las reservas del capital o con otros recursos propios de las empresas. 19. Aetivo ocioso. Denominacién aplicable a los, activos fijos que estin temporalmente fuera de uso y aobre loe cuales se tiene una certeza razonable de que serén puestos en servicio por la empres 20. Activo pignorado, Las partidas de activo dadas en prenda o garantia de alguna deuda u operation y de las euales no se puede disponer sino en determina- das circunstancias. 21. Activo realizable. Véase activo circulante. 22. Activo semifijo. Se usa para designar aquellos renglones del activo que tienen un carécter interme- dio entre el activo fijo y el activo circulante. Expecial- mente, denota las existencias de efectos que se consu- men en la fabricacién sin que formen parte integral de los productos, como p. ¢.: los abastecimientos de combustibles y Iubricantes, los explosivos en comps- ‘tfas mineras, los utensilios y pieaas para la maquina- ria, los envases cuando pueden ser devueltos por los clientes, ete. ‘También suelen incluirse dentro de este grupo, aun- que es preferible mostrarlas separadamente: las cuen- tas deudoras de empresas afiliadas y las que son a car- g0 de accionistas, directores, funcionarios y emples- 7 dos. En el balance general, no se acostumbra presen- tar esta clasificacin particular sino que loe renglones de que se ha hecho mencién se agrupan bien sea en el activo fijo, bien en el cireulante (que en tal caso recibe el nombre de activo circulante y de trabajo) 0 bien se muestra separadamente sin designacion espe- cial alguna. 23, Activo tangible, Propiedades o bienes materi Jes susceptibles de ser tocados. v. ACCIONES DE SOCIEDADES, BALANCE, DEPOSI. TOS BANCARIOS, OBLIGACIONES, UL. BIBLIOGRAFIA: ELIZONDO LOPEZ, Arturo, ET ‘Proceso contabie, 3a. ed., Mexico, Ediciones Contables y Ad- ‘minintrativas, S.A., 1980, MANCERA HERMANOS Y Co. LABORADORES, Terminologia del contador, 8a. ed., Méxi- ‘co, Banca y Comercio, S. A., 1929, Miguel ACOSTA ROMERO Acto Administrativo. Es el acto que realiza la autori- dad administrativa. Expresala voluntad de la autoridad administrativa, creando situaciones juridicas indivi- duales, a través de lan cuales se trata de satisfacer las necesidades de la colectividad 1a comunidad. A ve- ces, las autoridades legisativas o las judiciales realizan también el acto administrativo, cumpliendo funcio- nes de autoridad adminitra I. Prevalece en la doctrina del derecho administra tivo, la distincién formal o subjetiva y material u ob- jetiva det concepto de acto administrativo. En sentido formal, acto administrative es todo acto del Poder Ejecutivo, que es el érgano administrativo del Estado. En sentido material, es el acto del Estado, intrinseca- mente administrativo, sin importar que el drgano esta- tal que lo realice sea el legislativo, el judicial o el ad- ‘ministrativo. 1. Para salvar los inconvenientes del concepto formal, que lleva necesariamente a tener como acto administrativo, el Reglamento, el Decreto © cualquiera otra disposicién general proveniente del Ejecutivo, la doctrina procura el concepto material, por ejemplo Andrés Serra Rojas define el acto admi- nistrativo como: “una declaracién de voluntad de co- nocimiento y de juicio, unilateral, concretay ejecutiva que constituye tna decision ejecutoria que emana de tun sujeto: 12 Adminiatracién Pablica, en el ejercicio de una potestad administrativa, que crea, reconoce, modifica, transmite o extingue una situacién juridica subjetiva y su finalidad es la satisfaccion del interés general”. (p. 226); Agustin A. Gordillo dice: “acto 7 s adininistrativo es el dictado en ejercicio de la funeién administrativa, sin interesar qué Organo la ejerce””(p. 14, t. IID); Manuel Maria Diez expresa: “acto adminis- trativo puro es una declaracién concreta y unilateral de voluntad de un drgano de la adminiatracion activa en ejercicio de la potestad administrativa” (p. 77). 2. El Repertoire de droit public et administratif de Francia, llega finalmente a la siguiente definicién: “un acto juridico unilateral, realizado por una autori- dad administrativa francesa en el ejercicio de un po- der adminiatrativo, creando derechos y obligaciones para los particulares”. i no toma partido en esa distincién, pues no cuenta con un cédigo administrativo y ni siquiera con una ley de procedimiento administrativo, en el orden federal. 4. Los tribunales del Poder Judicial Federal, reiterada- mente distinguen el concepto, en su apreciacion for- mal y material. Il, Acto Administrativo, significa acto juridico, pe- ro también es hecho juridico. IIL. Legalidad dei acto administrativo. El acto ad- ministrativo proviene de la potestad que tiene la auto- ridad administrativa en la ley. Esto significa que el acto administrative esti sometido al principio de la legalidad, conforme al cual Ia autoridad administrati- va sélo puede realizar los actos que la ley le autorice. 1.EI principio referido se encuentra coneagrado por Ja garantia individual de legalidad, que se recoge en 4 articulo 16 de le Constitucién Federal. Esta garan- tia exige que toda molestia que se cause a alguien, en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sélo podré hacerse mediante mandamiento escrito 0 sea una resolucién administrativa escrita que cumpla con ciertos requisitos fundamentales como son: a) que provenga de autoridad competente, b) que se den a conocer los hechoe aplicables al caso, en que se apo- Ye y €) que se especifiquen las disposiciones legales en que se fundamenta. 2. El principio de la legalidad se ha hecho efectivo, reiteradamente, por la Suprema Corte de Justicia de ta Nacidn, sefialando en su juris prudencia que, “Las autoridades sélo pueden hacer Jo que la ley les permite” SJF Compilacién 1917. 1965, tesia 47; Apéndice al tomo CXVI, tesis nim. 166. 3. La garantia de legalidad, también ha quedado cubierta por la jurispradencia de nuestro Alto Tribu- nal, que reza: “Para que la autoridad cumpla la garan- tia de legalidad que establece el articulo 16 de la Conatitueion Federal en cuanto a In euficiente fund y motivacion de sus determinaciones, en cllas debe citar el precepto legal que le sirva de apoyo y expresar los razonamientos que le Hevaron a la con- clusion de que el asunto conereto de que se trata, que las origina, encuadra en los presupuestos de la norma que invoca”. SIF Compilacién 1917-1975, tercera parte IT, segunda sala, tesis 402, p. 666. 4. Presuncion de legalidad del acto administrativo, La legalidad del acto administrative no se presume como regla abeouta en la legisacion administrativa, el Codigo Fiscal de la Federacion si la previene. Esta presuncién, cuando la norma juridica la establece, no inmuniza al acto admi- nistrativo frente a los tribunales; la consecuencia es prictica y consiste en que la ilegalidad del acto debe acreditarse. La carga de la prueba sobre la ilegalidad del acto, es para quienes la invocan. IV. Régimen juridico del acto administrative, El acto administrativo tiene su origen en la ley que lo autoriza, como acto propio de autoridad administra tiva, pero en la vida econdmica, social y politica de le administracién pablica, se sirve para lograr los cometi- «dos u objetivos de ésta, tanto de las leyes administrati- ‘yas como de las leyes civiles y mercantiles. Esté some: tido por las necesidades propias de la administracion contemporanea, 2 las normas del derecho pilico y a las normas del derecho privado, pero, esta situacion, no le priva de su indole administrativa, Esto explica que slo metaféricamente se puede admitir que se distinga entre actos administrativos y actos privados, de la administracién, pues en la realidad cotidiana es- to iiltimos son simplemente actos administrativos que utilizan las normas det derecho privado para col- mar fines piblicos. En le practica administrativa, es comin observar que el acto administrative tenga co- mo régimen juridico el de la ley administrativa pero también es ordinario constatar

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