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Cuento corto de Germán Bernardez, galardonado con la "Mención al Cuento" en el Encuentro de Literatura Joven 2015 organizado por la Intendencia Municipal de Montevideo.
Cuento corto de Germán Bernardez, galardonado con la "Mención al Cuento" en el Encuentro de Literatura Joven 2015 organizado por la Intendencia Municipal de Montevideo.
Cuento corto de Germán Bernardez, galardonado con la "Mención al Cuento" en el Encuentro de Literatura Joven 2015 organizado por la Intendencia Municipal de Montevideo.
Roco miraba el brillo que cubra su piel, apenas transpirada, mientras senta como sus mejillas ardan por dentro. Nadie la estaba mirando, varias personas la vean, pero nadie le prestaba atencin. La punta del pie derecho, como de costumbre, fue a colocarse tras el taln izquierdo, enganchndose, previendo lo que vena. Los muslos se contraan y al hacerlo se frotaban sutilmente uno contra el otro. Las manos, inquietas, simulaban escribir, ordenar, pasar hojas, lo que sea Roco con extremada delicadeza estir el brazo y se aferr a un pequeo vasito con agua como si fuese un tesoro, un oasis en medio del desierto ms abrasador. Al llevrselo a la boca control el impulso, y dej que el agua la invadiera lentamente, humedeciendo lengua, garganta y los labios que no estaban ya humedecidos El abdomen se contraa en pequeos espasmos, la respiracin, entrecortada, apenas cumpla con su funcin bsica de oxigenar el cerebro Una mujer, de cuarenta y tantos, se par delante del escritorio de Roco a preguntarle algo relacionado al yogurth, los ciclos, la facilidad con la que las chicas de veintitantos como ella vivan la vida y alguna otra cosa ms, a la que la joven no prest atencin y simplemente respondi con la mejor sonrisa que pudo, sonrisa mueca, torcida, manchada por el acto prohibido que llevaba a cabo de forma oculta pero a la vista de todos. La ansiedad y los nervios la llevaron a morder violentamente el borde del vasito, a desear que esa mujer recibiera un rayo fulminante que la transformara en cenizas, gimi en forma seca dentro del vasito, que apenas devolvi un eco imperceptible para cualquiera, menos para Roco que se sobreexcit escuchando su propio deseo fuera de s. La mujer se fue en busca de alguien que le siguiera el hilo, y los muslos de Roco vieron cmo la autopista del placer encenda todos los carriles en verde. La punta del pie derecho se enganch del tobillo izquierdo, los msculos se crisparon an mas, la presin aument, en la boca el labio superior no aguant la tentacin y mordi a su compaero inferior, con fuertes deseos de lastimarlo, de hacerle sentir que est vivo La implosin lleg en silencio, como en el espacio, nadie ms la not Los ojos de Roco, como los de un pez muerto, se cristalizaron y abrieron al mximo de sus posibilidades la boca, apenas abierta, qued en un intermedio entre abierta y
cerrada, en un gemido mudo, en una necesidad imperiosa de ocuparla con un
dedo lo hizo, en segundos, se llev un dedo a la boca y mordi cada falange, lo lami por dentro como quien prueba la miel ms dulce y lo liber, para despus liberar las piernas Son el telfono. Suspiro. - Buenas tardes, en qu la puedo ayudar? -