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NUEVAS POETAS

PARA NUEVOS TIEMPOS.


Por José Garés Crespo

En estos últimos años, de manera incipiente todavía, aparecen signos


evidentes de que en el espacio de la producción poética en España hay
cambios que, sin duda, están ofreciendo nuevos aires que terminaran por
cambiar el perfil de la poesía actual. Estas nuevas tendencias apuntan, de la
mano de varios elementos, en la forma y el fondo del nuevo material
poético, lo que hace doblemente interesante la perspectiva que alumbran.

En línea con lo que escribía Marx en la “Ideología alemana”,


diríamos que en última instancia, estos cambios que percibimos, aparecen
como reflejo, más o menos directo, de profundos cambios de
comportamiento que aparecen en la vida social española y que en la poesía
se están manifestando o cristalizando en el lustro que empieza en 2005.

El telón de fondo de este escenario son los cambios políticos de la


última década que confirman una alternancia en la gestión pública que
aleja, aún más si cabe, cualquier cambio en las estructuras del poder
económico-político-social y que, parafraseando a Dante en su “Divina
comedia”, nos invita a abandonar toda esperanza de cambio sustancial. El
resultado: cierta monotonía en los que no pretendían más y desolación y
melancolía en los insatisfechos. El reflujo de una gran parte de las ilusiones
de cambio profundo que arrancan en los 70, parece que toca fondo y nada
se deja entrever en el actual horizonte que lo perturbe.
La nueva poesía que apunta en este nuevo escenario, literariamente
hablando, ha tocado en la línea de flotación de la corriente poética que se
aupó a finales del pasado siglo XX de la mano de poetas como Falcón,
Orihuela, Reichman etc y que al parecer ya dio de si lo que podía. Estos
poetas, objetivamente, aparecieron como una nueva versión de la poesía
social de mitad del XX que decae a partir de los 60 con la “Antología de la
poesía social” de Leopoldo de Luis. Obviamente incorporaron nuevos
recursos estilísticos. Asimismo, y siguiendo la lucha generacional
orteguiana, fueron la reacción a la llamada “poesía de la experiencia”, que
predomina en los años 90. El revival de esta corriente poética, tiene el
mérito de ser la primera en nuestro país, que aparece con un contenido
ideológico de confrontación con la cultura de la globalización actual y
sirvió como refugio frente a la desbandada ideológica de la izquierda. Es,
según confiesan los mismos protagonistas, “poesía de la resistencia”.

La poesía que apunta novedosa, no aparece tanto como la cíclica


confrontación con la inmediatamente anterior, sino más como síntesis y un
nuevo ajuste con nuestros días y los que previsiblemente están por llegar. Y
no parece de menor importancia el hecho de que la mayoría de poetas que
apuntan en esta ruptura sean mujeres. Muy importante. Su misma
procedencia literaria es múltiple y todavía sin cristalizar y proviene de
campos teóricamente tan dispares como el surrealismo y la poesía social, la
poesía cuántica o la misma poesía de la experiencia. Los rasgos comunes
son todavía endebles, pero apuntan en la línea comentada.

Así. un intimismo que propicia el coloquio, incluso cuando el tema


sea de carácter social, en cuyo caso sirve de pretexto para manifestar no
tanto el hecho denunciado como los sentimientos coincidentes de la poeta,
de manera que a través de lo temporal y objetivamente ajeno, trasciende lo
particular y personal, en la línea que señalaba C. Bousoño de el tema como
pretexto, como soporte. Una imaginería de tono bajo, apenas susurrada con
un ritmo entrecortado. Un uso mesurado del adjetivo y una exquisita
transposición de giros coloquiales que refuerza la proximidad entre poeta y
lector. En línea con lo que señalaba Jakobson, no es tanto el material
semántico que usan, como la combinación tan personal que del mismo
hacen, en curiosa sintonía todas ellas.

Obviamente ni pretendo ser exhaustivo, ni probablemente, aunque


quisiera es todavía el momento, dado que son unas flores que anuncian, eso
creo, una primavera, pero habrá que esperar al solsticio para ordenar y
analizar.

No obstante, reproduzco tres poemas a titulo de ejemplo, de tres


poetas, que a mi modo de ver, apuntan en lo dicho anteriormente y pese a
su escasa producción todavía, habrá que seguirlas con atención, por lo que
ya son y por lo que anuncian. He aquí un ejemplo de tres de ellas.
Parte de su obra y los datos personales aparecen en el blog de cada
una de ellas.

LAURA GIORDANI.
http://lauragiordani.blogspot.com/

SOLO ESO.

Una manos en la tarde recibiendo la lluvia.


Qué más da si mano de hombre, mujer, niño o muerto:
el mismo gesto ancestral de recibir el agua de lo alto.
Quizá seamos solo eso:
cuenco sin fondo para un agua indigente
que sueña su barro,
mano tendida en la intemperie.

CARMEN MECA.
http://carmenmeca-literaturacuantica.blogspot.com/

PATRONES DE CONSUMO.

Exiliada de su tierra
viaja la caracola
para regresar a ella
y junto a ella deshacerse
con los impetuosos embates
de la mar.
Así fue mi odisea
huyendo a cada paso de su rompiente,
tuna e inspirada
en cada ineludible lindero,
serena en su cadalso último.
Gobernaste el trayecto,
su motor, el pulmón de
las velas en el asfixiante mediodía,
la hora
y sus alimenticios despojos,
la estrella, el monstruo y
las larvas de codicia con que infesta
al morder
la paz, la paz.
Sabía de
la última maldición del hado,
de ese mórbido consumo de los sentidos
que a fuerza de márqueting y happening
ha conseguido vender
como amor ultramoderno. Sabía
que tú eras su principal pregonero, más aún,
avalista de esa lepra.
Y sabiendo lo que sabía,
cuando los más bellos cuentos
sellaban las tumbas de la infancia
y la nada posaba su autorretrato,
primeramente nos amamos
y finalmente te amé.

ESPERANZA MEDINA.
http://esperanzamedina.blogspot.com/

NADA QUE ENCONTRAR..


No busques...
bajo granos de arena infinitos
caracolas marinas
que te arrullen
y te pinten sonrisas de mar,
(hallarás, tal vez,
lágrimas de espuma,
nada más)
No busques
tras cortinas de viento onduladas
la caricia que deje en tu piel
el calor
de esa huella que nunca se va,
(hallarás, tal vez,
el dolor que te quema la piel,
nada más).
No busques
sobre el dorado tapiz de la tierra
ese pétalo dulce y suave
que bese tus labios,
ya no está.
(Hallarás, tal vez,
una espina en la rosa...
nada más)
No busques...
No hay nada que encontrar...

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