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28 Septiembre

ESPERANZA
A medida que dejamos de ser egocntricos y nos centramos en Dios, nuestra desesper
acin se transforma en esperanza.
Texto Bsico, p. 110
Cuando consumamos, la desesperacin era nuestra compaera implacable. Afectaba cada m
omento que pasbamos despiertos. Era producto de nuestra experiencia durante la ad
iccin activa: independientemente de las medidas que tomramos para mejorar nuestra
vida, cada vez nos sumamos ms en el dolor. Los intentos que hacamos para controlar
nuestra vida con frecuencia terminaban en fracasos. En cierta forma, la admisin d
e impotencia de nuestro Primer Paso fue un reconocimiento de desesperacin.
El Segundo y el Tercer Paso nos sacan poco a poco de la desesperacin y nos llevan
hacia una nueva esperanza que nos acompaa en recuperacin. Despus de aceptar que la
mayora de nuestros esfuerzos por cambiar han fracasado, llegamos a creer que exi
ste un Poder ms grande que nosotros. Creemos que este Poder puede ayudarnos y lo
har. Practicamos el Segundo y Tercer Paso para afirmar nuestra esperanza en una v
ida mejor, y nos dirigimos a este Poder en busca de orientacin. En la medida en q
ue dependemos cada vez ms de Poder Superior para el manejo de nuestra vida cotidi
ana, desaparece la desesperacin surgida de nuestra larga experiencia de autosufic
iencia.
SLO POR HOY: Reafirmar mi decisin del Tercer Paso. S que con Poder Superior en mi vi
da, hay esperanza.

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