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Los monólogos de 6º A.
Los monólogos que se han realizado en las clases de 6º son parte de
las actividades y trabajos que se han realizado dentro de una unidad
didáctica llamada EXPRESIÓN CORPORAL. El objetivo fundamental de
esta unidad didáctica es el de lograr que los alumnos amplíen su poder
expresivo usando el movimiento de las distintas partes de su cuerpo con el
objetivo de enfatizar al máximo la simple expresión oral; por otro lado
también cumplimos objetivos sociales como el de trabajar en grupo, ser
capaces de vencer la timidez propia de la edad, los alumnos que hacen de
espectadores aprenden a respetar el trabajo de los demás ya que ellos
también han de realizar el suyo y esperan el mismo respeto; objetivos de
originalidad e inventiva ya que todo lo tienen que preparar ellos; y en
cuanto a los objetivos físicos estarían el afianzar el conocimiento profundo
de las posibilidades de movimiento de las distintas partes de su cuerpo y,
obviamente, el movimiento de estas, la coordinación, el ritmo, etc. Por
último comentar que dentro de esta unidad didáctica están englobadas
también actividades de mimo, dramatización y coreografía.
D. Miguel Pozo, maestro de Educación Física.
Buenos días, compañeros y compañeras. Como todos sabemos, el
maestro nos ha mandado hacer un monólogo. Yo ya sabéis que soy
bastante tímido, así que esto me cuesta, pero después de darle muchas
vueltas me decidí por hablaros un poco de la ya tan nombrada crisis. Yo no
entiendo mucho del euribor ni del pib ni de bolsa ni de ninguno de estos
términos económicos, pero sí estoy harto de escuchar que la crisis se está
notando en las pequeñas cosas. En mi casa, por ejemplo, mi padre no para
de repetir que miremos por el agua. Si tardamos más de tres minutos en
ducharnos nos grita: «¡Que no gastéis tanta agua!». Estas navidades se ha
notado en los mantecados por cabeza. Yo personalmente he echado de
menos algunos más.
Yo decidí poner mi granito de arena y le dije un día a mis padres que
para ayudar en la economía familiar había decidido reducir las duchas
diarias a una semanal (solo los sábados) y que a partir de ahora solo me
lavaría los dientes cuando fuera al dentista, pero esto no les convenció.
Mi padre sí que es un ahorrador nato. Sabe dónde comprar cada cosa
para conseguir la mejor relación calidad precio, como él dice. En el
Mercadona siempre compra los productos Hacendado, en el Lidl los de
limpieza, en el Eroski el suavizante y el detergente y en el Dia compra la
comida para la Pelusa, que para los que no la conocéis es mi perra.
Fase 1 o de aviso: mi padre tranquilamente se dispone a enjabonarse,
por lo que coge el bote y lo aprieta para depositar el champú en la esponja.
En ese momento el champú lanza su ultimátum y emite un sonido
escalofriante: «¡Gruah, gruah!», lo que en su idioma significa «¡Déjame,
que estoy en las últimas!» Pero mi padre no se va a rendir a la primera y
comienza la segunda fase.
Fase 2 o también llamada de primer ataque: mi padre le echa un
poquito de agua al bote, lo mueve como si de una batidora se tratase y lo
intenta de nuevo, pero el champú no es presa fácil y no deja escapar su
contenido a las buenas.
Y mi padre eso no lo puede soportar, así que termina bajando a la
cocina a medio enjuagar, cogiendo el cuchillo del jamón y cometiendo un
crimen irremediable que, por otro lado, el champú se había estado
buscando desde un principio. Corta el champú por la mitad consiguiendo
su objetivo: extraer por fin el champú. Y cuando mi padre está feliz y
sonriente en pleno triunfo mi madre llega y le dice: «¡Pero hombre, que
tacaño eres!» Y mi padre dice: «¡MUJER, QUE ESTAMOS EN CRISIS!».
Recuerden: esto es ficción.
Tomás C. L.
Hola. Soy Manuel y quiero hablaros sobre el tema de la vida. Hay
veces que en la vida te puede ir bien y hay veces que te puede ir mal, pero
aunque te vaya bien la vida es complicada. ¿Qué es la vida? Pues la vida
es comer, beber, dormir, trabajar y ganar dinero.
Al pasar el tiempo ven que la gente se está casando y ellos ya quieren
casarse. Ahora es un problema: que si el traje, que si los anillos, que si el
banquete, que si las gambas son de buena calidad, que si el jamón es de
pata negra, que si el queso está en aceite... Un lío. Y otra cosa: tu madre te
dice que invites a la tatarabuela de tu abuela, al tío de tu tía... Lo dicho,
un lío.
Por fin llega el día de la boda. Tú te casas, sales de la iglesia y toda
la gente dándote besos, gente que ni tú conoces pero que la has tenido que
invitar por compromiso. Ya llegas al banquete, estás muy nervioso y tienes
que estar pendiente de todo. Llega el final de la boda y espera, que ahora
están todas las marujas diciendo: «Que boda tan mala, que comida más
mala», pero en el plato no dejan ni la salsa. Y otra cosa, están todo el día
diciendo «Mira esa, mira la otra, uhhhhh, mira esa que parece una
pitimindingui». Bueno, que ya parece que termina todo, pero espera,
ahora otro problema: la luna de miel. Te tienes que gastar mucho dinero, y
si no lo tienes haces un viaje cutre pero chulo.
Por fin ya ha pasado todo. Ahora estáis bien, pero, como no, ya llega
la mujer con el predictor en la mano diciendo que se ha quedado
embarazada. Ella lo tiene, el niño crece y muy bien. Ahora, una cosa que
no falla y es que siempre llega del colegio diciendo que si se ha echo un
agujero en el pantalón, que si se ha roto la puntera de los deportes, que si
se han metido con él. Y como no, la madre tiene que ir a hablar con el
maestro.
El niño ha crecido más. Ahora, otra cosa que no falla: como la envidia
es muy mala, lo quiere todo. Llega siempre diciendo «Mamá, papá,
Fulanito tiene la pley». Ea, van los tontos de los padres al Mediamar a
comprarle la pley. Al otro día la pley al rincón. Al día siguiente les dice
«Papá, mamá, Fulanito tiene la wii». Ea, van los tontos de los padres al
Mediamar y le compran la wii. Al otro día la wii al rincón, y así siempre.
Ah, y una cosa más que no falla: todo lo quiere de marca, que si los
deportes Nike, que si el chandal Adidas, que si la camiseta Del Niño.
Bueno, un follón.
El niño se hace todavía más grande y tiene que irse al instituto y ya
tiene que estudiar mucho más y todas las cosas cambian. El niño se hace
todavía mucho más grande y se tiene que ir a la universidad y, claro, él
está acostumbrado a que le pongan el plato de lentejas y la fanta en la
mesa y ya no puede coger tanto el ordenador ni salir a la calle porque
tiene que estudiar. Bueno, el niño se ha sacado su carrera y se ha repetido
la misma historia que la de los padres.
Y dime tú: ¿vale la pena enamorarse?
Manuel G. M.
Voy a hablar sobre Halloween.
Míriam G. B.
El agua. La vida salió del agua y digo yo, ¿por qué salió? El agua te
da vida, ¡pero el alcohol te da una vidilla...! Aquí en España el alcohol es
medicina popular. Que tengo problemas: cubata; no tengo problemas:
cubata; tengo un examen: cubata; me ha salido bien: cubata; me ha salido
de pena: dos cubatas.
También nos ayuda a valorar la belleza de esa mujer que al principio
de la tarde no nos parecía muy guapa, a la noche, después de cuatro
Bacardí con cola, ¡cómo se ha puesto!.
El alcohol es muy bueno para el aparato locomotor. Yo he visto a
gente andar a gatas con una confianza que es impresionante. De la vista
no hablemos, porque hay gente que ve el doble, el triple y el cuádruple. Tú
vas a comprar un colirio para ver el doble y no está inventado, pero te
bebes una botella de Pacharán tú solo y ves doble, triple o cuádruple. Y el
problema no es el alcohol, es el cerebro, que no está preparado para las
imágenes en estéreo.
Mariano B. C.
La Semana Santa es una semana muy bonita porque salen
procesiones como el Cautivo, la Borriquita, el Santo Entierro, etc.
A las madres les gusta también. Bueno, no, perdón, por una parte les
gusta y por otra no. Les gusta porque se pueden levantar más tarde. Y no
les gusta porque los niños les dan mucho la lata: que si mamá, me he
caído; que mamá, hazme caso, que me he caído al váter...
Bueno, vamos a lo que vamos. En Semana Santa, vayas a la tienda
que vayas, siempre te encuentras a alguien comprando un vestido. Hay
algunas que llevan un vestido de cola. Parece que en vez de ir a ver pasos
van a ir a los óscar. Y después de ver los pasos van a comer al Piquirri y
piden solo una cola porque ya no les queda dinero y no pueden permitirse
más, porque se gastaron 150 euros en el vestido, 80 en los zapatos y 50 en
la peluquería y encima estamos en crisis y el marido en paro.
Lorena M. O.
Un día se me encendió una bombilla y dije: «Voy a quemar calorías».
Pero no, te quemas tú, las calorías se quedan ahí, y no porque el deporte
sea malo.
Tengo una bici que me tocó en el banco, que por un número no me
tocó el Audi: el Audi con sus cuatro ruedas, su techo, su radio… No, una
bici con dos ruedas, dos frenos y un casco. Yo no sé cómo los ciclistas
pueden llevar esos trajes verdes, rosas, fluorescentes. Además no se paran
ni para comer. Este deporte lo descartamos.
Han abierto una piscina nueva en el barrio que tiene que estar
limpia porque es nueva. Ahora, ¿qué traje me pongo? Los profesionales me
dicen que tengo un cuerpo muy sexy. Los gorros, ¿no los podían hacer más
grandes? Que parecen un chupón. Termino de hacer un largo, me apoyo en
el filo y viene el típico gracioso nadando hacia atrás y me da un tortazo y
¿qué crees que me dice?: «¿Te he dado?» No, si estoy aquí para que me
quiten los dientes.
Javier C. G.
Yo una vez intenté dejar de fumar, pero no entiendo por qué cuando
dejas de fumar se te sube la tensión, engordas, estás de mala leche... En
las cajetillas deberían aconsejar ser al revés: dejar de fumar altera
gravemente la salud. Lo digo por experiencia, porque yo una vez lo intenté
por la bronquitis. El médico me dijo: «¿Fuma?». Y le digo yo: «Sí, venga ese
cigarrito». Me mira a los ojos y me dice: «¿Tú sabes que un cigarro
contiene 15 mg de alquitrán?». Y le digo yo: «Bueno, pues donaré mi
cuerpo al Mopu para las carreteras».
El otro día fui al trabajo y encontré a mi amigo Cristóbal comiéndose
un bocadillo de caballa, limpiándose la boca con un folio, la grasa goteando
sobre el escáner, echándole Frenadol al disquete del ordenador para
quitarle los folios... y le pregunté: «Cristóbal, ¿tú no dejaste una vez de
fumar?¿Cómo lo hiciste?». Me dice: «Sí, con un libro. Si quieres te lo dejo».
Al siguiente día me lo trajo y vi los pasos.
Primer paso: escoger un día, que era miércoles de cenizas. Buen día
para dejar de fumar.
Segundo paso: deshacerte de todo lo que te recuerde al tabaco: el
mechero, el sofá, la televisión, el balcón...
Tercer paso: sustituirlo por algo. Bueno, y me encerré en mi casa con
un cigarro mentolado de la farmacia y parches de nicotina que parecían
las ruedas «pinchás» de una bicicleta.
Mejor dejo lo de dejar de fumar. ¿Y cómo le digo yo ahora a los del
trabajo que he vuelto a fumar? Bueno, estaré como los adolescentes,
escondiendo la cajetilla detrás del váter, comiendo caramelos mentolados
para quitar el mal olor de tabaco... ¿Y a que no sabéis a quién me encontré
el otro día en la bañera fumando? A mi amigo Cristóbal. Ya me parecía a
mi muy raro.
Sergio G. L.
Mi tema es el fin de semana. Sí, señores, esos dos días y medio sin
hacer nada aparte de los deberes y estudiar algo. Qué hacer en el fin de
semana sin aburrirnos y sin colegio, qué pena, sin ver a mis compañeros
ni al maestro. Qué pena, de verdad.
Tengo una pregunta: ¿el mundo se acabará mañana?, ¿o en este fin
de semana?, ¿o la próxima semana?, ¿o el próximo mes?, ¿o en trescientos
sesenta y cinco días?, ¿o en ciento cuarenta fines de semana?, ¿o en
setecientos veintiún días?...
Bueno, la cuestión es que algún día sin duda se acabará el mundo.
Me hago varias preguntas: si por accidente cayera un meteorito del
espacio y cuando entrara en la atmósfera, la atmósfera no lo soportara y
cayera en el continente Asia, ¿sobreviviríamos nosotros a esa catástrofe?
Pues en mi opinión si cayera muy violentamente, eso sería un problema
muy grave y solo se salvaría el Polo Sur.
Ángela J. R.
Alumnos y alumnas de 6º A.
Curso escolar 2009/2010.