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Conservación de Pastos y Forrajes

Los pastos y forrajes verdes han constituido tradicionalmente el


alimento por excelencia de las especies herbívoras y, en particular, de
los rumiantes domésticos. Su establecimiento y mantenimiento tienen
efectos colaterales beneficiosos ya que enriquecen el suelo, preservan su
fertilidad y lo defienden contra cualquier tipo de erosión.

Con todo, aunque su mayor interés estriba en la función de alimento


para el ganado, el bajo valor energético y proteínico de la gran mayoría
de los forrajes obliga a utilizar concentrados y correctores proteínicos
para criar animales de forma intensiva.

La forma más barata de alimentar al ganado es el pasto directo o


consumo inmediato de los productos en verde. No obstante, en las
zonas templadas se hace preciso conservar la hierba o los forrajes
verdes, a causa de varios factores: la estacionalidad de los productos,
las condiciones del terreno y los requerimientos específicos del manejo
de la parcela.

Los principales procedimientos de conservación son la henificación, la


deshidratación industrial, el henolaje y el ensilado.

Heno
La henificación consiste en dejar deshidratar en el campo, expuesto al
sol para que pierda su humedad por evaporación, el forraje cortado en
verde, con el fin de conservar al máximo sus propiedades nutritivas.
Para conseguir un producto con buenas condiciones de conservación,
hay que reducir la humedad normal del forraje (entre el 60 y el 75%)
hasta un 15% en el menor tiempo posible.

La deshidratación industrial se realiza haciendo pasar aire caliente


forzado através de los forrajes verdes, para deshidratarlos con rapidez.

Hasta el momento, el método de aire caliente forzado se aplica casi


exclusivamente a la alfalfa, y con él se obtiene un producto rico en
proteínas y carotenos (sustancias precursoras de la vitamina A.

Otro procedimiento consiste en un proceso descrito por Klappmeyer,


por el que se consigue un heno especial llamado “heno moreno”. El
corte se efectúa en la misma forma descrita, y cuando lleva unas horas
de oreado se apila la pastura en montones fuertemente apretados o
apisonados, de hasta 3 metros de altura, de preferencia en lugares bajo
techo. Esos montones no tardan en calentarse por fermentación y
cuando el calor de la masa sea tal que ya no permita la introducción de
la mano, se desbaratará el montón esparciendo bien el forraje y
revolviéndolo mucho para que el propio calor de la fermentación, junto
con el oreo, lo deshidrate suficientemente. En seguida se puede
amontonar de nuevo bien prensado, sin temor q que el nuevo
calentamiento lo inutilice. Es conveniente, de todos modos, mientras se
adquiere la práctica suficiente, seguir vigilando esa segunda elevación
de temperatura para que no se produzca la combustión. Si la
temperatura sube a grados peligrosos, hay que repetir la operación
mencionada.

El heno así obtenido es de color moreno, olor picante y un sabor


especial muy del agrado del ganado vacuno y lanar.

Henolaje
El es una práctica que se ha popularizado en los últimos años y
consiste en ensilar forraje verde con un 45% de humedad
aproximadamente, en ausencia de oxígeno. El resultado es un forraje
verde, intermedio entre heno y ensilaje, de muy buena aceptación por el
ganado y que retiene la mayor parte de nutrientes del forraje verde
(Bernal, 1988).

Ensilaje
Mediante el ensilado se lleva a cabo una fermentación controlada del
forraje que permite conservarlo con unas características muy similares
a las que tiene cuando está fresco.

El proceso se centra básicamente en la transformación, que llevan a


cabo los microorganismos en condiciones de ausencia de oxígeno, de
los azucares solubles sobre todo en ácido láctico, una disminución el
pH por debajo de 5, esto permite retener las cualidades nutritivas del
pasto original mucho mejor que el henificado.

A partir de la etapa de recolección y picado del forraje, hasta finalizar el


proceso de ensilaje, tienen dos fases principales que es necesario
conocer.

1. Después de cosechada la planta, cuando la célula vegetal aún


respira, produce anhídrido carbónico (HCO) y agua que elevan la
temperatura a un rango entre 55º a 65º C, produciendo el
oscurecimiento y caramelización de los azúcares. Esta etapa no se
debe permitir, pues disminuye el contenido de azúcares solubles
y la digestibilidad; por ello el silo debe cerrarse en forma
hermética, el oxígeno presente se consume con rapidez (primeras
cinco horas) y garantiza un buen resultado o un silo de buena
calidad.

2. Acidificación, al comienzo del proceso, cuando hay presencia de


oxígeno y la temperatura se encuentra entre 20º y 60º C se
presenta un crecimiento de bacterias aerobias gram negativas, las
cuales conservan los azúcares y liberan ácido fórmico, acético,
láctico, butírico, alcohol, y anhídrido carbónico. Una vez se agota
el oxígeno se inicia proceso de fermentación láctica, cuyo grado
depende del contenido de azúcares fermentables y del nivel de
anaerobiosis; por tanto, cuando el material ensilado no contiene
suficientes carbohidratos, como ocurre con las leguminosas, es
conveniente agregar durante el proceso, materiales ricos en esos
elementos, como melaza, granos molidos, etc,.

Un ensilado puede conservar su calidad cuando su pH es inferior a 4.2;


sin embargo, valores hasta 5.0 son aceptables, siempre y cuando exista
una proporción elevada de materia seca. Si no se logra una acidez
adecuada se desarrollan fermentos que además de acentuar la
proteolisis atacan y transforman el ácido láctico, producen ácido
butírico y presentan descomposición del material.

Si la humedad y el pH son altos, pueden desarrollarse bacterias


indeseables del género Clostridium, las cuales producen ácido butírico,
amoníaco y aminas como cadaverina, histamina y putrescina, que son
características de materia orgánica en descomposición, lo cual nos da
como resultado un ensilaje de mala calidad y con pérdidas muy altas.

Si el silo se encuentra mal tapado y compactado continúa entrando


oxígeno y la respiración no se detiene, lo cual trae como consecuencia
una pérdida de materia seca en el ensilaje y un aumento en la
temperatura que puede llegar hasta 62ºC, con pérdida de materiales por
sobrecalentamiento de la proteína.

Para tener éxito en el ensilaje, se debe tener cuidado en realizar una


buena distribución del material, compactado y sellado adecuado para
desalojar la mayor cantidad posible de aire al comienzo del proceso.

Durante el llenado del silo es posible agregar productos destinados a


mejorar la conservación, los más utilizados son:

1. Melaza: entre 3 y 4% del peso del forraje

2. Granos de cereales quebrantados: entre 4 o 10% del peso del


forraje
Un buen silo debe tener las siguientes características:

Parámetros Buena calidad Mala calidad

pH 4.0 5.5

AC láctico* 8.5 1.1

AC acético 1.5 3.0

AC butírico 0.5 3.5

Nitrógeno 1.0 4.0


amoniacal

Color Verde o amarillo Oscuro

Olor Agradable Podrido, fecal o avinagrado

Apariencia Ausencia de hongos Presencia de hongos

Humedad 68% Mayor de 71% y menor de


65%

Sabor Agradable Por lo general no es


aceptado por el ganado

*Porcentaje en m. s.

Conservación de forrajes. Luis E. Méndez M. M. C. (ICA)


C.N.I.A., Tibaitatá, Colombia

Heno Silo de bolsa


Silo tipo trinchera

Silo tipo pastel Silo aereo

Máquina para enfardar

Picadora con motor de 5.5 Hp


Capacidad de 10 quintales/hora
BIBLIOGRAFÍA

1- Enciclopedia Práctica de la Agricultura y la Ganadería,


Oceano/Centrum

2- Algunos Conceptos Sobre Ensilaje, Ing. Agronomo Luis M. Bertoia.


Laboratorio NIRS Facultad de Ciencias Agrarias- Universidad Nacional
de Lomas de Zamora

3- Manual de la Alimentación Animal. Jorge A. Flores Menendez. Ciencia y


Técnica. Grupo Noriega Editores

4- El Ensilaje Una Alternativa Para La Conservación De Forrajes. Fabián


Jimenez A. , Joaquín Moreno.

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