es uno de los pintores más representativos de los andes central del Perú En las creaciones de Josué Sánchez podemos distinguir hasta cuatro fuentes nutricias: a) la vida comunitaria campesina; b) el legado cultural pre-hispánico (en particular, mochica, nazca y tiahuanacoide); c)las expresiones del arte popular (id est, los mates burilados, los tejidos y la cerámiça); d)la tradición cristiana y bíblica. El pintor se nutre de las emociones de la vida agrícola y comunitaria del valle del Mantaro y de las regiones de sur andino. El campesino y su horizonte ideológico aparecen en sus lienzos en estado casi virginal, no contaminados aún por las influencias de la urbe y la civilización occidental. Podría decirse que son una celebración lírica de la naturaleza y de la vida elemental, donde los hombres desenvuelven su existencia en relación permanente con las plantas, los animales y el paisaje siempre inalterable e infinito. El artista exalta la vida colectiva, el trabajo, el juego y las fiestas rituales. Por eso, su pintura tiene un entrañable sentido eglógico y un delicado toque de ternura. Pasé mi infancia conversando con las plantas, con las aves, con las piedras que cobijan a los grillos y con las criaturas vestidas de harapos que llaman espantapájaros "Pensando en mis hijos pinté Urunchikunahuan. Así son nuestros niños, un cuadro en el que ellos juegan felices rodeados de chacras de mil colores, dueños del mundo y de su destino", dice Josué Sánchez.