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AZUL

Hoy la maana me mir entre naranja y amatista,


el sol me roci sus aguas de oro
y las aves me despertaron con el rosa de su canto
mientras tejan sus ocres nidos en el verde.

Sin embargo yo me sent azul.

Cuando sal a caminar


el luminoso verde me rode,
las flores me ofrecieron el coral intenso de su alegra
y los campos me mostraron el orgullo de sus frutos.

Y yo, segu sintindome azul.

Decid descansar sobre una clida roca


y hundirme en Suspiros de primavera.
Perdida en mi exquisito preludio
observ a los nios jugar en armona.

Nada se comparaba a tan bella atmsfera


inundada de cromticos sonidos y colores.

No obstante me sent azul.

La tarde cay y yo hui de las sombras


que suelen acechar la blancura de las almas.
Me resguard en el carmes de mi hogar
para conservar el escaso lino de mi ser.

Mas ahora mi espritu sigue fro,


pues hoy me sent azul.

Me siento azul. Me siento triste.

LIEBSTRUME
Sueo de amor, el nocturno que une a dos almas condenadas a amarse slo en claros de
luna. Y esas almas somos t y yo, separados por la longevidad de tus aos.
Cada tarde esperamos impacientes la muerte del sol para reposar en nuestros lechos
solitarios y obtener el encanto de Morfeo, el dios que nos da la oportunidad de hundirnos
en inmensas pasiones.
Cuando entramos en su mundo onrico nos convertimos en mares sonoros, en olas que
al entrelazarnos liberamos mil melodas formando un contrapunto florido. Mil melodas,
mil voces cantando en picada al ritmo de seis cuartos; en ese momento nos amamos
entre piansimos besos, y al acelerarnos vamos crescendo hasta colisionar en fortsimos
roces. Despus de extasiarnos en el desenfrenado placer de nuestra msica acariciamos
nuestros tmpanos con murmullos agradables.
Sin embargo es aqu cuando nuestro sueo de amor se desvanece. Dios! Qu mas me
gustara permanecer en un sueo eterno junto a ti! Dar a luz una fantasa cada vez que
nos amamos y escribirla con claves que nadie conoce en un sistema no temperado.
Seramos libres de crear obras totalmente ureas, pues todas seran el fruto de nuestra
perfecta armona.
Por favor! No quiero despertar, quiero quedarme contigo, maestro, Aranda.

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