Está en la página 1de 1

EL DISCURSO

Antes de hablar, enfatizó el presidente, quiero decir unas palabras. Y lo que


voy a decir es una verdad como un témpano. Hemos estado entre la espalda
y la pared. Hemos ido de caspa caída. Hemos tenido el handicap en contra.
Hemos pasado de castaño a oscuro. Nos hemos visto metidos en más de un
membrete. De mí se ha dicho que soy un higocéntrico. Pero, recordad,
siempre insistí en que todo era pacata minuta, que no había que confundir
los churros con las merinas, ni agobiarse en un vaso de agua, ni hacer caso
de las antenas paranoicas ni de la fiebre óptica. Yo siempre lo tuve
herméticamente claro: renaceremos de nuestras cenizas como el gato Félix,
diga lo que diga el obstáculo de Delfos.
Bien sé que a todo Napoleón le llega su Water-polo, pero yo fui
llamado a llenar el vacío de las ausencias y no me voy a salir por la tajante.
Mis adversarios dicen que he colocado a España en un lugar antipático a
los ojos del mundo. También en eso les ha salido el tiro por la horma del
zapato. Me cuentan y no paran de chistes que circulan por Internet, en
Portugal, sin ir más lejos. “¿En qué se parece un presidente español
humilde y Superman? En que ninguno de los dos existe”. Je, je. Y otro:
“¿Por qué cuando empatan a cero, Portugal mete cero goles y España cero
golazos?” .Muy simpáticos estos portugueses. Será por eso que en las
Azores estábamos cuatro y sólo se habla del famoso trío. La verdad es que
cuando nos presentaron al primer ministro portugués, le guiñé un ojo a Bus
y le dije: “¿Sabías, George, que el nuevo puente de Lisboa sobre el Tajo es
el más grande del mundo y uno de los más grandes de Portugal?”. ¡Cómo
nos reímos!
A mis presuntos sucesores, paciencia. Hay que saborear el éxito en
pequeñas diócesis. No quiero que dividáis el partido en tres mitades ni que
comiencen las hostialidades. Siempre me tendréis aquí, donde debe ser, a
babor, a la derecha. Y ahora viene, lo fundamental. Como dice nuestro
patrón fundador, marcando el paso de los tiempos, sin asombro de duda:
llegado el momento, y si es menester, hay que sacar los votos hasta de
debajo de los ladrillos. Porque, y ésta es la gran cuestión, ¿qué futuro
vamos a dejar a nuestros antepasados?.

MANUEL RIVAS (EL PAÍS, 19-10-03)

1. Localiza las frases hechas que aparecen en el texto y escríbelas


correctamente.
2. Localiza los términos mal empleados y explica en qué consiste su
mal uso.
3. Busca otras características del registro coloquial.

También podría gustarte