Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cada región, grande como un país o un continente o pequeña como un pueblo o aldea, tiene en su memoria
el recuerdo de sus orígenes. Estos hechos recordados han sido trasladados de memoria en memoria por
medio del lenguaje oral o legado de los padres a hijos. El relato oral se convirtió en lo que hoy se
llaman, mitos y leyendas, que se constituyen en los cimientos culturales de los pueblos.
Llamamos "mitos" en general a una serie de personificaciones de las fuerzas naturales que gobiernan la vida de los pueblos y que son relacionados
con la religión por sus ingredientes sobrenaturales y su simbología mágica. Por lo tanto, el mito es considerado como fuente primaria de todas las
religiones y pretende dar explicación en claves, símbolos, ritos y orígenes de fenómenos naturales que integran las raíces de toda cultura dando
nacimiento a lo sagrado.
Llamamos "leyendas" a aquellos relatos o narraciones literarias en los cuales se mezcla lo mítico con lo histórico. Dichos relatos, a diferencia de los
mitos, no poseen elementos sacros ni se asocian a ritos o cultos.
estimo necesario una aclaración sobre las diferencias básicas entre ambos órdenes de narraciones.
El MITO es una narración que, desde un lenguaje simbólico, recupera los orígenes, el mundo en su inicial
creación divina. Así, el mito alude generalmente al nacimiento del universo o al tema de cómo fueron creados los
seres humanos y animales, o cómo se originaron las creencias, los ritos y las formas de vida de un pueblo. Para
las culturas arcaicas donde el mito emerge éste siempre es vivido como verdadero. El mito es vera narratio,
Por otro lado, la LEYENDA es una narración tradicional o una colección de narraciones relacionadas entre sí
que parte de situaciones históricamente verídicas, pero que luego puede incorporar elementos ficcionales. En el
mito todo es estimado como verdadero. En la leyenda se combinan verdad y ficción. La palabra procede del latín
medieval legenda y significa ‘lo que ha de ser leído’. Denominación que procede del hecho de que algunos oficios
religiosos de la primitiva Iglesia cristiana se leían en voz alta legendas o vidas de santos. Una famosa colección en
la edad media fue La leyenda dorada (Legendi di sancti vulgari storiado), escrita en latín en 1264 por el dominico
genovés Santiago de la Vorágine, tratado hagiográfico donde los hechos de la vida de los santos se acerca en
muchas oportunidades a lo fantástico.
Otra diferencia entre mito y leyenda es que la leyenda se relaciona con un lugar y una época determinadas. El
mito alude a los orígenes, que suelen estar fuera del tiempo. Por otra parte, el mito se ocupa principalmente de
los dioses, mientras que la leyenda retrata en general a un héroe humano, como ocurre en el caso de la Ilíada y la
Odisea o la Eneida. Son legendarias también las historias que florecieron en numerosas novelas de caballería
durante la edad media y que fueron fuente de inspiración para escritores posteriores: este es el caso de la leyenda
A pesar de estas diferencia entre mito y leyenda, en ambos tipos de narraciones hay un fulgor común: el de la
El mito es un fenómeno cultural complejo que puede ser encarado desde varios puntos de
vista.
En general, es una narración que describe y retrata en lenguaje simbólico el origen de los
elementos y supuestos básicos de una cultura. La narración mítica cuenta, por ejemplo, cómo
comenzó el mundo, cómo fueron creados seres humanos y animales, y cómo se originaron
ciertas costumbres, ritos o formas de las actividades humanas.
Casi todas las culturas poseen o poseyeron alguna vez mitos y vivieron en relación con ellos.
Los mitos difieren de los cuentos de hadas en que se refieren a un tiempo diferente del tiempo
ordinario.
Sin embargo, como su naturaleza es totalizadora, el mito puede iluminar muchos aspectos de
la vida individual y cultural.
Los estudiosos ilustrados intentaron dar un sentido a los relatos míticos aparentemente
irracionales y fantásticos. Sus explicaciones incluían teorías históricas evolucionistas —la
cultura humana avanzaría desde un primitivo estado de ignorancia e irracionalidad hacia la
cultura moderna de la racionalidad— viendo a los mitos como productos de las primeras
épocas de ignorancia e irracionalidad.
Los mitos eran también analizados como resultado del evemerismo, es decir, la divinización
de las virtudes heroicas de un ser humano. Sin embargo, se desarrollaron disciplinas
sistemáticas dedicadas al estudio de los Mitos.
En nuevos campos, tales como la antropología social y cultural y la historia de las religiones,
los estudiosos se vieron obligados a enfrentarse con mitos de los más antiguos periodos
históricos fuera de la tradición occidental, y comenzaron a relacionar el estudio del mito con
una comprensión más amplia de la cultura y la historia.
Por otro lado la leyenda que es una narración tradicional o colección de narraciones
relacionadas entre sí de hechos imaginarios pero que se consideran reales.
La palabra procede del latín medieval legenda y significa ‘lo que ha de ser leído’.
En efecto, durante algunos oficios religiosos de la primitiva Iglesia cristiana, se leían en voz
alta legendas o vidas de santos.
Una colección famosa en la edad media fue La leyenda dorada (Legendi di sancti vulgari
storiado), escrita en latín en 1264 por el dominico genovés Santiago de la Vorágine, tratado
hagiográfico en el que la exaltación de las figuras de los santos roza en ocasiones lo fantástico.
Tal vez ese rasgo haya estimulado en el siglo XIX al escritor portugués Eça de Queiroz a
elaborar su Diccionario de milagros, que dejó inconcluso (abarca las letras A y B) y se publicó,
póstumamente, en 1900 (primera edición española, 1990).
A diferencia del mito, que se ocupa principalmente de los dioses, la leyenda retrata en general
a un héroe humano, como ocurre en el caso de la Ilíada y la Odisea o la Eneida.
Son legendarias también las historias que nutrieron muchas novelas de caballería durante la
edad media y que han servido de fuente a escritores de épocas posteriores: así ocurre con la
leyenda del rey Arturo, con Carlomagno y con el alquimista alemán Fausto.