Está en la página 1de 178
EL PENSAMIENTO ! Me SaRU eg RARNHEIM PALD OS TESTE CA Rudolf Arnheim EL PENSAMIENTO VISUAL Paidds Estetica / 7 1. L. Benevolo ta ciudad y el arquitecto 2. §. Kracauer De Caligari a Hitler. Historia psicoldgica del cine alemdn 3. RLM. Rilke Cartas sobre Cézanne 4.8 Banham Teoria y diseno en la primera era de la mdquina 5. A. Barre y A. Flocon ‘ La perspectiva curvilinea. Del espacio visual a la imagen construida 6. R. Amheim £l cine como arte 7. R. Arnheim El pensamiento visual i Q Ediciones Paidés Barcelona - Buenos Aires - México Titulo original: Visual Thinking Publicado en inglés por University of California Press, Berkeley y Los Angeles, 1969 "‘Traduccién de Rubén Masera __ Revisidn y actualizacidn bibliogrfica de Ferran Pareltada y Juan Carlos Sabater 4* ediciin castellana: Editorial timiversitaria de Buenas Atres, 1985 I edlicin en Earctones Paidés, enteramente revisada, 1986 ‘Venta exclusiva en todos los paises de habla hispana, "excepto en la Republica Argentina. ISBN; 84-7509-377-9 _Depdsite kegal: B-7.609/1 986 -impreso en Huropesa: Recaredo, 2; 08005 Barcelona _Impreso en Espafia - Printed in Spain Prefacio . 1. MANIFESTACIONES TEMPRANAS La percepcién excluida del pensamiento . Platén, el de las dos mentes. - Aristételes: ascenso y descenso . LA INTELIGENCIA DE LA PERCEPCION VISUAL (1) . de cao pee ome Percepcién circunscrita Piet Ginn Los sentidos varian. . . La visién es selectiva . . "La fijecién ocular resuelve problemas . Spree nies eh at . LA INTELIGENCIA DE LA PERCEPCION VISUAL (II) Sustraccién del contexto. . ae ie tooms oe tes « Tres actimdes . .. . BSseGs Cee Y Conservacién del contexto La abstraccidn de la forma La distorsién exige la abstraccién . Permanencia y cambio 4. «DOS Y DOS» COMO CONJUNTO . Las relaciones dependen de Ja estructura . BB acarescntents atecte aloe ieicket perticaaies ~ La percepcién discrimina . La percepcién compara... 2Qué cosas resultan iguales? . Mente versws computadora 5. EL PASADO EN EL PRESENTE Las fuerzas que actiian sobre la memoria . Contribucién de perceptos Visién del interior . Huecos visibles . Reconocimiento . . 6. LAS IMAGENES DEL PENSAMIENTO.. « (Cémo son las imagenes mentales? 2Se puede pensar sin imagenes? . . inskeenes particalares:« ibdgents eerie, * Sugerencias y destellos visuales éHasta qué punto puede ser abstracta una imagen? . 7. LOS CONCEPTOS ADQUIEREN FORMA . “Ademanes abstractos . Un ejemplo pictérico Experimentos con dibujos 5; El pensamiento en-la acciém visible . 8. REPRESENTACIONES, SIMBOLOS Y SIGNOS . Las tres funciones de las imagenes 59 60 65 67 67 72 78. 79 82 33 94 7 100 101 102 109 110 112 114 118 121 127 127 129 131 142 149 149 1 B. Adecuacién de las imdgenes a sus funciones . Lo que las marcas de fabrica pueden sefialar . La accién reciproca entre experiencia ideas”. Dos escalas de abstraccién te LO QUE LA ABSTRACCION NO ES . ‘Una dicotomia nociva ¢Se basa la abstraccién en la gcseralizain? La generalidad es lo primero Muestreo contra abstraccién . QUE ES LA ABSTRACCION Tipos y continentes . ‘5 (Genscccick catdicos 5. coreerape iadoncus 2 Los conceptos como puntos culminantes - Acerea de la generalizacién CON LOS PIES EN LA TIERRA La abstraccidén como separacién.. La obtencién del principio A contrapelo El amor por la destfcacion 4 En contacto con la experiencia PENSAR CON FORMAS PURAS Los niimeros reflejan la vida . La percepcién de la cantida Los mimeros como formas Las formas carentes de significacién crean ‘dificultades . Geometria evidente de por sf EL LUGAR QUE LES CABE A LAS PALABRAS . éSe puede pensar con palabras? . Las palabras como imagenes . 153 157 162 164 167 167 170 177 182 187 188 191 195 199 201 204 206 Obst 214 221 221 224 225 229 234 239 240. 242 Las palabras apuntan a perceptos. . . Cognicién intuitiva y cognicién intelectual . Ta fancién de las palabras respecto de las imiigenea . Las imagenes de los eslabones Iégicos . Sobrevaloracién del lenguaje . El efecto del caracter lineal . ater is Conceptos verbales versus conceptos pictéricos . , 14. ARTE Y PENSAMIENTO . E| pensamiento en los dibujos infantiles . Elaboracién de problemas personales . Operaciones cognoscitivas ieee Las configuraciones abstractas en el arte visual - 15. MODELOS PARA LA TEORIA . Formas cosmolégicas . . . * Cémo se hace visible lo no visual . Los limites de los modelos . . ities y fonds % sake wl 1s El infinito y la esfera a La dilatacién de la imaginacién . 16. LA VISION EN LA EDUCACION . De qué sirve el arte? ‘ Los cuadros como proposiciones - » Imdgenes normatives y arte . Mirada y comprensién ee (Cémo instruyen las ilustraciones . * Problemas de auxilio visual - @ Concentracién en la funcién . * Responsabilidad total : ee Notas ae Bibliografia . -. Indice de nombre: Indice analitica 244 246 251 253 254 258 263 267 267 273 276 280 287 329 341 355 359 PREFACIO Este libro es un intento, a partir de anteriores estudios sobre el arte, de Hegar a una més cabal comprensién de la percepcién visual como activi cognitiva; una inversién, si se puede decir asi, del proceso histérico que con- dujo en la filosoffa del siglo xvi desde la aisthesis a la estética, desde la ex- periencia sensorial en general a las artes en particular. Mis experiencias anteriores me habian ensefiado que Ja actividad artistica es una forma de razonamiento en la que percibir y pensar son actos que st encuentran indivisiblemente entremezclados. Me vi abocado a afirmar que una persona que pinta, escribe, compone o danza, piensa con sus sentided Esta unién de percepcién y pensamiento resulté no ser algo meramente de las artes. El examen de lo que se sabe de la percepcidn y, especialmente, de Ia visién, me hizo advertir que los notables mecanismos por los cuales los sentidos comprenden el medio son casi idénticos a las operaciones que describe 1s psicologia del pensar. E inversamente, abundaban las pruebas de que el pensamiento verdaderamente productivo, en cualquiera de las areas de la cognicién, tiene lugar en el reino de la imagineria, Esta similitud entre el papel que le cabe s la mente en las artes y el que le cabe en los otros do- minios sugiere la posibilidad de colocarse cn una nueva perspectiva tespecto de la queja, de tan antigua data, sobre cl aislamiento y el abandono a que se condenan las artes en la sociedad y Ia educacién. Quizds el verdadero pro- blema era més fundamental: la escisién entre sensacién y pensamiento, que fue causa de tanta enfermedad empobrecedora en ¢l hombre moderno. No habia modo de abordar un problema tan vasto sin embarcarse, de- jando de lado toda precaucién, en numerosas ramas de Ia psicologia y la filo- soffa,-las artes y las ciencias. Era necesaria una perspectiva general, una-con- frontacién exploradora, que exigia idealmente competencia profesional en to- dos estos campos del conocimiento. Pero la espera del ideal significaba el abandono de la urgente tarea. Emprenderla significaba levarla a cabo de ma- nera incompleta. No podia tener esperanzas de examinar todo el material pertinente, ni siguicra de estar seguro de que descubrirfa las prucbas mis reveladoras en ninguno de los dominios considerades por separado. Afortu- _— nadamente, como el problema venia cautivindome oscuramente desde hacia warins décadas, tenia a esta altura acumulada gran cantidad de referencias a partir de las cuales era posible empezar. Con algo de la suerte del princi- piante, podia esperar un planteamiento bastante acabado de mi punto de vista. Es propio de semejante empresa hallar conexiones donde muchos aprecian diferencias. Entre los que cultivan los sentidos —especialmente entre los artistas— no son pocos los que Iegaron a desconfiar del razonamiento como ‘si se tratara de un cnemigo o, en el mejor de los casos, un forastero, y los que ejercen el pensamiento tedrico se complacen en pensar que sus operacio- nes se sittian mds alli de los sentidos. Por tanto, smbos grupos consideran la reunién de sentido y razén con desconfianza. No puedo ceincidir con Ia opi- nién segiin la cual las artes deben mantenerse apartadas en un recinto sa- grado, imbuidas de sus propios fines, leyes y procedimientos. Estoy conyen- ido mis bien de que el arte no puede cxistir cn lugar alguno a no ser que sea una propiedad de todo lo perceptible) Debo también resignarme a que muchos experimentalistas se sientan incémodos ante la idea de que el pen- samiento productive ignore las lineas divisorias entre lo estético y lo cientt . Pero esto seré un supuesto de lo que sigue. Si afirma uno que el pensamiento productivo en la filosoffa o la ciencia consiste en la elaboracién de imigenes, puede que parezca que se adhicre ingenuamente a los primitives albores del razonamiento humano, cuando las teorias se derivaban de la forma sensorial de lo que se percibfa o imaginaba. Pero aunque puede haber una diferencia de principio entre esas tempranas exploraciones de la naturaleza y las técnicas de procesamiento de datos de nuestro tiempo, quizis esta diferencia no sea pertinente respecto de las cru- ciales operaciones mentales del descubrimiento y Ja invencién. Al otto lado de Ia Ifnea divisoria, la afirmacién de que el arte es un instrumento del razonamiento, dificilmente convencerd a quicnes lo utilicen como medio para apartarse del orden racional y del encaramiento de los problemas. Por lo tanto diré, desde el punto de partida, que este libro se cen- tra en los aspectos verdaderamente creativos de la mente y apenas tiene nada que decir sobre otros usos a que se destinan los instrumentos del arte y la ciencia, legitima ¢ inevitablemente, en talleres, estudios o laboratorios. Es necesario considerar cl pensamiento perceptual en general. No obs- tante, me he limitado en este libro al sentido de la vista, que es el drgano mis eficaz de la, cognicién humana y ¢l que mejor conozco. Exdmenes més compleros deberin tratar las potencialidades y debilidades especificas de las ‘otras modalidades sensoriales y la intima cooperacién entre todos los senti~ dos, Un tratamiento semejante del tema, mas cabal, mostrard también en qué amp medida los seres humanos y los animales exploran y comprenden , por Ja accién y el manipuleo antes que por Ja contemplacién, que es, des- pués de todo, un fenémeno muy poco frecuente. ) En los capftulos que tratan sobre la psicologia general de la percepciéa, sélo me rehero brevemente a los hechos que se exponen con mis deteni- miento en Arte y percepcién visual. Unos cuantes ensayos anteriores, Teun dos recientemente en Hacia una psicologia del arte, sirvieron en cierto modo de fundamento a la presente obra, en especial los que tratan sobre la abstrac- cién perceptual, el lenguaje abstracto, los simbolos de interaccién y El mito del cordero que bata. Una subvencién procedente del Arts and Humanities Program of the, United States Office of Education para evar a cabo un estudio de Ia influen- da de los factores visuales en la formacién del concepto, me permitié reali- zar la investig bibliogrifica sobre cuya base surgié el presente estudio. ‘A-una colega psicéloga, la doctora Alice B. Sheldon, de la George Washington University, le estoy més agradecide de lo que nadie tendria que estarlo a un amigo y colega. La doctora Sheldon examind cada una de mis muchas y a menudo largas oraciones, comprobé algunos hechos, mejoré Ja estructura y 16- gica y le dio énimos al autor con su fe en el logro definitivo de lo que ema naba de sus esfucrzos. Puede que si el lector tropieza, sea porque no fue aceptada su sugerencia. A ‘Como dije, desearia que las-afitmaciones teéricas de este libro estuvieran més plenamente documentadas. Lamento més todavia que el libro quede en tun plano tan tedrico. Si su tesis es sBlida, tiene consecuencias tangibles, par- ticularmente para la educacién artistica y cientifica. Pero la exposicién mas completa de estas aplicaciones pricticas hubiera significado extender la fina- lidad del libro mas alld de toda proporcién. Sélo puedo decir que el ruido del aula y el Iaboratorio.y el olor del estudio, apenas perceptibles cn estas paginas, no son ajenos al cspiritu del autor ni al tema que intenta tratar. R. AL Harvard University Carpenter Center for the Visual Arts Cambridge, Massachusetts 13 interminable especticulo de detalles siempre renovados nos estim © no nos suministraria informacién alguna. Nada que podamos aprender algo individual tiene utilidad a no ser que hallemos gencralidad en lo ticular. Es claro que en ese caso la mente, para enfrentarse con el mundo, que llenar dos funciones. Debe recoger informacién y debe luego procesarla. - Las dos funciones se encuentran nctamente separadas en teoriag pero, lo estdn también en la préctica? ¢Dividen la secuencia del proceso en dominios — mutuamente excluyentes como Io hacen Jas funciones del lefiador, en aserra- dor y carpintero, o las del gusano de seda, en tejedor y sastre? Una divisién 2 del trabajo tan juiciosa permitirfa la facil comprensién de las actividades de i la mente. O asf lo parece al menos. En realidad, coma tendré ocasién de mostrar, la colaboracién entre la percepcidn ye! pensamiento en In cognicién resultaria incomprensible si tal divisién existicra. Mostraré que sdlo porque la percepcién capta tipos de co- sas, esto es, conceptos, puede el material conceptual utilizarse pata el pensa- : miento; ¢, inversamente, que a no ser que el caudal sensorial permanezca pre- ‘ sente, la mente no tiene con qué pensar. La percepcién excluida del pensamiento ‘No obstante, nos embaraza una filosofia popular que insiste en esa divi- sidn, No es que nadie niegue Ia necesidad del material sensorial en bruto. ‘Los fildsofos sensualistas nos recordaron con lucidez que nada hay en el inte- lecio que no haya estado antes en los sentidos. Sin embargo, incluso ellos oo tonsideraron la recoleccién de dates perceptuales como un trabajo no espe- tislizado, indispensable pero inferior. La tarea de crear conceptos, acumular sonocimiento, relacionar, separar ¢ inferir se reservaba para las «mis altas» funciones cognoscitivas de la mente, que sélo podian desempefar su labor abandonando toda particularidad perceptible. A partir de los filésofos me- dievales, como Duns Scoto, los racionalistas de los siglos xvi y xviii deri- varon Ia nocién de que los mensajes de los sentidos eran confusos ¢ indis- fintos y que, para clarificarlos, era necesaria la intervencién del razonamiento. Alexander Baumgarten, quien le dio a la nueva disciplina de la estética su hombre afirmando que la percepcién, como el razonamiento, podia alcanzar lun estado de perfeccidn, siguié no obstante, lo que no deja de ser indnico, la tradicién segin la cual Ia percepcién se considera el inferior entre los dos poderes cognitivos por carecer supuestamente de Ia distincién, que slo pro- viene de Ja superior facultad del razonamiento. Esta concepcién-no se limitaba a la teoria de la psicologia. Recibia apoyo ¥ aplicacién en Ia tradicional exclusién de las bellas artes de las Artes Libera- les. Las Artes Liberales, asi lamadas porque eran las tinicas dignas de la actividad de un hombre libre, tenian por objeto el lenguaje y la matemé- tica, Las artes de las palabras eran especificamente la gramética, la dialéctica y la retdrica; la aritmética, la geometria, la astronomia y la musica, se basa- ban en la matematica. La pintura y la escultura se contaban entre Jas artes mecdnicas, que requerfan trabajo y artesania. La alta estima en gue se tenfa Ia mésica y ol desdén por las bellas artes provenian, por supuesto, de Platén, quien en su Repriblica habia recomendado la misica para la educacién de los héroes porque hacia que los seres humanos patticiparan del orden matemé- tico y la armonia del cosmos, situados mds alld del alcance de los sentidos; mientras que las artes, y en particular la pintura, se trataban con precaucién porque intensificaban la dependencia del hombre respecto de las imagenes ilusorias. Hoy esté presente todavia entre nosotros la nociva discriminacién entre percepcién y pensamiento. Hallaremos ejemplos de ello en la filosofia y la psicologia. Todo nuestro sistema educativo sigue basado en el estudio de Tas palabras y los mimeros. En los jardines de infancia, es cierto, nuestros nifos aprenden viendo y manipulando formas hermosas e inventan las su- ‘yes propias en papel o arcilla pensando a través de la percepcién. Pero ya en el primer grado de la escuela primaria los sentidos comienzan a perder status educacional. Cada ver mds, las artes se consideran un adiestramiento en artesanfas agradables, un entretenimiento y una distensién mental. Al sub- Tayar més enfaticamente las disciplinas dominantes ¢l estudio de las pala- ‘bras y los ntimeros, su parentesco con las artes queda mas oscurecido y las artes se reducen a un complemento deseable; cada vez pueden sustraerse me- nos horas semanales del estudio consagrado a las materias que, segin la opi- 16 nién de todo el mundo, son las que verdaderamente interesan. Cuando Ilega Ia época en que la competencia para lograr un puesto en la universidad se agu- diva, pocas son las escuelas de ensefianza media que insistan en reservarles « Jas artes el tiempo necesario para que su prictica resulte-froctifera en alguna medida. Menos ain son las instituciones en que el interés por las artes. se justifique conscientemente advirtiendo que contribuyen de manera indispen- sable al desarrollo de un ser humano dotado de razén ¢ imaginacién. Este ‘oscurecimiento educative se prolonga en Ia ensefianza superior, en la que se considera al estudiante de arte empefiado en una carrera separada e inferior intelectualmente, aunque se alienta a cualquier major* que centra sus estu- dios en algan dominio scadémico que goza de mayor reputacién a que «se recree saludablemente» en el taller de arte durante: algunas de sus horas li- bres. Las artes destinadas al bachelor** y al master** no comprenden si- quiera la ejercitacién creativa de ojos y manos como componente reconocido de la educacién superior. Las artes se descuidan porque se basan en Ja percepcién, y la pertep- cién se desdefia porque, segiin se supone, no incluye al pensamiento. De cho, los educadores y los administradores no pueden justificar concederles a Jas artes una posicién de importancia en el curriculum, a no ser que com- prendan que son los mis poderosos medios para fortalecer el componente perceptual sin el cual el pensamienta productivo es imposible en cualquier campo de actividad. El descuido del arte es sdlo el sintoma més tangible de la difundida inaccién de los sentidos en todo dominio del estudio académico. Lo que mis se necesita no es estética o manuales esotéricos de ion artistica, sino una argumentacién més convincente cn favor del pensamiento visual en general, Una vez que comprendamos en teoria la perturbadora esci- sidn que entorpece cl adiestramiento del poder de razonamiento, podriamos tratar de curarla en la prictica. Los historiadores pueden decirnos cémo se origindé esta curiosa distin- cién y como persistié a través de las épocas. En el aspecto hebreo de nuestra tradicién, la historia de una prolongada hostilidad contra las imégenes gra- badas comienza con la destruccién de una pieza escultérica, la del becerro’ de oro que Moisés hizo arder, reducir a polvo y esparcir por las aguas para que los hijos de Israel la bebieran, Seguir todo el episodio en este libro sig- nificaria reescribir la mayor parte de la historia de Ja filosofia europea. Me limitaré a unos pocos ejemplos de cémo el problema se reflejé en los escritos de algunos pensadores griegos. ~ fstudamte qo eange especial en algin tema académico, a ls vex que la izacidn ** Grados universitarios sucesives que preceden inmediatamente al philosophy doctor, © doctorado, (T.] 17 | Descanfianza bacia los sentidos En las primeras etapas de elaboracién intelectual, la mente humana tien- "de a considerar Jos fenémenos psicolégicas como cosas o acantecimientos fe sicos. De esta forma, los primeros pensadores localizaron la escisién de Ia que | hablo, no en Ja mente, sino en el mundo exterior. Los pitagéricos creian que habia una diferencia de principio entre el reino de los ciclos y la existencia ‘sobre la Tierra. El curso de las estrellas cra permanente y predecible en la ‘recurrencia —sujeta a leyes— de lo Mismo. Cuerpos de forma simple rota- ban a lo largo de senderos geométricamente perfectos. Era un mundo gober- ‘nado por razones numéticas bisicas. Sin embargo, el mundo sublunar, en el que habitan los mortales, era el desordenado escenario de cambios imprede- cibles. ¢Era la pureza de las formas y la confisbilidad de los. scontecimien- tos observados en astronomia y matemiticas lo que hizo que las pitagdricos: concibicran una dicotomia entre el mundo celeste y cl mundo terrestre? ¢Es- | taban todavia influidos por la concepcién, universal en el pensamiento pri- mitivo, segiin Ia cual los acontecimientos de Ja naturaleza y la existencia hu- ‘mana son gobcrnados por causas individuales mds que por leyes generales? __ Pero los filésofos griegos del siglo v1 no eran primitives y en su astronoméa eta evidente el concepto de orden sujeto a leyes. * Tampoco puede decirse que el mundo de los sentidos se preséate ine- vitablemente como un fculo de desorden ¢ itracionalidad. Por ejem- ‘plo, los pensadores chinos de la escuela taoista y del yin-yang, aproximada- “mente en la misma époea y quiziés en una ctapa cultural similar, veian el "mundo de los sentidos totalmente tnprepade por el juego imate = = fuerzas césmicas, que regian las estrellas y las estaciones tanto como el 1 nor ernie ae ‘La conducta errada podia producir discordia y focha, pero el nifio nacia muy cerea del Tao, y tras los tanteos humanos se ~ hallaba subyacente la ley del Todo. Asf, Arthur Waley escribe en su libro sobre el Tao Te King: El carretero, el carpintero, el arquera o el nadador desempefian su_activi- dad no por la scumulacién de hechos que conciernan a su arte, ni tampoco por ef uso energético de sus misculos o sentidos exteriores, sino por la uti Tizacién de! parentesco fundamental que, por decnis de las distinciones y di- idades aparentes, une su propia Materia Primordial con la Materia: Pri- mordial del medio en el que trabajan Sin embargo, ni siquieta en Occidente prevalecié la divisién del mundo fisico en dos reinos cualitativamente diferentes. Finalmente, la diferencia vi- sible entre cl orden calculable de los cielos y la infinita variedad de las for- mas y los acontecimientos terrestres se atribuyé a los instrumentos de obser- 18 wacién, vale decir, a los sentides humanos que procuraban la informacién. Quizd lo que los ojos transmitian no eta cierto. Después de todo, Parménides, el filésofo de Elea, habia insistido en que no habia cambio ni movimiento en el mundo aunque todos vieran lo contrario. Esto significaba que la experiencia sensorial era una ilusién engafiosa. Parménides exigia una definida distincién entre la percepcién y el razonamiento, pues era al razonamiento al que habia que recurrir para la correccién de los sentidos y el establecimiento de la verdad: Porque nunca se probard que las cosas que no son scan; pero aparta 10 pensamicnto de este modo de inguisicién y no dejes que la costumbre, na- cida de caudalosa experiencia, obligue a tu ojo sin rambo, a tu ofdo pleno de ecos y a tu lengua, a seguit este camino; por el contratio, que tu raain te permita juzgar In prucba que yo he pronunciado. Podian hallarse ficilmente ejemplos de céma Ia percepcién podfa conducir a error. Una vara sumergida en el agua parecia quebrada; un objeto parccia Pequefo visto a distancia; las personas afectadas de ictericia veian amarillas las cosas. Demécrito habia ensefiado que, como Ja miel les sabia amarga a los unos y dulce a los otros, no habia cosas tales como lo amargo y lo dulce de por si. Las sensaciones de calor y frio 0 de color existian sélo por con- vencién, mientras que en realidad no habia mas que dtomas y vacio. Lo poco. que podia confiarse en los sentidos les sirvié. a los sofistas para apoyar su escepticismo filosdfico, pero sirvié cicrtamente al mismo tiempo para estable- cer Ia concepcién de un munde fisico sin divisién, unido por la ley y el orden naturales. La variedad caética del mundo terrestre podia ahora atribuirse a una lectura subjetivamente errada, Sin lugar a dudas, la civilizacién occidental ha obtenido gran provecho de la distincién entre el mundo objetivamente existente.y la percepcién que de ] se tiene. Es una distincién que establecié la diferencia entre lo fisico y lo mental. Era cl comienzo de la psicologia. Tal como acabé por ser practi- cada, Ja psicologia nos previno contra una identificacién inocente del mundo que percibimos con el mundo tal como «realmente» es; pero lo hizo hacien- do peligrar nuestra confiada familiaridad con Ia realidad sobre la que erigi- Mos nuestra existencia. Los primeros grandes psicélogos del Occidente, des- pués de todo, fueron los sofistas, Los pensadores griegos eran lo bastante sutiles como para no condenar simplemente 1a experiencia sensorial; distinguieron en cambio el uso pruden- te de ella de su uso imprudente. El criterio para evaluar la Ppercepcién, se Supuso, provenia de la razén. Herdclito habia advertido que Jas «almas barba- fas» no pueden interpretar correctamente los sentidos: «Malos testigos son los ‘ojos y los ofdos para los hombres, si no tienen éstos almas que comprendan su lenguajes. Asi, la escisidn superada en la concepcién del mundo fisico se intro- duce ahora en la de la mente. Asi como el reino del orden y la verdad habla estado més alla del dominio de Ja vida en la Tierra, igualmente estaba ahora més alld del reino de los sentidos en la geografia del mundo interior. La per- cepcién sensorial y el razonamiento quedaban establecidos como antagonistas, miutuamenie necesitados, pero diferentes entre sf en principio. Sin embargo, de ninguna manera ignoraron los filésofos griegos ¢l pro- blema que esta distincién creaba. No estaban dispuestos a exaltar dogmitica- mente la raz6n al precio de devaluar los sentidos. Demécrito parece ser el que enfrenté el dilema més directamente. Distinguié 1a cognicién «oscura» de Jos sentidas de In cognicién «clara» o genuina del razonamiento, pero hizo que los sentidos se dirigieran despectivamente a la razdn del modo siguiente: @Mente desdichada, ri, que obtienes de nosotros todas tus pruebas, ¢preten- des derribarnos? Nuestro derrumbe seri tu caida». Platén, ef de tas dos mentes En los didlogos de Platén, una ambigua actitud se expresa en dos pers- pectivas diferentes que coexisten incémodamente. De acuerdo con una de ellas, se captan las entidades estables de la existencia objetiva mediante lo que Hamarfamos operaciones Idgicas. El hombre sabio examina y relaciona formas (ideas) ampliamente esparcidas de cosas diversas y discierne intuiti- ‘yamente el carécter genérico que tienen en comin. Una vex reunidas estas formas, las distingue también entre si mediante la defnicién de la naturaleza particular de cada una de ellas. Observamos que, de acuerdo con Platén, este procedimiento exige algo mas que la mera habilidad de manipular concep- tos. El carécter comin no se descubre por induccién, esto es, por una bis- queda mecénica de los elementos compartidos pot todas las especies y la subsi- guiente integracién de estos elementos en una nueva totalidad. Mis bien, para descubrirlo, se debe discernir la totalidad de esa forma genérica en cada idea particular, como se descubre una figura en una imagen poco clara. Ade- mis, esta operacién se refiere a las formas genéricas solamente, no a los ca- sos particulares que perciben los sentidos. Sigue en pic el problema de cémo s€ conocen estas formas, puesta que la experiencia sensorial puede enga- fiarnos. El intento de Platén de Iegar a generalidades estables a través de opera- ciones Idgicas del pensamiento es completado y, quizd, contradicho por su profunda creencia en la sabidurfa de la visin directa, Tenemos aqui, pues, un segundo enfoque que se expresa en el mito de Ia caverna subterriinea. Los prisioneros, primero limitados a Ja visién de sombras pasajeres, son «libera- dos y sacados de su error». Se les hace contemplar los objetos de Ia verda- dera realidad y se sienten deslumbrados por ellos, como si s¢ encontratan ene una luz intensa. Gradualmente se acostumbran a enfrentarlos y acep- tarlos. Cuando Platén cuenta esta historia de iniciacién no esté hablando mera- mente en sentido figurado. La captacién de la realidad mediante la visién directa se reconoce concretamente en Ja doctrina de la reminiscencia. En el Mendn, Sécrates demuestra que «toda busca y todo aprendizaje no son sino recuerdo». El alma, como que es inmortal y nacié muchas veces y habiendo visto todas las cosas que existen, ya sea en este mundo o en el mundo inferior, tiene conocimiento de todas ellas, y no hay por qué asom- brarse de que sea capaz de evoear el recuerdo de todo lo que sabe acerca de la virtud y acerca de todo; porque como toda la naturaleza es afin y cl alma aprendié todas as cosas, no hay dificultad en que obtenga o, como los hom- bres dicen, aprenda, todo el resto a partir de un tinico recuerdo... Platén no esté hablando aqui de lo que lama habitualmente «saber a partir de la experiencia». Habla de «la contemplacién de la verdad», esto es, el ser mismo que le concierne al verdadero conocimiento: la esencia inco- lora, informe, intangible, sélo visible a la mente, el piloto del alma». Esta c= la purificada percepcién de los objetos purificados, pero percepcién de cual- quier manera. En el Fedén, Sécrates se refiere significativamente a la cegue- oe ale eet sole la eae cuando advierte contra el peligro de en los sentidos. Se trata de renunciar a u i i pee ae na especie de percepcién iffcilmente se logrard profundizar la comprensién de la posicién de Pla: t6n si se intenta eliminar la «contradiccién» entre sus dos fate: El lec tor moderno puede moderar su incomodidad suponiendo que el dilema pro- viene de la diferencia entre la perspectiva de Platén mismo y la de Sécrates, su protagonista; o que las convicciones de Platén se modificaron en el curso de su vida; o que hablaba de Ja visién directa no en sentido literal, sino me- taférico. Semejantes intents de adaptar al fildsofo griego a las pulcras alter- nativas del pensamiento moderno sélo pueden oscurecer nuestra camprensién de esta compleja figura: un hombre impresionade por los primeros atisbos del poder de las operaciones légicas ¢ invadida por la sospecha contra los sentidos, pero, al mismo tiempo, cercano todavia a la experiencia primordial de conocer a través de la visién. No es necesario para nuestros objetivos decidir hasta qué ie sidn de Ja visién del mundo de Platén sigue siendo itesécics: eee =. Iégica, y hasta qué punto eta ya psicoldgica a la manera de Protdgoras el so- fista. ¢Sostenia Platén que les objetos individuales accesibles a los sentidos son en si «imperfectos», esto es, inconstantes, pasajeros y, por tanto, respan- 21 sables de la inferioridad de las imégenes captadas por los sentidos? ¢O crea que la estabilidad de los arquetipos objetivamente existentes llega hasta esas entidades particulares de las que los sentidos obtienen su informacién y que la deplorable deformacién de la realidad ocurre sdlo en el proceso de 1a per- cepcidn? Sea cual fuere la respuesta, lo que importa es que la desconfianza hacia la percepcién ordinaria singulariza profundamente la filosofia de Pla- t6n; Llegé incluso excluir las imagenes sensoriales enteramente de Ia jerar- quia que va desde las més amplias generalidades hasta Iss particularidades tangibles, Para é1, el arbol de las diferenciaciones légicas terminaba en el ni- wel de las especies, Las imdgenes sensoriales cran opacos reflejos fuera del sistema de realidad. Para obtener provecho de lo que los sentidos ofrecea, uno tenfa que seguir el ejemplo de los matemiticos, quienes hacen uso de las formas visibles y razonan sobre ellas aunque «no piensan en ellas, sino en Jas ideas a las que se asemejan». La verdadera visién se describe en un pa- saje en el que se Ia menciona como una ilustracién de cémo cl alma debia comportarse para con el Supremo Bien: Y el alma es como el ojo: cuando reposa en algo en que la verdad y el ser resplandceen, el alma percibe y comprende y esti radiante de inteligen- Ga; pero cuando se vuelve hacia el crepdsculo del devenir y la decadencia, sélo tiene opinién, y anda vacilante, sustentando una opinién primero y Juego otra, y parece no tener inteligencia alguna. Arist6teles: ascenso y descenso En el pensamiento de Aristételes se advierte una actitud igualmente compleja respecto de Ia experiencia sensorial. Por una parte, a CS el que introduce la nocién de induccién en el sentido moderna: el conocimiento ‘ob- tenido a partir de la recopilacién de casos individuales. Hay animales, dice, que pueden recordar lo que sus scntidos han percibido _y, entre esos anima- ies, hay algunas especies dotadas del «poder de sistematizars las experiencias sensoriales cuando éstas s¢ repiten con frecuencia. Esta sistematizacién, dice, ‘capera como se detiene una retirada en ¢l curso de una batalla: primero hace alto un hombre, y luego otro, hasta que Is formacién original ha quedado restaurada. A través de la inducciém, pues, que «procede a través de una enu- meracién de todos los casos», llegamos a Ia concepcidn de los més altos gé- neros por medio de la abstraccién. La abstraccién elimina Jos atributos mas particulares de los casos mis especificos y, de ese modo, llega a los conceptos Superiores, que son de contenido mds pobre, pero de extensién mis vasta. Esto resulta bestante familiar y modernor Introduce 1a nocién de abstraccién en el sentido de que implica una creciente distancia a partir de la experien- cia:inmediata. Procura las generalizaciones vaciadas que han hecho posible la ciencia moderna. Estas generalizaciones se limitan a lo que todas las instan- cias de una familia de casos tienen en comin ¢ ignoran toda otra cosa. Son precisamente lo contrario de los géneros platénices, que se vuelven mas ple- nes y més ricos cuanto mds alta se sitian en la jerarquia de las «ideas». Sin embargo, no ver en Aristételes nada mds que al progenitor de la abs- traccidn cientifica moderna seria sumamente engaiioso. Su curioso ejemplo de In retirada durante la batalla es suficientemente significativo, Describe la in- duccién como la restauracién de una «formacién original», esto es, como un modo de obtener acceso a una entidad preexistente, con Ia que los casos par- ticulares se relacionan como Jas partes con un todo. Es cierto que Aristételes fue el primero en reconocer que Ia sustancia no estd sino en los objetos indi- viduales. De este modo senté las bases de nuestro conocimiento segin el cual nada existe mas alli de las existencias individuales. Sin embargo, los casos individuales de modo alguno quedaban abandonados a su particular caracter nico, que sélo el pensamiento generalizador podia redimir, Inmediatamen- te después de describir el procedimiento de induccién, Aristételes esctibe la notable declaracién: Cuando un particular de una serie Igicamente indiscriminable se detecta, en el alma se hace presente el universal més bésico: porque aunque el acto de Ia percepeién de los sentides se contra cn Jo particular, su contenido es universal, es cl hombre, por ejemplo, y no un hombre Hamado Callias. En otras palabras, no hay cosa tal como la percepcidn del objeto particu lar en el sentido moderno. «La percepcidén como facultade, dice Aristételes en otra parte, «es del “tal” y no meramente de “este algo”», esto es, perci- bimos sicmpre en los particulares, clases de cosas, cualidades gencrales antes que el cardcter de unico. Por tanto, aunque en ciertas condiciones los acon- tecimientos sdlo pueden comprenderse cuando su repetida experiencia lleva a Ja generalizacién por induccién, hay también casos en que un acto de la vi- sién basta pata finalizar nuestra investigacién, pues hemos «obtenido lo uni- versal a partir de la visién». Vemos Ia razén de lo que intentamos compren- der «al mismo tiempo en cada instancia, e intuimos que debe ser asi en to- das las instancias». Esta es la sabiduria del wniversale in re, como habria de conocerse posteriormente, el universal dado en | objeto particular mismo, una sabiduria que nuestra propia tcorizacién lucha por recobrar en su inte- rés por la Wesensschau, es decir, la percepcién directa de las ésencias. ‘A Aristételes se le atribuye con justicia haberle impuesto a la mente oc- cidental la necesidad de la investigacién empirica. Pero esta exigencia s¢ comprende correctamente sélo si se recuerda al mismo tiempo que Aristéte- les percibié este enfoque «ascendentes tinicamente como una cara de la tarea, zB que debia completarse en forma simétrica mediante el enfoque opuesto «des- cendentes. La abstraccién debe completarse con la definicién, que es la de- terminacién de un concepto que se obtiene deductivamente a partir del gé- nero superior y se identifica con precisién a través de su atributo distintivo. (differentia), De hecho, cuando Aristételes hablaba del pensar, se referia al silogismo, esto ¢s, al arte de enunciar una oracién sobre un caso particular mediante la consulta con una generalidad mds amplia, También en este caso ‘¢e trata de una deduccién. Es significativo que en el siglo xrx se acusara al silogismo de ser una tautologia, pues presenta como nuevo conocimiento lo que estaba ya contenido en la premisa mayor. Esta acusacidn presuponia que Ta generalidad de la premisa mayor se habia obtenido por induccién, esta ¢s, Ia diligente recopilacién de todos los casos individuales entre los que se con- taba el de la premisa menor. Podemos confiar en que la aguda mente de ‘Aristételes hubiera detectado ella misma semejante falta. Si la dificultad no se le planted, ¢s probablemente porque para él el universal («lo que tiene una naturaleza tal que se predica de miilriples sujetos») no necesariamente ‘se derivaba de cscs muchos sujetos por recopilacién. Por ejemplo, utilizando al médico para ilustrar su argumentacién, Aristételes afirma que si

También podría gustarte