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Historia General de América Latina Volumen I Las sociedades originarias Volumen IT El primer contacto y la formacion de nuevas sociedades Volumen I Consolidacién del orden colonial Vokamen IV Procesos americanos hacia la redefinicién social Volumen V La crisis estructural de las sociedades implantadas Volumen VI La construccién de las naciones latinoamericanas Volumen VIE Los proyectos nacionales latinoamericanos: sus instrumentos y articalacién, 1870-1930 Volumen VILE América Latina desde 1930 Volumen IX ‘Teorfa y metodologia en la Historia de América Latina ae c 4¥O 990 Heke hs eco wd HISTORIA GENERAL AMERICA LATINA Volumen I 4uqFod DIRECTORA DEL VOLUMEN: TERESA ROJAS RABIELA CODIRECTOR: JOHN V. MURRA EDITORIAL TROTTA EDICIONES UNESCO oO 2 EL POBLAMIENTO ORIGINARIO Alan L. Bryan Los Iejanos antepasados de los primeros seres humanos que Hegaron a América provenian del Nordeste de Asia, y después de atravesar lo que actualmente se co: ‘nove como Beringia (la regién que abarca el extremo este de Siberia, Alaska y Yu- kon), se desplazaron por el Oeste de Canada y de Estados Unidos. Muy probable- mente estos primecos amezicanas entraron por lo que hoy es Alaska franqueando tun puente de tierra sumergido en la actualidad bajo el mar de Bering, aunque también es posible que hayan cruzado cortas distancias por mar, utlizando etm barcaciones simples, o que lo hayan hecho sobre el hielo invernal. El puente de tierra aparecta cada vez que el nivel mundial del mar disminufa 48 m a causa de la retencién de las precipitaciones sobre la tierra en forma de hielo glacial que se sacumulaba en las regiones polares y montafiosas del Mundo. En su extension mé- xima, cuando el nivel del mar descendla cerca de 100 m por debajo del actual, el ppuente de tcrra de Bering se extendia desde cl cabo Nevarin, al Sur de la desem- bocadura del rfo Anadye en el oest de Siberia, y después de bordear, hacia el Su- roeste, las islas Prbilof, alcanzaba la Alaska Continental cerca de la punta de la peninsula de Alaska al Sur de la desembocadura del rio Yukén. En esas €pocas, el ppuente se extendia hacia el Norte, czsea de 500 km allende el estrecho de Bering, ‘A pesar de las frias temperaturas, el clima de la costa sur del puente de tierra era frido y continental de modo tal que los glaciares se acumulaban s6lo en las zonas de as altas montafas de Siberia, Alaska y Yuk6n (Hlustraci6n 1), ‘Cada ver que se formaba el puente de tierra, ol clima de su costa sur era cela- tivamente més moderado que en el interior, ya que las corrientes del océano Artico quedaban interceptadas, Durante el periodo de maximo avance de los glaciares en la dltima glaciacién, hace entre 25 000 y 15 000 afios, las riberas del golfo de Alaska y la costa ocste de la Columbia Briténica, hasta Puget Sound al Sur, en el Estado de Washington, estaban cubiertas de glaciares debido a las grandes nevadas en las montafas adyacentes. Durante esa poca, los glaciares ‘cubrian précticamente todo Canad, con excepcién de la mayor parte de Yuk6, la cual, al igual que el resto de Beringia, era demasiado drida para la acurmula~ cién de hielo glacial. No obstante, entre el $0000 y el 35.000 antes del presente (ap) aproximadamente, el clima era mucho mas parecido al de la actualidad. Este intervalo edlido en la siltima glaciacién es conocido como un interestadial. a ALAN L. BRYAN Iustracién 1 LA REGION DEL PUENTE TERRESTRE DE BERING Asia del Nordeste y Amética del Norce en el momento de méxima glaci del Beistoceno Infra (aprox. 17000 ap) En bers occidental de alana lnc a costa noroeste exist cefugioe que no se habian helado, pero el Sar de Alaska permanc- 6 eubierto de hielo a parti del 25000 a.p. Sin embargo, el centeo de Alaska y el Japon Permanecieron libres de hielo, La glacicién continental de San Lozenzo avanzé en di cin Oeste, hacia el Norte de las Montafas Rocosss alrededor del 30000 a.p. El hipotée co «corredor libre de hielo» no exists hasta después del 11000 a.p., de modo que los po- bladotes se desplazaron hacia el Sur desde la 20na no helada de Beringia a Io largo de la ‘costa del Pacifico antes del 25000 ap. 0 por el Este de las Rocosas antes del 30000 a. 4. Diring-Yuriakh, Siberia (250000 a.p.) 2, Kamitakamoni, Jap6n (500000 a.p)- Buenter Alan L. Bryan, Excepto en el petiodo de méxima expansién glaciar, la zona situada al Este de las Montafias Rocosas en Alberta y el valle de rio Mackenzie, permanectal- bre de hielo. Hacia el afio 30000 a.p., la masa glaciar Lauréntida, avanzé desde la bahia de Hudson hacia las Montafias Mackentie, donde permanecié encerra- da hasta aproximadamente el afio 11000 a.p. A parti de esa fecha, los mamife- ros superiores los seres humanos pudieron desplazarselibremente entze el Yu- kon y las Grandes Llanuras. asta hace poco, se postulaba la existencia de un hipotético pasillo libre de hielo, situado al Este de las Rocosas, que habria permitido a ls primitivos habi- tantes del continente pasar de Beringja a la regién subglacial de América, Se su- pone que estos primeros pobladores eran cazadores que persegufan grandes her- bivoros por las Grandes Llanuras Centrales de Estados Unidos. El elemento EL POBLAMIENTO ORIGINARIO a principal de esta suposicién esté dado por el hecho de que en general se reconoce ue la manifestacion cultusal més remprana en Norteamérica es ls tecnologia Clovis, acilmente identificable por las puntas de proyectles acanaladas muy ela boradas usadas para cazar mamuts y bisontes entre cl 11200 y el 10900 a.p. (Haynes, 1980; Haynes et a., 1984), Desde 1927, afto en que se confirmé que ls puntas acanaladas estaban asociadas con la extinci6n del bisonte en el sitio de Folsom, Nuevo México, se comenz6 a deserrollar un modelo segen el cual los primeros americanos eran cazadores, especializados en la caza mayor, que Po- Seian una tecnologia anéloga a la del Paleolitico Superior. Excavaciones subsi- guientes en tunos doce sitios en las Grandes Llanuras y en el Sudeste de Arizona ‘onfirmaron Ja presencia de puntas de proyeciles clovis acanaladas que eviden- temente habjan sido empleadas para dar muerte a los manus (Ihustracién 2) Las Grandes Llanuras constituyen desde hace mucho tiempo tn vasto ecosis- tema de praderas que, desde el Plestoceno, suministran pastos en abundancia a las manadas de herbivoros. En consecuencia, los ocupantes prehistoricos de las Llanuras hallaron una base econémica en la caza de estos grandes herbivoros. Al Teste del rio Mississipi se han encontrado varios sitios que incluyen puntas aca- naladas, fechados entre el 11000 y el 13000 a.p. Asimismo, otros sitios con pun- tas acanaladas de la zona Nordeste de Columbia Briténica, Montana occidental, Idaho, Nevada y uno ubicado a gran altura en Guatemala se han fechado con ‘menos de 11000 afios a.p. Pero estos sitios no han revelado la existencia de fau- na extinta, por lo que no sabemos qué animales pudieron haber cazado sus mo- adores. No obstante, ha ganado popularidad el modelo segsin el cual los caza- dores de fauna mayor del Paleolitico Superior oriundos de Siberia —y, en wltimo término, de Europa— fueron los primeros americanos, que mas tarde se habrian desplazado por el hipotético corredos libre de hielo, hasta las Grandes Llanucas, ustracién 2 Punta clovs. Fuentes Alan L. Bryan. mi ALAN L. BRYAN donde desarcollaron su distintiva teenologfa clovis y Iuego se expandieron con rapidez en todas direcciones, para poblar, en pocos silos, toda la superficie del Nuevo Mundo. Sin embargo, este modelo plantea problemas imporantes. Por un lado, los si- tios lovis no son los més antiguos el continente y, por el otro, el complejo clovs no aparece al Sur de Panamé. Ademas, los datos actuales indican que la teenologia clovis se originé al Este de las Grandes Llanuras y que los puntos donde se acum Jan lo restos de mamuts son los sitios donde los eazadores venidos del Este encon- teaban y aniguilaban a los animales sedientos y cansados, que se agrupaban en los abrevaderos cuando, hacia el 11000 a.p. se desat6 la ilkima gran sequia del Peis- toceno. Como veremos mas adelante, las prucbas relativas a los sitios del Plisto- ceno en América del Sur han llevado a la mayoria de los arquedlogos a abandonar ef popular modelo clovis, como tori inical de poblamiento del continene. ORIGENES BIOLOGICOS ASIATIOOS Antropélogos fisicos y genetistas concuerdan en qe los amerinclios estin estre- chamente emparentados con los asiticos del Nordeste, y que los pueblos que vi- ven a ambos lados del estrecho de Bering estan aiin més vinculados. De hecho, los esquimales viven hoy a ambos lados del estrecho y algunas evidencias sugiezen ue los protoesquimales de Alaska llegaron de Siberia alrededor del 6000 a... ¥ que més tarde se extendieron hacia el Noroeste a lo largo de la costa Artic, hasta Poblar la ikima de las grandes regiones deshabitadas de las Américas. Para llevar a cabo esta procza, los esquimales usaron una tecnologia altamente especializada para cazar mamiferos marinos, caribis y bueyes almizclecos. También habian de sarrollado una técnica para elaborar indumentarias especiales, con objeto cle man- tener el calor del cuerpo, asf como viviendas convenientementeaisladas. En efecto, al igual que las poblaciones indigenas de las Grandes Llanuras que cazaban biif- Jos a caballo, los esquimales fueron los éltimos eazadores especializados en ani males de fauna mayor y a menudo sirven como modelo de eémo pudo haber sido el estilo de vida durante el Paleolitico Superior Temprano. Los indios atabascanos (dené), que habitan una vasta zona boscosa que abarca el interior de Alaska, Yu- kn, el Oeste de los territorios del Nordeste y la porcion Norte de las provincias de Canad, al Oeste dela bahia de Hudson, no estan relacionados lingiisticamen- te con su contraparte, que habita el interior del Este de Siberia, Sin embargo, su tecnologia de caza, sus viviendas y sus indumentarias de pil son muy similares, y desde el punto de vista genético, estan estrechamente emparentados. Las fuertes similitudes genética, linghisticas y culturales presentes en toda etingia han sido explicadas por medio de un modelo segan el cual los esquima- les fueron los siltimos inmigrantes, mientras que los dené repzesentan la pentlti- 1ma inmigraci6n. Tanto desde el punto de vista genético como lingistico, todos Jos otros amerindios, que viven més al Sur, estén més lejanamente emparentados «on los asiéticos del Nordeste, de modo que se los considera descendientes de in- migeantes més tempranos que, se supone, atravesaron el eorredor libre de hielo al final dela sltima glaciaci6n (Greenberg, Turner y Zegura, 1986). EL POBLAMIENTO ORIGINARIO 4 Después de realizar estudios detallados sobre los dientes amerindios y euro- asidticos, el antropdlogo fisico norteamericano Christy Turner (1989) lleg6 a la conclusién de que éstos son més parecidos a los del Nordesteasidtico y a los del Norte de China, y que no estén relacionados con los dientes de las poblaciones del Paleolitico Superior de la Rusia europea, del Altai o del area del lago Baikal, en el Sur de la Siberia central. Segtin este autor, la poblacién del Norte de China se extendié hacia Mongolia hace aproximadamente 20000 afios y alrededor del 14000 a.p. eruz6 Beringia. Los genetisas que estudian el ADN mitocondrial de varias poblaciones americanas también encuentran estrechos vinculos entre los, amerindios y los asiticos del Nordeste, pero concuerdan en que el marco tem- poral es muy dilatado (Paabo, ms; Tozroni et al 1990). La extrema diversidad genética de los amerindios y ja ata proporciéa de factores caros en el Este de Asia indican que los amerindios de las zonas situadas al Sur de los glaciares tu- ron parentesco con los asiticos del Nordeste hace quizs 25.000 0 45.000 ios, en una época que quiz pueda situarse entre 25 y 45 mil afios a.p. Un estudio de morfologta craneana realizado en 1991 por Neves y Pucciare- Li es llevé 2 la conclusién de que los antiguos habitantes de América del Sur cmigraron del Sudeste de Asia antes de que se desarrollaran los rasgos mongo- lojdes en esa regin y que los suramericanos poseen un parentesco més estrecho ‘con los australianos y los pobladores del Sudeste de Asia. Ambos autores sugic- ren que estas poblaciones se desplazaron desde el Norte de China en ambas di recciones, a lo largo de la costa del Pacffico, antes de que llegaran a desarrollarse los modernos rasgos mongoloides. ‘ORIGENES TECNOLOGICOS ASIATICOS Segiin una vieja suposicién de los arquedlogos americanistas, los hombres no pu- diezon vivie en la 2ona subéttica sino hasta después del 20000 a.p. (Dincauze, 1984). Los arquedlogos siberianos que estudian los rios Yenisei, Angars y Lena estén excavando varios sitios que contienen arcefactos del Inferior y Medio Paleo: litico en contextos estratigeéficos fechados por radiocarbono en més de 35 000 aiios (Drozdov et al., 1990) y, desde el punto de vista geoldgico, varios de estos sitios pueden ser fechados en al menos 200 000 afios (Larichev et al, 1987). Asi, por ejemplo, el sitio de Diring-Yurckh en el curso medio del Lena, cerca de Ya keutsk, en fa parte més fria del hemisferio Nore, ha revelado una industria de nicleos de guijerro y de laseas del Paleolitico Inferior en un estrato de grava, debajo de una geuesa capa de arena, que corona el terraplén de un antiguo rio (Ackerman, 1990; Larichev et al, 1987). La arena ha proporcionado fechas ppaleomagnéticas y por termoluminiscencia que el arquedlogo luri Mochanov (1993) ha interpretado como Pleistoceno Temprano, aunque los ge6logos rusos ue visitaron el lugar consideran que es muy probabie que el estrato tenga entre 200 000 y 300.000 afios. Los anilisis posteriores de las capas arenosas superio- res mediante la termoluminiscencia muestran que la ocupacién fue anterior al 260000 a.p. y que podria incluso ser del 370000 a.p. (Waters et al, 1999). El significado de Diring y de otros sitios de Siberia para la Prehistoria de América 4“ ALAN U. BRYAN, consiste en demostrar que los seres humanos ya se habian adaptado al medio ambiente Setico y subértico de esa regién, mucho antes de que se desarcollaran las innovaciones tecnolégicas del Paleolitico Superior. Todos estos informes son preliminates y se esperan descripciones mas detalladas. Pero los indicios de que hace 250000 aos aproximadamente habia ya en Siberia central poblaciones do- tadas de tecnologia del Paleoltico Medio o Inferior, arroja dudas sobee la hipé- tesis de una ocupacién inicial de hace tan s6lo 20.000 aos. Se sabe desde hace mucho que el Homo, erectus, con una tecnologia del Pa- leolitico Inferior, se encontraba ya en el Norte de China hace entre 250000 y 500000 aos. Recientemente, este marco temporal se ha extendido a un millén de afios. En Japén se estin excavando varios sitios del Paleolitico Medio en Honshu. Los arqueélogos y gedlogos de ese pais ereen que el periodo en algunos de estos sitios corresponde al Pleistoceno Medio, quizds de unos 200 000 afios de edad (Nakagawa, 1990}. Algunos arque6logos japoneses de talante més conser- vador han aceptado recientemente la existencia de un sitio fechado en 500000 aos ap. (Imamura). Una vez ms, se trata de informes preliminares. Sin embar- 0, en la tegién general que dio a luz. los primeros americanos existe evidencia ciertamente suficiente como para poner en duda la suposicién bisica segsn la ‘ual la ocupacién inicial de Beringia se produjo s6lo después del 115000 a.p. ‘Como queda sefalado, a partir del estudio de dientes Turner lleg6 a la con- clusién de que los primeros americanos provenian desde el Norte de China. Pero aunque dicha conclusin esta bien fundada, es evidente que estos hombres al- canzaron Beringia mucho antes del 11500 2.p. La presencia de hombres en Ja pén, en el Norte de China e incluso en el Norte dela Siberia centcal hace més de 200000 aos, significa que éstos pudieron haberse hallado en cualquier parte del Nordeste asidtico durante el sltimo periodo Interglaciar, cuando el clima era mis cilido que en la actualided. Si ya en éste periodo los hombres se habian adaptado al Nordeste del continente asiético y a las islas japonesas, es posible suponer que también pudieron haber estado en condiciones de atravesar el puen- te de tierra de Bering, ya fuera caminando, ya se2 bajeando la costa con embar- caciones simples, cada vez que el nivel del mar descendlia unos 48 m, hecho que se produjo en repetidas oportunidades durante el Pleistoceno, inclusive hace 70000 afios aproximadamente (Hopkins, 1982). Ast, pucs, sila entrada inicial sobre el puente de tierra de Bering se produjo hace 70,000 afis, estos hombres tienen que haberse hallado en un estadio Homo sapiens de teansicién tardic pero que no era atin totalmente moderno. Asimismo, el nivel de su tecnolog tiene gue haber sido el del Paleolitico Medio Tardio del Este de Asia, con una dustria de herramientas de nicleo y lascas a las que puede haberles faltado el lasqueado bifacial. Si estos primeros hombres se hubieran extendido hacia el Noroeste desde las regiones arboladas del Este de Asia, podrian haber tenido un repertorio simple de lascas muy poco retocadas, usadas para elaborar tna tec- nologfa razonadamente desarrollada de la madera, la fibra y oteos elementos pe- recederos, que en la mayoria de los contextos arqueolégicos no han podicio pre- Hoy en dia sabemos que estos hombres tienen que haber desarrollado ‘embarcaciones lo suficientemente avanzadas como para cruzar hasta 70 km de EL POBLAMIENTO ORIGINARIO ” cocéano, con el objeto de poblar, hace por lo menos 40.000 afios, Australia y Nueva Guinea, ¢ incluso las Salomén, Nueva Irlanda (fones, 1990), y quizis también, hace 30 000 afis aproximadamente, Okinawa. Si hace mas de 200 000 afi ya habia hombres en la isla de Honshu, se puede suponer que tenfan expe- Fiencia en embarcaciones y que eran capaces de cruzar extensiones ce agua si rnilares alas del Pacifico Norte para poblar Hokkaido, las Kuriles y Kamchatka Jhace més de 100 000 ais. El ecosistema maritimo del Pacifico Norte, con pe- ces, crustéceos, péjaros y mamiferos marinos en abundancia, asi como también toras y ottas plantas comestibles, tiene que haberles resultado a los primeros habitantes més productivo y de més fécil adapracin que el interior continental del puence de tera, donde la caza era mas movil y més diseminada y donde es- ccascaban las plantas comestibles. Asi, pues, es muy posible que los primeros hombres que atravesazon el puente de tierra hayan navegado cerca dela relati- vamente cilia costa del Pacifico Norte, que era més productva, llevando con- sigo una tecnologia celasivamente simple de herramientas de niicleo y de lasea del Paleotitico Medio. LPOBLAMIENTO DE AMERICA LATINA Es muy probable que los seres humanos hayan peneteado por primera vez en lo ‘que hoy es América Latina a lo largo de la costa de la Baja California. A comien- zos de la titima glaciaci6n, las cordilleras del Oeste de Norteamérica, hasta la cextremidad sur de la Sierra Nevada, en el Sur de California, estaban cubiertas de hielo glacial; excepruando la brecha del rio Columbia, los hombres se habrian confinado en el Oeste del sistema montafioso formado por la Corillera de las Cascadas y la Sierra Nevada. Durante el periodo de la siltima glaciaci6n, algunos aventureros pudicron haberse abiesto paso hacia la cuenca del Columbia y ia Ila nura del rio Snake, y otros pudieron haber cruzado por el Sut de las Sierras has- ta el desierto de Mojave, pero es muy probable que la mayorfa haya permaneci- do a lo largo de la costa del Pacifico y en los valles de los rios mas pequeios, dentro de los ecosistemas productivos tradicionales que durante mucho tiempo habian ocupado sus antecesores. Lamentablemente, la mayoria de los sitios cos- teros que datan de fa tltima glaciacién estén hoy sumergidos en la plataforma continental. Los no sumergidos estarfan enterrados en los depOsitos aluvionales de los 0s 0 en orros contextos geoldgicos. Se ha tenido noticia acerca de la exis« tencia de tales sitios en San Diego, justo al Norte de la frontera mexicana, y en el desierto de Mojave, pero como s6lo contienen niicleos y lascas monofaciales simples, la mayoria de los arquedlogos profesionales ha liegado a la conclusién de que debe existir algin ercor en la evidencia sefialada. Aunque no fechado en cl Plestoceno a causa del nivel ereeiente del mar, el levantamiento tect6nico en las islas del canal del Sur de California ha preservado concheros con depésitos fechados én més de 10000 afios (Meighan, 1989). Estos concheros tempranos contienen también niicleos simples, lscas sin retoque y sin ninguna modifica- ‘ién, y s6l0 unos pocos cuckillos tallados por ambos lados. Sino fuera por el he- ‘cho de que fueron excavados en basureros de conchillas que contenian toneladas “ ALAN L. BRYAN de desechos de comida, fogones y restos de esqueletos humanos, los arquedlogos escépticos hubieran cuestionado su eategoria de artefactos hechos por el hom- bre. Meighan (1989) sefiala que los primeros californianos, que dependian prin- cipalmente de los recursos marinos y cuyos descendientes desarrollaron més tarde mitiples adaptaciones maritimas, recogfan crustéceos y pescaban en es tanques de marca o en estuarios poco profundos, con xedes, arpones 0 nasas. En ccuanto a las embarcaciones que habrfan utilized, es posible que fueran simples canoas o balsas de tule desde las que se zambullirian para atrapar peces o desde las que pescarian con sedal. En Baja California se ha seftalado la existencia de monticulos de conchillas en playas elevadas, pero ninguno de ellos ha proporcionado fechas tempranas. Hasta el presente, el sitio mas temprano del que se tiene noticia en México es Bl Cedral, al Sur de Monterrey, donde un posible fogén, que data de hace 33000 aitos, estaba circundado de huesos de patas de proboscidios. Se encon~ traron también alli dos raspadores de lascas monofaciales y algunos posibles artefactos en hueso (Lorenzo y Miambell, 1986b). Otros artefactos, completa- ‘mente permineralizados, trabajados y cincelados en huesos de animales excintos, han sido dragados del fondo del logo Chapala y zecolectados del lecho del lago pleistocénico Zacoalco, cerca de Guadalajara (Solérzano, 1990). No se han localizado sitios de ocupacién y los huesos no han podido ser fechados « causa de lo insuficiente del coligeno. Al sur de Puebla, en la presa Valscquillo, se han ‘excavado varios lugares con fauna extinguida (lewin-Williams, 1967). Uno de ellos revel6 la existencia de un raspador de laminillaasociado con conchas, que datan del 20000 a.p. En Hueyatlaco, la localidad principal, se hallaron herra- ‘mientas sobre lascas monofaciales, asf como también puntas bifaciales en forma de hojas de sauce, que parecen ser excepcionalmente tempranas si de la Ginica localidad datada por radiocarbono se debe extrapolar la fecha de 20 000 atios. La mayor parte de la evidencia de la ocupacién temprana ha sido recogida en la cuenca de México, cerca de la ciudad de México. En Tlapacoya se han en- contrado varias Héminas semejantes a cuchillas, cerca de un fog6n fechado en 20.000 afios (Lorenzo y Mirambell, 1986c). Asimismo, en las antiguas costas de lagos se han excavado varios mamuts (Lorenzo y Mirambell, 1986a). La mayo- rfa de estos sitios ha mostrado slo herramientas sobre lascas monofaciales, pero en dos lugares cerca de I7tapan se han encontrado puntas de proyectl bifaciales. Estas puntas son lanceoladas y con pediinculo, pero no estén acanaladas. La fe- cha del 9000 a.p. en Iztapan I parece demasiado tardia para los mamuts, aunque se considera que una punta con hombros asociada es similar a la forma de Scottsbluff, en las Grandes Llanuras, y que data mis o menos de la misma épo- ca, En el Norte de México se han encontrado puntas acanaladas esparcidas; también una en Zacoalco, pero la nica excavada en un contexto fechado estra- tigraficamente (9460 a.p. se encuentra en un refugio de roca en la cueva de Los Grifos, cerca de Ocozocoautla, en el estado sureio de Chiapas (Garcia-Barcena, 1979). La punta tiene forma de «cola de pescado», y se han encontrado varios cjemplares de ella aislados mas al Sur en Centroamérica. Sin embargo, s6lo en Sudamérica se la localiza en contextos fechados. Dado que el datado como mas antiguo (11000 a.p.) se halla en la cneva de Fell, cerca del estrecho de Magalla- FL POBLAMIENTO ORIGINARIO ” nes, y que este tipo de puntas aparece poco tiempo después en la provincia de Buenos Aires, en las pampas argentinas, parece més razonable coneluir que esta forma distintiva se desarroll6 en la Patagonia austral como parte de una adaps ci6n local para la caza de caballos, y que més tarde, cuando éstos se extinguie- zon, se difundi hacia el Norce. Dos de las puntas cola de pescado de la cueva de Fell y las dos puntas provenientes de sitios eercanos en las pampas han sido des- critas como acanaladas; sin embargo, seria necesario realizar analisis tecnol6 ‘cos para determinar si son realmente acanaladas como las que provienen de mas al Norte, como, por ejemplo, las de la coleccién excavada de Bl Inga, cerca de Quito, en Ecuador, en un contexto datado en el 9000 a.p. En Panamé, en el extremo sur de América central, se hallaron también pun- tas acanaladas tipo clovis; sin embargo, en Los Tapiales, sitio ubicado en la cor- dillera continental, 2 3000 m de altura, en Guatemala, solo se ha excavado una base acanalada en un contexto fechado en e! 10700 a.p. (Grulin, Bryan y Nance, 1977). Laminas, bueiles y bifaces simples estaban asociados con esta base y con tuna laminilla acanalada. Como en este sitio no se preservaron los huesos, no es posible saber si estos hombres cazaban o no animales hoy extintos. A unos p os kilémetros de Los Tapiales se han recogido puntas eompletas tipo clovs, ast ‘como también puntas cola de pescado acanaladas; asimismo, se ha sefalado la existencia de huesos de mamuts, de modo tal que en Guatemala existe un poten- «ial para encontrar fa asociacién entre el hombre y el mamut. Sin embargo, la asociacién no debe hacerse neceseriamente con les puntas acanaladas. Resulta interesante sefialar que en la cuenca de Quetzaltenango (Xela), que puede ha- ber contenido un lago pleistocénico como los de la cuenca de México, se encon- ‘tr6 una punta con hombros bastante similar en tamafio a aquella proveniente de Ietapan I (Bryan, en prensa) (Tustracién 3) Tlustracién 3 Panta cola de pescado acanalado. Puente: Alan L. Bryan Py ALAN L. BRYAN En un campo de cafia de anicar en Turrialba, situado en la regién montaiiosa de Costa Rica, se han encontrado varias puntas tipo clovis, Kiminas y burl. ‘Una punta cola de pescado proviene de‘una terraza més baja, lo que sugiere que fue utiizada en tiempos més tardios (Snarskis, 1979). En el lago Madden, un es- tanque artificial construido para contener el agua de inyeccién al canal de Pana- ima durante los periodos secos, se han hallado en superficie varias puntas cola de pescado, algunas acanaladas (Rird y Cooke, 1978). Asi, pues, las puntas tipo clo- vis mas australes de las que tenemos noticias son las sefaladas en La Mula Oeste, cerea del Golfo de Panamé (Ranere y Cooke, 1989). En efecto, en Colombia y en el Noroeste de Venezuela, se han encontrado puntas cola de pescado, algunas de ells acanaladas, pero hasta el presente no se ha informado acerca de la presencia de ls formas tipo clovis en Sudaméri La distribucién en Centroamérica y en América del Sur de las puntas tipo clovis y de la forma cola de pescado acanaladas se explica mds simplemente a través de la hipétesis de que las puntas acanaladas clovis, que estn fechadas en las Grandes Llanuras y en el Sudeste de Arizona entre el 10900 y el 11200 a.Pu se difundieron hacia el Sur desde su centro norteamericano, al mismo tiempo aque la forma cola de pescado del estrecho de Magallanes, que estéfechada en el Gono Sur entre el 11000 y cl 10500 a.p., lo hizo hacia el Norte. Ambas tradicio- res tecnolégicas se encontraron y se fundieron en Ecuador y en Centroamérica hace aproximadamente 9.000 afios. Mas ain, la distribucion de las primeras puntas de proyectil sugiere que los hombres del lugar desarrollaron técnicas es- peciales para cazar fauna mayor, que incluyen la idea de las puntas de proyecti bifaciales con las cuales experimentararon y las adoptaron si les resltaron efec- sivas. La caza alrededor de las costas de los lagos y en los ecosistemas de prade- as abiertas, tales como los péramos altos, explicarfa la presencia cara de puntas tempranas en las 4reas de las ticrras bajas arboladas de Centroamérica, La expli- cacién alternativa més favorecida sugiere que los primeros centroamericanos se dedicaron a 1a caza mayor con puntas acanaladas, y que luego se trasladaron con rapide, a través de Centroamérica y hacia la cordillera andina, donde la caza resultaba més abundante, EI modelo segin el cual los hombres ya bien establecidos en sus ecosistemas habjan desarrollado técnicas para la caza de mamiferos terrestres que vivian en guaridas en las praderas, puesto que, a fines del Pleistoceno, los bosques estaban ‘aumentando de tamafio, significa que deberian encontrarse sitios tempranos sin puntas de proyecti bfaciales. La talla bifacial desapareci6 en Panamé alrededor de] 7000 a.p., ya que hacia esa época haba bosques densos en todas partes y los herbivoros mis grandes ya no podian cotter en manadas. Sin embargo, en Gua- temala, en el Sur de México, y probablemente también en Costa Rica, se siguie- ron usando puntas de proyectilen las éreas abiertas de las regiones montafiosas donde todavia sobrevivian algunos animales de caza. Dado que el lasqueado facial desapareci6 muy pronto en las deeas densamente arboladas, los arquedlo- 0s identfican los sitios tempranos por la presencia de Is talla o lasqueado bifa- cial y dan por sentado que todo sitio sin ella es tardio. Este problema conceptual s6lo podrd ser evitado si se fechan todos los sitios sin tala bifacial o si se en- cuentran sitios con estratigrafi sin lasqueado bifacial en capas mas bajas. EL POBLAMIENTO ORIGINARIO. st La eueva de Espiritu Santo, en El Salvador, revel6 una secuencia estratigré- fica de este tipo. Por debajo ée una ocupacin cerémica y de una capa interme- dia estéril,el arquedlogo aleman Wolfgang Haberland (conmunicacién personal, 1989; 1991) encontré un grupo litico abundante que carece de talla bifacial. Se recuperaron ademas distales y laterales, perforadoras y tajadores, asf como tam- bign cientos de lascas de materiales ex6ticos. El componente temprano no ha po- dido ser fechado debido 2 la falta de carbén y de huesos. Sin embargo, lo que aparentemente ¢s una pintura descolorida de un proboscidio sobre la pated tra- sera del refugio de roca sugiere la posibilidad de un contexto pleistocénico. No ‘muy al Sur, en el Noroeste nicaragiiense, se recuperaron algunas piezas de silex tallado entre abundantes huesos de animales extintos, entre los que se cuentan hhuesos de mastodontes y de perezosos terrestres. Como la calcedonia sélo apare- ce ro abajo en el sitio de El Bosque, l contexto sugicre que los hombres recogian los huesos de los animales muertos (Espinosa, 1976; Gruhn, 1978). El Gnico otro sitio en Centroamérica que en algin momento fe considerado como temprano se encuentra en la ciudad de Managua. Fl Cauce o Acahualinca «8 imo de es0s escasos sitios en los que se han conservado en perfecto estado hnuellas de pie humano, ya que los hombres caminaban sobre ceniza volednica pura que luego era recubierta por més ceniza. Como las huellas estén enterradas 8 m por debajo de la superficie actual, se pens6 que eran muy antiguas. Sin embargo, una fecha del 5945 a.p. de acido hnimico fue obtenida en un canal de desagiie cercano que se habia proyectado extender por debajo del estrato que

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