Mi padre fue mdico de Juan Jos Arreola. De tarde en
tarde jugaban juntos al ajedrez. Lleg la ocasin, inoportuna, de mostrar al Maestro los primeros versos del pequeo Christopher; criatura asaz irritante desde la infancia. Arreola ley en el acto mis tonteras y nada dijo. Su caballerosidad estaba por encima del magisterio. Mi padre acababa de ser derrotado por Arreola en una apretada final de peones y esperaba la retirada de su hijo para proceder a la revancha. Juan Jos -as se le llamaba en casa- me devolvi mis versos y comenz a ordenar caballos y alfiles. Esper a que el doctor Domnguez, que jugaba las blancas, saliera al campo con el P4R, y sin levantar los ojos del tablero, me dijo: -Quieres saber lo que es la literatura? Asent. Mientras Arreola fraguaba una impenetrable defensa ninzoindia, me dict de memoria aquel poema de Gustavo Adolfo Bcquer sobre las oscuras golondrinas. Una vez que termin, Juan Jos pidi unas tijeras. -Recorta -me orden- cada palabra de Bcquer y haz t, con ellas, un poema distinto. La partida continu su curso mientras Christopher obedeca las instrucciones del maestro. Recort y pegu en una nueva hoja "mi versin" de Bcquer. Se la entregu al escritor ajedrecista, quien apenas repar en ella. 107
Ansioso, pretend interrumpir la partida:
-Juan Jos, esto es la literatura? -No -respondi-. La literatura son las tijeras. Mi padre haba vacilado, en tanto, al mover un caballo. Arreola se olvid de m y le dijo: -Pieza tocada, pieza jugada.