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Papa, estás bajo autoridad

Jueces 17 al 21

El libro de Jueces antecede a 1ro. y 2do. de Samuel, que originalmente fueron un solo
libro y que son el eslabón que une Jueces y Reyes, narran la transición entre el
periodo de los jueces, cuando Israel era un grupo de tribus relacionadas entre sí y el
periodo de los reyes, caracterizado por un reino unificado, gobernado por un rey.

Al final del libro de Jueces, capítulos 17 al 21 se presenta una radiografía de la


situación moral y espiritual de Israel, una rápida mirada al pasaje y a su contexto,
nos permitirá observar que Israel estaba sumergida en un muy sombrío decaimiento
espiritual y moral, una decadencia tal que aun los líderes espirituales practicaban los
mas bajos y ruines pecados lo que condujo a una severa disciplina de Dios, que
finalizó en 1ro. de Samuel cuando es retirada su presencia de en medio del pueblo.

¿Cómo se originó esta situación? La respuesta está en Jue.17:6 y en Jue.21:25:


En aquellos días
no había rey en Israel;
cada uno hacía
lo que bien le parecía.

Y en medio de estos dos versículos, tres terribles historias que presentan las
consecuencias de la falta de autoridad, porque como lo anuncia el versículo no existía
una autoridad central que hiciese cumplir las leyes.

El versículo dice:
En aquellos días
no había rey en Israel;
cada uno hacía
lo que bien le parecía.

El término “rey” hace referencia a una persona que ha sido “investida con una
autoridad suprema, dada por Dios1 y entre cuyas obligaciones están la de obedecer a
Dios, defender la justicia y castigar a quienes violan la ley; el rey es uno que pone
orden, que sujeta al pueblo a la ley de Dios, el rey ha de estar dotado de gran
discernimiento y juicio certero”2. Rey es sinónimo de ”autoridad”.

La autoridad es el “dominio, el poder, la facultad que se tiene sobre algo o alguien”3;


es “la potestad de dirigir u ordenar”. Desde la creación, Dios delegó autoridad, en ese

1
Ro.13:1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay
autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
2
Vila-Escuain - Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado - Ed. Clie, España, 1985, pag.1005
3
Tomado de www.rae.es

Carlos Rocha – carlosrocha@marketingyportales.com

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momento a Adán para sojuzgar la tierra y señorearla y mas adelante a los cabeza de
familia, los patriarcas, quienes eran hombres piadosos y jefes, comandantes de sus
familias, -hoy llamados. . . “papá”-.

El versículo que acabamos de leer, resalta el hecho de que la ausencia de autoridad


propiciaba un ambiente en el que la maldad del hombre se manifestaba más profunda
y descaradamente. Al no haber una autoridad que guiara al pueblo, cada uno hacía lo
que bien le parecía.

Podríamos parafrasearlo diciendo: en aquellos días no había quien defendiera la


justicia y castigara a quienes violan la ley, no había quien sujetara al pueblo a la ley
de Dios y lo hiciera con discernimiento y juicio certero, en consecuencia, cada uno
hacía lo que bien le parecía.

Papás . . . mamás . . . nosotros hemos sido revestidos de autoridad para educar,


para formar a nuestros hijos, para enseñarles justicia, para mantenerlos en orden,
para que gozosamente se sujeten a la ley de Dios, nosotros, dependiendo de Dios y
guiados por el Espíritu Santo hemos de ser testimonio a nuestros hijos, de la obra
redentora de Cristo y de una vida santa, santamente sometida a la voluntad de Dios,
pero además de eso hemos de guiar a nuestros hijos, para que ellos también vivan
una vida santa, para la gloria de Dios.

A través de tres historias, que repasaremos rápidamente, las Escrituras nos muestran
que cada cual hizo lo que bien le pareció, el Espíritu Santo nos revela la horrible
condición y consecuencias de la falta de autoridad y dirección espiritual bíblica.

En Jueces 17 encontramos la sucesión de la corrupción moral al seno de la familia, en


este caso la de un hombre llamado Micaía; vemos como por falta de sometimiento a
la autoridad de Dios, la corrupción moral pasó de la madre al hijo y al nieto, y claro,
la degeneración familiar como lo veremos en el capítulo 18, condujo a la degeneración
tribal, y la degeneración tribal a la degeneración nacional -caps. 20 y 21-.4

La historia en Jueces 17 es la de un hombre llamado Micaía, quien hurtó dinero a su


madre. Tras devolverlo, ella, su propia madre, le dio ejemplo de idolatría, Jue.17:3-
4, dedicando parte de ese dinero a la fundición de una imagen, Jueces 17:4

Mas él devolvió el dinero


a su madre,
y tomó su madre
doscientos siclos de plata
y los dio al fundidor,
quien hizo de ellos

4
Comentario Bíblico Mundo Hispano en la herramienta E-Sword.

Carlos Rocha – carlosrocha@marketingyportales.com

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una imagen de talla
y una de fundición,
la cual fue puesta en la casa de Micaía.

La madre de Micaía, hizo lo que bien le pareció, ¿afectó ese comportamiento a sus
hijos?

Claro que sí, cuando la madre de Micaía decidió fundir ídolos, ahí estaba su hijo
Micaía; cuando dio dinero al fundidor para que hiciera imágenes de talla, ahí estaba
su hijo Micaía; cuando decidió levantar esos ídolos sobre un altar, lo hizo en la casa
de Micaía y por supuesto ahí estaba su hijo Micaía.

Micaía siguiendo el ejemplo de su madre también se arrodilló delante de dioses


ajenos, Jue.17:5
Y este hombre Micaía
tuvo casa de dioses,
e hizo efod y terafines,
y consagró a uno de sus hijos
para que fuera su sacerdote.

Cuando alguien no autorizado, ejercía el sacerdocio, el castigo era la muerte5, así que
consagrar a uno de sus hijos al sacerdocio exponía al hijo a la muerte, Micaía,
haciendo lo que bien le parecía, sin sometimiento a autoridad alguna, puso en riesgo
de muerte, a su hijo y claro le dio muy mal testimonio.

Al terminar esta triste historia, el escritor de Jueces nos lleva a una no menos triste,
nos muestra como el pecado ha alcanzado aun a aquellos dedicados al servicio
sagrado. Ahora, ¿cómo relaciona el autor de Jueces las dos historias, la de Micaía con
la que sigue que es la del levita? Las relaciona mediante la expresión que ya hemos
leído en Jueces 17:6:
En aquellos días
no había rey en Israel;
cada uno hacía
lo que bien le parecía.

En su idolatría y maldad, Micaía contrató a un levita como sacerdote, para que oficiara
ante las imágenes de talla y de fundición, en la creencia de que el levita, como líder
religioso y como mediador entre su familia y sus ídolos, sería fuente de bendición.
Cuando Micaía, haciendo lo que bien le parecía, contrató al levita, dio mal testimonio
a sus hijos, cuando confió su destino a sus ídolos, sus hijos vieron su ejemplo.

5
Nm.3:10; Nm.16:17,35; Dt.21:5; Hb.5:4

Carlos Rocha – carlosrocha@marketingyportales.com

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Siendo que una de las funciones de los levitas era enseñar la ley de Moisés6, este
joven debió rechazar la propuesta e instruir a Micaía y a su familia en la relación y
adoración correcta a Jehová, pero no lo hizo, cedió a la tentación del dinero y el
reconocimiento, hizo lo que bien la pareció. Cuando este líder religioso cedió a la
tentación, los hijos de Micaía estaban allí.

Concluye esta narración con una equivocada expresión de confianza de Micaía en


Jehová, equivocada porque violó el mandamiento que prohíbe tener dioses ajenos,
inclinarse ante ellos y servirles, Jue.17:13
Y Micaía dijo:
Ahora sé
que Jehová
me prosperará,
porque tengo
un levita por sacerdote.

afirmó que Jehová le haría el bien, le haría gozoso, porque un levita –que en este
caso no había sido oficialmente investido para el oficio sacerdotal-, estaba oficiando
como tal, a su servicio, pero haciéndolo delante de abominables ídolos, naturalmente
sus hijos fueron expuestos a ese mal testimonio.

Esta narración muestra los resultados de que una madre se haya desentendido
completamente de su propia formación en las Escrituras y en consecuencia de la
educación bíblica de sus hijos, y no solamente eso, sino que por no estar sometida a
la autoridad de Dios, los encaminó por sendas de idolatría y maldad.

Para que no olvidemos el origen de esta lamentable situación moral de Israel en


general y de la familia de Micaía en particular, antes de presentar la segunda historia,
el Espíritu Santo nos lo recuerda, Jue.18:1 dice:

“En aquellos días


no había rey en Israel”

No había autoridad que hiciera obedecer la ley de Dios, así que cada uno hacía lo que
bien le parecía y lo que bien le parecía a cada uno, era corrupto y pecaminoso y
completamente por fuera de la voluntad de Dios, como dice en Pr.14:12:

Hay camino
que al hombre
le parece derecho;
pero su fin
es camino de muerte

6
Dt.33:10

Carlos Rocha – carlosrocha@marketingyportales.com

-4-
Y en Pr.12:15
El camino del necio
es derecho en su opinión;
Mas el que obedece al consejo
es sabio.

El siguiente relato bíblico está en Jueces 18:1 al 31, presenta una tribu, la de Dan,
una tribu es un grupo formado por familias, cuyos miembros suelen tener usos y
costumbres comunes.

Si una tribu está formada por familias y si las familias no se someten a la autoridad
de Dios ¿Qué se puede esperar de la tribu?

En el capítulo 18 se nos muestra la tribu de Dan, la tribu buscaba un terreno para


establecerse, de paso hacia las tierras que pretendían conquistar, llegaron a la casa
del levita que estaba al servicio de Micaía, y le convencieron para que lo abandonara y
oficiara para ellos. El, un levita, sin Dios ni ley, entregado a la idolatría, y haciendo lo
que bien le parecía, dio una nueva muestra de falta de ética, este levita no tenía
principios bíblicos, no estaba sometido a la autoridad de Dios, así que consintió en el
robo de los ídolos de Micaía y se fue con la tribu de Dan, quienes una vez establecidos
en Lais, levantaron para sí la imagen de talla y establecieron varios sacerdotes mas.

En el ejemplo anterior, el de Micaía, las Escrituras muestran las consecuencias de la


falta de dirección y autoridad bíblica al interior de la familia, ahora las muestran a un
nivel mayor, a nivel de toda una tribu, que tras robar y estimular a una persona a la
deslealtad, continuó apartándose de Dios, en pos de ídolos.

La familia es “la sociedad mas pequeña en el culto, en el derecho y en la economía”7,


la responsabilidad por la formación espiritual de los hijos, es enteramente del padre y
para eso cuenta con el apoyo de la madre, quien es su “ayuda idónea”.

Al interior de la familia y bajo la guía, el “pastoreo”, paterno, ha de predicarse a


Cristo, han de enseñarse a los hijos, los fundamentos cristianos, los principios bíblicos
que deben constituirse en su única autoridad de vida y comportamiento y que les
encaminarán por el resto de sus vidas tanto en su adoración a Dios, como en su
servicio a la iglesia de Cristo y el desempeño al servicio de la sociedad mediante su
trabajo, con los dones que Dios les haya concedido.

Es cuestión de amor hacia Dios y hacia los hijos, educarlos, darles ejemplo,
acompañarlos y trabajar hombro a hombro con ellos, enseñándoles las Escrituras,
viviendo conforme a ellas y dándoles testimonio.

7
Vila-Escuain - Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado - Ed. Clie, España, 1985, pag.369

Carlos Rocha – carlosrocha@marketingyportales.com

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Por supuesto, la obra de salvación es enteramente de Dios, pero Dios ha concedido a
los hijos unos “dones” muy especiales, -papá y mamá-, cuya responsabilidad es hacer
uso de los medios de gracia que también Dios ha concedido, para que conozcan su
condición de pecadores y su urgente y desesperada necesidad de ir de rodillas, a los
pies de Cristo, implorando perdón y redención.

Algunos pecados de la tribu de Dan, consistieron en que sus hombres, quienes eran
autoridad en sus respectivas familias, teniendo conocimiento tanto de la idolatría de
Micaía y de su casa, como de la también perversa idolatría del joven levita –Jue.18:3-
4-, le pidieron que consultara a Jehová. En vez de orar ellos, buscando el consejo de
Dios, eligieron acudir a un apóstata líder religioso y luego, seiscientos de ellos,
también depositaron su confianza en los ídolos de Micaía y lo hicieron dando
testimonio de idolatría a sus familias, note el versículo 21 del capítulo 18:

Y ellos se volvieron y partieron,


y pusieron los niños,
el ganado y el bagaje por delante.

Sus niños fueron testigos de todo su actuar, mientras ellos robaban los ídolos, sus
niños estaban allí; mientras ellos estimulaban al levita para que nuevamente actuara
con deslealtad, sus niños estaban allí; mientras el traicionero y desleal levita ayudó
con el robo de las imágenes, sus niños estaban allí; mientras ellos amenazaban de
muerte a los hombres de Micaía, sus niños estaban allí; mientras ellos levantaron
ídolo de talla, sus niños estaban allí, durante todo el tiempo hasta el día del cautiverio
de la tierra, mientras ellos idolatraban imágenes de talla, sus niños estuvieron allí,
crecieron allí y aprendieron de su ejemplo, allí.

Finalmente, en el tercer relato, que va de Jueces 19:1 al 30 nuevamente se nos


presentan las consecuencias de la falta de guía y autoridad, este relato es el clímax
de la depravación que se vivía en Israel, el eslabón que une estas historias de
idolatría, robo, falsedad, deslealtad y mal testimonio con este relato que horroriza por
su crueldad y depravación es Jueces 19:1 dice:

"En aquellos días,


cuando no había rey en Israel"

Las Escrituras llaman la atención a las desastrosas consecuencias de la falta de guía


y gobierno, en este pasaje, que comienza con ese eslabón introductorio en 19:1 y
que va hasta el versículo 30, se relatan varios hechos de una insensibilidad e
indiferencia que asustan: El pecado de una mujer que abandona a su esposo, el
pecado de un pueblo de Israel que no ofrece hospitalidad a un extraño sino que al
contrario intenta violarlo e irrespeta a un anciano. El pecado de un levita quien para
salvarse a sí mismo no defiende a su concubina, sino que cruel y cobardemente, la

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saca y la entrega a unos malvados y perversos israelitas, depredadores sexuales. Se
evidencia falta de ética, falta de valor, falta de amor, en resumen falta de una guía .

Cuentan las Escrituras que estos perversos violaron a la mujer toda la noche, jueces
19:25
Mas aquellos hombres
no le quisieron oír;
por lo que tomando aquel hombre
a su concubina,
la sacó;
y entraron a ella,
y abusaron de ella toda la noche
hasta la mañana,
y la dejaron cuando apuntaba el alba.

¿Pero sabe que es mas malvado aun? horrorícese: el levita, el esposo, aquel que
había ido a buscarla a casa de su suegro, durmió tranquilamente mientras su mujer
estaba siendo objeto de los mas depravados, irreflexivos y crueles comportamientos
de aquellos impíos israelitas.

Cuando a la mañana siguiente la encontró agonizante a la puerta de la casa, no hubo


palabras de compasión o amor y consuelo de los labios del insensible esposo, ¿qué
podría esperarse de uno de durmió tranquilamente a sabiendas de que su mujer
estaba siendo violada? ¿qué podría esperarse de uno que a pesar de estas tristes
circunstancias se levantó, no para buscar a su amada sino para continuar su viaje?
Jue.19:27

Y se levantó por la mañana su señor,


y abrió las puertas de la casa,
y salió para seguir su camino;
y he aquí la mujer su concubina
estaba tendida
delante de la puerta de la casa,
con las manos sobre el umbral.

Esta historia, muestra como los israelitas, el pueblo de Dios, la niña de sus ojos, se
han dejado arrastrar por una más profunda perversidad, que los cananeos de Sodoma
y Gomorra.

Con estas tres historias, el Espíritu Santo, en el libro de los Jueces nos está
enseñando cuan bajo podemos descender, y que fatal testimonio podemos dar,
cuando no estamos sujetos a la autoridad de Dios.

Carlos Rocha – carlosrocha@marketingyportales.com

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¿Porqué tal anarquía y desenfreno en el pueblo de Dios? La razón se repite en el
último versículo del libro de Jueces:
En estos días
no había rey en Israel;
cada uno hacía
lo que bien le parecía.
Jue.21:25

A partir de estas tres historias, que el Espíritu Santo a dejado para nuestro estudio y
edificación quiero llamar su atención a los siguientes puntos:

• Cualquiera, hombre, mujer, niño, joven o anciano, si no se somete a la


autoridad de Dios puede cometer estos y aun mas repudiables pecados.

• Como papá, como mamá, Dios te ha dado autoridad para educar a tus hijos y
es tu obligación ejercerla desde esa perspectiva, no hay ninguna excusa válida
para desatender esta responsabilidad.

• La autoridad que te ha sido dada por Dios, implica que tú debes someterte
completamente a su soberanía y autoridad.

• La falta de sujeción a la autoridad de Dios, al señorío de Cristo acarreará graves


consecuencias para ti y para tus hijos, en las tres historias que hemos revisado
vemos a papás y mamás negándose a someterse a la autoridad de Dios y
arrastrando a sus hijos a las consecuencias de ese rebelde pecado.

• Cuando te arrodillas delante de ídolos que apartan tus ojos de la cruz de Cristo,
ahí están tus hijos, ellos están viendo y viviendo tu ejemplo de falta de
sometimiento a la autoridad de las Escrituras.

• Cuando tomas tus decisiones por fuera de la autoridad de las Escrituras, allí
están tus hijos, ellos aprenderán a tomar decisiones basándose en cualquier
otro hecho o sentimiento, pero no aprenderán a hacerlo en oración, de rodillas
delante del Salvador, ni escudriñando las Escrituras en busca de ilustración.

• Cuando tu no estás ejerciendo autoridad bíblica, tu hijo está allí, cuando tu


estás dando mal ejemplo, tu hijo está allí

• Y al contrario, cuando tu ejerces autoridad bíblica sobre tus hijos, y la ejerces,


como su nombre lo indica, bíblicamente, sometido a la autoridad y voluntad de
Dios, estás obrando como un representante de Dios, autorizado por las
Escrituras, nada hay que se pueda interponer en tus decisiones, porque si son
bíblicas, serán sabias, centradas, Cristo céntricas. A su vez tu hijo aprenderá y
actuará de la misma manera cuando le llegue el turno.

Carlos Rocha – carlosrocha@marketingyportales.com

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• El mejor ejemplo de sometimiento y respeto por la autoridad, lo encuentras en
Jesús, síguelo, cualquiera que fuera la circunstancia en que se encontrara
siempre hizo la voluntad del Padre:

Mt. 26:42
Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no
puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu
voluntad.

Jn.4:34
Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me
envió, y que acabe su obra.

Jn.6:38
Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la
voluntad del que me envió.

Papá, mamá tu eres responsable de someterte a la autoridad de Dios y en ese


contexto eres autoridad de tus hijos, eres responsable de enseñar a tus hijos
mediante la instrucción y el ejemplo.

Hb.13:20-21
Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor
Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto
eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su
voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de
él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos.
Amén.

Carlos Rocha – carlosrocha@marketingyportales.com

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