UN D A LE DI J O: TUS OJ OS MI RAN A TODO EL MUNDO . ENTONCES LE ARRANCO LOS OJ OS. DESPUS LE DI J O: CON TUS MANOS PUEDES HACER GESTOS DE I NVI TACI N . Y LE CORTO LAS MANOS.
Todava puede hablar con otros, pens. Y le extirpo la lengua.
Luego, para impedirle sonrer a los eventuales admiradores, le arranco todos los dientes. Por ultimo le arranco las piernas. De Este modo -se dijo- estar mas tranquilo. Solamente entonces pudo dejar sin vigilancia a la joven muchacha que amaba.
Ella es fea-pensaba-, pero al menos Sera ma hasta la muerte.
Un da volvi a la casa y no encontr a La joven muchacha: ella haba desaparecido, raptada por un exhibidor de fenmenos. Henri Pierre Cami