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La canción celebra la vida y obra de Alberto Hurtado, un sacerdote jesuita chileno que dedicó su vida a ayudar a los pobres. Lo describe como un profeta que anunció el reino de Dios y denunció el dolor de los desposeídos, mostrando un camino mejor. Su figura incendió las calles de una oscura ciudad, haciendo reír a muchos y ayudando a otros a comprender la presencia de Dios. Su vida fue un regalo divino que convirtió a Chile en un hogar para todos.
La canción celebra la vida y obra de Alberto Hurtado, un sacerdote jesuita chileno que dedicó su vida a ayudar a los pobres. Lo describe como un profeta que anunció el reino de Dios y denunció el dolor de los desposeídos, mostrando un camino mejor. Su figura incendió las calles de una oscura ciudad, haciendo reír a muchos y ayudando a otros a comprender la presencia de Dios. Su vida fue un regalo divino que convirtió a Chile en un hogar para todos.
La canción celebra la vida y obra de Alberto Hurtado, un sacerdote jesuita chileno que dedicó su vida a ayudar a los pobres. Lo describe como un profeta que anunció el reino de Dios y denunció el dolor de los desposeídos, mostrando un camino mejor. Su figura incendió las calles de una oscura ciudad, haciendo reír a muchos y ayudando a otros a comprender la presencia de Dios. Su vida fue un regalo divino que convirtió a Chile en un hogar para todos.
se escucha tu palabra encendida tu rostro hoy recorre las calles, tu huella marca un nuevo camino. Profeta que anunciaste el reino, supiste denunciar el dolor reste con un canto a la vida mostraste un camino mejor Alberto, contempl tu figura incendiando las calles de una oscura ciudad. Y vi que mil rostros rean y otros ms comprendan que era el paso de ios. Alberto has tocado nuestra alma y ya siento que enciende ese fuego de ios. !u vida fue un regalo ivino una historia que hi"o de este #hile un hogar. $aestro que ense%aste a vivir la vida, como lo hi"o &es's mirando en los hombres que sufren su cuerpo castigado en la cru". Ap(stol, compa%ero de pobres viviste en tu carne el dolor de tantos, que vivan despreciados tus manos fueron pan y un hogar. Alberto, contempl tu figura incendiando las calles de una oscura ciudad. Y vi que mil rostros rean y otros ms comprendan que era el paso de ios. Alberto, has tocado nuestra alma y ya siento que enciende ese fuego de ios. !u vida derramada en las calles se al"a inmensa hasta el cielo, en las manos de todos.