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El anciano hechicero fertiliza un huevo de basilisco y eclosiona una niña pequeña con grandes ojos azules. Mientras trabaja, recuerda a su amada Titania, a quien encontró siendo infiel, por lo que la mató junto con su amante. El hechicero espera que al arrancarle los ojos a la recién nacida, las cosas serán diferentes esta vez.
El anciano hechicero fertiliza un huevo de basilisco y eclosiona una niña pequeña con grandes ojos azules. Mientras trabaja, recuerda a su amada Titania, a quien encontró siendo infiel, por lo que la mató junto con su amante. El hechicero espera que al arrancarle los ojos a la recién nacida, las cosas serán diferentes esta vez.
El anciano hechicero fertiliza un huevo de basilisco y eclosiona una niña pequeña con grandes ojos azules. Mientras trabaja, recuerda a su amada Titania, a quien encontró siendo infiel, por lo que la mató junto con su amante. El hechicero espera que al arrancarle los ojos a la recién nacida, las cosas serán diferentes esta vez.
En su oscura buhardilla, mientras naca la noche, el anciano hechicero trabajaba embelesado, abstrado en cada uno de sus movimientos. Tiernamente sostena, en la mano izquierda, un pequeo huevo rosado de basilisco, salpicado por minsculas lentejuelas azules, mecindolo, dulcemente, sobre la tenue flama vacilante de un mechero de trementina, en ires y venires que lo adormecieran como para que no se diera cuenta de nada. !l mismo tiempo la mano derecha, a escondidas, se entretena sumer"iendo la a"uja, hecha con una espina de pescado, dentro de su propia simiente aperlada. Tras un relampa"ueante movimiento, casi imperceptible para el ojo humano, perfor# el duro cascar#n, penetrando de "olpe la fina a"uja hasta su c$lido interior, fertiliz$ndolo, revivindolo. %ientras realizaba la prodi"iosa obra, su mente, como si fueran impactos de luz, no dejaba de traer a su memoria la ima"en amada de Titania. !rrebujado, en el aposento, no se cansaba de admirar la belleza del cuerpo desnudo, perfecto, de aquella hermosura de mujer& labios hmedos e incitantes e'halaban perfume de violetas y nardos, cutis de melocot#n. (na mata de oscuros cabellos, fluyendo libres, sobre sus redondos hombros, acarici$ndolos. )os ojos almendrados inyectados de un candor sofocante, irradiando deseo en la mirada, y la blancura de su piel adornada con un manto de diminutas eflides doradas, cayendo sobre el palmito como pinceladas de *ios. )os adormilados pezones nios, pequeos, li"eramente acanelados, levant$ndose apenas de su colch#n areolar, sobre los suaves y aterciopelados senos de una curvatura enloquecedora. El pubis mostrando aquel tri$n"ulo ensortijado que ya se abra entre la penumbra de los muslos, ansioso, despidiendo el suave aroma, desquiciante y enervante, de una e'#tica flor silvestre de e'traordinaria estirpe. )a encrucijada, de aquel se'o salvaje, que no descans# hasta saberse enteramente posedo, satisfecho al fin. Tambin +y sin que pudiera evitarlo+ las dolorosas escenas de su en"ao y traici#n emer"ieron, hirindolo de nuevo, haciendo san"rar su viejo coraz#n. (n domin"o por la tarde mientras cruzaba el viejo puente de rocas verdosas, el "usano par$sito de la sospecha carcoma sus pensamientos, au"urio de maldad, obli"$ndolo a re"resar antes de lo previsto a su buhardilla. !l abrir con temblorosa mano la mohosa cerradura, encontr# el lecho mancillado& su adorable Titania desnuda, a horcajadas, se entre"aba al clri"o del pueblo su peor enemi"o, dando alaridos brutales de placer que nunca antes haba e'halado con l. ,resto asi# por la empuadura su acerada espada, de doble filo y, dando mandarriazos a diestra y siniestra, destroz# en pedazos el ma"ro cuerpo del ofensor, para, ense"uida, verter alcohol sobre la mujer amada, arroj$ndole una tea encendida, antes de cerrar por fuera el port#n de la casa. ,erdindose en la oscuridad de los tiempos. -us pensamientos, de manera intempestiva, se vieron interrumpidos por un li"ero chillido, salido de las entraas mismas del huevo de basilisco que, justamente en esos instantes, bajo la suave llama de fue"o, eclosionaba. )iberando as, sorprendentemente, a una pequea nia de "randes y melanc#licos ojos azules, quien se asomaba, tmidamente, desde su interior. *eposit$ndola "entilmente sobre su palma, el anciano hechicero se mir# una vez m$s en su recuerdo, sintiendo una mordida de nostal"ia en el pecho mientras le arrancaba cada uno de los ojos& +Espero que con esto sea todo diferente.
Colección Erótica Johana Raw, 2 Libros en 1. - Incluye Relato Ganador Del Premio de Literatura Erótica 2019. Relatos Eróticos Intensos y Sofisticados. (Spanish Edition) - 1