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Le escribo a un imposible, una horda de confusiones que azota mi diario pensar, este se torna

ms frgil que mi esencia y no queda mas que el grito desesperado de un ente encerrado en el
calabozo de los vacos. Veo salir los rayos del sol, solo a veces y diviso alguna cara conocida
que logra esbozar una sonrisa en mi llama interna pero estos pensamientos continan
latentes, dandome, y dejando en m, la nica razn para tomar mis recuerdos y lanzarlos por
la borda.
Los das parecen gatillar en mi pecho sentimientos de culpa y confusin, de abandono la
hosca manta de soledad acaricia mis pasos, me vuelvo tan liviana como una pluma y dejo que
el viento destroce las ventanas de la incertidumbre, as flotando por el tibio aire me cerco en
los brazos de Deimos y me hundo en su ttrico y voraz universo, simulo cual sea un gesto de
cariosi me abandonara, quien estara all para velar la muerte de los temores, quien entrara
en tus ojos para arrancar todo pensamiento amargo.
Hace mucho tiempo atrs, me dijeron que los laberintos eran altos parajes de verde alegra
que enmarcaban el sendero, si te pierdes no saldras y la desesperacin se apoderara del mas
mnimo error, pirdete, pirdeme estoy tan sola para huir del panorama, estoy tan agria para
intentar que sea un movimiento en falso Por qu no me dejas entrar en tu silencio?
permteme llevarte a dar una vuelta por el laberinto del dolor. Si te vas con la ventolera,
permteme ir junto a ti, nada.
La nada es algo y algo es un todo, hoy nacen esperanzas de vislumbrar por tus ojos el bello
encanto que surge del interior del aguacero, ya que luego de todo tengo nada y en
interrogantes, queda lo que siempre he tenido, nada bajo la misma nada.

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