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Los cerebros electrónicos han nacido también de la electrónica y no faltan quienes los
consideren simplemente como unas potentísimas maquinas de calcular. Por este motivo reciben el
nombre de calculadoras o computadoras.
Los cerebros electrónicos han abierto, así un nuevo horizonte a la civilización, cuyos
frutos pueden ser ilimitados y sorprendentes: la manipulación de información fuera de la mente
humana y la era de los robots.
Sin embargo, las causas constructoras se resisten a aceptar esta denominación que
muchas veces se atribuye a sus aparatos. Tiene cierta razón, pues la capacidad de los cerebros u
ordenadores electrónicos va mucho más allá de la mera resolución de problemas numéricos, estas
maquinas no se limitan en modo alguno, como nuestras calculadoras de bolsillo, al cálculo
numérico.
Los ordenadores electrónicos han sido el fruto de una nueva ciencia, llamada
“informática” o la ciencia de la transformación de la información. Los cerebros electrónicos han
abierto, así, un nuevo horizonte a la civilización, cuyos frutos pueden ser ilimitados y
sorprendentes: la manipulación de información fuera de la mente humana y la era de los robots.