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Mónica, Daniel y La Bruja Malvada

Había una vez un viejo castillo en medio de un inmenso y oscuro bosque donde vivía una
mujer vieja y sola. Era una Bruja; durante el día se convertía en gato o paloma, y por la noche
volvía a ser humana, que era su estado natural.
Usaba la magia para engañar a los conejos y a los pájaros para que se acercaran a ella.
Después los hervía o los asaba y se los comía de cena.
Un poderoso encanto rodeaba el castillo. Si un hombre se acercaba a unos cincuenta pasos, se
encontraba sin poder moverse.
Allí estaría forzado a quedarse, como una estatua, hasta que la bruja decidiera liberarlo. Pero
si una joven se acercaba, la bruja la convertía en cualquier tipo de perro y las encerraba en
unas jaulas que tenia en su casa que era un enorme castillo ya que se lo había quitado al rey y
a sus hijas por un hechizo que les hizo años atrás.
La malvada bruja ya tenia veinte mil jaulas en su castillo, cada una de las jaulas contenía un
perro de una raza diferente.
Cerca del bosque vivía una joven que se llamaba Mónica, era la joven mas hermosa del
mundo y estaba comprometida con un apuesto y amistoso joven llamado Daniel. Se amaban
mucho y pronto se casarían.
Un día en que querían pasar un rato solos, fueron al bosque a caminar. “Deben tener cuidado
de no acercarse mucho al castillo”, les advertí cuando salieron.
Al atardecer, un cambio pareció envolver el bosque, el sol todavía brillaba entre los árboles
verdes, pero los pájaros que vivían allí parecían cantar una triste canción que hizo que Mónica
empezara a llorar y Daniel se puso triste.
Se sintieron desgraciados como si estuvieran pronto a morir, y no paso mucho tiempo sin que
se dieran cuenta de que estaban perdidos.
Era casi la hora de la puesta del sol. Daniel miro por entre los árboles y vio que estaban muy
cerca de las paredes del castillo. Al verlo tembló.
Luego escucho cantar a Mónica, una canción que hablaba de la muerte de un perro y al final
de cada estrofa cantaba algo como “guau, guau”.
Ante sus propios ojos Mónica se convirtió en un labrador. Luego de unos minutos Diego
descubrió que no se podía mover ni un centímetro.
Después el sol se escondió. Llego un lobo y con sus afilados dientes cogio al perro y se lo
llevo.
Daniel estaba indefenso. Al principio el joven se desespero pensando que iba a ser una estatua
siempre, pero después de un rato, la bruja regreso y empezó a cantar con una voz siniestra:
“Oh cuando la luna brille sobre la jaula, rompe el hechizo”.

1 -Cindy Salazar Salamanca- 1102


Mónica, Daniel y La Bruja Malvada

Entonces Daniel fue liberado. Cayó de rodillas ante la vieja bruja y le rogó que le devolviera a
Mónica. Ella le dijo que el nunca iba a ver a Mónica otra vez, después desapareció. “¿Qué va
a ser de mi?”, dijo Daniel.
Vago toda la noche hasta que llego a una aldea que nunca antes había visto. Allí trabajo de
pastor por muchos años. Solía caminar cerca del castillo, extrañaba mucho a Mónica y se
preguntaba que seria de ella y si acaso pensaría en el.
Entonces, una noche soñó que se encontraba una roca muy grande y que todo aquel que la
tocara se deshacía de cualquier hechizo de la bruja malvada, incluso Mónica.
Al amanecer Daniel salio a caminar y por supuesto a buscar esta roca con la que se había
soñado. Estuvo por nueve días en este trabajo y buscando la flor y en el noveno día encontró
la roca.
Cuando tenia la roca en sus manos salio corriendo hasta la puerta del castillo, la toco y esta se
abrió. Cruzo el jardín, se detuvo a escuchar los ladridos y no fue fácil para el adivinar donde
se encontraban las jaulas con los perros.
Cuando la bruja vio a Daniel le dio una gran rabia y lo maldijo, pero no se pudo acercar
mucho a el. Daniel la ignoro y se apresuro a llegar a las jaulas, tratando de evitar todos los
maleficios que la bruja ponía en su camino.
De pronto Daniel se dio cuenta que la bruja llevaba una jaula y trataba de salir del castillo,
entonces desesperado, se lanzo hacia ella y rompió la jaula con la roca, la bruja cogio la roca
para lanzarla pero de repente perdió todos sus poderes y Mónica recobro su libertad y se
convirtió en la hermosa joven que era hace un tiempo, Daniel estaba muy feliz de ver de
nuevo a su amada y la abrazo con toda la fuerza de su amor y Mónica le agradeció por haberla
salvado de la bruja, juntos cambiaron a todas las jóvenes que habían sido convertidas en
perros y regresaron a sus casas felices.
Unos días mas tarde, celebraro su matrimonio, como lo habían planeado hace mucho tiempo.
El amor siempre vivió entre ellos y de la bruja no se volvió a saber nada, eso si, nadie se
acercaba al castillo por temor a que hubiera recobrado sus poderes.

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