Está en la página 1de 2

CRONICAS DEL ESTADO.

Enrique S. De Aguinaga Cortés.

CAMBIO DE LA CAPITAL DE NUEVA GALICIA (TEPIC) AL VALLE DE


COACTLAN.

Don Vicente Riva Palacio, en su obra, “México a través de los Siglos”, Tomo II,
Capítulo XXIV, página 266, nos habla de la importancia que tuvieron en los pueblos, en
el Periodo Teológico, sea cuál fuere la raza a la que pertenecieran, a que actuaran
fácilmente bajo la influencia de cualesquier augurio. Nos cita el ejemplo de los
romanos, que en el caso de un combate, este era adelantado o aplazado porque los
pollos sagrados querían ó no tomar alimento.

En nuestra historia regional sucedió un caso semejante.

Cuenta la historia que, don Cristóbal de Oñate, Gobernador interino del gobierno de
la Nueva Galicia durante la ausencia de Francisco Vázquez Coronado, traslado la
Ciudad de Santiago de Compostela (Tepic), al Valle de Coactlan (o Cactlán cómo lo
llama don Luis Páez Brotchie en su Historia Mínima de Jalisco), debido a la
insurrección de los indígenas tecoxines y caxanes, por las arbitrariedades de los
encomendaderos de la sierra de Tepic, los del Valle de Tlaltenango, los del Río de
Juchipila y los de Nochistlán, “por lo elevado de los tributos”. Es muy probable que se
haya esperado a la conmemoración religiosa del apóstol Santiago, para el cambio de la
ciudad, el día 25de Julio del año de 1540, y de esta manera, darle a su nuevo asiento la
misma organización e igual festejos y ceremonias que había sido objeto en su primitivo
sitio, y recobrando de esta manera Tepic su nombre indígena aunque con una
pronunciación castellana.

Nuestra tradición relata que los indios se decidieron en aquella ocasión a levantarse,
motivados por un suceso que a primera vista parece insignificante, pero al que prestaban
grandes proporciones a las superticiosas creencias de aquellos pueblos indígenas.

Celebraban un día los naturales, una de sus fiestas bailando una danza conocida con
el nombre de Texicoringa, que consistía en bailar en derredor de una calabaza hueca.
Repentinamente una ráfaga de viento arrebató la calabaza sin que pudiera volver a
encontrarse; confusos los indios, consultaron a sus brujos y preguntaron el significado
de aquello, y ellos contestaron que era un anuncio del cielo para que se levantaran en
armas, porque arrojarían a los españoles como el viento había arrebatado la calabaza.

El Padre fray Antonio Tello comenta sobre el motivo del cambio de la Ciudad de
Compostela al Valle de Coactlan lo siguiente:

“Siendo ya Oñate Gobernador, mandó luego que toda la gente española que estaba en
Tonalán se pasase a la Villa de Guadalajara en el puesto de Tlacotlán, a donde
pertenecía, y habiéndose pasado, hizo matriculilla, y hecho esto, fue a la ciudad de
Compostela, y habiendo visto aquella ciudad, costa y provincia de los Tecoxines, que
son los Hostotipac, andaban malos, y los del valle de Coactlán, que son de la misma
nación, y que salían a saltear a los indios de servicio que iban a la ciudad de
Compostela, y en ninguna manera los podían resistir, y que no había otro remedio, sino
pasar la ciudad de Compostela de Tepic, a donde estaba, al Valle de Coactlán, donde
ahora está, que era el riñón de los Tecoxines, para sujetallos, y así luego los puso por
obra, y este año de 1540, la pasó, quitándola de Santiago de Tepic, donde Nuño de
Guzmán la había fundado. Puesta ya allí la ilustró y pobló muy bién, aunque, como
después se dirá, se despobló mucho con la venida de la Primera Audiencia”.

Cuando Cristóbal de Oñate, cambia la ciudad al Valle de Coactlán, no fue muy del
agrado de los habitantes compostelanos (tepiqueños), y muchos decidieron irse a radicar
a las ciudades de Guadalajara. Este cambio afectó mucho al desarrollo urbano y
económico de Tepic, pues paso a ser un simple pueblo de visita doctrinal del convento
del pueblo de Xalisco.

En el año de 1585, don Antonio de Ciudad Real, encuentra a Tepic convertido en un


pequeño pueblo sujeto a la población de Xalisco, este último hacía comercio con la
Ciudad de México, al vender su “rica miel de abeja”.

También podría gustarte