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Tomado de: www.sudescanso.

org Autor: Pericusmeus

EL REINO DE DIOS
¿Qué es el Reino de Dios?

Los discípulos de Jesucristo lo escucharon predicar el reino de Dios durante más


de 3 años. Jesucristo predicó este reino a los israelitas y hasta enseñó a sus
discípulos a orar por su establecimiento. (Lucas 11:2)

¿Qué fue lo que los discípulos de Jesús entendieron después de tres años de
predicar junto con él? (Lucas 22:28-30; Marcos 10:29; Marcos 10:35-40)

¿Por qué habría Dios de necesitar un Reino? ¿No es Dios el rey y gobernante
indiscutido desde y hasta tiempo indefinido?

Primeramente analicemos lo que se había dicho acerca del reino en el antiguo


testamento, y luego en el nuevo testamento.

Repasemos el relato de Adán y Eva:

Dios puso al hombre en el jardín de Edén “para que lo cultivase y lo cuidase”.


Esto nos indica que Dios tuvo un propósito al crear al hombre. (Genesis 2:15)

También la biblia nos dice que el hombre tendría en sujeción a los animales, y ser
fructíferos y llenar la tierra. Esto nos demuestra también que la presencia del
hombre en la tierra tenía un propósito definido; sojuzgar a los animales y
cultivar la tierra. (Génesis 1:26, 27)

Aunque Dios preparó un pequeño jardín para Adán y Eva, resulta evidente que su
deseo era que toda la tierra llegase a ser un paraíso habitado por seres que
tuviesen su imagen y su semejanza.

No obstante, la forma en que Dios piensa no es la forma en que nosotros nos


imaginamos que El lo hace. (Isa 55:9) Siendo Todopoderoso, nada de lo que sucede
en su creación lo toma por sorpresa, y todo lo que Él permite es por una razón
bien definida. No debemos pensar que Dios es como nosotros los seres humanos, que
cuando nos proponemos un plan de acción, tenemos que irlo modificando según se
presenten las circunstancias, no. Dios controla las circunstancias y todo lo que
ocurre va de acuerdo a su voluntad. (Mateo 10:29)

Por lo tanto, si su deseo fue crear una tierra habitada por seres humanos
inmortales que la tuviesen en completa sujeción, eso es exactamente lo que
finalmente llegará a suceder. (Isa 55:11; Lucas 20:34-36)

Aunque individualmente, Dios ha determinado que tengamos voluntad propia y


tengamos la capacidad de escoger nuestro destino; como raza humana estamos
completamente bajo su control. Nuestro destino como humanidad ha sido
completamente determinado dentro de Su plan maestro. (Josue 24:14,15,22; Deut.
30:19,20)

De modo que la tentación y la caída del hombre no pueden ser la excepción a la


regla, si, fueron previstas y provistas por Dios. (1 Cor. 10:13) (Más sobre esto
en: ¿Quién es el Diablo?)

Por tanto cuando el hombre desobedeció a Dios, perdió acceso al árbol de la vida
y, dice la biblia, se dio cuenta que estaba desnudo, su cuerpo fue cambiado a un
cuerpo que se corrompe y finalmente perece. (Ecl 3:18)
No obstante, Dios dio una profecía que nos muestra que él tenía ya un plan
determinado para la humanidad.

Veamos:

Génesis 3:15 [George Lamsa (del texto arameo de la Iglesia del Este) en inglés,
traducido por nosotros]

: “Y yo pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu posteridad y la


posteridad de ella; la posteridad de ella te pisará la cabeza y tu le golpearás en
el talón de él.”

Younan peshitta translation:

3:15 And I will put enmity Between you and the woman, And between your seed and
her seed; He shall bruise you on the head, And you shall bruise him on the heel."

Lee exactamente como TNM:

15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la


descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el
talón”.

LBLA Génesis 3:15 y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y su


simiente; él te herirá en la cabeza y tú le herirás en el talón.

Hemos puesto varias versiones de este texto fundamental para que no quepa la menor
duda en cuanto a lo que vamos a decir, asegurándonos de tener una traducción
exacta.

Pues bien, como consecuencia del pecado, la descendencia de la serpiente sería


herida en la cabeza y la descendencia de la mujer sería herida en el talón.

Una herida en la cabeza es una herida definitiva, una herida en el talón es una
herida que puede sanar. Es cosa conocida que el pisarle la cabeza a una serpiente
significa su muerte.

Por tanto Dios determinó que la obra de la serpiente sería destruida (1 Jn 3:8) y
que la obra de la mujer, es decir la humanidad, permanecería aunque sería herida
por la obra de la serpiente.

Al decir esto, Dios estaba determinando que la humanidad superaría todas las
pruebas del Diablo, y finalmente causaría la destrucción de su descendencia o su
obra.

El representante de esta descendencia, fue Jesús, quién también fue herido en el


talón cuando fue colgado en el patibulum* . Él es quien se encarga de "desbaratar
las obras del Diablo" (o la “simiente” del Diablo) (1Juan 3:8, Heb. 2:14; Rev.
20:10)

De manera que, desde el principio, se cumple la máxima dada por Pablo: Dios provee
junto con la tentación, la salida.(1 Cor 10:13)

La humanidad, por su propia cuenta, no podía redimirse de las cadenas del pecado.
Hasta un justo como Job, aunque fue íntegro hasta el extremo, pecó contra Dios y,
por su propia cuenta, no alcanzó su gloria. Se cumple también la máxima de Pablo:
“porque todos han pecado y no alcanzan la gloria de Dios” (Ro 3:23)

Si, necesitábamos un ayudante, uno que nos enseñe el camino a la vida eterna, uno
que nos compre con su sangre. Este hombre fue Jesucristo. El nos rescata de
nuestros propios pecados con su ejemplo de sumisión total al Creador y nos da una
garantía de la bondad de Dios mediante su resurrección. Mediante él, Dios se
recomienda a sí mismo.

Dios requiere verdadero arrepentimiento, y solamente mediante la fe en Cristo es


posible lograrlo.

(Ro 5:8)

¿Cómo es esto?
Antes de Cristo hubo hombres fieles que sufrieron hasta la muerte, pero ninguno de
ellos dio testimonio cabal de la bondad de Dios, sino que siempre quedaba la duda
en el humano en cuanto a si hay alguna ventaja en servir a Dios o en simplemente
ser inicuo y vivir para los placeres y las riquezas. De todos modos tenemos que
morir, ¿cuál es entonces el uso de ser fieles hasta la muerte? (Hab 1:1-4; Ecl
2:14-17)

En el texto de Eclesiastés se ve claramente el problema de la humanidad: encontrar


una razón para hacer el bien y ser totalmente fieles a Dios. (Sal 10:1-18,
Ecl:6:1-11) En realidad, no existía tal razón, tal como lo percibió Salomón. Por
eso, hombres sabios como él, que hasta conocieron y hablaron con Dios tomaron el
camino de la apostasía, se hicieron idólatras y se entregaron a los placeres de la
carne. Salomón llegó a construir templos para los ídolos y a inclinarse ante
ellos. Del mismo modo muchos otros. Hasta parecía ser que a los inicuos les iba
mejor! **

Los israelitas mismos servían a Dios por el terror que le tenían, por las veces
que exterminó a los desobedientes. La ley que se les impuso fue una ley severa y
que contemplaba la pena de muerte en muchos casos.

La humanidad sin Cristo era una humanidad perdida, sin una esperanza real; una
humanidad que obedece a Dios por temor, y no por amor.

Cristo con su sacrificio y resurrección, nos dio una razón para amar a Dios y una
garantía de su deseo de cumplir con su propósito original, una humanidad justa en
una tierra bendita.

De modo que el rescate de Cristo no es un rescate igualatorio como se enseña (un


"hombre perfecto" por Adán, otro "hombre perfecto") sino un rescate propiciatorio
y reconciliatorio que cubre nuestros pecados, porque nos ayuda a llegar a sentir
arrepentimiento de corazón y provee así una base firme para el perdón. (2 Pe 3:9)

Leamos:

Romanos 5:6-11

“6 Porque, de hecho, Cristo, mientras todavía éramos débiles, murió por impíos al
tiempo señalado. 7 Porque apenas muere alguien por un [hombre] justo; en realidad,
por el [hombre] bueno, quizás, alguien hasta se atreva a morir. 8 Pero Dios
recomienda su propio amor a nosotros en que, mientras todavía éramos pecadores,
Cristo murió por nosotros. 9 Mucho más, pues, dado que hemos sido declarados
justos ahora por su sangre, seremos salvados mediante él de la ira. 10 Porque si,
cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios mediante la muerte de su
Hijo, mucho más, ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida. 11
Y no solo eso, sino que también nos alborozamos en Dios mediante nuestro Señor
Jesucristo, mediante quien ahora hemos recibido la reconciliación.”

Por tanto, ahora sí tenemos una razón para reconciliarnos con Dios, aunque fuimos
abandonados a nuestra suerte por Él mismo, y sometidos a sufrimientos y a la
muerte. (Romanos 8:20,21)

La esperanza que Dios nos dio en Génesis 3:15 fue confirmada por la muerte de
Cristo y de esta manera desbarató la obra del Diablo. De modo que la herida en la
cabeza y la herida en el talón ocurrieron simultáneamente al morir Cristo.

Lea bajo esta perspectiva Romanos 5:12-21y encontrará que en ninguna parte Pablo
arguye que debido a la ley del talión de alma por alma, Jesucristo tenía que
morir. No, Dios no estaba atrapado en su propia ley, por el contrario, la muerte
de Cristo es un acto de bondad de quien entregó a su Hijo para que podamos ser
justificados. Fue una acto de amor para que, mediante poner fe en su ejemplo y
creer en su resurrección podamos arrepentirnos de nuestros pecados, ser perdonados
y alcanzar la vida.

¿Ve usted en la explicación que da Jesús de cómo él rescata a la humanidad


siquiera una mención de que él tenía que cumplir la ley del talión?

Juan 3:14-21
14 Y así como Moisés alzó la serpiente en el desierto, así tiene que ser alzado el
Hijo del hombre, 15 para que todo el que cree en él tenga vida eterna.

16 ”Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el
que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios
no envió a su Hijo al mundo para que juzgara al mundo, sino para que el mundo se
salve por medio de él. 18 El que ejerce fe en él no ha de ser juzgado. El que no
ejerce fe ya ha sido juzgado, porque no ha ejercido fe en el nombre del Hijo
unigénito de Dios. 19 Ahora bien, esta es la base para el juicio, que la luz ha
venido al mundo, pero los hombres han amado la oscuridad más bien que la luz,
porque sus obras eran inicuas. 20 Porque el que practica cosas viles odia la luz y
no viene a la luz, para que sus obras no sean censuradas. 21 Pero el que hace lo
que es verdad viene a la luz, para que sus obras sean puestas de manifiesto como
obradas en armonía con Dios”.

Ahora bien, si Cristo nos rescata con su ejemplo***, y es la luz que nos muestra
el camino y nos da una garantía con su resurrección, ¿cómo rescata a aquellos que
murieron antes de su primera venida y a aquellos que no han tenido la oportunidad
de conocerle?

El beneficiarse del rescate de Cristo depende de que ejerzamos fe en él, pero si


ni siquiera lo conocemos o entendemos, este rescate no nos alcanza. Este es el
caso de miles de millones de personas que han vivido y viven en la actualidad.

Todavía vivimos en la era de la futilidad; el sufrimiento y la muerte no han sido


eliminados, solamente se ha puesto la base para la reconciliación, pero en la
realidad, la humanidad todavía no se ha reconciliado con Dios.

Por eso la obra de Cristo tiene dos etapas:

La primera es su venida a enseñarnos la verdad acerca de Dios y a darnos una


garantía con su muerte y resurrección. Esto incluye tambien un lapso durante el
cual se escoge a quienes han de gobernar con él (la Iglesia de Cristo).

La segunda etapa es su retorno para resucitar a los muertos y restaurar a la


humanidad sobre la base de su sacrificio. Este es el Reino de Dios.

La resurrección tanto de justos como de injustos permitirá que toda la humanidad


sea rescatada. (Hechos 24:15, 1Tim 4:10)

El Reino de Dios
El reino de Dios que Cristo nos mando pedir, comienza con su revelación cuando
viene junto con sus ángeles y empieza a gobernar la tierra, sobre el trono de
David, en Jerusalén. (Zac 14:16-21) Primero resucita a los santos para que
gobiernen con él y a aquellos que encuentra aún vivos los rapta a su lado y los
toma, transformándolos inmediatamente en seres con cuerpos inmortales, para que
gobiernen con él y logren la resturación de la tierra y la redención definitiva de
la raza humana. (Mateo 6;9; Daniel 7:27; 2:44; Lucas 1:32; Mateo 24:40-44 1 Cor
15: 50-57; 1 Tes 4:13-17)

Los santos, por lo tanto, son aquellos que, a pesar de los sufrimientos de la
época actual se han mantenido vírgenes, es decir sin mancha, le fueron fieles
hasta la muerte una vez que lo conocieron, y que le han seguido a donde quiera
que va; es decir hacen su obra. Son los que mueren la muerte de Cristo y por eso
al morir son absueltos de su pecado. (Rev 7:4-8;14:1-5 Romanos 6:7)

Los santos son los co-gobernantes, los príncipes gobernadores que reinan con
Cristo por mil años, hasta que la humanidad es restaurada a una condición
aprobada, y “la tierra este llena del conocimiento de Jehová, como las aguas
cubren el mar.” (Isa 32:1; 11:9)

La biblia los numera, son 144,000. Este número simboliza los 12 apóstoles del
cordero, las doce tribus de Israel y los mil años de gobierno en el Reino de
Dios junto con Cristo. 12x12x1000=144000

Por tanto 14400 es el número completo de aquellos que son comprados de la tierra
para ser sacerdotes y reyes, no es un número literal sino simboliza totalidad y
cumplimiento. (Rev 7:4; 14:1)

¿Cuál será el resultado del Reino de Dios?

Revelación 7:9-17 nos muestra a una incontable muchedumbre que es elevada a una
condición aprobada mediante la sangre de Cristo, son aquellos que resucitan y
aquellos que son preservados en el juicio, y que se arrepienten bajo el reino de
Cristo y sus santos. (Lucas 10:12-14)

Los santos son un número desconocido hasta cuando sean sellados, pero es el número
completo de ellos.

Una vez que sean sellados, es lógico que se los podrá contar. El número 14400,
aunque simbólico, es un número determinado.

La gran muchedumbre por otra parte, son los súbditos de este gobierno que logren
lavar sus ropas largas en la sangre de Cristo, y su número no se puede contar o
determinar. Es la cantidad indeterminada de personas que finalmente aceptan a
Cristo y son redimidos.

Otra descripción del resultado de este reino se encuentra en Revelación 21 y 22.

Si, Cristo estará presente en su Reino, en la restauración del paraíso terrenal,


¿cómo lo sabemos?

Por sus palabras al criminal arrepentido, cuando ambos fueron ejecutados:


Lucas 23:42 y 43:

42 Y pasó a decir: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino”. 43 Y él le


dijo: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso”.

*Patibulum: Trozo de madera de unos cinco pies o un metro y medio de largo, que
servía para colgar al condenado de un madero vertical.
**Lea el libro de Habacuc.
***Esta posición fue defendida por Avelardo un teólogo católico de la edad media.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR


1. Si los apóstoles de Jesús habrían de subir al cielo, ¿por qué estaban tan
pendientes de la restauracion del reino de Israel? Vea Hechos 1:6
2. Si Jesucristo nos rescató para cumplir la ley del talión, ¿por qué no se
explica esto en ninguna escritura? ¿Por qué Cristo nunca hizo mención de este
debate legal?
3. Si el rescate de Cristo es igualatorio o compensatorio, por qué nos salvamos
por gracia o bondad inmerecida?
4. ¿Qué significa que el rescate de Cristo sea propiciatorio? (1 Juan 2:2; Heb:
9:5; 1 Cr. 28:11)
5. Si Pablo tenía esperanza de ir al cielo, ¿por qué no lo expresó así ante Félix,
sino que dijo que su esperanza era la misma de los profetas, es decir la
resurrección terrenal? (Hech. 24:14,15)
6. Por qué declaró Pedro tener la misma esperanza que los profetas antiguos, es
decir, es decir ser levantados en cuerpos incorruptibles en la resurrección
terrenal? (1 Pe 1:3-25)
7. Si el Reino de Dios es solamente un sentimiento en nuestro interior, ¿qué son
las doce tribus sobre las que han de gobernar los apóstoles, según se lo prometió
Cristo? (Mateo 19:28)
8. Si la esperanza de los justos es ir al cielo, ¿por qué dijo Cristo que
heredarían la tierra? (Mateo 5:5)
9. Si nuestra esperanza es la de subir al Reino de los Cielos, ¿por qué dijo
Jesús que oremos porque este reino venga? (Mateo 6:9)
10. Si nuestra esperanza es ir al cielo a encontrarnos con Cristo, ¿por qué
prometió regresar en poder? (Mateo 25:31)

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