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Henri Lefebvre SINTESIS DEL | PENSAMIENTO DE MARX Nota Preliminar de Antonio Pérez Gonzdlez «Vi un cielo nuevo y una nueva terran.» HOGAR DEL LIBRO Bergara, 3 Bareelona-2 (Apoe., 21,1) ‘Titulo original: POUR cONNAtTRE tA. PEXsth © Bonoas, eovteuR, Paris 1966 © De esta edicién y presentacién, ‘by Hocar per Lingo, Barcelona, 1982 Versién castellana de Jordi Sort ‘Tura Portada diseflada por Jordi FoRnas Primera edjeién de E. Nova Terra, 1971 Segunda edicién de E. Nova Terra, 1976 ‘Tercera edicién de Hogar del Libro, setiembre 1982 Reservados los derechos ISBN: 84-7279-1378 Depésito legal, B. 26.135- 1982 pe Kar. MARx Impreso en Espafia : Printed in Spain 4g, socrma "e+ Arquincdes, s/n. nave 3 - L'Hoeplalet del Lt. (Barcelona) Nota preliminar HENRI LEFEBVRE 0 UNA AVENTURA DIALECTICA ePuede ain ef marxismo reivindicar su cualidad de fer- mento critico, de metodologia abierta y creadora, en ét seno de una civilizacién pluralista en consiante mutacién? det marxismo. Resulta muy dificil, précticamente imposible, condensar de modo satisfactorio la trayectoria intelectual y vital de Lefeb- vre en unas pocas cuartillas; habremos, pues, de limitarnos a lo esencial y acentuar sus perfiles més significativos. Y en ese sentido cabrd sefalar, en primer lugar, que el fildsofo ¥ socidlogo francés se sittia por conviccion y vocacién en las 1 antipodas de quienes conciben ef marxismo como un sistema cerrado de verdades intangibles, como wna ortodoxia ideo- 1eica, impermeable a ta critica y a la novedad; eh este as pecto Lefebvre es cl antisistenticn y et hetcrodoxo por excelencia. Es, en suma, el hombre que escribe: Lo verda derancnte marsista es io pensar que el marxismo tiene una importancia absoluta, que.el marxismo lo determina todo y todo to prevé. Lo eidealistas seria creer que et marxismo hia sido necesario Y suficiente para gue la historia se cunpla cambiando de curso. Lo objetivamente dialéctico y marxista ¢s limitar el alcance del marxismo como tal (como dialéc- tica del devenir y de la praxis) y admitir que el marxismo no es 1a historia ni destruye todas tas opciones». (3). O ef howe bre que se confiesa en estos términos: «A mi entender, ol marxismo se transforma. No es superado desde fuera, se ste pera a si mismo y se transfornse por dentro... EL marxismo muestra una rita, la abre, pero el camino se construye por si mismo, Esta formula me gusta mucho, No hay en ella nada {gue se parezca a ta idea de una via real trazada de anttemano ‘Ast, pues, seguimos dentro de la esjera del marsismo aunque podamos admitir la iipdtesis de que un dia el conocimiento del hombre nistOrico y social puede diferenciarse det persa- iniento ie Marx tanto coma la relatividad de Einstein se dife- rencia de ta fisica newtoniana» (2). ‘asi encuadrada jundamontalmente, ta aportacién de H. Le- febure ata problemdtica contempordnea del marxismio se des. taca como el fruto de una large 9 compleia aventura dialéctica, nunca acabada, siempre en marcha y siempre abierta a nuc- vas inquietudes, religadas en todo imontento a lo vivido, a tas pulsiones det mundo concreto, al vulcanismo de to social, @ las tensiones profundas enire tas esiructuras y los acon: tecimientos, Su vida y su obra, marcada en profundidad por la fecunda alianza del filésofo y el socidlogo que en él con viven, aparece como un ensamblaje dialéctico del ser y el que hacer actividad mititante, reflexin directa sobre ta praxis, trascendencia de la biisqueds tedrica~ que confiere a su testimonio especial validez y autenticidad. 1 La some ete reste, 2 yolty La Nef, Paris, 125. Beith! Mae atest Wie 9, pp, 4 Como es ldgico, una aventura intelectual de este Lipo, pre: cisamente porgue es dialéctica por esencia y por definicidn, nv sélo no excluye {as contradicciones, sino que las exige y las asimila para integrarlas —y eso es 10 fundamentat— en una mds antiplia perspectiva, ta de una intencionatidad orien: tadora y wt esfuerzo racional de comprensin de ta realidad y de elavoracitn tedrica y conceptual de esa misma reatidad viva; son est intencionatidad ¥ ese esfuerzo, y sdlo eltas, tos que deben servir de punto de referencia y de foco ituminador para valorar y dar sentido a aguellas Contradicciones. Para Lefebvre, como para todos cnantos vechazan la idea de que tas verdades histévicas puedan ser definidas carismdticamente y por real decreto ex cada momento, esas verdades sélo pueden descubrirse gracias a un compromiso libre, oritico y exigente con la realidad fluyente de ta histori on marcha, zon la plena concientcia de que ese compromiso implica ruptue ras x fensiones, dleseubrimieltos y puntos muerios, capacidad imaginativa y abortura de espiritu para acoger elementos y aportaciones que owes no fisurabat ex el propio harizonte mental Si se tienen en cuenta estas premisas, ta fécil tarea de dofinir ta trayectoria de Lefebvre como una linea quebrada, marcada por el conjlicto y ta contradiccién, no podré servir ya para acusarle det pecado mortal de incortsecuencia, si es ge puede considerarse pecado lo que otro marxista edificils como Lefebvre, el polaco L. Kolakowski, define en estos térmi- nos: «La inconsecuencia, ex cuanto forma de una actitud hue mana individual, es simplemente una suma de incertidumbres gue tno ticne on reserva en su conciencia, 0 et otras pala- bras, el sentimicnto permanente que tiene uno de que puede equivocarse 0, por lo menos, de que el adversario puede tener razén» (3). En cualquier caso, esa constancia de la contradic. cidn y el conflicta servird, por et contrario, para comprender mejor al fil6sofo y sociélogo francés y el seritido profundo de su vasta aventura intelectual. Dentro de ella caben a diver. 303 ntiveles, colierente y complementariamente, el Lefebvre neoexistencialista y promarxista de la etapa 192328, niembro de un pintoresco cendculo det que tanibién formabar parte (3) Eloge de Pinconséquence, ehrgumentsy trimestre de 1962, pp. 16. Stree G. Politzer, P. Morhange, G. Friedmann y N. Guterman, et Lefebvre autor de uaa de las mejores introducciones al ma ferialismo dialéctico que se han escrito, Logique formelle, lo- gique dialectique, y el Lefebvre del Manifeste différentialiste de 1970; el militante det partido comunista francés durante intds de veinticinco aitos! y el hombre decepcionado que ai salir de ese partido et 1958 escribié el balance de su larga ex- Periencia on wa obra rica, densa y htmanisina, La somme et le reste; el Lefebvre que a repuiindientes hace su autacritica (4) ¥ el que se somete, aunque sea condicionalmente, a la moda estalinista cuando escribe su Contribution 3 lesthétique; ef eritico apasionada de la filosotia existencialista en 1946 (Liexis- tentialisme) y ef no menos apasionado debelador de ta inter- protacion esiructuratista del marxismo en estos tiltimos afios (Position: contre les technocrates); ef autor de libros diddo- ticos como Pour connaitre la pensée de Marx y Pour connaitre Ja pensée de Lénine y el socidlogo que analiza sobre él terreno la . El marxismo tae ate fetta wi re cha bien determinada (1848: el Manifiesto, o 1859: Critica de la economia politica y puesta en marcha de El Capital). Més todavia, Al ser estas obras de juventud obras dé transicion, influidas por las ideologias anteriores (aunque se manifieste en aquéllas una critica de éstas), la atencion que se preste a estos textos volverd a exponer a fos mar- rare a influencias y los librard sin defensa a los sidedlogos» burgueses que hoy inter widedlogos veteae que hoy intentan apoderarse de es- Segiin dicha tendencia, ta filosofia ya no tiene existen- cia propia, porque ya no tiene existencia independiente (de la ciencia, de la accién) porque tampoco tiene ya exis. tencia especulativa. En el marxismo 1a filosofia ha que- dado fusionada —por obra de Marx, en los trabajos de la madurez— con la ciencia, hasta perderse en ella, Y ast, ciertos marxistas han rechazado con acritud to- das Jas investigaciones propiamente filosdficas inspiradas en las obras de juventud de Marx. En especial, han ti dado de weohegeliano» a todo reexamen, a toda elabora- cién de los temas hegelianos considerados por Marx: 1a tcoria de Ia alienacidn, la del chombre total», ¢ incluso las Investigaciones sobre fa formacién en la historia, desde el namie ris i ic a if pens wontogriego, a fas principales nociones de Ia filo- wg fei tu cs ORS lt a Lomo puede verse, esta actitud va ligada com la inter- pretacion dogmitica y sectaria del marxismo, que lo separa de las demds corrientes del pensamiento, anteriores 0 ex teriores a él, y lo presenta como absoluto y radicalmente nuevo. Por el contrario, otros intérpretes det marxismo se es fuerzan, por asi decirlo, en hacer retroceder la fecha de su formacion: la hora H en que aparecié como wn bloque, plenamente constituido. Descubren el materialismo dialéctico —surgido del pen- semiento anterior y de influencias cuales la de Minerva salida del cerebro de Jitpiter— en las mismas obras de ju- ventud. Y si no lo encuentran en ia tesis doctoral de Marx, por lo menos lo descubren en los Manuscritos de 1844. Contra estas dos tendencias, parece indispensable que volvamos a formular y a sostener con la mayor fuerza po- sible la posicion definida en la primera edicién de este libro. La segunda tendencia suprime los problemas, la com- pleja historia del marxismo, su formacion viva, Acepta tna interpretacion del marxismo cerrada y sectaria, y sdlo se preocupa por fechar de otra manera su milagrosa consti- tucidn. Para ella, el marxismo surgid stibitamente, enird en la historia de una manera extrahistérica. Al querer ha- cer de Marx y Engels los portavoces de la historia o del proletariado, se les atribuye (con inconsciencia) una sor- prendente genialidad individual. De este modo, ¢ incluso sin darse cuenta, se sustrae al marxismo de sus propias nociones fundamentales, de sus propias «categorias» (acti- ras necctaco subrayer Is importensia de Jor elusios ¢ invetigasiones sobre I fsaz por cinta se eneuentran sntre Rowoiros iGs01%. que. ck fSrsin por princto a abtud neqava,eapcto. axon inenigacons, Sc cuene eat” actitad con. arguments bien preseolados! 1a fecha contra ln sco Issa y cl hsgellsna. So enlilien le sacolnticn todo ext sobre problemas tomo el de a Uverid’y te necsida, ef de la eausalidad yl dstrminiano, a E"wolo Gecko de planfear ator probiemas ar salen de hegcimo, de ruplira fo las chenciate (C8. Uak, Sobre lor etanories de Ta dladeice materailta, ernst 1996 mom. 13) : : sa 8. No’ piso por nds aur sentir 3 ni polésles con et smarxita iaano 1. Gusttri en ell Connporancos 954, nds. 26, 55, 34, a ome los notable. aeiculos ‘Uo Fasano TeoLinrr an altcaseltan “(anio" 195), acta renta traducidos en eLa Nouvelle Critiques (ebro 1933), y do Costa” Leno int (einsslen, enced 1955). 28 tud que, con wi poco de reflexién, se encuentra absurda y al mismo tiempo natural porque descuida, precisamiente, el estudio y la elaboracién de estas categorias). De hecho, el andtisis histérico —en funcidn de los tex fos y del scontexto» social— encuentra en las obras de ju. ventud, ante todo y por encima de todo, los gérmenes del materiatismo dialéetico. ¢Qué son los gérmencs? Ya son el desarrollo ulterior, el ser vivo del futuro; pero todavia no son este ser vivo. Se afirman y desarrollan en los sue cesivos momentos por los que atraviesan, etapa por etapa ¥ sdlo en un momento determinado legan a ser el ser ver. daderamente constituido, el ser que aparece como tal, que nace y surge de la vida que le rodea con su propia vida. Pero, por otro lado, dado que esta realidad viva ha nacido } se ha formado en un «medio», ese pueden atribuir a éste @ sus «influencias», las ctapas recorridas? Es un punio de vista abstracto, faito de vida. En resumen, la segunda tendencia, pese a la mayer am- plitud aparente de sus preocupaciones, equivale a la pri- ‘mera. No plantea ningtin problema nuevo, a no ser un pro- blema «filolégico»: wna cuestion de fecta. Contra la primera tendencia se puede sostener que no sdlo constituye una interpretacién estrecha del marxismo sino que esteriliza la investigaciOn histérica y mds atin la investigacion filoséfica. El estudio de ias obras de juventud no transforma la interpretacidn del marxismo. No permite en absoluto de- preciar las obras cientificas y sustituir la ciencia (econ mica, politica, histérica) por la filosofia. Sin embargo, este estudio permite profundizar singular- mente el marxismo como filosofia (0, si se quiere, el tado filossfico del marxismo: teorta del conocimiento, metodo- iegia, concepcion del mundo, de la naturaleza y del hom- re). A nuestro parecer, pues, las obras de juventud toman de ia filosofia anterior (idealista con Hegel; materialista con Feuerbach) nociones fundamentales. Desde el primer momento, estas nociones aparecen transformadas. Adquie- ren un sentido nuevo, concreto, histdrico, humano, cuando antes se perdian en la abstraccion especutativa. Se liberan, pues, de la abstraccién renovando su sentido y su campo 29 de aplicacién. Por ejemplo, la nocién de praxis (prdctica social), la de alienacion, ta de «hombre totaly. La interpretacion estrecha (sectaria) que separa el mar- xismo de sus fuentes y que al mismo tiempo separa al marxismo constituido de su formacién e historia pierde, de este modo, tna riqueza filosdfica infinitamente preciosa. El marxismo entero queda mutilado. Al fusionar unita- teralmente 1a filosofia con la ciencia se termina por no comprender cdmo esta ciencia se liga con a filosoffa; como se ha enriquecida con la aportacién de ta filosofta (es de- cir, cémo pasaron a la obra econdmica, histdrica y politica de Marx tos temas filosdficos ). A nuestro entender, pues, conviene poner plenamente de relieve los temas filosdficos contenidos en las obras de juventud. Hay que promover estos temas, desarrotlarlos de nuevo. EI hecho de que fitésofos no marxistas 0 adversarios del marxismo se preocupen de estos temas no demuestra sino una cosa: que los marxistas se han equivocado al abandonarios. Ast, por ejemplo, no constituye ningdn ar- gumento el hecho de que ciertos vexistencialistass e incluso ciertos fildsofos cristianos hablen de la alienacin humana. Si hubiese que tener esto en cuenta, habria que aceptar que et socialismo se habria visto comprometido por el he- cho de que los nazis discurriesen sobre su propio «socialis mo». O también, que por el hecho de que tantos idedlogos hablen desconsiderablemente de la Libertad y mixtifiquen esta nocidn haya que renunciar a la teoria marxista de ta Libertad. Nosotros creemos que lo vdlido es precisamente to con- trario. La posibitidad de interpretaciones divergentes de 1a alienacidn muestra ta profunda actuatidad de dicha no- cidn y prueba que ésta expresa o «refleja> filosdficamente los problemas profundos deta vida humana, La posibilidad de una interpretacion idealista y metafisica de esta nocién muestra que los marxistas deben recuperar su propio do- minio y continuar a su modo a elaboracion y concreta apli- cacion de la misma a ta realidad humana prdctica, cott- diana. Del mismo modo, la gran conjusién y obscuridad crea. das en torno a ta nocién de «totalidad» y de hombre total 30 unicamente demuestran que en este importante punto pro- sigue la discusién entre el marxismo y el antimarxismo: fa lucha entre el materialisnio dialéctico y el idealismo, En este caso se nos abren perspectivas y problemas Proplamente filosdficos. ¢Qué sentido vivo, critico y cons- tructivo hay que dar hoy a nociones como la de practica social, la de alicnacion fienana, ia de «hombre total»? No entra en nuestro proyecto plantear y resolver aqui estos problemas, Un estudio sobre el pensamiento de Marx Presenta forzosamente sus limites, impuestos a la vez por los Iinsites materiales de 1a obra y por las limitaciones de Su programa. No estudiaremos ni ta obra de los continua. dores de Marx ni las posibilidades de nuevos desarrollos del marxismo, Bastard con mostrar, a grandes rasgos, que el pensa- miento de Marx sigue siendo vivo, no sélo porque se en- cuentra en el centro de todas las preocupaciones de la época (politicas, econdmicas, y también filoséficas) sino también porque existe un marxismo vivo que lucha a la vez contra el marxismo vulgar y contra los externos ad: versarios de la corriente marxista. Abril 1955 Introduccién Capftulo 1 LOS PREJUICIOS CONTRA EL MARXISMO Hay que remontarse a los primeros tiempos del cris: tianjsmo 0 a la época de las guerras de religin —aunque el marxismo no tenga nada en comin con una nueva re- ligién— para encontrar en la historia una doctrina tan atacada, tan calumniads, tan perseguida como Io es actual- mente la de Karl Marx. Una encarnizada lucha «ideolégica» se libra en torno a este gran pensador. Esta lucha «ideolégicas no es mas (que una manifestacién y un aspecto de luchas de clases y |luchas politicas mds vastas, a escala de todo el mundo mo- demo. Las «pasiones» (es decir, los intereses) econémicos ly politicos explican la violencia de esta lucha, su cardcter falternativamente pérfido y brutal. Es sabido que, al printipio, la cfencia de la naturaleca suscité 1a inquietud y hostilidad de los poderes estable- tides. La condena de Galileo, que «pretendia» demostrar lque la Tierra gira sobre si misma, todavia est4 en Ia me- moria de tades. Por lo dems, esta condena no fue sino lun episodio —el mas conocido— de una larga, tenaz y dra- Imatica Iucha de Ios sabios por fa libertad de la razén y por el conocimiento cientifico. En aquella época se les re- brochaba la simpiedad» de Ja ciencia; que no explicaban lodas las cosas por la «voluntad de Dios» y la «Providen- biar. También en aquel caso la lucha ideoldgica encubria lina lucha politics. ¢Quién paralizaba la naciente ciencia ie Ja naturaleza? ¢Quién se oponfa a sus progresos? Los oderes establecidos de origen medieval, Jos poderes que Inds tarde scrian derrotados —cuando la Gran Revolucién 35 de 1789-1793— por los grandes principios de ésta: la Razén y Ia Libertad. Sin embargo, la reaccién contra los primeros fisicos o quimicos raramente tavo 1a misma violencia que ha reves- tido la persecucién de los marxistas en nuestra época, en Ja Alemania hitleriana por ejemplo. Por qué? Porque el vinculo entre los objetivos de la lucha politica y los de la clencia naciente era entonces menos claro y menos inme- Giato que hoy. El marxismo quiere ser esencialmente —y es~ Ia ciencia de la sociedad y de ta historia. Ahora bien, | este conocimiento cientifico de la sociedad se enfrenta directa y expresamente con ciertos «poderes establecidos», Jos que representan la burguesfa y el capitalismo; mucs- tra que su dominacién pierde toda razén de ser y que sera reemplazada por una organizacién nueva, mas racio- nal y mas libre de la sociedad. De aqui el odio que suscita y difunde la habil propaganda de estos «poderes estabieci- dos» contra una doctrina que, de por si misma, se pre- senta exclusiva y simplemente como cientifica, con argue mentos y pruebas racionales y que para hacerse compren- der sélo apela a fa razén. La campatia permanente contra Marx y el marxismo se traduce, a nivel «inferior», en las grandes calumnias in- cansablemente repetidas por periddicos y oradores de los ‘idos cantimarsistass. Desde 1860 (cs decir, desde hace un siglo) se repite que Karl Marx vivid opulentamente en Londres, haciéndose mantener por aquellos a quienes.pretendia defender, los trabajadores. Lo cierto es que ~como veremos mas ‘ade- lante— Marx vivid exiliado en Londres, en plena miseria, pero con una dignidad inigualable, enteramente consagrado a su obra cientifica. Otra baja calumnia, El amor de Marx por su mujer, Jenny von Westphalen —que lo merecfa— fue de una pro-| fandidad y belleza tales que esta pareja deberia tener un| sitio entre las mas célebres. La «novela amorosa» de Karl] y Jenny est4 a la altura de las mejores. Y Marx (que a la| azén tenia 26 afios y acababa de casarse) pensaba proba blemente en su mujer cuando escribfa en 1844 estas. nota bles lineas: Pieja, demasiado variada “apa a los limites de toda posible iene «En la relacion de} hombre con i¢ muje fine oS» slarva de ta votuptuasted deo oerada pace Leah en la que el homore existe is cauito a ft isterio de esa su retaclon se area Tae, » manifiestamente— Y S@ revele el hombre con ta mujer. Del canter esta relacion se sigue hasta gi et hounbre se ha co el Se Sigue hasta gué puto of 0 hombre s : Rasta gut bre se ha cont hombre con la mujer ta r ano con et ser humano, en e el comportamiento natin ‘ural del hombre Guano y fasta qué punto su ser bumano gue Punto su naturaleza humana se jig con También se revela en 1 se revela ¢) asta qué punto la necesidad del hombre st 10 el otro ser humano, ser una necesidad expresa sin Ja mu Jos m Que la mujer sea tratady in Bare More y responsable, respetada y ainade oon SF cei gue en Rece UE todavia hoy s@ pueda leo a marvising, [25 Partidarios del socialismo’ cientifng 2 rc iy «com — quic id manisia munistas»— quieren la ecomunidad de Aun nivel «super angie ive ; uperiom a campafa antimarxista emptea grams . Las contradiceiones 103 Polemistas. Ora pretenden demostear mee ay neta oa wa sino un conjunto de temas de fone batbeeth =. los Lad «agitadores» politicos 0, simplemente, ni lel marxis! 2 den demostrar que la realidad humans cs devanciade asizdo com. ¥ que por ello precisamente, ex. 36 a7 0 durante largo yrado el marxism¢ tiempo, después de haberle dado de lado com desdén, los juristas «oficle Coouomisias, historiadores, socidlogos,¥ Toor se han dedicado a refutarle, Pero ba resultado que 10s hochos han verificado ciertos argumen'os sobre todo, nectias previsiones sacadas dt ta obra de Marx, especial- ciorins Brio que se refiere a Jas crisis, a las STTEr, a las memialsiones de 1a sociedad contempor ine Par esto, des- co algunos afos, el estilo ha cambiado: no se Te teen marxismo sino que se le supera; SS 1 sas lejos que Marx; se es mas socialista ave {y, més humane y 4s a pmistay; se desea la libertad y el progres) ‘con ayOr imtensidad que ét mismo —y sin él, ef decir, contra él ensidat “Inodo, los adversarios del marxisino, Vegan a embrollar 1a euestion, a impedir ave 10s aoe podrian enten- cmibrolMare consigan entenderlo ¢ incluso ue intenten hacerlo. Ln primera regla para comprender el pensamiento de Marg & la gue prescribe Descartes, es decir, la primera ‘covitar cuidadosamente sa del Método, regla de todo método cientifico: Iq precipitacion y la prevencions (Discur: 1{ parte); eliminar los prejuicios (les prevenciones) y Pro" Oars) pronunciarse demasiado a prise, ote de haber legado a comprender «tan clara y distintamente» que ya no haya raz6n algui dndas ta coestidn de na para «porter om gue se trata, “i Maxismo es una ciencia y, por ello, no tens este mmtiqdo racional de examen y estudio, Més atin: lo exige- todo remnds, importa no olvidar que el marisme pro pone una teoria yuna explicacidn Ge lo que ocurre a nues- pone Mededor, en la vida cotidiana, en 18 sociedad y en la Poedjdad Inumana tal come pueden ser comprobadas por rea de nosotros. Para comprender marxismo, 10 aren es dejar de lado los prejuicios que Pare cada tno difte) tros puedan kaberse ligado a 18s propiss experien- de nosomanas y sociales, sin dejar de lade estes sismias experiencias sino. al contrario, Teasumigndolas, profundi- ce rere comprendiéndotas y elevandolas al rang? de co nocimiento. Después de haber igno Capitulo IE MARXISMO Y PATRIA. MARXISMO Y RELIGION Uno de los may E yyores errores ne que se pueder spl a ae es atin ee popiilarizadas, eae ena de ciertas formulas concisas, popularizada enudo pasan por restimenes de su Ante todo, hay », hay que relacionar estas | con su contexto; so de este mado ciguieren st plone sem, | eo que, a veees, resulta ser el contrario d Siguel gue se les pee generalmente. be etter ec lax y Enj ‘bi a MAE g EAE eseibieron en el Manifesto Commis [Baas axe fos protetarios no tienen patrias, ae done ensamlento, esta frase significa que la «clasi ser burguesia) niega a Ja clase obrera el agar gue merece ea Ia sacién, No puede concedésselo porgue Prevende dominar y poscer la nacién como su propied: pane 848, esta teoria correspondia a aera ne Nencla, & una reivindicacion profunda de los ee el mixing sentido, oor afos antes, foto “Auguste Comte babia podido escribir que el proletartado modermo scamoados Aa eas odes n Ja nacién, como los némadas ‘omada aisladamente, ‘a ente, esta frase parece signiti los proetaios no quieren, no deben Toner pattlas even ree ° gue se ha fomnadalduicarie’ ituckal|tesai! i¢ de los. que i Me tam os, que se inspiran i SES te eee ee sarios del marxismo, satisfechisimos de oe 39 ccasién que se les brindaba, Sin embargo, Marx y Engels ost” precisado muy bien cl sentido de st formula: tos comunistas que quieren abolir Pero los proletarios no tienen ‘niente, arrebatar fo que et poder polt se 6] mismo en ol sentido «Se ha reprochada a ta patria, ia nacionalidad. patria’ 10 se les puede, por consis! No poseert. Et protetariado debe conquistar wo eronstituirse ert clase nacional, const nee. eciont: todavia es vactotal, pero ye NO de la burguesia...» pero han debido pasar tres cuartos de si ‘estas frases —de las que 8 podria decir, si no se trainee de una ciencia, de una so Pralagia, que fucron «proféticasy descubran toda la Ti queza de su sentido. Marx ¥ Engels dijeron que él prole aasAio industrial y et wueblo, cl conjuti™ de los trabaja- Gores tenfan que «conguistar 1a nacionatidads (para ibe corse, para hacer progresar ab conjante social}, del mismo vas que deben «conquistar la democi*erts (Mauifiesto). fo Gisse avanzada, progresiva, no ache dejarse int presionar por el nacionalisiag ‘purgués y ligarse por un ju- Presanto de fidelidad con Ja eoncecion capitalista de 1a patria y con las instituciones qe fa representan, ni apar- Pare de ia nacionalidad. Debe conguis sr constifuirse et vevnidn, renovando profundamente 12 nacionalidad. Es exac- tamente 10 comtrario de 16 que st queria hacer decir ny Engels cuando se les atribuia 1a negaciGn brutal de Ia patria y de la nacion Ror to demas, Marx y Engels insisten el hecho de que al superar el estrecho punto ‘de vista del nacionalismo Surgués, los represcntamies politico’ ide las clases progre- burauc®, maran posicion sobre todas 13s cuestiones inter Sacionales, y que, en todos estos problemas, su posicién Serd igualmente progresista. Los verdaderos demécratas, fos verdaderos representantes del proletariade en los dite rentes paises estaran riecesariames’® de acuerdo para de rertgnde una gran politica mundial, de democracia y de progreso. Entre los proletarios de los diferentes paises, pro trentes de sa misién y de su future, puede existir eonguna razéa profunda yduradera dé desacuerdo, no por Hs eusiosa, glo y todavia mds para que 0, | que suprimen prutalmente las fronteras sino pact s a imen 01 nte las fronteras sino parque 4: acque de’ arrollay iame it | atrollan ampliamente Jos intereambios matctialcs y e los pueblos y, sobre: o7 trate soaeie J y, sobre todo, porgite 10 se pr pouei nl pueden proponerse domitar a otros pucbios.. «Una accién com ; cin combinada, ins civilizados, ¢ . por to menos de tos : {det porate 28 toa de tas condiciones oie Ia explomcidn a ), Bn la medida en que se Aarau eee cae individtio por otro, también se Hird ae 7 eign os una nacion por otra, Con el ant peaches lases dentro de lan 5 mismo idad reci nacidn, desaparecerd tiaad reciproca entre las naciones..» (Manifesto, fa oat \ Marx y Engels indi gels indican de @ é a este modo cémo tismo los trapajadores vs necosariamente nigadg Goa oa politica internacional bien defini, poponicndose hive: racks de todas Tas naciones y de todos los trabajadores ja mundial contra los opr cambio, el neompauibie combio, el nacionalismo burgués es inedemseciote cont ot politica mun lal de verdadra grande, La bunguesia fe prime a) pueblo y suscia Ja lucha contra tia on toa el sedis nipnein pce acamnene e burguesias na. es que luchan entre si o se sirve nas de las ots Bajos int por den see ast cam fa Bus guesia se convierte en clas i ase que 5 guesia se conver jase decadente, en clase que se vi 2jen a Yeamos otro efemple de una férmula m: rigada, ecto sentido hay Fizada, cuyo recto sentido hay que buscarlo En una de sus pri 1a de sus primeras obras ta we p ras —la Contribucié; ariica ue ta filsofia del derecho de yegela Marx es gue ela religidn es ef opio det pueblo ect ed " eee Cian presenta en el sentido de que Seatin Marx, ol B embriaga de religién, c aol para oliar ss pens, 9 que 2 welembringe con este tosco exctante para que olvide sus revi oe Ys gran misin politica eee S cierto que esta intel cones ete. erpretacién no es in i con el pensamjonto de Mars, Pero so spostodents ee sutil. Releamos Ja pagina enters: ae xista vulea- in separarla 4a «El hombre hace la religién y no la religién al hom- bre. La religion es la conciencia que el hombre tiene de si, cuando todavia no sé ha encontrado a si risa 0 cuter do ya se ha perdido, Ahora bien, el hombre es el mundo del hombre, el Estado, ta Sociedad. Este Estado y esta So- ctedad producen la religidn, conciencia falseada del mundo porque es un mundo falseado. La religién es ta teorla ge- neral de este mundo, su enciclopedia, su Idgica popular, su “pundonor” espiritualista, su exaltacidn, su sancién moral, su complemento solemne, su tema general de consuelo y de justificacién... La miseria religiosa es, a la vez, la ex presion de la miseria real y la protesta contra esta miseria real. Es el suspiro de la criatura agobiada, ef alma de un mundo sin alma y el espiritu de un mundo sin esplritu Es el opio del pueblo... La critica de la religion es, pues, el principio de una critica de este valle de idgrimas que la religién rodea de su aureola, La critica arranca las flores imaginarias que cubren las cadenas del hombre, no para que soporte cadenas sin ornamentos y sin suefos, sino para que sé las sacuda y recoja ta flor viva. La critica desen. gafia al hombre para que piense, actie, plasme su realidad como un hombre que ha tegado a ta edad adulta...2 El texto, en su conjunto, muestra claramente que para Marx la religion no Se reduce a una tosca excitacién «es- piritual», No le reprocha que carezea de belleza sino que aporte una belleza ilusoria a la vida, que deje la vida real en la fealdad, sin cambiarla, No le reprocha que careaca de alma y de espiritu sino que no sea mas que alma y es- piritu —alma de un mundo sin alma, espfritu de un mundo sin espiritu— y de alejar al hombre de sf mismo, disimu: Iando sus cadenas bajo una capa de flores. Es natural que la «criatura agobiada» suspire hacia el ciclo. El marxismo no tiene, pues, nada en comén con un anticlericalismo simplista; no propone que se persiga la religién, Al contrario, Asi, por ejemplo, Engels, comen- tando €l pensamiento de Marx, reprochaba a la Comuna de 1871 et haber querido suprimir ta religién. Algunos communards —los blanguistas y no los marxistas— ha- ban propuesto un decreto en este sentido. Engels se burla de esta manera de atransformar los hombres en aleos por 42 orden det muftir. Sefiala 2. que, cen primer tugar, ( tchas Srdenes sobre et papel sin que so cane medio de favor «que las persecuciones son el ‘mejor las convicciones» (Engels, Observac, hes sobre el programa de los refugiados blanguistes 898 aban sin reservas lag la Comuna, especial- a a el Estado y la inde. pendencia de la enserianza con respecto Is veligin §..8€ dicidid la Séparacion de la Iglesia fuprestn del presupuesto de eultos, ‘a aorateeorn Ues Bienes del clero; el 8 de abril, se decidis quitter de tae fa Gebas, 108 simbolos religiosos y todo aquelfo que cae on Mea cane la conciencia individual de cada uno.. purguosng ana consistis en realizar unas reformas que la nec, "ePublicana hnbia abandonado... pero qué eran por ayonis para a libre expansién del protetariado, como, jemplo, las medidas inspiradas en'el principio de que indica : gue las medidas 0 Comune se timitaban a destruir el poder polite, eon “Los curas fueron dedacios Set S ron devueltos a ta vida priv yalusen de tas donaciones de tos ereyentes, conno’ sue pre- sa. imag dos PSst0leS. Los establecimientos de ensehaw. xa 5 de cualquier intrusion de ia Iglesia o del Fe 1 6 Gbrieron gratuitamente al pueblo, La instruccion Para gue Precisemos todavia mis el i : pensamiento de een it @ etnies de ars tr Gioia re Sar Js Teligion, y ésta critica es «la primera com Garon de toda criticas. ¢Cémo critcatla? Expiicéndota mostrando con la experiencia histérica cémo y por que iGiatura agobiadas busca el consuelo en un tis alld, Bi sis de las conciencias reales de la vida humana exelic a

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