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El almendro. A Luis A.

Spinetta, In memoriam Siempre me ha alucinado el gusto de las almendras, fruta seca, luminosa, de sabor exquisito y textura refinada, cosechada del rbol de los sueos. Pero hay otra almendra que alucina. Tambin de sabor exquisito y textura refinada, tambin cosechada del rbol de los sueos. Aquella almendra con la que muchos hemos conocido a Spinetta. Un sabor lento, progresivo, que te llega e invade de a poco hasta el xtasis ms perturbador. En mi juventud he probado el sabor de aquella almendra de acordes y metforas salvajes, cuyas resonancias me persiguen hasta hoy. El almendro ha seguido en pie dando sus frutos onricos con otros nombres, en otras estaciones, pero siempre con la misma magia, siempre fiel a su suerte frutal. Dicen que en este valle las almendras son de los duendes. Pero Y si acaso no brillara el sol? El almendro est cado. El almendro, su corteza donde el hacha ha golpeado brutalmente ya. Hoy que el sol reseca sus manos y esta sal es la ceniza de la lluvia, sangrado est bajo el agua, porque la noche del tiempo sus horas cumpli. No queda ms que viento. Siempre queda algo ms que viento, desgarro del final del historial del comienzo que tal vez reemprender. Porque sus frutos son eternos. Porque tiene alma de diamante. Porque todas sus hojas son del viento. Que el sabor de las almendras nos acompae por siempre.

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