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Conferencia magistral

Dra Denise Dresser

Camara de Diputados

11 de Marzo de 2009

“La importante presencia de la mujer en la


participación ciudadana”

Y pedí el podium porque prefiero hablar de píe porque pienso que las mujeres
de este país siempre deben hablar de píe. Mi información preferida en un
estudio reciente sobre la equidad de genero en la UNAM es la sección donde
dice que el promedio de calificación de las mujeres es superior al de los
hombres o la parte donde se afirma que su eficiencia terminal o sea para
terminar la licenciatura es mayor, estudio tras estudio revela que las mujeres
suelen ser mejores estudiantes que los hombres y quizá al escucharme
piensen que no me gustan los hombres, no es cierto, estoy casada con un
hombre y se que algún día cuando crezcan nuestros dos hijos ser convertirán
en hombres, mi padre fue hombre, algunos de mis mejores amigos son
hombres, en México hay algunos muy distinguidos, pero sencillamente creo
que las mujeres son superiores a los hombres, ahí esta, lo dije.

Es un negro oscuro secreto que no he querido revelar pero con el cual cargo y
se supone que no debemos hablar así porque en los viejos tiempos los
hombres solían repetir que las mujeres éramos superiores y que en realidad lo
que querían decir es que éramos maravillosas entre comillas, demasiado
maravillosas; para entrar a las universidades, ser presidentes, participar en el
gobierno, decidir sobre nuestros propios cuerpos o influir en temas importantes
para el destino del país y eso obviamente no es lo que no quiero sugerir o
reproducir, pero como sugirió alguna vez la periodista estadounidense Anna
Quindlen y con razón, decía: te has dado cuenta de lo que es clasificado como
un hombre fantástico seria tan solo una mujer adecuada y como dice el dicho
me cayo el 20, lo que espero de mis amigos hombres es que sean limpios,
tengan bueno modales y sean capaces de articular una oración con sujeto,
verbo y predicado, lo que espero de mis amigas mujeres es el amor
incondicional, la habilidad para entender cuando estoy desconsolada, la total
voluntad para acompañarme en cualquier batalla en cualquier momento y la
habilidad para decirme si la pasta para la cochinita pibíl se debe disolver con
agua o con jugo de naranja

La inherente superioridad de las mujeres me viene a la mente al pensar en las


mujeres hoy, las mujeres de México hoy, en especial las universitarias, la
historia con frecuencia se escribe en términos de invenciones, de eventos, de
ideas revolucionarias pero es esencialmente una historia de personas, de
individuos de mujeres que antes no asistían a la universidad y ahora en un 52
% pueblan sus aulas, esas mujeres de México que cargan consigo la promesa
de ser extraordinarias, son sencillamente mucho mejor de los que yo era a su
edad; más interesantes, mas seguras, mejor educadas, más creativas y de
alguna manera esencial menos temerosas, como mi hija quien dice que sí
quiere casarse y tener hijos pero después de que termine su segundo
doctorado, para ella eso es lo normal.

Nosotras, las que estamos aquí en este recinto podemos decir con una pizca
de orgullo, que este es el México que hemos contribuido a crear, un país más
abierto, más libre, donde las mujeres han crecido viendo y entendiendo que
son tan capaces como los hombres sentados a su lado, donde saben que sus
opciones no son tan solo ser secretarias o mamas o monjas, donde entienden
que su vida puede estar definida por su talento y no necesariamente por su
género y todo esto es bueno porque satisface demandas milenarias de justicia,
pero también despierta el reto de la generosidad con aquellas que no tienen la
fortuna de estar aquí, exige el compromiso de las hijas de la pluralidad y la
democratización y la tolerancia y el avance con quienes aún no gozan sus
frutos y por esto este día voy a pedirles que no necesariamente salgan del
congreso, pero que abran los ojos ante el país en el que viven, a ese país
habitado por millones de mujeres mexicanas que se levantan al alba para
prender la estufa, preparar el desayuno, remojar el arroz, planchar los
pantalones, terminar la trenza, correr detrás del camión, encontrar trabajo
donde pueden y donde les paguen por hacerlo.

El país de muchas mujeres que duermen poco porque cargan con mucho, con
la mitad del cielo diría Mao, mantienen al universo en orden, son pegamento y
aceite y ungüento y bálsamo, son factor de cambio social y para acompañar a
esas mujeres les pido que piensen por un momento en las siguientes
preguntas. Y si ustedes diputadas y otras mujeres que nos acompañan,
¿Vivieran y mantuvieran a su familia con 3,500 pesos al mes? y ¿Sí les tomara
más de 2 horas y 3 formas diferentes de transporte público llegar a su trabajo?
y ¿Sí al regresar a su casa después de un largo día su esposo las golpeara?, y
¿si aunque ustedes contaran su caso cientos de veces prevaleciera el
silencio?, y ¿Sí su hija o su madre o su hermana fuera violada en la calle o
cerca de un cuartel del ejercito?, ¿y si en el ministerio público le dijeran que ella
se lo busco o que lo ocurrido no es un crimen?, y ¿Sí resultara embarazada y
la despidieran por ello?, y ¿Sí hubiera complicaciones y no pudiera pagarle al
médico?, y ¿Sí ustedes estuvieran condenadas a la precariedad cotidiana
como tantas más?.

Para muchas mujeres de México esas preguntas no son hipotéticas, son


reales, no representan lo que podría ocurrir, sino lo que ocurre, en México ser
mujer entraña tener solo 7 años de escolaridad promedio, en México ser mujer
y trabajar en una maquiladora significa estar, vivir en peligro de muerte, en
México ser mujer implica el 30 % de probabilidad de tener un hijo antes de los
20 años, porque el país cambia pero no lo suficiente, porque México se mueve
pero no necesariamente en la dirección correcta, algo esta mal, algo no
funciona, tiene que ver con el control y los privilegios y la cultura, tiene que ver
con 23 millones de personas en este país que viven con 20 pesos al día o
menos, muchas de ellas mujeres, tiene que ver con que 1 de cada 5 personas
entre la edad de entre 25 y 35 años en México vive y trabaja en Estados
Unidos, muchas de ellas mujeres, tiene que ver con el éxodo de 400 mil
mexicanos que cruzan la frontera en busca de oportunidades que no
encuentran en su propio país, muchas de ellas mujeres, tiene que ver con que
la hija de un obrero solo tiene el 5% de probabilidades de convertirse en
profesionista.

Ahí esta para quienes las quieran ver, señales claras de un statuo-quo que es
insostenible, síntomas de problemas profundos, estructurales, históricos a lo
largo del país y a lo ancho de sus zonas más pobres, en cada institución
disfuncional y en cada funcionario insensible que la encabeza, en cada
decisión arbitraria contra una mujer por parte de alguien que ejerce el poder y
en cada mexicana que padece sus consecuencias

De ahí que sea tan necesario como lo dije en el foro en el senado hace algunas
semanas; pensar en un México menos copular y mas ciudadano, menos elitista
y más democrático, menos interesado en retener las oportunidades insólitas
que tienen algunos y mas interesado en crearlas para otros, de lo que se trata
en esencia es de cambiar la forma geométrica del país, pasar del triangulo al
rombo, donde los beneficios están concentrados en una amplia clase media,
poblada por muchas mujeres con voz, con derechos, con oportunidades para
generar riqueza y acumularla, crear mexicanas emprendedoras, educadas,
competitivas, meritocráticas porque su país les permite serlo, crear un sistema
económico que promueva la movilidad social en vez de permitir los obstáculos
que la perpetúan, porque si no México continuará siendo esta democracia
curiosa que produce demasiadas personas que viven con la palma abierta,
esperando la próxima dádiva del próximo político, México sigue siendo una
democracia incompleta sobre todo para sus mujeres. Sigue siendo un país de
mujeres pobres, de mujeres analfabetas, de mujeres subempleadas, de
mujeres sin representación política real, de mujeres violadas, de mujeres
golpeadas, de mujeres sin la capacidad de decidir sobre sus propios cuerpos
fuera del Distrito Federal.

Sigue siendo un país donde se elogia a las mujeres cada 8 de Marzo, pero se
les paga menos por trabajar más, sigue siendo un país donde el acoso sexual
solo es penalizado en un manojo de estados, sigue siendo como bien lo dice
Elena Poniatowska: un país de culpables, un país sentado en la banca, en las
gradas contemplando lo que le sucede a sus mujeres día tras día, año tras año,
década tras década, en las calles, y en las casas, en las oficinas y en las
fábricas, en Ciudad Juárez y en el Estado de México, todos los días en este
país alguien acosa sexualmente a una mujer, alguien golpea a una mujer,
alguien viola a una mujer, alguien deja de educar a una mujer, alguien
subestima a una mujer, mientras el país entero come cacahuates desde las
gradas y trata a sus mujeres como tales, todos los días millones de mexicanos
permiten que eso ocurra, permanecen sentados presenciando a los políticos y
sus evasiones, a los jueces y a sus justificaciones, a los ministerios públicos y a
sus claudicaciones como si fueran tan solo espectadores de algún tipo de
deporte nacional, cuidando su vida, sin involucrarse, sin participar, sin exigir
porque es tan común, es tan normal, es tan “poco grave”.

Pensar que las mujeres son “algo” y no “alguien” que puede ser usado y
humillado, algo que puede ser acariciado a tientas en el metro y golpeado en
casa, algo que puede ser acosado en las oficinas de un magistrado y no recibir
sanción por ello, algo que se lo buscó por tener la falda tan arriba y el escote
tan abajo, algo que disfruta aunque lo niegue cuando su jefe le pregunta de que
lado de la cama le gusta acostarse. Un objeto sin derechos esenciales que la
ley evidentemente no necesita proteger, como en tiempos cavernícolas, y
tiempos prehispánicos, y tiempos autoritarios y tiempos democráticos, todos los
tiempos son buenos al parecer para maltratar a una mujer en México, todos los
tiempos son buenos para evadir un castigo por hacerlo.

Eso dice por ejemplo la mayoría de los ministros de la suprema corte cuando
exonera hace un tiempo, habrá sido que un par de años, al magistrado Héctor
Gálvez Sánchez acusado de hostigamiento sexual, acusado por preguntarle a
su personal femenino; ¿que parte del hombre le gustaba?, por decirle que tenia
un tic que parecía que le aventaba un beso, por pedirle que usara minifaldas
porque así le gustaba verla, por exigirle que lo saludara de beso porque de lo
contrario era muy vengativo y no sabia de lo que iba a ser capaz, una y otra
vez, en un puesto tras otro, en una oficina tras otra, este hombre que fue
cesado por el Consejo de la Judicatura Federal y exonerado después por la
Suprema Corte , porque su conducta no les pareció grave, porque se merecía
una sanción mas leve, porque en México sugirieron los ministros el acoso
sexual no es un crimen, no es un delito, no es una preocupación siquiera, tan
es así que para la mayoría de lo ministros de la Corte el magistrado era tan
solo un hombre bromista y besucón, tan es así que la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación no contempla el acoso sexual como una conducta
condenable, para el gobierno mexicano no es grave que un servidor público
asedie física o verbalmente con fines sexuales a un empleado, no es grave que
se valga de su puesto para hacerlo, no es grave que abuse de su posición para
conseguirlo, no es grave que se valga de su posición jerárquica para ocultarlo y
por ello el abuso persiste, en la burocracia y en los juzgados, y en las escuelas
y en las calles y señoras y señoritas estoy segura también en el congreso.

Resultado de que, de esos golpes en la vida tan fuertes, golpes que son como
del odio de Dios escribía Cesar Vallejo, golpes como los que después esos
mismos seis ministros de la Suprema Corte le propinan al país al declarar que
las violaciones a las garantías individuales de Lidia Cacho fueron inexistentes
o poco graves, al sugerir que la última instancia a la que un ciudadano puede
recurrir no funciona para ella, al transformar el sufrimiento de niños y niñas
victimas de la pederastia en una anécdota mas, al convertir su veredicto en ese
caso, el de Lidia Cacho en un confabulario de gobiernos corruptos,
empresarios inmorales, criminales organizados y así como un agente judicial le
dijo a Lidia Cacho durante su secuestro legal; “que derechos ni que chingados”,
la Suprema Corte le dijo mas o menos lo mismo a las mujeres de este país,
ustedes y yo desamparadas por quienes deberían proteger nuestros derechos,
pero decidieron que no les correspondía velar por ellos, al votar como lo
hicieron en el caso de Lidia Cacho, la Corte se ha dado una estocada, una
estocada de la cual le va a tomar años recuperarse si es que lo hace alguna
vez porque esa resolución va a ocupar un lugar deshonroso en la historia
constitucional de este país.

Si mirar al caso aquel de Dred Scott en la historia constitucional de Estados


Unidos, ese caso en el que la Corte intento imponer una solución judicial
declarando en 1856 también conforme a derecho que la esclavitud tenía
fundamento legal y que como Dred Scott era esclavo carecía de derechos y la
corte no tenia jurisdicción para intervenir en su caso, ese caso que al norte de
la frontera es una mancha imborrable y al sur de la frontera el caso de Lidia
Cacho es su imagen, ese es el sablazo que produjeron 6 magistrados que,
¿que nos dijeron?, que esa conversación grabada entre Camel Nacif y Mario
Marín no tenia valor probatorio alguno, esos magistrados que ignoraron 1251
paginas que confirman su contenido, como creer que pusieron lo mejor de si
mismos, si ahí están en esas sesiones grabadas; las carcajadas del ministro
Ortiz Mayagoitia, las descalificaciones del ministro Aguirre, los vaivenes
argumentativos de Olga Sánchez Cordero, la relativización de la tortura
avalada por Mariano Azuela, porque el caso de Lidia Cacho no fue según el
dijo, extraordinario o excepcional, el consenso de todos ellos es que quizá hubo
violaciones pero fueron menores, no graves, resarcibles, quizá indebidas pero
no meritorias de la atención de la Corte, o como lo pregunto el ministro Aguirre,
si a miles de personas las torturan en este país, ¿De que se queja la señora?,
¿Qué la hace diferente o más importante? para distraer a la Corte en un caso
individual.

Quizá solo quede solo demostrado alguna vez la violación de garantías


individuales a una mujer en México, cuando la esposa de algún ministro la
trasladen sin el debido proceso durante 23 horas de un estado a otro, quizá
solo queden probadas las violaciones a las garantías individuales de una mujer
en México cuando a la madre de algún juez le digan que solo le darán de
comer si le hace sexo oral a los agentes judiciales que la han secuestrado,
cuando a la hermana de algún magistrado importante le metan una pistola en
la boca y le susurren al oído; “tan buena y tan pendeja”, ¿paque te metes con
el jefe?, va a acabar contigo, cuando a la hija de algún abogado le cobren una
fianza excesiva para dejarla salir de la cárcel o amenacen con violarla ahí, o la
sometan a entrevistas intimidatorias o un gobernador le de un buen coscorrón,
o cuando a la nuera de algún político le digan sus torturadores: ten tu medicina
aquí, un jarabito ¿quieres?, mientras le soban los genitales, o cuando a la nieta
de alguna procuradora la viole un pederasta protegido por el estado de
derecho, puesto al servicio de los poderosos que casi siempre ganan, cuando
alguno de ellos lamentablemente sea victima de un sistema judicial podrido, no
antes, solo así.

Y bueno la Suprema Corte se da un golpe a si misma pero el peor golpe se lo


da a las mujeres de este país al revelar cuan lejos esta de ser un garante
agresivo e independiente de los derechos constitucionales, cuan lejos esta de
entender el maltrato sistemático de millones de mexicanas, vejadas por el
sistema judicial y aplastadas por las alianzas inconfesables del sistema
político, y así como Camel Nacif le llamo “piche vieja” a Lidia Cacho, a ustedes
y a mí, la mayor parte del aparato judicial de este país nos dice exactamente lo
mismo “pinches viejas”, no nos molestemos con asuntos tan poco importantes
como la defensa de las garantías individuales, porque el gobierno esta
demasiado ocupado validando los intereses de empresarios poderosos y sus
aliados, quizá por ello en su libro Lidia Cacho escribe: “mí país me da pena,
lloro por mi y por quienes tienen el poder para cambiarlo pero no lo hacen” y
por ello persisten las cifras que conmueven, los datos que desesperan, el perfil
de un país que exalta a las mujeres y las conmemora como lo estamos
haciendo hoy, pero un lugar en donde un 95% de las trabajadoras dicen haber
sido victimas del acoso sexual, donde cada año más de 100 mujeres en el
Distrito Federal son asesinadas y en 32% de los casos el responsable fue su
propia pareja, donde 1 de cada 3 mujeres vive la violencia doméstica, donde
cada 9 minutos una mujer es victima de la violencia sexual, donde los ojos
amoratados y los labios partidos y los huesos rotos son la realidad cotidiana, la
realidad tolerada, por ejemplo en Ciudad Juárez desde hace más de 10 años
lo gobiernos panistas y priistas cierran los ojos y se lavan las manos, en Ciudad
Juárez nadie sabe, nadie supo, en Ciudad Juárez las mujeres siguen teniendo
miedo.

Y Lourdes Portillo directora de este extraordinario documental: “Señorita


Extraviada”, hace las preguntas que el país entero debería hacerse, ¿Por qué
estas muertes han sido ignoradas y porqué siguen ocurriendo?, desde 1993
cientos de mujeres salen de sus casas y no regresan ahí, terminan de trabajar
y nadie las vuelve a ver, toman un camión y acaban en un ataúd, son
estudiantes y amas de casa y meseras y secretarias, tenían entre 15 y 25 años,
solían ser pobres y de pelo largo, trabajaban por 6 dólares al día , emigraron de
distintas partes del país pensado que podrían vivir mejor en Ciudad Juárez y de
pronto se volvieron desechables, anónimas, pero no es así, sus madres y sus
hijos y sus esposos y sus hermanas y los que nos están viendo en esas
cámaras las conocen, saben que se llamaban: Paloma Angélica, Erika Noemí,
Erika Ivonne, Lidia Alejandra, Irma Rebeca, Laura Georgina, Laura Alejandra,
Flor Idalia, saben que eran delgadas y bonitas, saben que eran el sostén
económico de sus familias, saben que las investigaciones no han concluido y
que la corrupción y la complicidad ha llevado al encubrimiento, saben que el
exgobernador Patricio Martínez dijo que las muertas eran cosa del pasado,
cuando los cadáveres siguen ahí, y aun no hay criminales condenados pero si
hay autoridades condenables

Todas las autoridades involucradas en estos casos tienen una actitud casual y
ello revela algo muy grave, en una sociedad en la cual los hombres no pueden
ser acusados de violar a sus esposas, la violencia contra las mujeres no es
condenada con la vehemencia que debería serlo, en una sociedad en la cual 1
de cada 3 mujeres es maltratada por su esposo en casa, poco importa que
mueran cientos de mujeres en la calle y si eso ocurre siempre por su propia
culpa al menos eso argumentaba el ex procurador de Chihuahua quien en 1999
acuso a las mujeres muertas de provocarse el daño a si mismas, por usar
vestidos escotados y salir de noche y lucir faldas cortas, porque él y muchos
como él piensan así, se explica el titular de un periódico local, no hay mejor
lugar para matar a una mujer que Ciudad Juárez.

En una entrevista Lourdes Portillo dice que fue a Ciudad Juárez en busca de
fantasmas y ahí están en busca de voz, en busca de descanso y para las que
están aquí, para las que nos quedamos aquí, la tarea sigue siendo de
denuncia, de exigencia, solo así será posible lograr que no haya una muerta
más, una mujer faltante más, solo así se cobrará conciencia de que los
derechos de las mujeres no son diferentes, ni de segunda clase, son derechos
ciudadanos, ni más ni menos y porque es importante recordarlo en este día
porque con una frecuencia casi obsesiva la mira del país esta puesta en los
políticos, en los partidos, en los abusos que ambos comenten, en la baja
calidad de la democracia mexicana y como mejorarla, pero la agenda
pendiente para las mujeres de México va más allá de esos hombres y sus
pequeños pleitos, en torno a quien dijo que y quien va a ganar la siguiente
diputación, y quien va a saltar al próximo puesto, la agenda pendiente para las
mujeres abarca más que las reglas electorales y su transformación, incluyen
mas que los partidos y sus actividades, la profundización de la democracia
mexicana también pasa por la reconfiguración del mapa mental de su
población, ese mapa mental que le sigue asignando a las mujeres de este país
un lugar muy inferior, una nota de pie de pagina, una apéndice, un vagón de
segunda clase y por ello tantas son obligadas a dejar la escuela para ocuparse
del trabajo domestico.

Me comentaba el rector de mi propia universidad que en tiempos de crisis cae


la matricula de las mujeres, por eso tantas mujeres adultas ganan menos
aunque trabajen mas, por ello aunque encuentren empleo por ejemplo en el
sector maquilador su salario suele ser menor al de quienes están sentadas a
su lado, por ello han avanzando en la docencia en la UNAM y en otras
universidades pero estan un 10 % abajo de los hombres y de ahí la necesidad
de empoderarlas y no hablo de darles el poder que antes pertenecía a sus
esposos al estilo de Martha Sahagún, hablo de darles más oportunidades,
hablo de darles más recursos, hablo de educarlas más de 7 años, hablo de
empujar para que lleguen a posiciones de mando en sus estados y en el país,
en pocas palabras se trata de reconocer a las mujeres como ciudadanas
completas, con cerebro y útero, con manos y pies, con capacidad para cambiar
el destino del país y la responsabilidad de reinventarlo, porque la causa de
cualquier mujer aún fuera del congreso es una causa nuestra y a quienes
estamos aquí nos corresponde ayudarlas con todo lo que ayude a fermentar
ideas y ponerlas en practica, a explorar nuevos terrenos, abrir mentes cerradas
y puertas también, aula tras aula, proyecto tras proyecto, iniciativa de ley tras
iniciativa de ley, ¿para que?, para que pare la violencia, para que no haya más
mujeres golpeadas o subempleadas o maltratadas o discriminadas, para que
las vivas tengan opciones.

Ahora para creer en eso, hay que actuar, para creer en eso hay que nunca
abdicar, porque si uno abdica, las personas se vuelven pequeñas, decía la
poeta Emily Dickinson y yo creo que es necesario volver a México un país de
ciudadanas, un lugar poblado por mujeres concientes de sus derechos y
dispuestas a contribuir para defenderlos, dispuestas a llevar a cabo pequeñas
acciones que produzcan grandes cambios, dispuestas a sacrificar su pequeña
zona de seguridad personal de este recinto hoy para que otras la compartan ,
porque yo creo que ser de clase media en un país con 40 millones de pobres
es ser privilegiado y los privilegiados tienen la obligación de regresar algo al
país que les ha permitido ocupar esa posición, porque ¿Para que sirve la
experiencia, el conocimiento, el talento, la posición política?, si no se usa para
hacer de México un lugar más justo, ¿Para que sirve el asenso social?, ¿Para
que sirve llegar a la Cámara de Diputados?, si hay que pararse sobre las
espaldas de otros y de otras para conseguirlo, ¿Para que sirve la educación? si
no se ayuda a las demás a conseguirla, ¿Para que sirve ser habitante de un
país? si no se asume la responsabilidad compartida de asegurar vidas dignas
ahí.

Y yo creo que lograr eso empieza por algo muy simple, llamar a las cosas por
su nombre, descubrir la verdad aunque haya tantos empeñados en esconderla,
decirle a los machistas que lo han sido, decirle a los corruptos que deberían
dejar de serlo, decirle a quienes han gobernado mal a México y maltratado a
sus mujeres que no tienen derecho a seguir haciéndolo, yo creo en la
obligación permanente de vivir en la indignación, criticando, denunciando,
proponiendo, sacudiendo, porque los buenos gobiernos se producen tan solo a
base de buenos ciudadanos y solo los inconformes, solo las inconformes lo
son, la insatisfacción lleva al cuestionamiento, el malestar con el statu-quo a la
necesidad de cambiarlo y quizá ustedes se pregunten, ¿pero yo que puedo
hacer?, yo creo que las mujeres pueden lograr cosas extraordinarias, aquellas
que hacen mas que pararse en fila y en silencio, personas que pelean por lo
derechos de quienes ni siquiera saben que los tienen, Lidia Cacho
denunciando a los pederastas y acorralando a los políticos que los protegen,
Martha Lamas peleando por derecho a decidir, insistiendo que no solo las
mujeres del Distrito Federal lo tengan, las defensoras de derechos humanos a
lo largo del país defendiendo la humanidad esencial de quienes la han perdido
y ayudándolas a recuperarla, mis colegas del ITAM educando universitarias
para que comprendan el valor y el peso de las palabras, ellas y tantas más,
heroínas de todos los días , ombus woman cotidianas, yo creo que mientras
exista mujeres así estoy segura que hay mujeres así en esta habitación,
encendidas comprometidas, preocupadas, el contagio continuará, poco a poco
y a empujones como todo lo que vale la pena.

Los mexicanos y las mexicanas aprenderán que es más importante ser


demócrata, ser demócrata que ser perredista, ser demócrata que ser panista,
ser demócrata que ser priista, el monólogo de los lideres se convertirá en el
coro de la población, la exasperación de las ciudadanas construirá cercos en
torno a los políticos y yo creo un día no tan lejano quizá habrá una diputada
que se suba a la tribuna y exija algo en nombre de la gente que la ha elegido
en lugar de mirar con quien se codea en el poder, mirará a aquellas que la
enviaron ahí y ese dia, ese día México será otro país, yo creo que eso es
posible, pero solo ocurrirá cuando la fe de algunas se vuelva la convicción de
muchas, cuando la creencia en cambio se concretice en acciones cotidianas
para asegurarlo, yo no se ustedes, pero yo por las noches me acuesto
preguntándome, ¿Denise Dresser que hiciste hoy por tu país?, yo las convoco
a que se pregunten todas las noches que hicieron hoy por su país.

Porque eso llevará a que aprendamos en México de manera diferente, porque


la evolución de la democracia mexicana, la evolución del país tiene que ver con
la forma en la cual los ciudadanos se tratan los unos a los otros, tiene que ver
con una forma de pensar, tiene que ver con las expectativas que tenemos de
nuestras hijas , tiene que ver con una forma de participar, de bajar de las
gradas y ayudar, de denunciar el acoso sexual y exigir su penalización, de
fustigar la violencia contra las mujeres y demandar su erradicación, de decir
que un golpe a una es un golpe a todas, de pelear contra todas las formas de
discriminación, de educar a una mujer para que piense que dos doctorados es
lo mínimo a lo cual tiene el derecho a aspirar, de pensar que las mujeres son
ciudadanas y deben ser tratadas como tales, de construir desde aquí, desde el
congreso una verdadera república, donde los hombres tienen sus derechos y
nada más, donde las mujeres tienen sus derechos y nada menos, el derecho
de convertirse en lo que se es como diría Rosario Castellanos una persona que
se elige a si misma, que derriba las paredes de su celda que estremece los
cimientos de los establecido, que alza la voz contra el país de espectadores,
que logra la realización de lo auténtico mujer y cerebro, mujer y corazón, mujer
y madre, mujer y esposa, mujer y profesionista, mujer y ciudadana, mujer y ser
humano.

Muchas Gracias

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