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T eres mo, t eres ma Nia hermosa que me humillas con tus ojos grandes, bellos: son para ellos,

son para ellos estas suaves redondillas. Son son son los dos soles, son dos llamas, la luz del claro da; su fuego, nia ma, corazones inflamas.

Y autores contemporneos dicen que hay ojos que prenden ciertos chispazos que encienden pistolas que rompen crneos. De "Abrojos" xxxv

Venus En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufra. En busca de quietud, baj al fresco y callado jardn. En el oscuro cielo, Venus bella temblando luca, como incrustado en bano un dorado y divino jazmn. A mi alma enamorada, una reina oriental pareca, que esperaba a su amante, bajo el techo de su camarn, o que, llevada en hombros, la profunda extensin recorra, triunfante y luminosa, recostada sobre un palanqun. Oh reina rubia! -dije-, mi alma quiere dejar su crislida y volar hacia ti, y tus labios de fuego besar; y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz plida, y en siderales xtasis no dejarte un momento de amar. El aire de la noche, refrescaba la atmsfera clida. Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.

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