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René Alberto Langlois

Abogado y Notario
Msc. en Procesos de Integración.

UNIDAD II

EL DERECHO DE MISIÓN. LOS AGENTES DIPLOMÁTICOS.


CLASIFICACIÓN. FUNCIONARIOS HONORARIOS.

Los Estados, por medio de sus Gobiernos, envían y reciben Agentes Diplomáticos, en
virtud del ''Derecho de Misión o Legación".

Se ha entendido el Derecho de Misión o Legación o de Embajada como el que


tienen los Estados de enviar y recibir representantes diplomáticos.
Se dice activo este derecho cuando se envían representantes diplomáticos y
pasivo cuando los agentes de un país son recibidos por otros.

Los tratadistas del Derecho Diplomático han venido usando esa terminología hasta hace
poco tiempo en que José Sebastián de Erice propuso la de "Facultad de Misión". Sin
embargo, es el término "Derecho de Misión" el que se ha continuado usando, quizás
por la enorme fuerza que tiene la costumbre en todo lo relacionado al Derecho
Internacional.

La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 ha consagrado que


el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados y el envío de Misiones
diplomáticas permanentes se realizan mediante consentimiento mutuo. Esta
disposición1 distingue entre el establecimiento de relaciones diplomáticas y el envío
de Misiones diplomáticas permanentes. Efectivamente, los Estados pueden
establecer entre sí relaciones diplomáticas mediante envío de misiones temporales o
proceder a establecer una misión permanente. Ya se trate de una u otra situación,
se requiere el consentimiento mutuo de los Estados.

Las Misiones diplomáticas están clasificadas en Embajadas y Legaciones. En el


primer caso, están dirigidas por un Embajador y en el segundo, por un Ministro
Plenipotenciario o por un Encargado de negocio ad hoc. Transitoriamente ambas
Misiones pueden ser dirigidas por un Encargado de negocio ad-interim.

La categoría de la misión se pacta conjuntamente con su establecimiento y puede


ser elevada de Legación a Embajada por acuerdo de las partes pero nunca
reducida. No obstante, si se desea disminuir la importancia de la misión por

1
ARTICULO 2.- El establecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados y el envío de Misiones
diplomáticas permanentes se efectúa por consentimiento mutuo
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razones políticas o económicas, se puede retirar el Jefe de misión titular y
acreditar a un Encargado de negocio.

Los agentes diplomáticos son “mandatarios” de los Estados que desempeñan


funciones ya sea de carácter general o especial.

Pradiere-Foderé los llama "ministros públicos" porque tienen permisión en el


exterior de defender los intereses públicos del país que los acredita cuando entran
en contacto con los intereses de los demás países extranjeros.

Según la doctrina moderna son representantes del Estado que los nombra, gozando
todos, sea cualquiera el que sea su rango, del “carácter representativo”. El concepto
antiguo de que el Embajador era representante de la persona del Soberano cayó en
desuso cuando se abrió paso la doctrina de la soberanía del Estado, la cual ha sido
acogida por todos los países, aun por aquellos que acostumbran llamar a sus
representaciones diplomáticas “Embajada o Legación de Su Majestad el Rey de ....” no
teniendo tal designación mayor valor que el de un simple formulismo que poco a poco
va desapareciendo.

La Convención sobre Funcionarios Diplomáticos, suscrita en La Habana, Cuba, el 20


de Febrero de 1928, dividió a los “funcionarios” diplomáticos en ordinarios y
extraordinarios. Son ordinarios los que representan de manera permanente al gobierno
de un Estado ante el de otro. Son extraordinarios los encargados de misión especial, o los
que se acreditan para representar al Gobierno en Conferencias, Congresos u otros
Organismos Internacionales.

Esta clasificación resulta en la actualidad bastante restringida ya que al considerar


como “ordinarios” únicamente a los que representan de manera permanente al
Gobierno de un Estado ante el de otro, deja a un lado a los representantes
permanentes que los Gobiernos acreditan ante Organizaciones Internacionales como
las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, etc. Estos funcio-
narios representan a su Gobierno permanentemente, condición que impide
colocarlos dentro de la categoría de los extraordinarios que tienen a su cargo una
función temporal.

Existe también la división de "ministros públicos" propiamente dichos que son los
encargados de negociar y los "ministros de ceremonia o etiqueta", que representan
a su gobierno en algún acto oficial, como coronación de un príncipe, aniversario de
independencia, etc. Ambas clases de funcionarios diplomáticos constituyen las
Misiones Especiales2.

2
Ver Convención de Nueva York sobre Misiones Especiales del 16 de diciembre de 1969.
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La clasificación establecida por el Congreso de Viena (1815) y completada por el
Congreso de Aquisgrán (1818) es la aceptada por casi todas las naciones y
comprende las siguientes categorías:

1o) Embajadores, Legados y Nuncios;


2o) Enviados Extraordinarios, Ministros Plenipotenciarios e Internuncios;
3o) Ministros Residentes acreditados cerca de los Soberanos; y
4o) Encargados de negocio acreditados cerca de los Ministros de Relaciones
Exteriores.

Todos estos representantes tienen los mismos derechos, prerrogativas e


inmunidades, salvo en lo tocante a la precedencia y etiqueta. La etiqueta depende
de los usos diplomáticos en general, y en especial de las leyes y reglamentos del país
ante el cual está acreditado el diplomático.

Los Embajadores están revestidos del mayor ceremonial; la palabra Embajador,


según algunos autores, proviene del francés antiguo "Ambascia" que significa misión,
encargo; otros nos presentan su origen en la palabra "ambactus", cohorte, séquito.
Sin embargo, hay quienes la remontan a la voz germánica "ambacht" que podría
interpretarse como el que vela, el que tiene cuidado de algo.

Los Embajadores pueden ser “ordinarios” y “extraordinarios”, no obstante, reina la


costumbre de llamar "Embajador Extraordinario" a todos los Embajadores,
permanentes o temporales. Esta errada costumbre va aun en contra de lo
preceptuado en la Convención de La Habana de 1928 sobre funcionarios
diplomáticos, que establece claramente la diferencia que existe entre un
funcionario diplomático ordinario y un funcionario diplomático extraordinario3.

Los Legados y Nuncios son los representantes de la Santa Sede. El Legado es nombrado
en circunstancias extraordinarias y debe ser Cardenal. El Nuncio es el equivalente aun
Embajador ordinario y no tiene la categoría de Cardenal. El derecho canónico sólo
admite los Legados que comprende: Legado "a latere", Legado "missus", y Legado
"natus". El Legado "alatere" es un Cardenal que se envía en circunstancias especiales.

Los Legados "missi" son los Nuncios y Legados "nati" es una institución
exclusivamente católica y no tiene carácter diplomático4.

3
Artículo 2. Los funcionarios diplomáticos se dividen en ordinarios y extraordinarios.—Son ordinarios los
que representan de manera permanente al gobierno de un Estado ante otro. –Son extraordinarios los
encargados de misión especial, o los que se acreditan para representar al Gobierno en conferencias,
Congresos u otros Organismos Internacionales.

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En la clasificación de la Convención de Viena de 1961 desaparecieron los Legados,
pues se llegó a la conclusión de que no son Jefes de Misión permanente, sino
personas encargadas de una misión temporal con lugar específico dentro de la
diplomacia ad-hoc5.

4
Código de Derecho Canónico (Iglesia Católica Romana). Promulgado por la Autoridad de
Juan Pablo II, Papa. Dado en Roma, el día 25 de Enero de 1983.

362. El Romano Pontífice tiene derecho nativo e independiente de nombrar a sus propios Legados y
enviarlos tanto a las Iglesias particulares en las diversas naciones o regiones como a la vez ante los
Estados y Autoridades públicas; tiene asimismo el derecho de transferirlos y hacerles cesar en su cargo,
observando las normas del derecho internacional en lo relativo al envío y cese de los Legados ante los
Estados.

363.
§ 1. A los Legados del Romano Pontífice se les encomienda el oficio de representarle de modo estable
ante las Iglesias particulares o también ante los Estados y Autoridades públicas a donde son enviados. § 2.
Representan también a la Sede Apostólica aquellos que son enviados en Misión pontificia como
Delegados u Observadores ante los Organismos internacionales o ante las Conferencias y Reuniones.

364 La función principal del Legado pontificio consiste en procurar que sean cada vez más firmes y eficaces
los vínculos de unidad que existen entre la Sede Apostólica y las Iglesias particulares. Corresponde por
tanto al Legado pontificio, dentro de su circunscripción:
1 informar a la Sede Apostólica acerca de las condiciones en que se encuentran las Iglesias
particulares y de todo aquello que afecte a la misma vida de la Iglesia y al bien de las almas;
2 prestar ayuda y consejo a los Obispos, sin menoscabo del ejercicio de la potestad legítima de éstos;
3 mantener frecuentes relaciones con la Conferencia Episcopal, prestándole todo tipo de
colaboración;
4 en lo que atañe al nombramiento de Obispos, transmitir o proponer a la Sede Apostólica los
nombres de los candidatos así como instruir el proceso informativo de los que han de ser promovidos,
según las normas dadas por la Sede Apostólica;
5 esforzarse para que se promuevan iniciativas en favor de la paz, del progreso y de la cooperación
entre los pueblos;
6 colaborar con los Obispos a fin de que se fomenten las oportunas relaciones entre la Iglesia
católica y otras Iglesias o comunidades eclesiales, e incluso religiones no cristianas;
7 defender juntamente con los Obispos ante las autoridades estatales, todo lo que pertenece a la
misión de la Iglesia y de la Sede Apostólica;
8 ejercer además las facultades y cumplir los otros mandatos que le confíe la Sede Apostólica.

365.
§ 1. Al Legado pontificio, que ejerce a la vez su legación ante los Estados según las normas de
derecho internacional, le compete el oficio peculiar de:
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Los Enviados y Ministros (acreditados cerca del Soberano) forman la segunda categoría.
En la actualidad ambas denominaciones se han unido en un solo título: "Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario", designación que ha sido objeto de muchas
críticas, ya que si nos atenemos a su significado literal indica un funcionario
diplomático de segunda categoría en misión temporal y provisto de plenos poderes.
El término “Plenipotenciario” propiamente se les atribuye por la amplitud de las
funciones que tienen que desempeñar en el cometido de su misión, pero en la
designación de “Extraordinario” no encontramos ninguna lógica justificación. A esta
categoría se equiparan los Inter-Nuncios, que son representantes de la Santa Sede.

l promover y fomentar las relaciones entre la Sede Apostólica y las Autoridades del Estado;
2 tratar aquellas cuestiones que se refieren a las relaciones entre la Iglesia y el Estado; y, de modo
particular, trabajar en la negociación de concordatos, y otras convenciones de este tipo, y cuidar de que se
lleven a la práctica.
§ 2. Al tramitar los asuntos que se tratan en el § 1, según lo aconsejen las circunstancias, el Legado
pontificio no dejará de pedir parecer y consejo a los Obispos de la circunscripción eclesiástica, y les
informará sobre la marcha de las gestiones.

366 Teniendo en cuenta el carácter peculiar de la función del Legado:


1 la sede de la Legación pontificia está exenta de la potestad de régimen del Ordinario del lugar, a no
ser que se trate de la celebración de matrimonios;
2 el Legado pontificio, comunicándolo previamente a los Ordinarios de los lugares en la medida en
que sea posible, puede celebrar en todas las iglesias de su legación ceremonias litúrgicas, incluso
pontificales.

367 El cargo de Legado pontificio no cesa al quedar vacante la Sede Apostólica, a no ser que se determine
otra cosa en las letras pontificias; cesa al cumplirse el tiempo del mandato, por revocación comunicada al
interesado y por renuncia aceptada por el Romano Pontífice.

5
ARTICULO 14.-
1. Los jefes de misión se dividen en tres clases:
a) embajadores o nuncios acreditados ante los Jefes de Estado, y otros jefes de misión de rango
equivalente;
b) enviados, ministros o internuncios acreditados ante los Jefes de Estado;
c) Encargados de negocio acreditados ante los Ministros de Relaciones Exteriores.
2. Salvo por lo que respecta a la precedencia y a la etiqueta, no se hará ninguna distinción entre los jefes de
misión por razón de su clase.

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Los Ministros Residentes comprenden la tercera categoría, la cual fue introducida por
el Congreso de Aquisgrán (1818)6 en la clasificación que se había establecido en Viena
(1815). El nombramiento de Ministros Residentes ha caído en desuso.

Las tres categorías a que nos hemos referido las constituyen diplomáticos
acreditados de manera permanente ante los Jefes de Estado.
Nos que por tratar la cuarta categoría que la componen los Encargados de negocio
acreditados ante los Ministros de Relaciones Exteriores. Los Encargados de negocio
pueden ser "ad-hoc", cuando su misión es permanente, y " ad interim", cuando
reemplazan temporalmente al Jefe de Misión.

La precedencia se regula según la clase a que pertenece cada agente: los Encargados
de negocio "ad-interim", ceden el paso a los "ad-hoc".

Dentro de cada clase la precedencia se establece según la fecha de la presentación de


las Cartas Credenciales o de Gabinete.

Es de traer a cuento que el delegado de Chile a la Conferencia de las Naciones


Unidas sobre Relaciones e Inmunidades Diplomáticas, 1961, expresó la opinión de
que no existe ninguna distinción entre los Encargados de negocio ya que, de hecho,
todos ejercen interinamente las funciones de Jefe de Misión hasta que sea nombrado
un Embajador o un Ministro. Dicho delegado manifestó que aunque la Comisión de
Derecho Internacional haya establecido una diferencia no responde a la realidad que,
por consiguiente, el argumento de que existe una diferencia entre el Encargado de
negocio acreditado por su gobierno y el designado por el Jefe de la misión no es
convincente, ya que el modo de designación es un elemento puramente accesorio. No
obstante dicha sugerencia, la Conferencia mantuvo la diferencia entre los
Encargados de negocio.

Junto a las categorías diplomáticas a que nos hemos referido, existe también otra,
constituida por los Representantes y Delegados Permanentes cerca de las
Organizaciones Internacionales, que gozan de carácter representativo.

6
El Protocolo del Congreso de Aquisgrán o o de Aix-la-Chapelle declaró: Para evitar las desagradables
discusiones, que, en lo sucesivo, pudieran suscitarse, sobre un punto de etiqueta diplomática que no parece
haber previsto el acta (anexo) de receso del Congreso de Viena, por la que quedaron definidas las
cuestiones de rango, queda acordado, entre las cinco Cortes (Austria, Francia, Gran Bretaña, Prusia y
Rusia), que los Ministros Residentes acreditados cerca de ellas formarán, en cuanto a su rango, una clase
intermedia entre los ministros de segundo orden y los Encargados de negocio.

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En 1927 se intentó que el Comité de Expertos para la codificación de la Sociedad
de las Naciones redactara un proyecto para reformar la clasificación diplomática
existente en el sentido de que se “combinaran” en la categoría de Embajador los
Enviados, los Ministros y los Ministros Residentes, así como también las categorías
correspondientes, a los representantes de la Santa Sede. Pero por la disparidad de
opiniones de los Gobiernos consultados, el proyecto propuesto no fue aceptado.

Los Dominios británicos denominaron con el título de "Altos Comisionados", a los


representantes diplomáticos acreditados ante su Metrópoli y entre sí. El referido
título sustituyó al de Embajador dada la situación da dependencia y la de
interdependencia que existe entre ellos. En otras palabras: Considerando al
Soberano británico como a su Jefe de Estado sería un contrasentido que los
representantes diplomáticos que se acreditaran recíprocamente los Estados
miembros de la Commonwealth y Londres estuvieran provistos de sendas Cartas
Credenciales suscritas, para el caso actual, por Su Majestad Elizabeth II. Para
este caso, la acreditación hecha a través de Cartas de Comisión está a cargo del
Gobernador General o del Primer Ministro.

Las Cartas de Comisión se establecen en el Estatuto de Westminster en 1931 en


donde se reconoce a los Dominios el derecho de legación activo y pasivo, pues en
tal situación el soberano británico no podía, dirigirse a él mismo las cartas que
acreditarían a sus Embajadores tal y como lo hemos manifestado.-

Después de la Segunda Guerra Mundial, varios territorios del Imperio británico,


obtuvieron su independencia. Algunos han conservado al soberano de la Gran
Bretaña como Jefe de Estado. Este es el caso de Canadá, Australia, Nueva Zelanda,
Nigeria, Jamaica, etc. Otros territorios han adoptado un régimen republicano,
pero han quedado en el Commonwealth y reconocen al soberano de la Gran
Bretaña como "Jefe del Commowealth"; es el caso de la India, Pakistán, Ghana,
Malasia, Chipre y Tanganica.

Los Altos Comisionados intercambiados entre los Estados del Commonwealth


donde la Reina de Gran Bretaña es considerada como Jefe de Estado se tienen
como representantes de sus propios gobiernos pero no de la Reina. Ellos no son
acreditados por la Reina ni cerca de ella, y su nombramiento no necesita la
aprobación de la Soberana. Ellos reciben una "Carta de Presentación" del Primer
Ministro a Primer Ministro.

Después de 1948, la Corte de Londres ha hecho figurar a los Altos Comisionados en la


lista diplomática de acuerdo a la presentación de sus Cartas de Comisión. Pero
ellos no pueden asumir la decanatura del Cuerpo Diplomático. Esta última práctica
no es seguida por todos los Estados. En Australia, Canadá, Ceylán, India y
Pakistán los Altos Comisionados pueden ser decanos.

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La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas conservó la clasificación
tradicional de los diplomáticos omitiendo a los Ministros Residentes. En su artículo
14, estipula que los jefes de misión se dividen en tres clases:

a)Embajadores o Nuncios acreditados ante los Jefes de


Estado y otros Jefes de Misión de rango equivalente;

b)Enviados, Ministros e Inter-Nuncios acreditados ante


los Jefes de Estado;

c)Encargados de negocio acreditados ante los Ministros


de Relaciones Exteriores.

La frase "otros Jefes de Misión con rango equivalente", comprende a los Altos
Comisionados, así como a otras categorías de Jefes de Misión que en el futuro pudieran
crearse.

Javier Pérez de Cuéllar al hablar de la clasificación de los agentes diplomáticos, en su


Manual de Derecho Diplomático, dice lo siguiente: “Merece una especial

consideración el estatuto de los llamados funcionarios diplomáticos honorarios,


ignorados por la casi totalidad de los tratadistas consultados y por las
Convenciones Internacionales. Estos agentes que no deben ser llamados agentes
diplomáticos, son nacionales del país acreditante, no rentados, que para efectos de
Ceremonial son presentados como funcionarios de la misión (Consejero o Agregado
Cultural, etc.), con la expresa mención de su calidad de honorarios. No debe
confundírseles con el agente diplomático no rentado que presta servicios efectivos en
la misión y que es acreditado como los demás agentes diplomáticos rentados
porque la gratuidad de esos servicios es cuestión de derecho interno del Estado
acreditante. Menos aún cabe equivocar este caso con el condenable de presentación de un
funcionario honorario como rentado”.

Dice Alfred Verdross en su Derecho Internacional Público que “un Estado no tiene
por qué tolerar que se adscriban formalmente a una Embajada personas a las que
no está encomendada función diplomática alguna”, y añade “ello permite impedir que
el círculo de las personas protegidas por la extraterritorialidad alcance una
extensión indebida”. La alusión a los funcionarios honorarios es muy clara. En
efecto, la mayoría de los países se resisten a admitir a los agentes diplomáticos
honorarios y cuando lo hacen limitan su número y actividades y la mayoría les
niegan privilegios que no sean de precedencia. El nuevo Ceremonial Diplomático del

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Perú acepta un máximo de dos agentes ad-honorem por Misión y exige que sean
nacionales del país acreditante, que no ejerzan actividades remuneradas y que se
dediquen exclusivamente a sus funciones diplomáticas. Muchos países han
abandonado la práctica de estas designaciones que, si bien algunas veces
proporciona a la misión ventajas para su vinculación por tratarse de personas
importantes radicadas en el lugar, sé presta con demasiada frecuencia a abusos y a
desprestigio de la función diplomática. Es de esperar la total desaparición o la
rigurosa limitación de la misma.

En nuestro medio la Ley Orgánica del Cuerpo Diplomático de El Salvador prescribe


acertadamente:
Art. 7.- En circunstancias especiales y cuando sea de verdadera
conveniencia, podrán hacerse nombramientos ad-honoren de Embajadores y
Ministros debiendo siempre recaer estos cargos en salvadoreños por nacimiento y
de indiscutible honorabilidad y competencia para el desempeño de sus funciones.

Art. 8.- Queda terminantemente prohibido el nombramiento de Consejeros,


Secretarios y Agregados adhonorem a Embajadas o Legaciones.

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