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Abogado y Notario
Msc. en Procesos de Integración.
UNIDAD II
Los Estados, por medio de sus Gobiernos, envían y reciben Agentes Diplomáticos, en
virtud del ''Derecho de Misión o Legación".
Los tratadistas del Derecho Diplomático han venido usando esa terminología hasta hace
poco tiempo en que José Sebastián de Erice propuso la de "Facultad de Misión". Sin
embargo, es el término "Derecho de Misión" el que se ha continuado usando, quizás
por la enorme fuerza que tiene la costumbre en todo lo relacionado al Derecho
Internacional.
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ARTICULO 2.- El establecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados y el envío de Misiones
diplomáticas permanentes se efectúa por consentimiento mutuo
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razones políticas o económicas, se puede retirar el Jefe de misión titular y
acreditar a un Encargado de negocio.
Según la doctrina moderna son representantes del Estado que los nombra, gozando
todos, sea cualquiera el que sea su rango, del “carácter representativo”. El concepto
antiguo de que el Embajador era representante de la persona del Soberano cayó en
desuso cuando se abrió paso la doctrina de la soberanía del Estado, la cual ha sido
acogida por todos los países, aun por aquellos que acostumbran llamar a sus
representaciones diplomáticas “Embajada o Legación de Su Majestad el Rey de ....” no
teniendo tal designación mayor valor que el de un simple formulismo que poco a poco
va desapareciendo.
Existe también la división de "ministros públicos" propiamente dichos que son los
encargados de negociar y los "ministros de ceremonia o etiqueta", que representan
a su gobierno en algún acto oficial, como coronación de un príncipe, aniversario de
independencia, etc. Ambas clases de funcionarios diplomáticos constituyen las
Misiones Especiales2.
2
Ver Convención de Nueva York sobre Misiones Especiales del 16 de diciembre de 1969.
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La clasificación establecida por el Congreso de Viena (1815) y completada por el
Congreso de Aquisgrán (1818) es la aceptada por casi todas las naciones y
comprende las siguientes categorías:
Los Legados y Nuncios son los representantes de la Santa Sede. El Legado es nombrado
en circunstancias extraordinarias y debe ser Cardenal. El Nuncio es el equivalente aun
Embajador ordinario y no tiene la categoría de Cardenal. El derecho canónico sólo
admite los Legados que comprende: Legado "a latere", Legado "missus", y Legado
"natus". El Legado "alatere" es un Cardenal que se envía en circunstancias especiales.
Los Legados "missi" son los Nuncios y Legados "nati" es una institución
exclusivamente católica y no tiene carácter diplomático4.
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Artículo 2. Los funcionarios diplomáticos se dividen en ordinarios y extraordinarios.—Son ordinarios los
que representan de manera permanente al gobierno de un Estado ante otro. –Son extraordinarios los
encargados de misión especial, o los que se acreditan para representar al Gobierno en conferencias,
Congresos u otros Organismos Internacionales.
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En la clasificación de la Convención de Viena de 1961 desaparecieron los Legados,
pues se llegó a la conclusión de que no son Jefes de Misión permanente, sino
personas encargadas de una misión temporal con lugar específico dentro de la
diplomacia ad-hoc5.
4
Código de Derecho Canónico (Iglesia Católica Romana). Promulgado por la Autoridad de
Juan Pablo II, Papa. Dado en Roma, el día 25 de Enero de 1983.
362. El Romano Pontífice tiene derecho nativo e independiente de nombrar a sus propios Legados y
enviarlos tanto a las Iglesias particulares en las diversas naciones o regiones como a la vez ante los
Estados y Autoridades públicas; tiene asimismo el derecho de transferirlos y hacerles cesar en su cargo,
observando las normas del derecho internacional en lo relativo al envío y cese de los Legados ante los
Estados.
363.
§ 1. A los Legados del Romano Pontífice se les encomienda el oficio de representarle de modo estable
ante las Iglesias particulares o también ante los Estados y Autoridades públicas a donde son enviados. § 2.
Representan también a la Sede Apostólica aquellos que son enviados en Misión pontificia como
Delegados u Observadores ante los Organismos internacionales o ante las Conferencias y Reuniones.
364 La función principal del Legado pontificio consiste en procurar que sean cada vez más firmes y eficaces
los vínculos de unidad que existen entre la Sede Apostólica y las Iglesias particulares. Corresponde por
tanto al Legado pontificio, dentro de su circunscripción:
1 informar a la Sede Apostólica acerca de las condiciones en que se encuentran las Iglesias
particulares y de todo aquello que afecte a la misma vida de la Iglesia y al bien de las almas;
2 prestar ayuda y consejo a los Obispos, sin menoscabo del ejercicio de la potestad legítima de éstos;
3 mantener frecuentes relaciones con la Conferencia Episcopal, prestándole todo tipo de
colaboración;
4 en lo que atañe al nombramiento de Obispos, transmitir o proponer a la Sede Apostólica los
nombres de los candidatos así como instruir el proceso informativo de los que han de ser promovidos,
según las normas dadas por la Sede Apostólica;
5 esforzarse para que se promuevan iniciativas en favor de la paz, del progreso y de la cooperación
entre los pueblos;
6 colaborar con los Obispos a fin de que se fomenten las oportunas relaciones entre la Iglesia
católica y otras Iglesias o comunidades eclesiales, e incluso religiones no cristianas;
7 defender juntamente con los Obispos ante las autoridades estatales, todo lo que pertenece a la
misión de la Iglesia y de la Sede Apostólica;
8 ejercer además las facultades y cumplir los otros mandatos que le confíe la Sede Apostólica.
365.
§ 1. Al Legado pontificio, que ejerce a la vez su legación ante los Estados según las normas de
derecho internacional, le compete el oficio peculiar de:
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Los Enviados y Ministros (acreditados cerca del Soberano) forman la segunda categoría.
En la actualidad ambas denominaciones se han unido en un solo título: "Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario", designación que ha sido objeto de muchas
críticas, ya que si nos atenemos a su significado literal indica un funcionario
diplomático de segunda categoría en misión temporal y provisto de plenos poderes.
El término “Plenipotenciario” propiamente se les atribuye por la amplitud de las
funciones que tienen que desempeñar en el cometido de su misión, pero en la
designación de “Extraordinario” no encontramos ninguna lógica justificación. A esta
categoría se equiparan los Inter-Nuncios, que son representantes de la Santa Sede.
l promover y fomentar las relaciones entre la Sede Apostólica y las Autoridades del Estado;
2 tratar aquellas cuestiones que se refieren a las relaciones entre la Iglesia y el Estado; y, de modo
particular, trabajar en la negociación de concordatos, y otras convenciones de este tipo, y cuidar de que se
lleven a la práctica.
§ 2. Al tramitar los asuntos que se tratan en el § 1, según lo aconsejen las circunstancias, el Legado
pontificio no dejará de pedir parecer y consejo a los Obispos de la circunscripción eclesiástica, y les
informará sobre la marcha de las gestiones.
367 El cargo de Legado pontificio no cesa al quedar vacante la Sede Apostólica, a no ser que se determine
otra cosa en las letras pontificias; cesa al cumplirse el tiempo del mandato, por revocación comunicada al
interesado y por renuncia aceptada por el Romano Pontífice.
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ARTICULO 14.-
1. Los jefes de misión se dividen en tres clases:
a) embajadores o nuncios acreditados ante los Jefes de Estado, y otros jefes de misión de rango
equivalente;
b) enviados, ministros o internuncios acreditados ante los Jefes de Estado;
c) Encargados de negocio acreditados ante los Ministros de Relaciones Exteriores.
2. Salvo por lo que respecta a la precedencia y a la etiqueta, no se hará ninguna distinción entre los jefes de
misión por razón de su clase.
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Los Ministros Residentes comprenden la tercera categoría, la cual fue introducida por
el Congreso de Aquisgrán (1818)6 en la clasificación que se había establecido en Viena
(1815). El nombramiento de Ministros Residentes ha caído en desuso.
Las tres categorías a que nos hemos referido las constituyen diplomáticos
acreditados de manera permanente ante los Jefes de Estado.
Nos que por tratar la cuarta categoría que la componen los Encargados de negocio
acreditados ante los Ministros de Relaciones Exteriores. Los Encargados de negocio
pueden ser "ad-hoc", cuando su misión es permanente, y " ad interim", cuando
reemplazan temporalmente al Jefe de Misión.
La precedencia se regula según la clase a que pertenece cada agente: los Encargados
de negocio "ad-interim", ceden el paso a los "ad-hoc".
Junto a las categorías diplomáticas a que nos hemos referido, existe también otra,
constituida por los Representantes y Delegados Permanentes cerca de las
Organizaciones Internacionales, que gozan de carácter representativo.
6
El Protocolo del Congreso de Aquisgrán o o de Aix-la-Chapelle declaró: Para evitar las desagradables
discusiones, que, en lo sucesivo, pudieran suscitarse, sobre un punto de etiqueta diplomática que no parece
haber previsto el acta (anexo) de receso del Congreso de Viena, por la que quedaron definidas las
cuestiones de rango, queda acordado, entre las cinco Cortes (Austria, Francia, Gran Bretaña, Prusia y
Rusia), que los Ministros Residentes acreditados cerca de ellas formarán, en cuanto a su rango, una clase
intermedia entre los ministros de segundo orden y los Encargados de negocio.
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En 1927 se intentó que el Comité de Expertos para la codificación de la Sociedad
de las Naciones redactara un proyecto para reformar la clasificación diplomática
existente en el sentido de que se “combinaran” en la categoría de Embajador los
Enviados, los Ministros y los Ministros Residentes, así como también las categorías
correspondientes, a los representantes de la Santa Sede. Pero por la disparidad de
opiniones de los Gobiernos consultados, el proyecto propuesto no fue aceptado.
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La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas conservó la clasificación
tradicional de los diplomáticos omitiendo a los Ministros Residentes. En su artículo
14, estipula que los jefes de misión se dividen en tres clases:
La frase "otros Jefes de Misión con rango equivalente", comprende a los Altos
Comisionados, así como a otras categorías de Jefes de Misión que en el futuro pudieran
crearse.
Dice Alfred Verdross en su Derecho Internacional Público que “un Estado no tiene
por qué tolerar que se adscriban formalmente a una Embajada personas a las que
no está encomendada función diplomática alguna”, y añade “ello permite impedir que
el círculo de las personas protegidas por la extraterritorialidad alcance una
extensión indebida”. La alusión a los funcionarios honorarios es muy clara. En
efecto, la mayoría de los países se resisten a admitir a los agentes diplomáticos
honorarios y cuando lo hacen limitan su número y actividades y la mayoría les
niegan privilegios que no sean de precedencia. El nuevo Ceremonial Diplomático del
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Perú acepta un máximo de dos agentes ad-honorem por Misión y exige que sean
nacionales del país acreditante, que no ejerzan actividades remuneradas y que se
dediquen exclusivamente a sus funciones diplomáticas. Muchos países han
abandonado la práctica de estas designaciones que, si bien algunas veces
proporciona a la misión ventajas para su vinculación por tratarse de personas
importantes radicadas en el lugar, sé presta con demasiada frecuencia a abusos y a
desprestigio de la función diplomática. Es de esperar la total desaparición o la
rigurosa limitación de la misma.
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