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Hoy día doce de mayo, podría ser un día más, como los demás salvo una diferencia, se
decidió que fuera el día de la Fibromialgia y del Síndrome de Fatiga Crónica, también
es el día internacional de la enfermera en conmemoración al nacimiento de Florence
Nightingal. Curiosidad, coincidencia o casualidad.
Realiza una primera definición de salud, novedosa en su tiempo: “La salud no solo es
estar bien, si no ser capaz de usar bien todas la energía que poseemos”.
Es por ello que en el día de hoy desearía realizar una simple valoración en relación a
tres preguntas:
¿Qué ocurre con las enfermedades de SSC?
¿Dónde estamos?
¿Que nos depara el futuro?
¿Por qué hemos de plantearnos el papel de los políticos ante estas enfermedades?
El resultado del análisis histórico nos lleva a plantearnos que es una enfermedad de alto
interés político en cuanto al modo de afrontarla. Se ha politizado demasiado sobre ella,
mucho más que cualquier otra enfermedad, así se puede desprender de los análisis de la
situación histórica reciente y constatable.
Bases históricas documentadas ya indican, desde hace años, la posibilidad de que sean
unas razones bioquímicas, las causantes de dichas enfermedades, las cuales hacen que
determinados síntomas sean comunes y otros diferenciales. Este es el motivo de la
diferenciación parcial de estas enfermedades, lo que ocasiona los apellidos de las
enfermedades de sensibilización central. Pudiendo ser, estas causas, bioquímicas desde
procesos medioambientales a procesos infecciosos.
Siguiendo con el ejemplo del mal denominado Síndrome de Fatiga Crónica, si miramos
las hemerotecas, ya existen publicaciones que relacionan esta enfermedad con procesos
infecciosos y un sistema inmunológico deficiente. Podemos constatarlo entre otros en
The Seattle Times Septiembre 1990 mediante un artículo en que relaciona a la Gripe
del Yuppie con el SIDA y relacionan el SFC con un retrovirus, en la Vanguardia del
viernes 26 de Octubre de 1990, en la página 3 de Medicina y Salud, en la página 74 del
ABC del domingo 15 de Diciembre de 1991…? Después prácticamente un silencio
hasta el 2009.
¿A que es debido este intencionado silencio solo apuntaba a una línea psicosomática de
la mayoría de estas enfermedades?
Todos estos motivos hacen pensar que estamos ante una situación cercana a una novela
de ciencia ficción donde tiene su lugar, una teoría, la conspiración.
Posiblemente pudiera ser la voluntad de acallar un mal mayor, mas relacionado con un
atentado contra la salud pública por secuelas de las investigaciones de las armas
bacteriológicas realizadas durante y después de la segunda guerra mundial, que una
ignorancia.
¿Quién pierde ante la posible aceptación como causas biológicas y/o químicas, los
afectados o la industria fármaco-química y/o militar?
¿Quién gana ante las teorías de aceptarlas y seguir investigando como enfermedades
psicosomáticas, a pesar de que no puedan acreditarlo a pesar de los años y recursos?
Realmente constatar afirmaciones aún hoy día es muy difícil pese a que ya se empiezan
a desclasificar, tímidamente, algunos documentos clasificados, otros se han prolongado
durante treinta años más su desclasificación.
En 1946 Mediante las investigaciones del programa de armas biológicas de los EEUU
en Fort Detrik, iniciado y dirigido por George Merck, desarrollo entre otros agentes la
Brucella Cristalina, un agente patógeno que se convirtió en arma. Según las
declaraciones del Dr. Donald McArtur1 al congreso de los EEUU, argumentaba que
dependiendo de la concentración del agente el afectado podía contraer un cuadro
parecido al SIDA si era en concentración 1010, un SFC si era en un 108, o alcanzar un
estado de desmotivación profunda si era un 107… en esta misma aparición del congreso,
que está registrado, tenía la intencionalidad la obtención de una asignación económica
para continúar en el desarrollo de armas incapacitantes mediante agentes biológicos
sintéticos sin que la inmunidad natural pudiera interferir, por lo que requirió la cifra de
10 millones de $ en cinco años, la cual fue aceptada. Este hecho esta descrito como
arma y silenciado como tal en el diario de audiencias del congreso1.
Toda esta valoración realizada hasta ahora, la cual podría formar parte de un argumento
novelístico, como he argumentado inicialmente, toma forma fantasmagórica al valorar
la situación de los enfermos, puesto que existe una gran discriminación no solo en el
trato profesional si no también en el personal y laboral.
La sanidad pública posee unos centros de referencia, no muy bien reconocidos a nivel
internacional, es mas, con diagnósticos discutidos y discutibles, al igual que algunas
entidades privadas. Los enfermos están diseminados más bien por azar, pasan un
calvario de muchos años antes del diagnóstico y pueden estar mal diagnosticados en
base a la falta de unificación de criterios y de protocolizaciones.
El proceso diagnóstico de estas enfermedades en unidades especializadas en EEUU no
es largo, es costoso, por ejemplo en la clínica de la Dra. Nancy Climas el coste del
diagnóstico i tratamiento inicial es de unos 4.000$, realizado mediante una
protocolización en la que intervienen dos médicos, una enfermera y los consiguientes
estudios de laboratorio imagen etc., en la Universidad de Florida, el mismo estudio
suele alcanzar los 5.600$ tiempo máximo en realizar el diagnóstico un mes y en Europa
oscila entre los 3.000€ y los 6.000€ dependiendo del paciente y de las necesidades
diagnósticas.
Aquí en España suelen hacer una batería de análisis estándar, solicitando anticuerpos de
los agentes patógenos ya conocidos como el Epsteinbar, etc. perfiles reumatológicos,
tiroideos y poco más, a sabiendas insuficientes. En cambio no estudian los
biomarcadores inmunológicos, tóxicos, cardiacos, digestivos, hepáticos etc.
Centrándose solamente en la clínica manifiesta del paciente, y en los valores
diagnósticos de Fukuda.
Existe una gran dificultad en poder ser atendidos ante complicaciones debido al
desconocimiento que tienen sobre estas enfermedades por parte de los profesionales de
la sanidad, desconocimiento heredado por la causa aún presente de entender más bien la
línea de enfermedades psicopatológica.
En el caso de aparecer urgencias si estas son atendidas en los hospitales y estos, los
hospitales, informan a las unidades de referencia (esto puede hacerse telemáticamente).
Es curioso el hecho social que rodea a estas enfermedades, mientras que por un lado
existe una capacidad asociativa de los enfermos, por otro lado el exceso de politización
hace que exista una descoordinación de las acciones.
Es por ello que también necesitamos un cambio de actitudes de los afectados, sin
temores, con capacidad imaginativa para enfrentarnos a los cambios con contundencia
puesto que la estabilidad que hemos mantenido hasta ahora solo ha demostrado la
involución tanto de la atención sanitaria como de social y familiar de los afectados.
1 http://whatreallyhappened.com/WRHARTICLES/AIDS3.html?q=AIDS3.html
2 http://www.newsweek.com/1996/04/21/a-chronic-fatigue-cover-up.html