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Compilación y notas:
José Tlatelpas - Leopoldo Ayala - Mario Ramirez Centeno
EL LIBRO ROJO
DEL 68
Poesía y Gráfica Social
Movimiento Estudiantil Mexicano
1968–2008
FESEAPP DF AC
LGPolar Publishing Society / La Guirnalda Polar
Partido del Trabajo-DF
Editorial Cibertaria
Corriente Cultural del Maíz Rebelde
4
José Tlatelpas
Leopoldo Ayala
Mario Ramírez Centeno
PRÓLOGO
Nuestra exigencia constante, firme, era una sola: diálogo. El gobierno en-
mudeció, nunca se atrevió a sostener un diálogo con sus gobernados. Co-
bardemente inició su respuesta con un bazucazo en la puerta colonial de
la Preparatoria Número Uno, persecuciones, encarcelamientos, desapa-
riciones y asesinados en las calles.
PRESENTACIÓN
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que lu-
chan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y
son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son
los imprescindibles"
Bertold Brecht
“El verso humano pesa / yo lo cojo entre mis manos / y siento que
me dobla las muñecas”, expresó el poeta combatiente republicano
español Pedro Garfias. El verso es un grito, señala, condena. El
grito escapa hasta los otros...
prensa y los intelectuales perdidos” (aquellos que, sin dolo, nada ven,
nada oyen, ni registran).
Todos los poetas, los militantes, los ciudadanos y los literatos incluidos,
aunque muy diferentes en oficio y compromiso, nos merecen un profundo
respeto y reconocemos su valiosa aportación y testimonio. Ellos repre-
sentan distintas posturas ideológicas, políticas y estéticas. En este libro
hemos buscado sus elementos de convergencia y se reúne obra con varios
criterios. Primero, como el título indica, es una antología de poemas que
parten del tema de la lucha estudiantil de 1968. Segundo, se han selec-
cionado algunos autores por su militancia, a otros por su calidad. Ter-
cero, se han incluido también textos que tienen valor histórico o
testimonial. Por ello, este libro es parte cultura, parte testimonio, parte
denuncia política y parte reflexión plural. Y eso es precisamente la esencia
de la poesía, síntesis personal, estética y compartida de lo más relevante
de la experiencia humana. Aquí mostramos parte del registro social y es-
piritual de una época y de un pueblo, en la voz de sus poetas y en las
imágenes de sus artistas visuales. No tratamos de valorar a los militantes
tan solo como poetas, ni a los artistas nadamás como militantes; sino de
reunir en un libro, con respeto a las diferencias, el testimonio en poesía
de un gran pueblo que no es ajeno a su dolor y que, desde distintas pos-
turas, ideologías y sentires, manifiesta su asombro e indignación ante la
represión de un mal gobierno. Así como se ha escrito sobre la novela de
la Revolución Mexicana, es preciso estudiar y conocer La Poesía y el Arte
del 68, que con su obra acompañaron también a los estudiantes y al pue-
blo en una conmoción social de profundas consecuencias.
Hemos dicho que el oficio, el estilo y la ideología de los poetas aquí pre-
sentados es muy variado. Y que, siendo poesía en castellano, no es raro
que aquí coincidan un mexicano y moderno mester de juglaría con reto-
ños de un mester de clerecía. Pero creemos que no es menos poeta el
autor del romancero del Cid, que don Luis de Góngora y Argote, y aquí,
en esta antología de “literatura ciudadana”, todos los poetas tienen su
lugar, con el respeto y la dignidad que su integridad o su oficio les han
ganado. No quisimos encerrarnos en la limitante del poema lírico y pro-
meteico, aunque reconocemos su valor. Hemos querido compartir poemas
que fueron y son parte de la realidad y la reflejan. La poesía es contenido,
forma, sociedad, ritmo, metro y prosodia; pero también síntesis de la his-
toria, del arquetipo, del libre albedrío: es, pues, compromiso y elección.
Hemos tratado de que nuestro enfoque sea síntesis de una lucha real con
consecuencias reales en el mundo de hoy. No creemos que un movimiento
social y sus mártires deban circunscribirse a un recuerdo histórico, ni a
un análisis literario, solamente. Hemos intentado hacer coincidir, no su-
peditar, literatura, testimonio y pensamiento.
más allá, para conformar una verdadera democracia y justicia social, sus-
tento de nuestra soberanía cultural, económica, política y territorial.
2 de octubre no se olvida
nuda a un sistema con toda la carga de intolerancia que puede tener una
sociedad corrompida. Con el hecho más primitivo que pueda caber en un
país: la aniquilación del que disiente o es agente de cambio, la aniquila-
ción del contrario como política de Estado, que es el argumento principal,
para acusar a ese Estado, de prácticas persecutorias y fascistas.
COMUNICADO
(EN LOS 30 AÑOS DEL MOVIMIENTO DEL 68)
El México de los que no definieron “rebeldía” sólo como una noción que
no iba más allá del largo del pelo de los hombres e inversamente pro-
porcional al largo de la falda de las mujeres.
El México de los que no se contentaron sólo con buscar en el cuadrante
53
El México de los que no se dejaron que el paso del tiempo igualara cor-
dura con claudicación.
El México de los que no cortaron su dignidad ni alargaron la desmemo-
ria.
El México de los que no hicieron del 68 pasado vergonzante, mera tra-
vesura juvenil, escalera al mal gobierno.
El México de los que no fueron, ni son, ni serán líderes, pero que en la
casa, en el trabajo, en el camión, en el taxi, en el caballo, en la má-
quina, en el aula, en la fábrica, en la iglesia, en el pesero, en la silla de
ruedas, en el autobús, en el arado, en la peluquería, en el salón de be-
lleza, en el tractor, en el avión, en el taller, en el puesto ambulante, en
la motocicleta, en el mercado, en el hospital, en la curul, en el estadio
deportivo, en el consultorio, en el escenario, en el laboratorio, en el ca-
baret, en el asilo, en el escritorio en la oficina, en los estudios de cine,
radio y televisión, en los talleres de artes plásticas, en el metro, en el
clóset, en las sillas de redacción, en el mostrador, en la bicicleta, en
cualquiera de los colores con que se pinta lo cotidiano y silencioso, le-
vantan una mano, una imagen, un sonido, una boleta, un voto, un
puño, un pensamiento, una voz para hacer frente a las mentiras guber-
namentales y decir: No, ya no. Ya basta. No les creo. Queremos algo
mejor. Merecemos algo mejor.
CONTEXTO
ANÓNIMO DE TLATELOLCO
de allí la arrebataban,
en el fuego mismo, la comían.
Se nos puso precio.
Precio del joven, del sacerdote,
del niño y de la doncella.
Fueron llorados,
se hizo la lamentación de los muertos.
Los mexicanos estaban muy temerosos:
miedo y vergüenza los dominaban.
60
EN ESTA PLAzA
En el viejo campanario
las campanas redoblando.
Ya no nos llaman a duelo,
a luchar, están llamando.
1968
65
68 POETAS
40 AÑOS
POESÍA SOCIAL
DESDE EL MOVIMIENTO
ESTUDIANTIL DEL
68 MEXICANO
68
69
EL RÍO NUEVO
De la "paz-trancazo"
que viene como paloma verde
con un ramo de fuego
en el hocico
y un laurel de granadas
en las alas,
montando un tanque
y arrullando un fusil.
Yo soy el agua
que llenó Reforma
de gritos nuevos
y de historia
para lavar las estatuas
oxidadas
por la gloria vieja
y el orín de los soldados.
Vengo de la tarde
en que anochecieron
70
Estuve yo en la escuela
donde floreció la vergüenza
y salió la mano débil
que adornó la ciudad
haciendo hablar las paredes
y los muros
y convirtió la urbe
en un grito solo,
en una voz
que despierta a las bestias de la selva,
como el reclamo agudo
de un recién nacido
que ilumina el primer hogar.
Y vi el relámpago de orgullo
que incendió la sangre
y alumbró el oscuro palacio
donde duerme la Hidra
mientras lame sus alas de cartón.
Yo vi escupir fuego
a un sol lleno de heridas
esa tarde,
cuando el miedo se vistió de verde
y asesinó la pesadilla
que le humillaba el sueño.
Y vi a la cobardía
vestida de negro y leyes
cubrir con su cuerpo purulento
las rejas de una cárcel
para que salieran
las llamas
del nuevo sol
que amaneció en los polos del valle esa tarde.
TLATELOLCO
Caracol de guerra
antorcha que incendia
El tumulto no escuchó
las seis en paz de la tarde...
Porque no sonaron las seis de la tarde
sólo pólvora y ojos asesinos...
sólo pánico atorando las gargantas,
ansiedad y muerte desgarrando
niños, mujeres, estudiantes,
en “La Plaza de las Tres Culturas”.
La técnica y estrategia,
la maldad que habita en la bestia,
la piel tinta de sangre
enarboló la chacalesca, restregándose
en el pasto de sus víctimas,
trescientas voces se callaron
para siempre, trescientas...
¡Ahí, en Tlatelolco!
Fuente de ignominia, está brotando
roja semilla de una aurora,
la espada de una causa. ¡Ahí está brotando!
72
MORDAzA
(Fragmento)
1
Si sólo la palabra, invulnerable, raíza murallón
contra toda insufrible tiranía.
3
El monopolio del gobierno, imperialismo del
negocio feudal, se quita el mascarón
y a insana demagogia la enhierbaza la más íntima
emoción al campesino,
la conciencia engatusa del obrero y pignora la
bolsa del ingenuo burgués.
5
Contra la depresión y la mordaza —corazón de
montaña— me descoyoto en lunas.
1968
76
DE OTRA GENERACIÓN
Yo no vi la muerte
en estas ruinas que ahora veo,
no he podido observar
los zapatos vacíos,
monumentos desolados
de los cuerpos también vacíos;
no logro sacar la sangre
de la piedra gris
y sucia que adoquina el piso.
II
Yo no vi el relámpago de bengala,
el rayo de la muerte descendiendo,
yo no vi en Tlatelolco
la vida acuchillada, ni los tanques,
ni las bayonetas librando su combate
contra todas las derivaciones
de la palabra vida.
III
Muchos como yo
tampoco vieron esas horas
ni los días precedentes
77
IV
VI
VII
VIII
Resucitará
la hora
en que maltrechos,
atónitos y lúcidos
cayeron
estos cuerpos,
y agregará
otra huella
de pasos
tras los pasos,
otros nombres
de pie, seguramente;
yo viviré
para ver
79
cada segundo
imperecedero
de ese tiempo,
yo seré testigo
de los días
y los años.
Pueden saberlo
los enemigos
de entonces
y de siempre
— no es secreto —,
los pequeños verdugos
y los sabios
grises
de la inquina
y la tortura
y la canalla… que allá,
al final
de la línea,
esta sangre
les tiende
una emboscada.
80
10 DE CORPUS
4 p.m.
Más de 10 000 estudiantes, obreros, pueblo.
Santo Tomás,
Instituto Técnico,
Av. de los Maestros
y San Cosme.
Al cruzar por Sor Juana los granaderos con armamento de alto poder
nos detuvieron por primera vez.
Mexicanos al grito de guerra
el acero aprestad y el bridón
y retiemble en sus centros la tierra
al sonoro rugir del cañón.
Pasamos.
Fue la única alegría en los rostros.
Confiados, caminamos.
La autoridad a mi cargo
no tiene número oficial de muertos.
La imaginación del Pueblo hace ver...
No se permitirá ni se tolerará
ninguna manifestación pública.
84
¡Esa V no se ve!
¡Esa V no se ve!
Aquí teniente
que entren en acción los halcones...
Ahí vienen...
protéjanlos,
protéjanlos.
¡Protéjanlos!
- Pobrecito.
- Protégelo Señor.
(A las 40 horas
como hijo sonoro nació mi segundo hijo.
Yo todavía tenía en la ropa el olor a población y a pólvora
y no podía asentar fuerte los zapatos
por miedo a atropellar alguna cosa.)
Márquez.
Argüelles.
Vargas.
Manuel.
Beltrán.
Guzmán.
Moreno.
Martín del Campo.
Treviño.
Barrera.
Jorge de la Peña.
Jésica de 4 años.
86
Lilia de 3 meses.
Más de 42 muertos dijeron en la Universidad,
entre 75 y 125 llevados al Campo Militar No. 1.
Cerca de mí,
los cadáveres se defienden inútilmente.
Habrán de despedazarlos queriendo arrojar en la autopsia
su luz,
sus puños cerrados,
la alzada de su responsabilidad joven.
A prueba de tanto mexicano de mierda
esos cadáveres son ejército que refuerza,
que señala lo que aumenta el hombre,
lo que hace a nivel de sangre
probar ser hombre.
Ya estás preso en ese rincón que separa la cabeza del cuerpo de tu agujero;
en el desprecio ardiente de nuestras doñas dispuestas a defender
hasta a tus propios hijos si desaparecieran por ti,
a Madre Rosario y sus huelgas de hambre de por vida colgada como hijo
al cuello
y de nuestro grito tan todos:
¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
¡Que vencerá!
CELDA CONYUGAL
La boleta.
Su boleta.
Qué número viene a ver.
Nombre: esposa, amiga, amante, enemiga, hembra.
Nombre, dirección, lugar que ocupa en el suelo.
1971
DÍA DE MUERTOS
¿Recuerdas?
Era posible sobornar algo
tallarlo hasta el último contorno
desnudarte al rescoldo de la ceniza
y abrazarte con los pies en abanicos delirantes
(cuánto golpe me resuena).
Cuántos amaneceres parapetaron el cielo y derribaron
nuestras sábanas.
y fumamos y bebemos
vestidos para esperar el alba.
Contra 308,
los que penetraron el escalofrío de los animales ellos, los
asesinos escucharon:
102
Nosotros,
pero nosotros…
Hasta pronto y comenzaron a bajar.
La cuerda, es la cuerda.
Como si hubiesen sido viejos fortificándose
y aludieran a la necesidad de nadie.
Atravesaron
ermitaños descalzos en Valle de Gethsemani
hallando el aliento y los oídos en el pensar que se vive
orinaban de rodillas la sentencia;
103
Años y nombres:
Es la cuerda.
La cuerda que hunde las ingles en las celdas
raídas por juglares a lo largo de su garganta que se ahorca,
osamenta clavada en los óvulos de la ciudad.
La cuerda cara a cara una hora,
los calcetines zurcidos en grupo,
los jóvenes ajustados a las últimas risotadas,
los ojos a distancias iguales
y los cigarros encendidos
soplando la esperanza de lugar o algo menos.
Acaso mueran.
Nacha
No puede haber nada como dormir este danzante
entumecido en la plaza
y alumbrar lo que sería la vida.
La persistencia de ir borrando la memoria
como pechos familiares
asemeja al mundo.
El aliento es lenguaje para transitar cuerpos, exequias
y calles.
Pero no es suficiente para reconciliarse vivo.
ESCRIBE UN POEMA
o entregar el dinero
llevar una ropa o comida detrás de la esperanza
y traer la pregunta precisa al guarura
rescatar de la crujía el abrazo del proletario
o del preso político
a quién sabe
a quién debemos hablarles de esto
quién está más cerca de un hermano
firmar repúblicamente un libro
como poeta innecesario y sorprendido
arrojar bombas de palabra en encuentros y congresos oficiales
explicar en una clase o en una calle
que ha desaparecido el cuerpo de la revolución asesinada
que la América muere con huesos desordenados de niños
y junto a la compañera el amor a la patria
se refuerza en cada beso doblemente armado
a todo esto la certeza de que se está haciendo muy poco
¡Carajo! digo yo
cómo detener el trabajo de todo
cómo desocupar la mano y la conciencia
para escribir enteramente un poema.
YO ACUSO
Aplasta la miseria
y la ofensa ensañada al pedazo que basta para vivir.
Aplasta la orden y la insignia y la escarapela pelada de remover la piel.
Aplasta el cerco testereado por el plomo.
Y yo acuso.
Ay, oigo
y alguna vez vendrá al campo el olor del jaguar por su misma sangre,
el mismo Dios con su cara de ídolo y su paño de lujuria y todas
sus verdades,
por el dos de Octubre que quiso ser dos de Noviembre mexicano.
y Pedro niega;
¡y vete!
y no te gloría el Agnus Dei de Pascua.
Yo acuso.
Yo acuso.
Yo acuso a mi siglo donde se baila.
Yo acuso a mi siglo donde se bebe.
Yo acuso a mi siglo donde se hace el amor voraz
en diez minutos.
Yo acuso a mi siglo donde se apila a los vivos
y se abren las esclusas que queman los párpados
y se grita a los muertos
y se mata y se derriba al hombre.
México, 1968
109
LAS CALLES
(Fragmento)
YO SOY EL ALA
Al espíritu del 68
Yo soy el ala
¿dónde parir mis días?
Yo soy el ala
abrirme
no estoy solo mi paladar sombrío
yo soy el ala
mira cómo vuela
mira cómo derrumba ese solar de bruma
cómo defiende sus páramos de piedra
sus páramos donde Pedro niega y niega
y aún así es un ser de lumbre
añicos de fiebre en los años de la infamia
¡Mírame!
Yo soy el ala
no importa que no me dirijas la mirada
tus pupilas son mías
en el paladar del tiempo
mías cuando la palabra
se pronuncie en tu propia boca
como una boca de silencios bien nacidos
como una boca de ojos tanto tiempo anhelada
y te alumbre la conciencia perdida
aunque Pedro niegue de nuevo sobre las piedras
sobre las huellas de nuestros propios pasos
encima de tus ojos
enfrente de tu mujer o de tu marido o de tus hijos
y te cubra de tierra
y te enferme de nuevo
serán entonces un páramo con las pupilas apretadas
pero dueño de ti mismo
yo soy el ala
114
una llama
una sencilla llama
que reventó la lengua
para llamarse democracia
y para que tú, hermano, hermana,
animal herido y perseguido
sobreviviente altivo de las noches dormidas
inextinguible cuerpo del incendio
hables de nuevo conmigo
por tu propia boca,
aunque yo no esté.
Yo soy el ala
porque soy flor
una coraza enarbolada
una corola que estalla y hace frío
una bandera que al corazón llamó la dignidad
para parir mis días.
Yo soy el ala, hermana, hermano,
ven a volar conmigo.
Octubre de 1988
115
(Fragmento)
NO CONSTA EN ACTAS
A Octavio Paz
(Alguien)
Yo
vagué por la Calzada de los Muertos
sobre un pueblo petrificado.
De pronto aquellas piedras
que mañana hace tiempo,
con hectáreas de cólera movieron
el horizonte.
Hoy
vivo en las imágenes del día
y en el fruto que forman el espejo y la niebla.
Todo anda, repta, vuela,
el corazón es pez a la deriva
y el mismo paralítico desplegará sus alas.
¿Qué importan las granadas de gas
al borde del estruendo en las manos rapaces?
Ah gasistas, soldados, “hermanos inmundos”
Si fueran distintos en un país distinto
en donde la pobreza
afinada como un instrumento peligroso
no los hiciera doblemente abyectos.
Oh
pueblo aturdido con discursos disecados
como pájaros muertos;
tu llanto no es el mismo de otros siglos,
es llanto de gases lacrimógenos
119
(industrial y en conserva).
Y los que han concebido la iniquidad en sueños,
cuando amanece cumplen
con el poder entre sus manos
TRAS—TRAS—TRAS—CLIC—CLIC–BLAM
Oh patria.
Fosa común
donde estamos con la mitad del cuerpo adentro,
la otra mitad se ha puesto a caminar
con el verano de las llamas.
(Visita)
reglamentaria.
Las sirenas no dejan de ulular.
Y un camillero silba, despreocupado, una vieja canción
que nos conmueve.
Si ha vivido en el campo
–me dijo el hombrecito–
recordará las aves:
las que vienen del Sur,
las que llegan del Norte.
Aquí en Iztapalapa
por las tardes observo
su vuelo y adivino
su grito y su plumaje.
De pronto
la gente en el mercado
se ha reunido y apoya
gritando a un estudiante:
“Abajo el mal gobierno”.
Las calandrias
no dejaron de cantar toda la noche.
(Danzón dedicado)
(Cambio de estación)
en Tlatelolco,
Santo Tomás y
Zacatenco.
Políglota de 19 años,
también acribillada.
10
11
12
A la vida
dale con tu muerte,
a la muerte dale rienda suelta
en mil narices.
Pero nada de quejas /
mejor ponte a escuchar
tu esqueleto.
Si ya naciste
coge ternura de tu recién nacido cada día.
Haz el amor, siéntate en la hierba,
cura tu pulque, suda,
que si te han de partir mañana la /
queda de pie en el horizonte
como un pájaro en el hilo telegráfico.
Por el peine alborota tus cabellos,
por el agua danos sed
y entra en voz alta a la tristeza
no vaya a resultar que / desplumado como un gallo /
una pierna ande por acá
y la otra entre coqueta en los sollozos.
A luego
desliza en la rocola una moneda
para espantar con música los aires. Como ayer.
Mientras detrás de la casa
desenterraban a los acribillados de hace un año.
Huele a estoraque en la ciudad de México
(suenan los cascabeles, el turpial liba el canto pintado).
Será mejor que peles los dientes a tu calavera.
TRISTEzA
No sé si se ha exiliado el corazón
ni por qué duelen tanto
las letras de mi Patria.
131
TE ACORDÁS HERMANO
49
Feria de muertes de artificio
para alegrar el luto; azules
granadas, fisuras lacrimógenas
sangran la pared. Y por encima
alguien se ríe y alguien calla.
No se quién me manda a que me maten.
61
84
Y todo el movimiento
era un torrente que cerraba el puño
y estrellaba la voz
sin esperar de las afrentas
sino oscuridades hostiles
El silencio
siempre ha sido una presencia
de carga poderosa
cuando la borrasca que a sí misma se deshace
resurge desde la quieta claridad del agua
Esa tarde
no sólo se vieron nuestras banderas
ondear entre el silencio formidable
también se distinguía
entre los vientos desgarrados
un grave reclamo que marchaba
y la sangre enaltecida
ante tan enorme inmerecida burla
El silencio
es la señal visible ante la audiencia
pensamiento que se profundiza
y despedaza los calabozos de la mente
(Coro)
II
III
A LOS JÓVENES
¿A esto he de cantarle?
Sí señor, al momento;
mas dadme unas señales
—dictado taquigráfico al cerebro genoide—
para apoyar el canto, mi Gorila.
Para empezar: aplausos, alegría,
los XIX Juegos, mariguana,
charros y jaripeos, el tequila
y grandes carteles: PAN Y CIRCO.
8 de noviembre de 1968.
México, D. F. – Año de la ira.
152
El veintinueve de julio
—fecha amarga en el recuerdo—
salió el niño de su casa
a unirse a sus compañeros
con una pancarta blanca
de caracteres muy negros
que en sus trazos reclamaba:
“¡Dónde acabaron los muertos!”
Y en su protesta, protesta
se viene enlutando el cielo.
Mientras aún palpitaban
de doce bronces el eco,
dispararon los verdugos
la puerta del colegio
y lo sacaron a rastras
soldados y granaderos
y fue regando su sangre
sobre el duro pavimento,
mientras ambulantes vienen
por la piltrafa del cuerpo.
11 de septiembre 1968
154
El ESPEJO DE PIEDRA
Noviembre 6 de 1968
158
MEMORIAL DE TLATELOLCO
Recuerdo, recordemos.
Esta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo, sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara.
Recuerdo, recordemos
hasta que la justicia se siente entre nosotros.
160
A QUIEN CORRESPONDA
Y bien, señores:
en la ciudad y el idioma que prefieran
tenemos quince, veinticuatro, dieciocho años,
cuerpos hermosos, saludables,
tenemos la cabeza y la conciencia claras
y derecho a vivir humanamente.
¿Hasta aquí vamos bien?
¿A alguien le parece injusto o torvo?
Casi todos tenemos
una gana profunda de armonía:
lo que nos pertenezca sea como nosotros
abierto y transparente,
la tarde mejor del mes de octubre.
11 de Oct. de 1968
Era el furor,
la piedra de un pávido molino
triturando la noche;
una madre corriendo con un párvulo al seno
exangüe ya
y el otro pequeñuelo enloquecido.
164
No podemos callar,
albergar tras de muros vergonzosos
nuestra cobarde y silenciosa pena.
Octubre de 1968
Agosto de 1971
ELEGÍA COMBATIVA
un ataúd a cuestas:
esa es mi patria, un ataúd,
una barcaza negra.
Un miedo negro y sordo
corre por las calles ciegas,
el pan nos sabe a luto,
tienen la sal y el agua
triste sabor a pena.
México, 1968.
TESTIMONIO
No reconozco patria,
tu estatura celeste
te han desgastado el nombre
y escarnecido a lo ancho de la Tierra.
¡Libertad!, ¡Libertad!,
¿dónde tu nombre?,
¿dónde el impulso esbelto de tus alas?
Hay que vestir los trajes de ceniza
y hechos muerte y pavesa por las calles
gritar amargamente:
Aquí estoy
sufriendo largamente con los míos
días de aflicción,
noches gemidas
por los estrechos túneles de miedo
y la humedad viscosa de las cárceles.
Estoy aqui
para dar testimonio
de cómo se han violado los principios,
fornicado las leyes,
legitimado la traición,
el odio,
arrasado el enjambre proletario.
Estoy aquí
viendo al esbirro bárbaro
segar el trigo joven.
167
Estoy aquí
viendo borrarse el rostro de los hombres
detrás de la impotencia de sus lágrimas.
Yo quiero contarles
amigos de Diego,
amigos de Rina,
cómo es que estoy presa
lejos de mi gente,
lejos de mi casa.
De pronto, en la noche,
¿quién grita?, ¿quién llama?
Tíranme la puerta
cinco policías.
Me asustan, me envuelven
con mentiras sórdidas,
historias ladinas;
voy de un sitio a otro,
a rastras me llevan,
migración, la cárcel,
Procuraduría.
De sentir el ritmo,
el color, la línea
de un pueblo que nace
de mi entraña en soles,
leyenda y poesía.
Diciembre 8 de 1968
169
CRISTAL EN TLATELOLCO
Evodio Escalante
Poesía
reunión de cuerpos
que nadan en la sombra
Después de Tlatelolco
En esta sala donde la luz penetra apenas de milagro
¡Cualquiera puede
pensar, tomar su
voz, meterse en su alma
para siempre!
La rebelión comienza cualquier noche
Una noche
172
sentados
Tranquilamente, en paz
Un dos de octubre por ejemplo
El ejército extiende su baba
Sobre la superficie
Un dos de octubre
Rostros
Perdidos
En la noche
Máscaras
Rotas
Detenidas
En el lomo del agua
Los insurrectos flotan en silencio
Como una siembra,
o como una sombra,
Como una siembra, como una sombra
La muerte toca sus primeros
Inaudibles
Timbales
Tres Culturas de Miedo descomponen la atmósfera
Oh
Caer
Es caer
Al fondo de una loza
En un recodo agreste
legiones de la aurora,
la fauce del crepúsculo y el nido del galope.)
Tenéis razón.
Heredamos un mundo de lápida y sustento
para morir y agonizar apenas.
Con mendrugo y harapo hemos andado
esta hondonada cuya torre y estrella
y la vara para medir la dignidad mesiánica,
está en manos fariseas.
De la casa del hombre no existen paredes ni cimientos
y la furia es campana claroscuro,
metralla que nos une
como pátina o musgo militante, como licor o báculo iracundo.
entre desheredados escarlatas, con mendigos de rostro verdinegro
y jadeantes relieves trazados
por el sudor del hombre,
por el golpear del corazón del hombre en la puerta de Dios:
este aldabón labrado por réprobos de mil generaciones.
31 de julio de 1969
177
DOS DE OCTUBRE
¿Cómo pueden los hombres vivir sin perturbarse, cruzar esta explanada
sin oír los lamentos?
¿Cómo puede la yerba fundarse en su aspereza, crecer sin ser sudario,
herida con vertiente de relámpagos rojos?
Hay cosas que existen desde entonces y no entiendo:
hablo de lo pasivo, del esfuerzo terrible de ahuyentar a los muertos;
hablo de la mordaza en la sal del océano
para romper su terquedad untada a cada muro, ceñida en los peldaños:
zurcida al edificio y a la iglesia.
Porque la luz se agrieta al mirar esta plaza
y el Sol escarba y brama obligado a embestir un catafalco
y no hay fuerza capaz de darle sepultura, ni palanca o espalda
que lo lleve a la fosa.
SIEMPRE OCTUBRE
Filadelfo Figueroa
TIEMPO REPETIDO
Tiempo repetido,
te conozco;
de oírte
de leerte,
de sentir con rabia ajena
tu herencia de lamentos,
tu acumular las penas
en el único lugar común
de la desgracia.
Seca tarde
lluvia amarga
lluvia rojo
Me arden los ojos y los labios
y el aire suena reiterativo,
quejumbroso.
Suena a altoparlante,
a grito abierto,
a garganta inocente, esperanzada.
A mentadas de madre, impotentes.
A furia
y a coraje
y a recuerdo.
184
2 DE OCTUBRE EN UN DEPARTAMENTO
DEL EDIFICIO CHIHUAHUA
“Nada, un rozón.”
Las balas atraviesan vidrios atraviesan puertas se
entierran en paredes
“¡Cuidado señora!” (tiene un niño en brazos) “Métase
al baño, ahí está más segura.”
Los estampidos retumbando arrecian
“Agáchense.” “Hasta abajo.” “No se asomen, por
Dios.”
“¿Cómo te sientes?”
“No es nada.”
(La señora con su niño en brazos gritando) “¿Por
qué siguen, por qué siguen tirando?
Dios mío, Santa Virgen, que paren, ya no sigan...”
“Otra vez.”
LA NUEVA REVOLUCIÓN
A Fati
II
Señores:
este es el poema de la dicha negra.
Lo escribo
el cinco de noviembre de 1968,
ciudad de México,
capital de muertes grandes.
Desde hoy,
garganta para mi grito
y rincón donde se hincha
la rata enteca del odio.
III
Me hirieron la soledad,
me hirieron la compañía,
y donde quiera que voy
me van hiriendo la voz,
me vigilan la saliva,
me enfurecen el tamaño de la furia
y me han dejado el recuerdo lisiado
desde el dos de octubre.
Todos los dedos me dicen
las palabras de los muertos nuevos.
IV
Abril 2 de 1972
188
EN MEMORIA
el odio y el amor
corren por el asfalto
como en aquella plaza
el odio se convierte
en guerrilla
huelga en la fábrica
Tomaremos la calle
Como de julio a octubre
Con la esperanza a cuestas
No podrá el asesino
seguir en el silencio
alimentando el miedo
189
MORATORIO CHICANO
En la primavera
mis pechos florecieron
una mujer enfrente del espejo
las armas florecieron en las selvas
Tantos murieron
mataron sin saber quiénes fueron los enemigos
los enemigos enmascarados
en su propio país
EL DILUVIO
Nuestro hombre
logró salvar del diluvio la dialéctica.
EDUCACIÓN
HERMANOS, HERMANAS
Amanecí
con una mala palabra en la punta de la lengua.
Era un pequeño mitin de saliva
rabiosa. Una jauría
de gérmenes que muerden los talones
de sus propias mandíbulas.
La grabación de un rechinar de dientes.
Un pasarse la noche
más oscura del alma
con el furor de una vela.
El más feroz estado de ánimo de mi puño.
En verdad un bellísimo vocablo:
la canonización de una blasfemia.
Me arrojé hacia el olvido, hacia la pluma.
Reuní rápidamente en el espacio
de esta hoja, montañas, ríos, prados, la veleidosidad
de los colores que busca mi alfiler coleccionista,
la cabra montaraz que es en la roca la flor del equilibrio;
el abejorro que le permite rechinar al cielo.
NUESTRA LENGUA
el eslabón perdido.
Y su novedad la vamos a soltar
a los cuatro, ocho, dieciséis vientos.
Y sépanlo de una vez para siempre:
este aliento,
amasijo de todas las palabras,
no dará nunca, nunca, nunca
nuestra lengua
a torcer.
(XXVIII)
de manifestaciones ferroviarias
que le daban al zócalo el carácter
de estación terminal. Y se me vienen
al recuerdo la masa
de estudiantes, maestros, que soñaban
que una bandera roja,
con audacia alpinista,
sobre la Catedral se enseñoreara.
Y se me viene aquí, justo a la angustia,
la célula con Pepe, con Eduardo,
el breve caracol en el que pude
sintonizar un día
el rumor del Mar Rojo que se acerca.
Y entonces se me viene
todo el sesenta y ocho a la cabeza.
La manifestación hecha en silencio,
en que sólo podían descubrirse
los puños en voz alta.
La manifestación que se diría
guardaba ya minutos de silencio
por las futuras victimas. Recuerdo
Tlatelolco. Recuerdo
mis amigos y alumnos y recuerdo
el permanente mitin de sus tumbas.
Y en medio del recuerdo caigo en cuenta
que quizá a la vuelta de la esquina
puede encontrarse el monstruo,
el monstruo lacrimógeno, la fiesta
de las balas del monstruo. Pobre México
invadido de Díaz y de Díaz,
presa de hordas de Díaz. Pobre México.
En tu bandera luce
un monstruo devorando una serpiente.
197
SOL DE OCTUBRE
El fango pesa.
Pesa mucho el fango sobre las flores,
sobre las flores heridas con las botas.
Pero… esto no es nada, no tiene importancia,
¡Adelante, no te detengas!
II
Amigo mío:
III
No, no es aquí,
puede ser en la casa de enfrente.
Aquí los cerrojos están en las mismas bocas
y las manos obedecen las mismas consignas,
y el cerebro lo mueven las manos,
porque el corazón es de acero
y los músculos también obedecen.
cuyo termómetro
controlan nuestros dignos burgueses.
No, aquí no es.
No nos vengan a importunar.
Cuando algo ocurra
lo comunicaremos. Así que… ¡Chao!
IV
VI
¡PUEDES VERLOS!
No hables;
que aún faltan instantes que ya no son muchos
para gritar
con las almas que rondan
por la patria sumergida,
para tomar su mano y marchar a su diestra,
para desenterrar los rencores,
para afilar las garras,
para tomar las esperanzas
y lanzarlas por los vientos.
No hables;
que hoy es tiempo de unificar las ansias.
No puedes defraudarlos
ellos te han anotado en el libro de la historia;
ellos, camarada,
han convertido el octubre en rabia,
en brazos y en otoño semilla.
No tienes alternativa,
compañero, compañeros;
2 de Octubre no se olvida.
205
TLATELOLCO 6 PM
DOS DE OCTUBRE
Octubre de 1977
210
ESA MADRUGADA…
Esa madrugada
el sonido de la ambulancia
fue detenido por los soldados
Mientras
cientos de metrallas
dispararon
y abrieron otras carnes
A mí me dieron un nombre
a ellos les borraron la vida
II
La cocina es su compañera
y enciende todavía sus luces
para alumbrar
a sus muertos
A mí me rebautizaron diciéndome
que no fui asesinada
pero siempre me pregunto
si ese día
no dispararon en mí
alguna lenta puerta
212
YA NO MÁS VUELTAS
Ya no más vueltas
a la rueca del tiempo
Veinte años son muchos
y quinientos demasiado
De Tenochtitlan a las Tres Culturas
sólo caudal de ultrajes y matanza
Ya basta de silencios y de acecho:
la memoria enardecida
no tolera más el horizonte funesto
en los senderos de la patria
Basta de vanas cosechas
y del afán eternamente traicionado
Fin a las huelgas desahuciadas
y a las horas de minutos consumidos
Compañeros de la huella en la memoria:
no más banderas desteñidas por la espera
¡Que abandone el acero su vaina de polvo
anunciando al mundo nuestras voces!
Cada hombre una voluntad alerta
y poderosa cada mujer otra ira
¡Que se escuche el grito disonante
del alba redimida para siempre!
¡Que desborde el sueño su utopía
más allá del margen de vigilia
y avance desde el epicentro de la furia
hasta conseguir lo imposible!
1988
213
2 DE OCTUBRE *
Los he visto
en las noches,
en las fiestas,
fantasmas en el vino
y la risa
de los amigos:
Buscando el amanecer,
y el amanecer no era.
Se quedaron muriendo:
Se quedaron muriendo.
No volvieron.
Se quedaron helados
en la esquina
de las balas:
muchedumbre de abejas en picada,
abejorros de plomo
plumas negras
negras alas cayendo
en la tarde del viernes,
en la plaza,
en el ruedo sin toros,
sin olés,
sin golondrinas.
Se quedaron muriendo
en Tlatelolco.
Festín de banderillas:
sólo ellas vinieron ese día
a picarles el lomo,
la cabeza,
a cortarles la oreja,
a montarlos en hombros.
Banderillas, banderolas:
bayonetas.
214
Ya vienen cayendo
esas punzantes mariposas:
diamantina de acero,
alfileres dormidos
voladores,
cuchillitos roedores,
ladradoras avispas.
¡Qué deslumbrante espectáculo!
¡Qué tremendo con los últimos humos de la pólvora!
Los veo, ahora,
cuando alguien ha cumplido diecisiete años.
Y ellos siguen
abrazándose al aire
con el grito en las manos,
buscando, todavía,
amanecer el 3.
Llegar siquiera al final
de ese octubre:
¿a la mostaza?
¿al curry suculento,
o el chateaubriand desea?
¡El poeta con papas,
para dos
y bien asado,
con su salsa bernesa!
Sí señor, señor,
lo que el señor ordene.
¿Quién mató a mis hermanos?
¿Quién les puso esa trampa,
esa trompa de fuego
en la sien y en el cuello?
¡Lo que diga el señor!
¿Qué no está en el memorándum?
No,
su sangre no viene cantando:
es un chorro de espinas
en el sueño,
un espasmo de soles sofocados.
¡Siete copias, y un recado,
y un testigo,
y el cuerpo del delito!
Cerraremos el archivo.
Levantaron la cabeza.
216
La miel de su inteligencia,
un temblor. La plaza
es una ciénaga, la lámpara enmudece.
José Landa
A Leopoldo, poeta
¡Comience la danza!,
como si nos fuera dada la capacidad
para llenar las mañanas de tristeza,
de odio y de rencor profundo,
de miedo.
Esta vez vamos a hablar
de ese rencor magnífico
que pudimos guardar por tanto tiempo
para no romper el papel depositario
y acabar por no decir nada.
En un montón de tinta amotinada.
II
III
Fue en Tlatelolco,
Nosotros lo vimos esta tarde,
con nuestros ojos ardientes lo vimos,
lo sentimos, lo palpamos, nosotros lo vimos.
¡Dancemos!
Destruyamos todo con la danza
para hacernos la luz y el nuevo tiempo,
hacer el canto.
229
Fue en Tlatelolco,
nosotros lo vimos,
estaban todos reunidos para empezar la danza.
Era la primera época,
fue en Tlatelolco,
el quinto sol danzaba sobre nuestras cabezas,
la piedra era la cama de los siglos,
la lengua de los hombres,
la lengua de los vientos,
la lengua de esa tarde,
de allá del cielo bajó,
fue del cielo que bajó
como un relámpago,
del cielo bajó el rayo verde,
los hombres se reunían para iniciar la danza,
luego llegaron los perros de la muerte,
babeaban,
sus pisadas sobre las escalinatas,
plam, plam, plam,
sus pisadas,
plam, plam.
IV
¡Comience la danza!
Porque esta noche
nos hemos echado al hombro un compromiso,
el de encontrarnos nuevamente,
el compromiso de hablar
hasta la fatiga misma de nuestra saliva,
a palabra calada.
Hay que romper los verbos y la sangre amordazada
para marcar el asco con toda nuestra lengua
y quemar con la ceniza de los muertos ciegos
una cruz en la frente de los criminales,
el que dio la orden en Palacio,
“el responsable soy yo”,
y las hienas de pronta ejecutoria.
POEMA TRICOLOR
3 de octubre de 1968
ESTARNOS EN EL CANTO
Estamos en el canto,
elote aéreo,
la danza se desgarra de la arcilla
y hacen forma
el grito y el paso.
Ahora los volcanes caminan sobre el valle...
van a un mitin.
232
ANTIPOL
ORALIA
NO SE OLVIDA
TLATELULCO: TLAXOXOUHCAYUXINACHTLE
PROFECÍAS DE TLACATECÓLOTL
Porque si yo quisiera
entrarían
los
colibríes
en el reino de las sombras
a remover el agua
y
disparar
los
dardos
y
la
música.
Hay tiempos de llorar:
también hay tiempos de patear el llanto.
Tlacatecólotl sabe
que
las
brujas
beben aguas podridas
para que las dipsómanas hereden
la lepra de sus hijos.
II
III
IV
Tlacatecólotl sabe
que la sangre
llora
por
su
sangre;
y que los colibríes
pueden entrar
al reino
de
las
sombras
a remover el agua
y disparar
los dardos
y la música.
Y en el Juicio Final
los hijos de los asesinos
maldecirán
a
sus
engendradores.
242
Febrero 8 de 1968
DECLARACIÓN POÉTICA
Nadie puede
dictarme preceptivas
en esta noche bárbara del tiempo
en que doncellas locas se suicidan
y las damas adúlteras se embriagan
y así preparan el advenimiento
243
de Dios
en sus orgías.
¡Muera la luz!
graznaron los cuervos.
A QUETzALCÓATL ESCARNECIDO
I
Poco a poco
se me fueron muriendo
las
pa
la
bras.
Y por querer pintar una pregunta
de rojo,
vi los signos.
No es falso
relacionar la negación oscura
con nuestra identidad.
Cada camino
tiene su caracol
y sus ciudades.
II
Un día Quetzalcóatl
llenó la tierra de culebras,
y con sus huesos alimentó la desdicha.
Y el gran Tlacatecólotl
se subió a la pirámide más alta de la tierra,
y desde allí tocó sus caracoles trágicos.
Septiembre 24 de 1968
DÍA DE MUERTOS
II
III
Y Quetzalcóatl lloró
como no había llorado nunca
un Dios
sobre
la
tierra.
Octubre 25 de 1968
DE LA VENTANA ENLOQUECIDA
Y porque ya Tlacatecólotl
había contado
los
días
del
quebrantamiento.
Noviembre 28 de 1968
252
OCTUBRE
Yo pertenezco al pasado,
como tres mil años atrás.
Esta sangre que rueda en mí
la siento vieja, cansada…
Hoy
está más abajo que arriba,
petrificada en el olvido.
Los muertos llaman a rebato,
llaman a la lucha por la plaza
con bayoneta en mano y pólvora en la frente.
Pero, ¿qué puede hacer esta sangre
sin coraje ni color?
¿Qué puede hacer si tan sólo quiere
humedecer la laja del tiempo?
¿Qué si quiere sólo empañar el espejo
de la aurora?
Prefiere callar como si nada ocurriese
debajo de la epidermis,
como si el corazón fuera una roldana
jalada por los días.
Calla porque las alas de la poesía
están trabadas entre los barrotes
y porque adentro está arrumbada la novela,
y porque los números se caen de carcoma,
y porque Dios ayuda a que se vayan al Diablo.
Digo que tengo tres mil años
porque conozco la fuerza vital de muchas cosas;
la fuerza del gobierno que silencia bocas,
manifiestos, circulares, volantes,
de sus escombros
y ata la voz en la garganta
la fuerza de herrumbre del fusil
que se renueva día a día en el desuso,
la fuerza de la cobardía callada
hasta la ignominia por la ausencia del sexo.
Conozco la fuerza del plomo
cuando incursiona como paloma
253
en el pecho de octubre.
¿Ay, octubre, que volaste sin una gota de mi sangre?
Y también porque conozco,
la fuerza de la poesía,
cuando festona los cafés de L.S.D.
o cuando viste de prostituta
en busca de hombre.
La llaga sangra sin color
la bayoneta chirría el eco sin voz,
lo del Zócalo quedó atrás,
y la zapatilla de la joven de 18 años
– única arma contra el tanque de guerra –
ha quedado colgada sobre un cordón de la historia.
2 octubre 1970
254
ELEGÍA 1968
Eclesiastés 3:1-4
II
Sepulcro desgarrado
que lastima mis ojos y mi voz
puñales fusiles desechos
en las armas indefensas de los cuerpos
tiempo de muerte
que removió las piedras para dejarlas como nosotros
fundiendo el sonido de este antiguo despertar
ciudad que nos llamó a ocultar la fuerza
tanta piedra que le brota de los labios los dientes
la boca la garganta las manos
255
III
IV
VI
y la vida se ensucia
escondida en los edificios
con el afanoso mendrugo
que nos queda del amigo que no alcanzó a huir
TLATELOLCO 68
II
III
IV
LOS INQUISIDORES
No respetaron nada
ni siquiera las cartas de amor,
los retratos de familia o los pequeños
recuerdos de infancia.
II
III
IV
VI
VII
VIII
CONCENTRACIÓN DE LA CÓLERA
A José Revueltas
¿Cuántos ojos
son mis ojos,
cuántas bocas
tiene mi rostro,
cuántas,
qué innumerables
piernas me sostienen?
vacío,
cayendo,
sin caer,
en una cámara oscura,
en el espacio sideral?
Hoy viajo en el testuz del aire,
como un pez alado.
Toros despliegan arcoiris y lluvias.
Se embisten unos a otros, mugiendo, enrojeciendo nubes,
¿Dónde, amor,
voy a acariciarte,
si han quemado tu cama,
clausurado tu cuarto,
derruido tu edificio?
No pases la lengua por mi pecho, porque me hieres.
No alcanzo tu cuello.
No puedo moverme.
Siento tu respiración, tus ansias.
Pero tú también estás muerta.
Tú me deshaces de tanta fatiga,
al contacto de mi mueca.
Nos arrastramos tratando de alcanzarnos,
pero cuando llegamos al sitio donde nos esperábamos,
ya no hay sitio,
ni cuerpos,
ni amor.
Levanto un brazo, y nada.
Levantas una pierna, y te alejas cojeando.
Nos han engañado.
Nos han envilecido, castrado, ensuciado.
Manco estoy, lejano, ido.
No habito aquí,
268
¿Escuchas?
269
Mi cadáver llorándome.
MANIFESTACIÓN
II
Giró la luz
guardaron luto los reflejos
Un sol irrepetido
diamante carbonizado
ocultó su pelambre
Conté los pasos de esta tarde
ya con la histeria amarillenta
estucada
al filo de los labios
sacudí esas imágenes caídas
ya lentamente
ya siniestra
la voz
avanza como loca y colecciona
los más diversos odios
para prender fuego a la página
y trocar por llamas este agobio
de retórica gris que se desgarra
carroña en movimiento
Conté los pasos de esta tarde
sorbí la sal de la emboscada
bajo un cielo de plomo
entumecido
III
calculador de la miseria
yo que forniqué con la Tierra
yo besando el suelo
la sangre
aquella tarde que morí de miedo
en brazos de una jacaranda rodeada de agonías
yo que te vi y no te reconozco
yo que eras tú y éramos nosotros
ellos en filas en montones quietos
la muerte acostada boca arriba
buscando el Sol entre las nubes
nosotros en fin
con el gran vicio de vernos al espejo
IV
Ronda la muerte
al júbilo
el luto se acerca
por las cuatro esquinas
algo ha cambiado
desde entonces
Ahora
la fosa común
es visitada por turistas
Mientras te escribo
muerte
llegas no sólo en la palabra
273
La limpidez
(Quizá valga la pena
Escribirlo sobre la limpieza
De esta hoja)
No es límpida:
Es una rabia
(Amarilla y negra
Acumulación de bilis en español)
Extendida sobre la página.
¿Por qué?
La vergüenza es ira
Vuelta contra uno mismo:
Si
Una nación entera se avergüenza
Es león que se agazapa
Para saltar.
(Los empleados
Municipales lavan la sangre
En la Plaza de los Sacrificios.)
Mira ahora,
Manchada
Antes de haber dicho algo
Que valga la pena,
La limpidez.
Ocubre 30 de 1968
274
CANTO A LA JUVENTUD
¡Juventud, juventud!
Ha sonado la hora,
hora de lucha y de conquista,
de vigilia y de reto
a los cobardes topos de la infamia;
a los abyectos capitanes del odio, agazapados
tras la sucia alambrada
de bayonetas homicidas;
hora de la verdad encarcelada
que rompe sus barrotes de ignominia
y libera su grito amordazado
en explosión de insólita denuncia.
¡Juventud, juventud!
Tú has despertado
la indignación dormida, apaciguada
en las conciencias tibias;
la ira desatada
contra los mercenarios agresores del templo,
de tu templo inviolable;
contra los asesinos y los perros de presa
famélicos y torpes,
275
Tu grito de protesta
resuena en los confines de la tierra
con ecos juveniles y potentes.
Ya el oído del mundo
es un gigante caracol abierto
al clarín que amanece, sacudiendo
el sueño aletargado de los hombres.
II
“Nos veremos yo y tú
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú Y yo,
sin odio ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú...
¡No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!”
Nicolás Guillén
Ejércitos, ejércitos,
ciegos de pólvora, envenenados de metralla
y más aún envenenados
276
Ejército, soldado,
quítate la coraza que te ahoga
la oprimida conciencia;
retrocede a tu origen
de dulce tierra y humo campesino.
Eres del pueblo
y el pueblo te erigió guardián de tus hermanos.
Ahora,
Quítate la coraza,
arráncate la venda
y escúchame, soldado:
que está naciendo entre las bayonetas,
entre la podredumbre y la ignominia;
a pesar de las cárceles siniestras;
a pesar de los torvos asesinos,
algo pequeño, apenas balbuciente,
que crecerá como las golondrinas
con el espacio libre para el vuelo;
277
III
“Hemos sufrido
en tantas partes
los golpes del verdugo
y escrito en tan poca piel
tantas veces su nombre,
que ya no podemos morir,
porque la libertad
no tiene muerte”.
Otto René Castillo
¡Estudiante, estudiante!
Tu incontenible grito ha traspasado
las fronteras del templo;
penetra a los rincones cotidianos,
cruza las avenidas que antes eran
dimensión de alabanza al señor que la impuso;
y ondea como una llama inextinguible
quemando criminales acechanza
en la Plaza Mayor, donde ha quedado
cobardemente muda la respuesta.
No importa que de los callejones del silencio
donde se ocultan la traición y el asco,
280
22 de agosto 1968
281
Octubre de 1971
284
PRESAGIO
Es noche de diciembre
y un presagio más agudo que el frío
de todos de los inviernos
se aposenta en mi alma,
en mi alma, donde un fuego puntual
sigue licuando, lenta, pacientemente,
los granizos hostiles
del río congelado de los sueños.
Y el presagio es apenas
un lamento indeciso, que no logra,
integrarse en el llanto.
Mi sangre es un oleaje agresivo y demente,
en que navegan barcos fantasmas, sin piloto,
hacia innombrables puertos
donde atracan gaviotas
de alas despedazadas
por cuchillos violentos.
Quiero saber mi historia,
mi ubicación, mi nombre,
mis pasos anhelantes por la Tierra.
Quiero tocar mis manos y mi frente,
sorprender un calor
sobre la estepa de mi piel dormida.
Pero ya nada sé, nada interrumpe
el enjambre tenaz de la vigilia.
Pegajoso silencio
se adhiere a las fronteras de mi sombra
y una mortal indiferencia invade
el espacio vacío.
Diciembre de 1979
286
No alcanzamos, siquiera,
a doblar la rodilla hasta sus bocas,
ni a preguntar por ellos a ellos mismos,
o a conocer su amor a las montañas
y qué simiente a diario iban sembrando;
si un día tuvieron hambre o bicicleta…
Tuvieron la osadía.
en la reja.
El saqueo comienza,
los garrafones del agua son estrellados en el suelo
y las paredes de las celdas;
lo que no pueden llevarse es hecho pedazos,
mesas
bancos
libros
papeles,
se llevan los limones y el azúcar
¿para qué?
¿con qué objeto?
¿no son más valiosos para ellos
293
los radios
los televisores,
la ropa
el dinero?
¿por qué el agua, los limones y el azúcar?
¿es acaso que nuestra huelga de hambre, más conocida en el extranjero
que en nuestro país, les ocasiona “descrédito” a esos centenares de
infelices?
el tiempo se detiene.
Silencio:
sólo unos pocos segundos, nuevos gritos nuevas hordas, el saqueo con-
tinúa, el tiempo no transcurre, más injurias, maldiciones, las mismas
amenazas,
más sonar de hierros y maderas en las puertas; el saqueo sigue, no se
detiene,
avanza, continúa mecánicamente y la angustia persiste, el temor
la confusión, pero el tiempo no transcurre.
Con pesadas barretas de hierro las puertas de las celdas empiezan a ser
forzadas,
una a una,
sin prisas,
sin que nada lo impida no hay salvación posible.
295
6-8 IN MEMORIAM
MONÓLOGO DEL PÁJARO DE FUEGO
hematomas en el alma
tu sangre baña los recuerdos de una plaza en falso movimiento,
en la furia de tu vuelo ahora inexistente
el cielo rondando tu final,
al acecho el buitre de la urbe,
el ave de lo oscuro,
camaleones con bengalas en las patas,
nadie te detiene,
aún la muerte, esa digna muerte,
avante tú, que el eco no retornará...
296
CELESTE IMPERIAL
CAIMÁN DE HIERRO
El estúpido ambicioso.
Su tropa.
Rompen la puerta de la escuela.
Los bárbaros rompen la puerta de la academia.
Los pobres no tienen permiso de tener fuego.
Ser pobre y tener fuego es ser un subversivo.
Como si el ser subversivo no fuera necesario
ante la guerra cotidiana de la opresión.
Como si las brigadas en la calle no pudieran por derecho
llenar de fuego a esta ciudad.
Así los bárbaros rompieron la puerta,
para ponerle cadenas al salón.
Pero el salón puede detenerse,
las ideas no.
El estúpido ambicioso,
las lenguas de tinta y de payola,
las fastuosas olimpíadas,
los cinco arillos cómplices,
el olímpico ejército,
la medalla del odio,
la hilera de tanquetas,
los perros del dolor se han soltado,
el policía olímpico alcahuete,
el estrado se llena de saliva,
el estúpido de viaje,
los comerciantes del deporte
ponen a venta nuestro país,
algún pendejo gringo invade Texas,
302
testigos silenciados,
dolor en las entrañas,
ventanas rotas,
los juguetes y los lápices
fueron pisoteados,
¿dónde quedó la paloma?
leche radiactiva,
leyes de banqueros,
salarios de miseria,
horarios infamantes,
tiempo libre devorado
por tu empleo,
deuda eterna,
atracos al erario,
ejército y policías cercando Acteal,
perdón, Tlatelolco,
el Palacio Negro,
Cerro Hueco,
el estúpido y su corte la vestida ocho.
Así pasó, como te lo cuento
y no estoy llorando,
te hablo de pie,
te hablo de frente.
MARÍA BRIGADA
Ahí estaba,
en la panza de la serpiente naranja.
Ahí estaba,
y la serpiente como que la iba a morder
pero ella se levantó con su voz de estampa
y su nido de mariposas,
como extraña virgen del boteo,
y la serpiente quedó
desdentada de monedas.
Ahí estaba,
yo la vi, señora.
Levantaba el puño izquierdo
y la llamaron María Brigada,
1987
GUERREROS DE LECHE
A dormir, a dormir,
niño de la doble luna,
a dormir.
Hoy amanecieron barricadas
donde tus hermanos mayores
toman al cielo por asalto
y tus padres llevan
La imaginación al poder.1
Donde el héroe de la Segunda Guerra Mundial
no entendió que los pueblos avanzan
con terremotos, con marejadas,
con la risa llena de viento.
La poesía está en la calle.2
Sed realistas, exigid lo imposible.3
A dormir, a dormir,
niño de la libertad,
a dormir.
Olvídense de todo lo aprendido.
Comiencen a soñar.4
Fueron los estudiantes emocionados
los que comenzaron a tomar las calles
por el amor que los pueblos tienen
por sus destinos.
La huelga estudiantil
no era más que una canción de cuna
para los pueblos,
y la represión se convirtió
en alimento del fuego,
en brasas de la rebelión
contra todo lo establecido.
No se encarnicen con los edificios,
nuestro objetivo son las instituciones.5
A dormir, a dormir,
niño del pecho de pluma,
a dormir.
307
A dormir, a dormir,
niño que suspira,
a dormir.
Tus padres pelean por el pan de cada día,
porque su sudor en la frente
te prodigue cuidados y dibuje tu risa
en las mañanas.
La barricada cierra la calle
pero abre la vía.8
Y cada vez somos más
los que llenamos la masa encabritada.
A dormir, a dormir,
niño de las manos de palomas,
a dormir.
No vamos a reivindicar nada,
no vamos a pedir nada.
Tomaremos,
ocuparemos.9
El patrón te necesita,
tú no necesitas al patrón.10
No llores niño,
¿acaso somos de la materia
del agua?
Me golpeas y crezco,
me encarcelas y me desbordo.
No hay pensamiento revolucionario.
Hay actos revolucionarios.11
308
A dormir, a dormir,
niño del pelo enmarañado,
a dormir.
Esto no es más que el principio,
continuemos el combate.12
Descansa ahora, niño,
que mañana tendrás la mirada limpia
y el corazón generoso
encerrado en la fábrica
con las mantas rojinegras
destronando a los ambiciosos.
Cambiar la vida.
Transformar la sociedad.13
A dormir, a dormir,
niño del mundo, niño de las mil pieles,
a dormir,
pues el mayo francés fue el mayo del pueblo,
de todos los pueblos del orbe.
El arte ha muerto.
Liberemos nuestra vida cotidiana.14
Prohibido prohibir.
Prohibido prohibir.
Prohibido prohibir.15
1968
Oí en mi casa decir:
–“Con quince comunistas colgados en el Zócalo
acababa yo esta revuelta” –No
dudé que se pudieran inmolar a los 15. Pero nadie nos
iba a detener ya
II
A las 6:00 pm
Nos bajaron del tranvía
313
Le di la espalda
al fuego olímpico. No le
aplaudí a ninguna de las medallas
regaladas a México. Nunca
pude entender a esa gente
Sólo diez días antes
habían masacrado a jóvenes inocentes
Y ahora le aplaudían al Presidente asesino
Sonaban las fanfarrias olímpicas
Los tibios ganaban la batalla
¿Cuántos asistentes?
Pocos: para el número
de las grandes marchas
No sé
Éramos pocos de secundaria
los que marchamos en el 68. Pero nuestra
generación no murió y seguimos luchando...
seguimos luchando... seguimos luchando
No claudicamos
y somos más
315
SILENCIO CULPABLE
Ahora callas,
cuando tenías que vomitar
la sangre que te ahoga,
asesino de mi tiempo
y de mi generación.
Callas,
escondes tu miedo
ante los que te perseguimos.
Te amparas en argucias legales
te ufanas de tener
los mejores abogados,
pero nosotros
no dejaremos de acorralarte.
Porque no olvidamos.
Huyes,
merodeas como una hiena,
no harta de cadáveres,
Huyes
a tu madriguera;
tus guardias,
tus soldados,
tus abogados
y tus descendientes
no pueden exculparte
de tu pasado,
de tus burlas, mentiras
y crímenes,
316
Hoy callas,
mañana nosotros
estaremos en tu muerte,
en tu sepultura
y te recordaremos
todas las muecas de dolor,
todo el espanto de nuestros
compañeros asesinados y torturados,
te reintegraremos todo el odio que engendra.
Nunca el silencio
liberará tus fauces
de la sangre de Tlatelolco, de San Cosme,
y de tu inmunda Guerra Sucia.
Callaste,
como frente a las madres
de los desaparecidos
y a la militancia de sus hijos.
¡Cínico!
¡Sátrapa de la patria!
Son iguales
los presos de Pinochet
que llenan los estadios de Chile,
a los presos de tus cárceles clandestinas
y de campos militares.
Asesino.
Culpable de Genocidio.
Culpable de Tortura.
PARTIDA 68
Nunca supimos
en qué momento
nos levantamos como piezas amenazantes.
El rey,
déspota rey,
el próximo rey:
Sus seis mil alfiles políticos corruptos,
sus ochocientas torres militares de asalto,
sus quinientos caballos religiosos, empresarios,
legisladores,
318
P8R, Democracia.
Gritamos:
Jaque al sistema político,
jaque al rey autócrata,
jaque al rey inflexible...
fuimos perdiendo
el “juego” desigual.
Tlatelolco es incendio,
el tablero es tironeado.
No hay partida:
¡Comisión de la verdad!
cómo se derrumban
las piezas enemigas
en éste, el actual tablero.
¡Ganaremos la partida!
Florencio:
¡2 DE OCTUBRE NO TE OLVIDA!
321
DOS DE OCTUBRE
¿QUIÉN NO LO RECUERDA?
De las noches
del sesenta y ocho
la segunda
de octubre
se recuerda
con rabia y luto
por la lluvia de balas
y de gases
que lavaron
los cuerpos desangrados
del estudiante
del obrero
del maestro
del curioso.
¿Quién no recuerda
que a su hijo torturaron
que decenas de seres
muertos cayeron?
¿El antes y el después del 68?
Sí, el antes y el después del 68.
TLATELOLCO, 68
La juventud es el tema
dentro de la Revolución.
TLATELOLCO
(Cuauhtémoc)
II
Derrotado profundo,
joven muerto que mueres diariamente,
sabedor consagrado
que en el perdido calendario del Tiempo
revisas la escritura de los días,
los colmillos funestos,
la sonrisa de Dios y sus cavernas
junto al cantor decapitado:
lambiscones de rapiña optimista,
tejedores de sarape de sangre,
vomitan cada día su retórica negra,
su mortal exabrupto.
¡Tlatelolco!
III
Plaza de la Matanza:
IV
1968-1970
333
5 DE AGOSTO
Es un surtidor de luz,
la esperanza por un México
donde los niños vuelen papalotes
y las mujeres tejan sus vidas
con madejas de esperanza.
SEPTIEMBRE
Un día,
el día en que no me detuvieron
en que ni siquiera me tocaron los golpes,
porque la ley y el orden
me desprecian un rato
descuidados
(era de tarde, llovía)
se olvidaron de mí.
Era un día en que caminé por Insurgentes y los
coches azules
llenaban la calle
hasta
saciarla.
Ese día
tenía miles de papelitos arrugados
llenando los bolsillos.
Si me hubieran registrado
me hubiera sido imposible explicarles
cómo fueron escritos
(es difícil explicar cosas así),
bajo qué luz,
con quiénes,
en qué horas del día
repartía mis pequeños odios con el odio grande
de los miles que éramos.
Es difícil explicarles a ellos.
Los papeles del bolsillo, digo,
eran poemas, o casi,
eran días asustados, gastados, sonrisas repartidas como
volantes en las
esquinas,
eran pintas chiquitas,
casi para mí mismo,
para situarme en el planeta genial
que era hoy la ciudad,
declaraciones insólitas de mi complicidad conmigo mismo,
con lo que estábamos haciendo.
337
EL ALMA DE UN HILO
QUE PENDÍA DE SANGRE
¡Vamos!
PRIMER POEMA II
(EL TESTIMONIO DE “EL PATO")
y entonces comprendimos:
no fueron los balazos
sino las nalgadas ejemplares
los ruidos que se oían.
Me pusieron en 4 patas como vaca
y me dieron una tunda de tablazos.
Y luego me dijeron:
"Párate ya, pinche comunista.
¿Te dolió...?"
Y yo les respondí:
("Proletarios del Mundo Uníos"
“¡Pedro El Malo, aquí está tu Mikimaus!”):
"¡No me dolió!", muy escueta, dignamente.
Entonces agarró el casco de su correa:
restallaban luces por toda mi cabeza.
Por todos lados botaban mis recuerdos:
Disneilandia, Cachirulo,
la patita de Cri cri.
Me grita furioso el soldado raso:
"¡Para que te duela, pinche comunista!".
Adolorido, pero inspirado por los Niños Héroes,
me quedé muy compungido y quieto.
Entonces le tocó su turno a mi compañero:
temblaban sus patitas, como un perrito Poodle,
pobre cuate, sólo le faltaba aullar.
¡Apuuuunten...!
¡Fuego…!”
II
Triunfal sonrisa.
Yo, como lavereal, presumiendo
mis sabias opiniones.
(Tenía ya dos meses de conocer a todos esos genios)
III
Pero a mi lado
los soldados cortaban cartucho,
los ojos rojos, el aire, raro,
apuntaban, se enroscaban, pechotierra.
354
A mi lado el Chencho,
seguimos caminando, imposible distinguir
cuántas balas, cuántos gritos, la dimensión
de la guerra inesperada.
A cuatro o cinco calles
pegamos la carrera hasta llegar a Bellas Artes.
Artes de mi país, insólito refugio.
Nunca había corrido tanto, tan rápido
y en tan poco tiempo. El Chencho igual.
No supe qué hacer.
Estaba borracho de balas o de muerte.
Al llegar a la casa todos preguntaban.
No llegaba Noel, Ni Carlos, ni Felipe,
varios no llegaron a sus casas.
Y todo mundo visitando a sus mamás
y hablando con los amigos y vecinos.
Las Guardianas de la Patria nos lloraban:
“¿En dónde están mis hijos...?”
Bajo el cielo negro sus manitas
acurrucaban fuerte, remotísima esperanza.
“¿En dónde están mis hijos...?”
LA PATRIA DE LA JUVENTUD
Por Jesús Vargas Valdés
No le miré su cara,
no supe de qué color eran su piel y su pelo;
no me di cuenta si era joven o madura,
si tenía 30 o 50 años...
No hubo diálogo ni preguntas,
nada supe de ella ni ella de mí;
todo el espacio lo llenó el miedo...
Las palabras no hicieron falta esa noche;
fue un encuentro silencioso,
simbiosis de solidaridad y coraje...
Nunca supe cómo fui a parar a ese lugar,
ni tampoco cuál era el nombre del edificio;
toqué fuerte; no había luz prendida,
ni afuera ni adentro…
¿Por qué toqué allí? ¿Por qué me abrió?
¿Por qué me salvó?
¿Porque era una madre sufriendo todas las muertes?
¿Porque salvando mi vida salvaba la de sus propios hijos?
¿O la de los hijos que nunca tuvo?
O nada más… ¿Por qué así expresaba su coraje
contra los asesinos…?
No recuerdo qué fue lo que dije,
ni siquiera recuerdo si dije algo.
Entré como un perro asustado,
me tiré en el suelo, me arrastré
y a tientas me acomodé en una esquina;
allí quedé arrinconado, una eternidad,
junto a la ventana…
Afuera siguieron los disparos,
desgarrando el cielo oscuro de Tlatelolco;
sinfonía de guerra, de balas y explosiones;
composición del mismo autor de Río Blanco,
de Cananea… y de la otra sinfonía
que mató a Zapata, a Ángeles y a Pancho Villa.
Ahora se escuchaba un solo,
seco y penetrante, producido por la metralla;
luego todos los calibres en impetuosa armonía,
y después, que retiemble en su centro la Tierra,
fulgurante y sonoro el rugir del cañón.
Dudé unos instantes, pero lo tuve que aceptar…
era un cañón: primero el trueno, luego los vidrios
y el temblor de las paredes… estaban disparando
las tanquetas contra el edificio Chihuahua.
¡Cuántos estaban muertos!
360
Las bayonetas,
fieras acercadas,
clavaron su crueldad en los pupitres
y en los pechos abiertos de los jóvenes.
Arriba
un general y un presidente,
embadurnados,
en su danza mortífera e histérica
con la mueca del odio y la injusticia
en parodia de Herodes y de Hitler.
Esa sangre
no salpicó un renglón en los periódicos,
362
Yo,
inútil,
me hundo en el silencio
con la muda protesta.
Torpe,
infeliz
y tartamudo
deambulo en la estridencia citadina
con una cicatriz de furia ausente.
MI MADRE CUENTA
Mi madre cuenta
que nací hambriento;
era rechoncho y colorado
(dice);
tenía una cuna
heredada de otros niños
–mis hermanos–
y por eso tengo la sangre de colores.
“Naciste hace más
de veinte años,
atormentado, predispuesto”.
LECTURA DE SHAKESPEARE
(SONETO 66)
1968
1971
365
POR ELLOS
Desde entonces…
heredan el deseo igual de caminar
sin más alrededor que el mismo sueño:
guía único que acerca la libertad y la justicia necesarias.
¡Tlatelolco!
¡Cuánta sangre inocente
–como el suelo en que se derramó–
tienes que llevarla encima, sin poderla limpiar!
Sangre de batalla viva.
Corazón joven que no pensó ser perseguido, asesinado
que no concibió que una mano brutal
caería sobre la sonrisa que existía sólo en ellos
por la posibilidad de acariciar la ruta de un cuerpo en libertad.
Tlatelolco…
¿Cuántos años más esperas para sanar
encontrar la paz irrumpida
abandonar el horror enterrado gris en tu piel?
El genocidio cae sobre indefensos
los que sólo tienen en la mano el arma del amor
compañero de al lado.
¡NO HE MUERTO!
Mi lugar participante
no es espectador
activista sin saber, soy.
¡Tú!... ¡Poeta!
Sangra papel y tinta cuando ya otros pies no escriban caminos
y no haya quien se detenga a través del tiempo a gritar la historia
¡No nos dejes morir!
¡Que viva siempre la poesía!
369
APENDICES
370
APÉNDICE 1
Estos son algunos de los poetas jóvenes que forman parte de esta co-
rriente cultural y que me despiertan interés, los cuales están siendo lla-
mados a filas por una vocación histórica: En realidad, más que capillas
son verdaderas órdenes, como hubo órdenes de caballería y órdenes re-
ligiosas. Ahora hay órdenes del poeta de la calle. El poeta de la calle es el
que recibe el cariño y el apoyo de la gente, algo mejor que el aplauso o el
premio del concurso. Cuando se trata de cooperación para conseguir una
impresión ¡Cómo hay aportaciones de la gente!
Es muy claro que ha aparecido una cultura del 68, la historia del México
contemporáneo se mide o se valora como "la de antes del 68" y “la de des-
pués del 68". Esto significa que el 68 ha sido un cambio definitivo, total.
371
Este es uno de los puntos principales que los reúne en una publicación.
Creo que se enfrentan a un medio literario donde los poetas son princi-
palmente de corte tradicional, de grupos muy reducidos, como el mismo
Alí Chumacero lo ha declarado: "mi poesía es para las minorías". Lo
mismo Octavio Paz, aunque su poesía es hermosísima, se ha vuelto com-
placiente consigo misma y, en ese sentido, no alcanza a expresar la rea-
lidad profunda de una sociedad. Es un poeta que necesita realizar
reportaje político para tratar esta temática; pero su poesía no es ya sufi-
cientemente fidedigna y flexible como para enarbolarla de una manera
impactante y que deveras interesara a esta juventud que quiere hacer
poesía. Esta es una juventud que busca la poesía con otras formas, bus-
cando de una manera distinta, con otros moldes, buscando, quizás, de
una manera ciega en lo ya perdido; pero sabiendo que se trae en la sangre
372
algo que no tiene necesariamente que ser filtrado por una historia poética
de élite.
Aquí hay el interés de hacer una poética que debe haberse logrado desde
Guillermo Prieto con su "Musa Callejera", y el Nigromante con sus poemas
de mayor garra, de quienes despunta una poética que no supimos seguir
en lo mejor de nuestra tradición. Se puede volver a Martí, Altamirano,
Othón y Antonio Plaza y López Velarde, y sacar líneas muy importantes,
de un interés social muy genuino, de una inquietud por el México al que
una revolución buscó reinterpretar a través de sus muralistas.
Creo que esta poesía quiere ser una poesía muralista, quiere decir en las
planas lo que se dice en los muros, explora en lo profundo las imágenes
de una sociedad a la que que los poetas de élite y de minorías nunca pres-
taron su palabra para hacerlas verdad y para darles voz.
Los poetas del Maíz Rebelde muestran una necesidad de hacer acopio de
márgenes carismáticos a través de un magnetismo que los reúne, quizá
con el código de su propio carsima, y buscan moverse en el seno de la so-
ciedad a través de la cultura y un espíritu revolucionario. Pareciera que
están llenos de un ánimo que no carece de jardinería mesiánica; pero
también se manifiestan como becerros enojados, hambrientos o sedien-
tos, que rompen las cercas y se enfrentan a la situación de la indiferencia
egoísta y gigantesca con un desvalimiento enorme, como si los hubieran
abandonado los propietarios de las realidades en las cuales se desarro-
llaron como seres vivos. Su obra es un movimiento como de salvaje
brinco, que pasa por los prados de los artistas de lujo, como si no los co-
nocieran, sin hacerles caso.
Reciben, a veces, influencia más del extranjero que del propio país, hay
un rechazo selectivo y un sentimiento de nostalgia. En otra veta impor-
tante, expresan su nostalgia porque quieren recuperar las raíces. Por otro
lado hay desarraigo porque el pasado inmediato no se quiere recibir, no
se quiere aceptar, porque se han visto sus frutos y esta juventud no
quiere asumirlos, no puede seguir esa línea, no puede repetir la historia
de los voceros oficiales. Por eso para ellos la historia se replantea a partir
del 68 y desde ese momento se aprecia de manera distinta toda la tradi-
ción cultural, en la cual los éstos poetas toman su lugar sin tantos pre-
mios ni aspavientos.
373
Benito Balam, por ejemplo, busca en las fuentes de la cultura maya sus
raíces y de ahí pasa a convertir en mural todo aquello que los ojos de su
voz han contemplado en la historia; mientras que Tlatelpas las busca en
la cultura nahuatl del pueblo chinampero de Tláhuac y Mario Ramirez se
desenvueve en la cultura del barrio y entre el valiente tropel de amigos
que defiende esos territorios.
Para toda poesía que se respete es, de alguna manera, esta descripción,
este estar en la historia, lo que la hace universal y vigente. La poesía,
cuando tiene demasiados elementos ahistóricos ya no es poesía, es inver-
nadero; es el poema en donde la jardinería también logra hermosos re-
sultados; pero la poesía original (original no por pura, sino por su
brutalidad, por el caudal irresistible del que proviene) creo que se apre-
hende y se desprende de su momento histórico, así se escribió La llíada
y el Canto de Job. La poesía pura, ahistórica, nunca ha tenido momento,
es una poesía huérfana, quién sabe de cuántas musas ha sido abando-
nado el hijo que esa poesía reclama.
APÉNDICE 2
BIBLIOGRAFÍA / FUENTES
APÉNDICE 3
Mario Ramírez: Nació en la ciudad de México, en 1965, cuenta con una rica y
extensa obra que rebasa los cuarenta títulos de poesía. Ha publicado una novela,
El Miniño. Pintor Muralista. Militante del MRP desde muy joven, fue dirigente del
Consejo Estudiantil Universitario (CEU) y del Consejo General de Huelga (CGH).
Fundador del grupo Maíz Rebelde. “Premio Poetry Contest of Mission Library of
California 1990” de San Francisco, California USA. “Premio Nacional a la Creati-
vidad Juvenil 1993”. Participante de la ULVVA. Miembro del “Foro de Apoyo
Mutuo para el Arte y la Cultura en GAM”, así como de la “Fundación Arte, Cultura
y Sociedad A.C.” Director de la Editorial Cibertaria desde 1992. Funcionario de
Arte y Cultura en la SEDESOL Guanajuato. Funcionario Cultural y Artístico en
distintas instancias. Posee una voz de innegable raíz urbana y popular. Es miem-
bro del Consejo de Redacción de la agencia de noticias Aviso Urgente! TV
(http://www.avisotv.com). Es director de producción en la revista Poder Popular
(www.scribd.com/poder popular)
Fausto Trejo: Siquiatra nacido en Pachuca, Hidalgo, en 1925; amigo del Che
Guevara y de Fidel Castro; Director de las Preparatorias Populares en la década
de los 60; dirigente de la Coalición de Maestros de Enseñanza Media Superior Pro
Libertades Democráticas en 1968; sobreviviente de la matanza del 2 de octubre;
377
APÉNDICE 4
ILUSTRADORES
Rini Templeton (Búfalo, USA, 1935 - USA, 1986). Artista precoz y rebelde desde
niña, decidió unir su suerte a los activistas sociales de Estados Unidos, México y
Centroamérica. Dejó como legado a los movimientos libertarios sus ilustraciones.
Su testimonio es ejemplo de la solidaridad de los pueblos de todo el mundo.
arte. Cuenta con una amplia trayectoria en la cual ha mostrado gran interés por
los temas de carácter social y urbanos, sin abandonar la experimentación plástica,
la pintura sobre modelos desnudas y el arte social. Sus trabajos han aparecido
en libros y revistas. Ha participado en varias organizaciones de cultura progre-
sista.
ÍNDICE
Prólogo: Fausto Trejo Fuentes ………………................................................................................ 7
Presentación: Prof. Arturo López Cándido ……………................................................................. 13
40 Años de Poesía Sobre el 68 y la Masacre: Leopoldo Ayala ……………………....….............. 23
Comentarios a la Edición: José Tlatelpas ………….....……...............…...................................... 33
El 68 en la Memoria Estudiantil y Popular: Mario Ramírez …………….…........……….............. 41
Comunicado Sobre el 68: Subcomandante Insurgente Marcos ………….................................... 51
CONTEXTO POÉTICO
68 POETAS
APÉNDICES
Apéndice 1: Prólogo de Maíz Rebelde, Desde Los Siglos: Horacio Caballero ......................... 370
Apéndice 2: Bibliografía. Fuentes ............................................................................................... 375
Apéndice 3: Sobre los escritores ................................................................................................ 376
Apéndice 4: Sobre los ilustradores ............................................................................................. 377
40 IMÁGENES