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LOS VIENTOS

CONTINENTALES
• Se denomina viento al fenómeno
meteorológico consistente en el
desplazamiento de una masa de aire desde
zonas de alta presión a otras de más bajas.
DE ACUERDO CON ESA MASA EN MOVIMIENTO Y
SU RECORRIDO, LOS VIENTOS SE
CLASIFICAN EN:

► Planetarios, aquellos que circulan por amplias zonas del globo terráqueo y
mantienen la misma dirección.

► Regionales, los que cambian de dirección conforme a las estaciones

del año e incluso las horas del día.


► Locales, los vientos que soplan en una zona determinada, condicionados
por factores geográficos locales.
SEGÚN SU VELOCIDAD, LOS VIENTOS
PUEDEN SER:

► Moderados, cuando su velocidad media oscila entre 21 y 40 kilómetros por


hora.

►Fuertes, son vientos cuya velocidad se ubica entre 41 y 70 kilómetros por


hora.
• ►Huracanados, los que presentan velocidad media entre 71 y 120 kilómetros
por hora.
EL CICLÓN TROPICAL
Este evento atmosférico de rápida rotación se forma cuando la
nubosidad y el viento se organizan y circulan en espiral, alrededor de
un centro de baja presión. En el océano Atlántico regularmente se
originan ente

las costas de África y las Antillas Menores. El periodo de mayor


ocurrencia de ciclones es del 1.° de junio al 30 de noviembre; se le
denomina

temporada ciclónica y los territorios más afectados son los antillanos,


México, el sureste de Estados Unidos, así como los centroamericanos
en menor medida, la costa norte de Sudamérica.
A pesar de que suelen usarse como sinónimos, un ciclón no siempre es

un huracán. Cuando los vientos circulares presentan velocidad inferior

a 64 km por hora se trata de una depresión tropical. Si la velocidad del

viento avanza a 64-117 km/hora Se está en presencia de una tormenta,

y solo cuando los vientos alcanzan o superan los 118 kilómetros por hora
se trata de un huracán.
El impacto de un huracán depende de la velocidad de desplazamiento

del viento, la lluvia acumulada durante su trayectoria sobre tierra firme,

los cambios repentinos de dirección, así como las medidas preventivas

adoptadas y la vulnerabilidad del lugar donde impacte. Además de sus

vientos fuertes, el huracán genera lluvias, tormentas eléctricas y marcas

altas. Sin la debida prevención estos efectos provocan pérdidas humanas


y destrucción de viviendas, puentes, carreteras, escuelas, hospitales, económicas, así como daños irreparables a
la flora y la fauna.
Afortunadamente, a diferencia de lo que ocurre con los terremotos, el

uso de satélites, radares y otras tecnologías permite monitorear la trayectoria,


velocidad y organización de las partes de un huracán

(el ojo o centro, bandas nubosas y pared del ojo). Disponer de información confiable
permite a las autoridades y la población tomar medidas que ayuden a mitigar sus
efectos, si bien el pronóstico sobre huracanes a veces
puede variar debido a factores locales y del propio fenómeno.
EL OJO
El ojo es el centro, definido por el Diccionario de la Real Academia de

la Lengua como la rotura de las nubes que cubren la zona de calma

que hay en el vórtice de un huracán, por la cual suele verse el cielo

azul. Su diámetro tiene una extensión que oscila entre los 24 y los 40

kilómetros, aunque en algunas ocasiones puede acercarse a los 100


kilómetros.
LA BANDA NUBOSA
La banda nubosa es la zona donde se genera la mayor cantidad de

lluvia, su giro es contrario a las manecillas del reloj y se mueve hacia


el centro. Puede alcanzar un ancho de hasta 145 kilómetros y su largo
oscila entre los 80 y 480 kilómetros.
LA PARED DEL OJO
La pared del ojo es la parte del fenómeno en la cual se encuentran

dos fuerzas opuestas que son: la del aire moviéndose hacia el centro

del huracán, y la fuerza centrifuga, que lo hace hacia afuera. En esta


Zona es donde se localizan los vientos más intensos de un huracán.
¡GRACIAS!

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