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LECCIÓN 38

LA VERDADERA
HUMILLACIÓN
El corazón de Dios es conquistado por la verdadera humillación de sus
hijos, e incluso de sus criaturas. El Señor no rechaza a la persona que,
sinceramente, se quebranta e inclina delante de Él.

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y


oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos;
entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su
tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, a la oración
en este lugar”
2 Crónicas 7:14-15 RV60
En la Biblia hay varias oraciones de humillación que nos sirven
como ejemplo. Las mismas están en:

• Daniel 9:4-19
• 2 Crónicas 6:14-42
• Esdras 9:5-15
• Nehemías 1:5-11
• Lucas 22:42-44
Pero ¿qué es humillarse? Humillarse es reconocer quién es Dios y
quién es usted separado de Él. Se trata de admitir su condición
pecaminosa y pedir perdón, limpieza y libertad, para entrar en la
dimensión de vida abundante.

“El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los


confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Bienaventurado el
hombre que siempre teme a Dios; Mas el que endurece su
corazón caerá en el mal”
Proverbios 28:13-14 RV60
Humillarse es tener actitud de arrepentimiento. Es tomar la
decisión de: Cambiar de estilo de vida, ser transformado y
romper con el pecado.

“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;


Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado”
Salmo 51:1-2 RV60
En un lenguaje simple, arrepentirse es cambiar de modo
de pensar y de vivir. Es dar la vuelta inmediatamente.

“El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado;


Tú, oh Dios, no desprecias el corazón quebrantado y
arrepentido”
Salmo 51:17 NVI
Humillarse es tener actitud de morir a uno mismo, de esperar en Dios, pero
deseando hacer su voluntad. El modelo de este tipo de oración lo dio Jesús en
Getsemaní:

“…Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad,


sino la tuya”
Lucas 22:42 RV60

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo
en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”
Gálatas 2:20 RV60
Morir a uno mismo es:

 Renunciar a sus derechos.


 Someter su criterio.
 Llevar todo pensamiento (o plan) cautivo a la obediencia a Cristo (2
Corintios 10:5 RV60).

“Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro


corazón”
Jeremías 29:13 RV60
APLICACIÓN PRÁCTICA
1. Para que el Señor escuche nuestras oraciones, perdone los pecados y sane la tierra, ¿qué
tenemos que hacer? Revisar 2 Crónicas 7:14-15.
2. Reflexione y luego escriba: ¿Quién es usted separado de Dios?
3. Delante de Dios, ¿hay algo de lo que tienes que arrepentirte? ¿Cómo cambiarás tu modo
de pensar y de vivir?
4. Revisando qué es morir a uno mismo. ¿A qué derechos tienes que renunciar?
5. ¿Qué criterios tuyos deben someterse a la Palabra de Dios?
6. ¿Qué pensamientos o planes debes llevar cautivos a la obediencia a Cristo Jesús?

ORACIÓN
Para que aprendamos a humillarnos a la manera de Dios, como a Él le agrada.
Entonces ¿cómo es la verdadera humillación?

1.LA VERDADERA HUMILLACIÓN ES PROFUNDA

No es reflexionar sobre tu situación y tus pecados. No es una


pausa para ver que males tienes. En realidad, es derramar tu
corazón a Dios en busca de santidad.

Para entender mejor qué es la verdadera humillación,


profundicemos un poco más en las diferencias que hay entre el
remordimiento y el arrepentimiento
El arrepentimiento nos convence de que el pecado nos destituye de la presencia de Dios.
Por eso lo que más busca el corazón arrepentido es estar en paz y comunión con el Señor.
Porque sabe que sólo

“el de manos limpias y corazón puro puede estar en el Lugar Santo”


Salmo 24:3-4 NVI

En cambio, lo que más le interesa a la persona con remordimiento es estar en paz consigo
misma (tener la conciencia tranquila). Por eso confiesa su pecado, pide perdón a Dios y
cree que ya está todo solucionado. ¡Se equivoca! Lo central no es el acto de confesión y
de pedir perdón (Este es el procedimiento o la forma… Aun los fariseos caían en esa
costumbre).
El arrepentimiento es dejar que la verdad de Dios prevalezca ante nuestras
mentiras.
El remordimiento a la luz de Dios es un autoengaño.

Arrepentirse es volverse radicalmente a Dios sin importar las


consecuencias.
El remordimiento mide y calcula las consecuencias. Y este punto,
precisamente, no le permite al cristiano arrepentirse, pues quiere controlar
y regular las consecuencias, más aún si son graves y funestas.
Ante pecados graves, el líder realmente arrepentido está
dispuesto a someterse a la consejería pastoral y a la disciplina de
la iglesia o del ministerio, porque lo que más le interesa es que su
vida sea totalmente restaurada.

Por el contrario, el líder con remordimiento huye, se escabulle, le


hace “lance” a todo tipo de disciplina y consejería pastoral.
Incluso se autodisciplina (en secreto) para no dejar el timón de su
ministerio y, sobre todo, cuidar su imagen pública.
¡Cuántos líderes han caído en esa trampa! Ellos pusieron
su imagen pública por encima de los intereses de Dios y,
en muchos casos, por encima del mismo Dios.

Ése es el motivo por el cual no hay un genuino


arrepentimiento. Cuidan demasiado su prestigio y
empiezan a esconder pecados que vienen a ser “la grieta
que tumba la pared y, al final, la casa”.
2. LA VERDADERA HUMILLACIÓN ES ENTRAR EN COMUNIÓN ÍNTIMA
CON EL ESPÍRITU SANTO

¿Para qué? Para dejar que Dios te muestre todo lo que le estorba a Él.

“Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo
profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre
que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”
1 Corintios 2:10-11 RV60

Se trata de “entrar en una revisión total” durante un período largo (semanas). Ese
análisis lo hace el Espíritu Santo.

“Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón”


Salmo 26:2 RV60
3. LA VERDADERA HUMILLACIÓN ES MORIR A UNO
MISMO

Para que Dios te desnude y te muestre todo lo torcido que está


guardado subliminalmente en tu personalidad, temperamento,
carácter, cultura, estilo de vida, etc.

“¿Quién podrá entender sus propios errores?


Líbrame de los que me son ocultos”
Salmo 19:12 RV60
4. LA VERDADERA HUMILLACIÓN ES RADICAL

Si no hay una decisión radical, no puede haber


una profunda humillación. Hay que meterse
con Dios sin mirarse a uno mismo, sin que nos
pese.
5. LA VERDADERA HUMILLACIÓN ES
TRANSPARENTE, SIN CÁLCULOS NI INTERESES

No se busca proteger la imagen. Te lleva a confesar


aquello que nunca te animaste a decir, porque la
humillación le ganó a la imagen que tanto se trabajó.
Ahora lo que más interesa es terminar bien el proceso que
el Señor comenzó. ¡Lo que importa es el testimonio de
Dios en ti!
APLICACIÓN PRÁCTICA

1. ¿Puedes derramar tu corazón delante de Dios? Cuando te acercas al Señor, ¿qué buscas?
2. ¿Hay algo que te está generando culpa o malestar interno? Al respecto, ¿cómo puedes pasar del
remordimiento al arrepentimiento?
3. Cuando le pides perdón a Dios, ¿buscas tener tu conciencia tranquila o estar en paz y comunión con Él?
4. Cuando cometiste pecados graves, ¿fuiste capaz de someterte a tus líderes? ¿Qué es lo que más te
interesaba con ese proceso?
5. ¿Alguna vez cuidaste tu imagen pública por encima de los intereses de Dios e incluso del mismo Señor?
6. En este último mes, ¿le pediste al Espíritu Santo que te escudriñe, que te muestre todo lo torcido que hay en
ti?

ORACIÓN
Para que el Espíritu Santo nos ayude a discernir entre el remordimiento y el arrepentimiento que, de verdad, nos
acercará a Dios.

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