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El particionamiento de una red de agua (PRA), como sinónimo de división en distritos hidrométricos (DHMs), es
una metodología de gestión importante que se ha aplicado en muchos países alrededor del mundo. Una variante
de PRA, aplicable a redes con múltiples fuentes, consiste en dividir el sistema de agua en distritos
independientes, cada uno de ellos alimentado por su fuente de agua (o fuentes de agua) sin conexiones a otros
distritos con el fin de lograr sectores de suministro independiente (Tzatchkov et al. 2006; Di Nardo et al. 2011 b;
Di Nardo et al. 2013), o para mejorar la protección de la red (Graymann et al. 2009; Di Nardo et al. 2011 a) En
este caso el PRA, se puede nombrar sectorización por fuente (SF) y los distritos, distritos hidrométricos
independientes o distritos hidrométricos aislados (i-DHMs)
Los i-DHMs facilitan las acciones que deben tomarse para mejorar el control y la gestión de aspectos
importantes de la distribución de agua, tales como la calidad de agua (sin mezcla de agua de diferentes fuentes),
y la definición de la intensidad y la distribución espacial y temporal de las fugas. Estas acciones pueden incluir:
a) Eficiencia hidráulica y agua no facturada.
b) Curva de variación de la demanda de agua, y de manera especial el gasto nocturno.
c) Detección de fugas, por análisis de la evolución del gasto nocturno.
Ejecución
3. Aislar físicamente los DHMs
4. Construir las estaciones de medición de caudal de entrada de los DHM
5. Vinculación predio – contrato.
6. Elaborar un balance de agua en cada DHM
7. Detectar, medir, cuantificar y reducir fugas en DHM
8. Cuantificar los logros y beneficios.
Las fugas en tuberías y accesorios se relacionan con fugas en orificios. Sin embargo, cada tipo de fuga
presenta una ecuación potencial en la cual varían los exponentes y los coeficientes de descarga, según el
tipo de falla. También se conoce que el caudal de fuga generalmente está relacionado con el área de la
falla; pero, muchas veces no es posible determinar este componente geométrico, razón por la cual la
ecuación para el cálculo del caudal de fuga debe relacionarse con variables conocidas en la práctica como
el diámetro de las tuberías o las longitudes de cada falla.
Frecuentemente, es necesario determinar en forma cuantitativa el nivel de pérdida (fuga) en una instalación
interna de gas natural. Esto es particularmente cierto en los casos donde se sospecha que se ha producido
un accidente por un escape de gas. Por lo tanto, resulta de suma importancia disponer de procedimientos
simples y confiables para caracterizar el nivel de dichas pérdidas. Una dificultad adicional que
frecuentemente se presenta en estas situaciones, es el hecho de que a menudo no se conoce el volumen
asociado a la red interna y los planos de la misma no están disponibles o no son confiables.
Las características plásticas de las tuberías de PVC inducen a una dependencia entre el área de una falla
longitudinal, el diámetro o el espesor de la tubería, y la presión. Al incrementar el diámetro de la tubería,
con un RDE constante, el caudal de fuga disminuye debido a que el espesor de la pared de la tubería es
mayor, dificultando el aumento del ancho de la falla en función de la presión.
Las fallas en conexiones domiciliarias tienden a comportarse como un orificio estrangulado por el collar
de derivación. Sin embargo, aunque esto implique un menor caudal de fuga en comparación a un orificio,
la presencia de muchas de estas fallas en una red de distribución de agua potable significa una pérdida
considerable de agua y de dinero.
Las fugas en uniones de tuberías presentan una tendencia a comportarse como un orificio en un embalse;
sin embargo, la relación entre la presión y el caudal de fuga presenta un exponente superior a 0.5
en la mayoría de los casos. Las ecuaciones de fugas presentadas por la ausencia de empaque tienen un
exponente mayor que uno, debido al gran caudal que puede salir por esta falla.
El comportamiento hidráulico de las fallas en tuberías de agua potable es un horizonte que debe ser
explorado para tener un conocimiento más claro de la hidráulica de las redes bajo ambiente de fugas.
Existe un método de determinación de fugas que se basa en el uso de sensores de presión que pueden ser
conectados a sistemas automáticos de toma de datos, ya sea por computadoras o data logers. Esta técnica
de medición permite seguir la evolución temporal de la presión en intervalos de tiempos muy cortos,
prácticamente imposible de seguir con un instrumento de lectura tradicional. Por lo tanto conectando estos
sistemas de medición a un recinto aislado y presurizado, que posee una fuga, es posible determinar la
variación de la presión en el tiempo con mucha precisión.
Sin embargo existen 6 maneras más utilizadas para determinar el nivel de fugas
1. Medir el Caudal
Evidentemente, las fugas provocan pérdidas de agua, es decir, pérdidas de caudal. Por tanto, si se tiene
instalado en las válvulas o juntas caudalímetros con capacidad de transmitir las medidas, se podrá
comparar si los caudales de entrada y los de salida de cada segmento coinciden. Si no fuera así, se sabrá
en qué tramo de la red existe una fuga.
2. Medir la presión
Una fuga también provoca que el agua que circula por un tramo pierda presión, por tanto, de la misma
manera que la medida del caudal, medir la caída de presión entre los extremos de un segmento puede
indicar pérdidas dentro de éste. Del mismo modo, no solo es necesario un dispositivo con la capacidad de
medir y almacenar los datos de la presión, sino también de poder transmitir esos datos. La ventaja respecto
a la medida de caudal, es que la instrumentación necesaria es más sencilla y, por tanto, más barata.
3. Medir el ruido
Cuando agua a alta presión sale por una grieta o junta de una tubería, genera ruido por el choque del agua
con el material que le rodea. Utilizar un equipo móvil de micrófonos puede ser muy útil para encontrar el
punto exacto de una fuga, ahora bien, no suele ser un método muy efectivo como monitorización continua
ya que es un método bastante caro porque la tecnología necesaria para identificar ruidos provenientes de la
tubería y no del entorno, no es sencilla.
4. Medir la vibración
Una fuga no solamente provoca ruido, la presión con la que sale el agua hace que la tubería tiemble
considerablemente. Medir el nivel de vibración en los extremos de los tramos también marca si ha ocurrido
una fuga. Como punto a favor de este método de medición solamente se necesita un punto de
monitorización ya que no calcula un diferencial.
5. Visión termográfica
Similar a la medición de ruido, es una tecnología muy útil para encontrar el punto concreto donde está
ocurriendo una fuga en una tubería, pero no tan idóneo para monitorización constante por el precio de esta
solución. Por ejemplo, es muy utilizado en fontanería doméstica para ver un edificio en qué punto concreto
está ocurriendo la pérdida de agua.
Ahora bien, hay que ser consciente que en la inmensa mayoría de los más de 256.000 km de tuberías de
abastecimiento y cerca de 144.000 km de tuberías de redes de saneamiento (INE, 2016), no llega el
suministro eléctrico. Por ello, el equipamiento necesario para poder monitorizar las posibles fugas, debe ser
capaz de trabajar con baterías, de manera georeferenciada y con capacidad de entender la lectura para
actuar de una manera u otra – dos ejemplos con enfoques diferentes podrían ser LK Remote Nano o LK IoT
Wavelet.