Está en la página 1de 8

UNA BENDICIÓN COMPLETA

Josué 15:19
En el contexto de la repartición y conquista de la tierra
prometida, nos encontramos aquí con la conquista de
Hebrón, Debir y sus alrededores por parte de Caleb de
la tribu de Judá.

Recordaremos que ese Caleb fue el mismo quien fue a


la misión de los doce espías a reconocer la tierra y quien
junto con Josué trajeron un informe realista pero
positivo; mientras que los otros diez espías dieron un
informe negativo que hizo desalentar y murmurar al
pueblo y por cuyo motivo Dios los puso a vagar por el
desierto durante cuarenta años. Solamente ingresaron a
la tierra prometida, Josué y Caleb.
En el desarrollo de la conquista del
territorio que finalmente recibe de manos
de Josué, Caleb anima a alguien que
quiera tomar en su nombre la población
de Quiriat-sefer, con la motivación
adicional de entregarle su hija Acsa por
mujer. Otoniel su sobrino toma la ciudad,
y a cambio recibe a su prima Acsa por
mujer.
Y aconteció que cuando la llevaba, él la
persuadió que pidiese a su padre tierras
para labrar. Ella entonces se apeó del
asno. Y Caleb le dijo: ¿Qué tienes?

Y ella respondió: Dame bendición: pues


que me has dado tierra de secadal, dame
también fuentes de aguas. El entonces le
dió las fuentes de arriba, y las de abajo.
Josué 15:18-19
Ante tal petición, Caleb, comprende la necesidad
del matrimonio de su hija, y le concede no solo
una fuente, sino dos tipos de fuentes: Las fuentes
de arriba y las fuentes de abajo.

Las fuentes de arriba son las que producen agua


fresca, muy buena para el consumo humano, y las
de abajo producen agua tibia para el ganado y para
los cultivos.

La bendición fue completa: tierras y luego agua de


las fuentes de arriba y abajo.
Caleb no dudo en darle tierra, luego fuentes de abajo y posteriormente fuentes de
arriba a su hija, porque la amaba, por que deseaba que su hija tuviera una vida
digna y prospera.
El resultado de esas fuentes en el desierto del Neguev es descrito en el Salmo
126
“Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, seremos como los que
sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza;
entonces dirán entre las naciones: grandes cosas ha hecho Jehová con éstos.
Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estaremos alegres. Haz volver
nuestra cautividad, Oh Jehová, como los arroyos del Neguev.
Hasta los días actuales el Neguev no es un desierto común. Por los torrentes
que lo impregnan, este es un lugar fructífero y florido. Con la bendición de Dios
que envía lluvia a su debido tiempo, su aridez se transforma en alegría. Por eso,
él es un símbolo de esperanza y consuelo para aquellos que esperan un milagro
de parte del Señor.
Espiritualmente, los cristianos, en muchos
casos, sentimos que únicamente tenemos una
parte, quizás únicamente la tierra, sin agua.

Necesitamos tener la convicción de que somos


hijos del Dios altísimo y que nuestro Padre es
capaz de suplir cada una de nuestras
necesidades y que ya nos ha bendecido con
todo lo que necesitamos (Ga 4:6-7; Ef 1:3).
Esa es la misma fuente,
donde Abraham, encontró a
Dios en el desierto; también
Moisés y Jacob, y una vez
preparados, Dios les dio de
las fuentes de arriba, de las
aguas frescas, las que dan
vida y las que prosperan.

Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de


vosotros. 1 Pedro 5:7.

También podría gustarte