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EN LA PIEL DEL OTRO

Eloy Roy
OREMOS:
 Si Israel se metiera un poco en la piel de los palestinos y
los palestinos en la piel de los israelíes, en seguida se haría
la paz.

 Si las Iglesias hicieran lo mismo entre ellas, muchas


murallas se vendrían abajo, y todas ellas llegarían a ser una
gran fuente de inspiración para el mundo.
 Si los empresarios se metieran en la piel de sus empleados
y los empleados en la de sus patrones, habría menos
huelgas y nadie lloraría.

 Si el varón se acostumbrara a ponerse en el lugar de la


mujer y la mujer en el del varón, la vida sería más linda en
las casas, y así por todo el planeta.
 Si simplemente nos habláramos intentando
sinceramente ponernos en la piel del otro, nos
comprenderíamos mejor y, quién sabe, tal vez
acabaríamos amándonos.

 Cada vez que uno espera que el otro dé el primer


paso, se hace mal a sí mismo, y cada vez que
uno se preocupa primero por ser comprendido
antes que comprender, se equivoca.
 Los psicólogos llaman al hecho de meterse
en la piel del otro "tener empatía".

 Dios se metió en nuestra piel, y esto ha sido


la Encarnación hasta el extremo de la cruz;
ahora Él espera que nosotros también nos
metamos en su piel hasta el extremo de
amar al mundo como Él lo amó.
 Los misioneros hicieron generalmente grandes cosas,
muchas absolutamente magníficas, otras tristes hasta llorar.
Cada vez que se equivocaron fue porque se olvidaron de
meterse en la piel de los pueblos que buscaban iluminar.
Hoy la misión consiste en recuperar el tiempo perdido.
 Antes de decidir lo que sería bueno para los pobres, para las
personas homosexuales, para aquellas que se hacen abortos o
aquellos que reclaman la eutanasia, haría falta conocer al menos
una de estas personas y escucharla profundamente. Al final, quizás
uno se preguntaría si verdaderamente tiene derecho a decidir por
ellas.
 Con el Samaritano que desciende de su
montura, toma al herido en sus brazos y
lo pone en su burro, Jesús nos enseña a
no mirar al otro desde arriba, desde
nuestra suficiencia, sino a descender de
nuestra torre, a hacernos cercanos del
otro, a alzarlo a nuestro mismo lugar y a
caminar sencillamente a su lado. Lo
mismo con los ateos, con personas de
otras religiones y con todo el mundo.
 Se buscan toda clase de espiritualidades. Ponerse en el
lugar del otro, meterse en su piel, es una de ellas. Se le
llama la espiritualidad de la encarnación. Ésa fue la
espiritualidad de Jesús.
SIGAMOS REFLEXIONANDO:
 ¿Con qué actitudes, sentimientos, emociones me acerco a las
personas con quienes voy a compartir un momento?
 ¿Soy consciente de mi situación personal?
 ¿Percibo o intuyo un poco en qué situación están las personas con
quienes comparto?
 ¿Descubro a Jesús acompañándome en ese momento?
 ¿Hay coherencia en mi vida con lo que vivo y con lo que predico?

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