Está en la página 1de 14

¿Porqué creen ustedes

que este nuevo


personaje que
conoceremos
se llama la señorita S,
S
señorita del silencio?

¿Qué habrá pasado en el


País de las Letras para que
ella tuviera un cargo así?

¿Quieren saber?....
Un día llegó un circo al País de las Letras.
Verán ustedes lo que pasó: el primer día fue gente a ver la función, pero no
demasiada, los del circo pensaron: “Mañana, cuando se enteren de lo
bonito que es, vendrá todo el mundo”.
Pero al día siguiente fue menos gente que el primer día.
Al tercer día, menos aún, y así siguieron durante tres o cuatro días.
El director del circo pensaba:
“Ésta es mi ruina, no saco dinero ni para dar de comer a los leones.
Organizaremos un desfile y así todo el mundo sabrá cuántas cosas
divertidas tenemos y vendrán a vernos”.
Así se hizo, y organizaron un gran desfile, lleno de color y de música.
Las trompetas iban delante: ¡tararíii, tararíii!; seguían los tambores
¡pon…pon…porrorron, pon…pon!; detrás, los platillos:¡chíiin…chíiin…
chíiin…!
Como si no tocaran bastante fuerte, un empleado del circo,
vestido de manera extravagante, gritaba todo lo que podía, diciendo:
“Vengan, señores, vengan a ver el maravilloso circo Rojo-Azul. Podrán
contemplar leones, tigres, elefantes gigantescos, focas amaestradas, perros
equilibristas, divertidos payasos, arriesgados trapecistas. Lo mejor del
mundo entero. ¡Vengan, señores, vengan!”

Y otra vez las trompetas,


los tambores, los platillos y
los rugidos de las fieras.
A eso se unió el griterío de
la gente que acudía a
presenciar el desfile…
¡Aquello era como una casa
de locos!
¡No había quién lo
soportase!
El rey U estaba en su despacho leyendo el periódico.
Al oír la primera trompeta, se llevó tal susto
que se le cayeron el periódico y las gafas y,
con el sobresalto, se dio un golpe con la mesa.
Cuando reaccionó, salió disparado diciendo: “¿Qué sucede?...
¿Se hunde el palacio?...¿Vienen los gigantes?”.
Le explicaron que era un desfile del circo
y entonces se enfadó muchísimo y preguntó:
“¿Quién les ha dado permiso para armar tanto jaleo mientras la
gente trabajaba? ¿O acaso no saben lo difícil que es trabajar si no
hay silencio?
¡Que callen inmediatamente!”
Pero, como nadie
le oía con el ruido,
tuvo que esperar a
que terminase el desfile
para poder encontrar una
solución a este nuevo
problema.

Pidió que todas las


personas de su reino
fuesen al palacio para
averiguar quién podía
hacer mejor el trabajo
de guardián del silencio.

Para esto necesitaba


oírles hablar.
Todos llegaron
puntuales y, después
de escucharlos, el rey dijo:

“La señorita S será


desde hoy responsable
del silencio. Ella vigilará
para que no haya
ningún ruido mientras
se hace el trabajo
importante, porque,
en realidad, cuando
habla ya está
mandando a callar.

Fijénse: ssssss….sssss….
Además, se pondrá un dedo en la
boca; así, si alguien no
la oye, la verá”.
Mandó que lo
pregonasen para
cada rincón del país.

Toda la gente,
y también los que
venían con el circo decían:

“¡Qué importante es el trabajo


de la señorita S!.
S
Le obedeceremos siempre que
nos mande a callar.”

Desde aquel día


había tanta tranquilidad y
silencio que todos
trabajaban mucho y bien.
Los reyes mandaron a la señorita S
para felicitarla e invitarla a ir de paseo con la Familia Real.
Ella se alegró un montón y le pareció muy
divertido cuando a la princesa i la cogió de la
mano y se oyó que las dos juntas decían : ¡Sí!
Luego, con la O, ¡SO!,
SO y los caballos
se pararon inmediatamente.
Por turno, todos se fueron colocando muy
contentos junto a la señorita S y decían: sa…
sa se…
se si…
si so…
so su.
su
¿Qué podemos decir con ellos?
Sapo…sube…saca…oso…sello y muchas palabras más…
¡Qué divertido es!
Algún tiempo después,
la señorita S se puso
enferma con dolor
de cabeza y tuvo que
quedarse en cama.

¿Será posible que vuelvan el


ruido y el jaleo?

¿Quién mandará a
callar ahora si no puede
hacerlo ella?

Otro día se los contaré.

También podría gustarte