Está en la página 1de 9

EL MAL

CUESTIO
NA
La idea del mal que cada uno tenga depende el concepto de sí
mismo, de su dignidad y de su aspiración a la felicidad, objetivo del que nadie
reniega en principio. Es bueno sacar al mal del bloqueo intelectual en el que lo
mantienen el miedo, la pereza y la ignorancia. En siglo XXI sigue persistiendo la
escandalosa hipótesis del mal en el mundo. Es un pendiente antiguo de
resolver.
Todos hemos sido afectados por el mal. Es como una dolorosa enfermedad
universal sin tratamiento, una fuerza invisible detrás de los acontecimientos
más atroces de la historia, la fuente de los problemas más graves en la
sociedad, como la pobreza y la violencia, hasta las «pequeñas» dificultades
que padecemos todos como el engaño y la indiferencia.

Lo vemos claramente en los demás, pero a veces somos ciegos para verlo
dentro de nosotros. Sin embargo, se glorifica en la cultura popular como si
fuera algo mágico, la entrada principal a los placeres secretos más deliciosos,
quizás por ser prohibidos. Cuando sirve a tu favor, es un juego de niños. Pero
cuando eres la victima, es un arma masiva de destrucción.
En el principio el mal no existía. Toda la
creación, incluso los seres humanos, era muy
buena. la creación está llena de la presencia
de Dios y reflejaba la belleza y bondad de su
creador. Quizás sea sorprendente, pero el
mundo, según la Biblia, es bueno y libre de
maldad. Entonces, ¿cómo se quebró nuestro
mundo? 
Dios nos da una alternativa legítima. Nos da la
libertad de elegir entre amarlo a él o amar
cualquier otra cosa que pretende tomar el
lugar de Dios. Entonces, ¿cuál es el origen del
mal? En gran parte, viene del libre albedrío de
los seres humanos para hacer bien o hacer
mal, para confiar en Dios o confiar en nosotros
mismos. Y siempre cuando elegimos lo
segundo resulta en muerte, sufrimiento, y
destrucción. 
Adán y Eva parecen ser víctimas de la
travesura o pura maldad de un tercero, una
criatura «astuta» que más adelante se
conocerá como «el diablo» o «Satanás»
(Apocalipsis 12:9). ¿De dónde viene este
malhechor y qué parte tiene en el mal que
existe en el mundo?

Lo que sí afirma la Biblia acerca de estos


espíritus es por lo menos que existen
(Santiago 2:19), que quieren destruir a los
hijos de Dios (1 Pedro 5:8-9; Apocalipsis
12:17), que ejercen poder sobre los seres
humanos que buscan rebelarse a Dios
(Efesios 2:2), que pueden ser vencidos por
los hijos de Dios (Efesios 6:11), y que al
final serán derrotados por Dios y lanzados
al lago de fuego (Apocalipsis 20:10).  
Hemos visto dos fuentes del mal que hay en el mundo, la rebelión de los seres
humanos (representado por el árbol) y las influencias de las fuerzas malvadas
(representadas por la serpiente). Pero más allá de eso, la Biblia también nos
revela que el mal no solamente nace de las decisiones de los seres humanos,
sino que existe otro poder que nos afecta a todos y que nos lleva a tomar esas
malas decisiones. Se llama pecado, y vive dentro de cada ser humano
dándonos una inclinación hacia el mal sin destruir nuestra capacidad para hacer
bien. En Génesis 4 aparece como un león.

Poco tiempo después del primer pecado, Dios expulsa a Adán y Eva del jardín
del Edén y conocemos a la segunda generación de seres humanos, Caín y Abel.
Resulta que un día Caín y Abel ofrecieron sacrificios al Señor, y el Señor aceptó
el sacrificio de Abel, pero rechazó la ofrenda de Caín. Al ver que su ofrenda fue
rechazada por Dios, Caín se enojó mucho y el Señor se le apareció y le
dijo, «¿Por qué estás tan enojado? . . . El pecado está a la puerta, al acecho y
ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo»
En resumen, esta es la doctrina bíblica del pecado en su forma
más simple. El pecado no es solamente el resultado de nuestras
malas decisiones (cometí un pecado), sino que es un poder, una
enfermedad, un león feroz que vive en nosotros, contra el que
luchamos diariamente, y que nos lleva a pecar de miles de
maneras. «Todos han pecado», dijo Pablo, «y están privados de
la gloria de Dios» (Romanos 3:23).

La existencia del pecado explica porque todos nos rebelamos


contra Dios, incluso cuando no sabemos por que y cuando
quisiéramos actuar de otra forma (Romanos 7), y por lo tanto,
por que el mundo está tan lleno de tanta maldad.
CONCLUSIÓN
La causa de la gran parte del mal que vemos y sufrimos en el mundo
somos todos nosotros cuando elegimos seguir nuestros propios deseos y
caprichos en vez de someternos a la voluntad de Dios.

Nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra


autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas,
contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales» (Efesios
6:11-12). 

Por último, sería un error hablar del mal y del diablo sin hablar de él que
los ha derrotado. La respuesta más poderosa y eficaz que Dios nos da
frente el problema del mal es la vida, muerte, y resurrección de su hijo,
Jesucristo. Dios no solamente nos rescató del mal y el sufrimiento de este
mundo, bajó del cielo para sufrir con nosotros en la persona de Jesús. En
la cruz, Jesús recibió el golpe más fuerte del mal, la muerte, y la venció el
tercer día por su resurrección.
Tarea para la próxima clase, contestar estas preguntas según
entendiste el tema y entregarlas en una hoja (tarea en físico,
salón de clases). Id, nombre y sección.

1. ¿Cuál es el origen del mal?


2. ¿Cómo entendemos su presencia en la vida cotidiana?
3. ¿Quién o qué es el diablo, y qué papel juega él en el drama
continuo del mal?
4. ¿Cuál es la solución para este problema?

También podría gustarte