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Síntesis de los Evangelios

 Evangelios y evangelistas.
 Tradicionalmente, los autores de los cuatro primeros libros del NT reciben el nombre de
“evangelistas”, título que en la iglesia primitiva correspondía a las personas a quienes, de modo
específico, se confiaba la función de anunciar la buena noticia de Jesucristo (Hch 21.8; Ef. 4.11; 2 Ti
4.5. Hch 8.12, 40).
 Durante los años siguientes a la ascensión del Señor, la predicación apostólica fue sobre todo verbal,
como vemos por la lectura de Hechos. Más tarde, cuando empezaron a desaparecer aquellos que
habían conocido a Jesús en persona, la iglesia sintió la necesidad de fijar por escrito la memoria de las
palabras que le habían oído pronunciar y de los actos que de él habían presenciado. Durante cierto
tiempo, circularon por aquel entonces entre las comunidades cristianas numerosos textos referentes a
Jesús, que en la mayoría de los casos eran simples apuntes dispersos y sin conexión. Sin embargo, a
pesar de su carácter fragmentario, aquellos breves relatos representaron el paso de la tradición oral a
la escrita, paso que presidió el nacimiento de nuestros cuatro evangelios.
 El propósito principal de los evangelistas no fue ofrecer una historia detallada de las circunstancias
que rodearon la vida de nuestro Señor, y de los eventos que la enmarcaron; tampoco se proponían
reproducir al pie de la letra sus discursos y enseñanzas, ni sus discusiones con las autoridades
religiosas judías. En consecuencia, hay muchos datos relativos al hombre Jesús de Nazaret que nunca
nos serán conocidos; aunque, por otro lado, no cabe duda de que ya Dios ha revelado por medio de
los evangelistas (Jn. 20.30; 21.25) todo los que no debemos ignorar. En realidad, ellos no escribieron
para transmitir una cabal información de género biográfico, sino, como dice Juan, «para que creáis
que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre» (20.31).
 La obra de los evangelistas se nutrió especialmente de los recuerdos que, en relación con el Señor, se
guardaban en el seno de la iglesia como un depósito precioso. Esos recuerdos se trasmitían en el culto,
en la enseñanza y en la actividad misionera; esto es, en la predicación oral, que durante largos años y
con perspectiva escatológica fue el medio idóneo para revivir, desde la fe y en beneficio de la fe, el
acontecimiento fundamental de Cristo resucitado.
 Vigencia y actualidad de los evangelios. Para la comunidad cristiana, el valor de los evangelios es
insustituible y permanente; ocupan un lugar único, tanto en el ámbito general de la iglesia como en el
particular de la devoción privada. Los evangelios son el solo canal que conduce al conocimiento de
nuestro Señor Jesucristo, pues no existe ningún otro documento que, en realidad, le haga presente.
Además, ponen de manifiesto cómo el Espíritu Santo inspiró en los evangelistas la buena noticia de la
salvación, para que ellos, a su vez, la proclamaran con su propia voz, humilde y sencilla, pero llamada
a hacer llegar la palabra de Dios a toda la humanidad.
 EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO.
 A.- AUTOR Y OBJETO DEL EVANGELIO. Con notable unanimidad, la tradición de la iglesia ha
atribuido desde el Siglo Segundo (II), la composición de este evangelio a Mateo el publicano (9.9;
10.3), llamado también Leví, hijo de Alfeo (Mc 2.14; Lc 5.27), el recaudador de tributos públicos a
quien Jesús llamó y unió al grupo de sus discípulos (10.1–4; Mc 3.13–19; Lc 6.13–16). Se ha dicho
que Mateo (=Mt) es por excelencia el evangelio de la iglesia. Escrito para instruir acerca de Jesucristo
al nuevo pueblo de Dios, se ofrece ante el lector como un texto de estructura básicamente didáctica.
 B.- CARACTERÍSTICAS TEOLOGICAS Y LITERARIAS.
Mateo nos presenta a Jesús en dos formas:
 1. Narrativa:
 Es evidente que Mateo está más interesado en recopilar y presentar en su obra el pensamiento de
Jesús que en dotarla de un contenido puramente narrativo. La Consecuencia de este enfoque es que el
evangelista nos haya transmitido un enriquecedor cuadro de la Cristología de la iglesia primitiva,
cuadro que podría resumirse en cuatro puntos fundamentales:
 a.- Jesús de Nazaret: El Hijo de Dios, es el Mesías esperado por el pueblo judío.
 b.- En Jesús: Descendiente de David (1.6; 20.30–31; 21.9), se cumplen las profecías mesiánicas del
AT.
 c.- El Pueblo Judío: No llegó a comprender cabalmente la categoría espiritual ni la profundidad de la
obra realizada por Jesús en obediencia perfecta a la voluntad de Dios.
 d.- El Rechazo de Jesús, el Cristo: El rechazo por parte del judaísmo palestino, proyectó el mensaje
evangélico al mundo gentil, revelando de ese modo su sentido universal. Rasgo característico de este
primer evangelio es su continua referencia al AT, con el objeto de demostrar que las Escrituras tienen
su pleno cumplimiento en Jesús (1.22–23; 2.15,17–18,23; 4.14–16; 8.17; 12.17–21; 13.35; 21.4–5;
27.9–10). Mateo, más que Marcos y Lucas, prodiga las citas de la Ley y los Profetas (5.17,18; 7.12;
11.13; 22.40) y, con frecuencia, da fe de tradiciones y prácticas religiosas judías vigentes en la época
(15.2; 23.5,16–23).
 2.- Interprete:
 También nos presenta Mateo a Jesús como el intérprete infalible de las Escrituras. Él es el Maestro sin
igual, que desde la verdad y la autenticidad descubre lo falso de ciertas actitudes humanas
aparentemente piadosas, pero en realidad llenas de avidez por recibir el público aplauso (6.1).
Recuérdese al respecto la crítica de Jesús al reparto de limosnas a toque de trompeta (6.2–4), a la
engreída ostentación de las oraciones callejeras (6.5–8; 23.14) y a la hipocresía de los ayunos
practicados con el afán primordial de impresionar a la gente (6.16–18). Especialmente interesante es el
tratamiento que Mateo da al aspecto pedagógico de la actividad de Jesús. Mientras que Marcos y
Lucas asocian las palabras del Señor a la ocasión en que fueron pronunciadas, Mateo las dispone de
modo ordenado. A menudo las reúne en amplias unidades discursivas, compuestas con objeto de
ayudar a los creyentes a aprenderlas de memoria. Cinco de ellas, muy conocidas, se destacan por su
extensión:
 a.- El sermón del monte 5.3–7.27
 b.- El apostolado cristiano 10.5–42
 c.- El reino de los cielos 13.3–52
 d.- La vida de la comunidad cristiana 18.3–35
 e.- El final de los tiempos 24.4–25.46
 Estos sermones o discursos aparecen en el evangelio precedidos y seguidos por determinadas fórmulas
literarias que sirven de marco dramático a cada composición (5.1–2 y 7.28–29; 10.5 y 11.1; 13.3 y
 Por otra parte, no son estos los únicos discursos. Mateo contiene muchas otras enseñanzas y exhortaciones de
Jesús a sus discípulos (8.20–22; 11.7–19,27–30; 12.48–50; 16.24–28; 22.37–40), así como amonestaciones
dirigidas a escribas y fariseos (22.18–21; 23.1–36) o incluso a Jerusalén (23.37–38) y a algunas ciudades de
Galilea (11.20–24). El tema predominante en la predicación del Señor es el reino de Dios (9.35),
generalmente designado en este evangelio como «reino de los cielos» y contemplado en su doble realidad
presente (4.17; 12.28) y futura (16.28). La proclamación de la proximidad del reino es también el anuncio
que Jesús encarga a sus discípulos (10.7), a quienes, después de resucitado, les prometerá su presencia
permanente en medio de ellos: «He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo»
(28.20). Mateo escribe su obra siguiendo, en líneas generales, el esquema de Marcos, aun cuando a cada paso
pone su sello personal en los textos que redacta. En cuanto a los materiales narrativos utilizados, si bien
muchos son comunes a Marcos y Lucas, hay alrededor de una cuarta parte que aporta Mateo de manera
exclusiva. Los relatos de Mateo, más concisos que los de Marcos, son de un estilo severo y pulcro, y
mantienen cierto tono ceremonial que induce a pensar en un escritor de formación rabínica. A ello contribuye
la presencia en el texto de no escasos elementos literarios que son típicamente hebreos.
 C.- LENGUA, TIEMPO Y LUGAR DE COMPOSICIÓN: Este evangelio, como todos los libros del NT,
ha llegado a nosotros en lengua griega. Desde los primeros siglos de la vida de la iglesia, se viene discutiendo
la posibilidad de que hubiera sido redactado inicialmente en Arameo y traducido más tarde al griego; pero no
hay constancia histórica alguna de que esto haya sido así. Lo cierto es que el texto griego de Mateo es el
único que se conoce. Sin embargo, dados los abundantes giros semíticos que hay en él, debió haber sido su
autor que fue un judío cristiano que escribió para lectores igualmente de origen judío, pero de habla griega.
Respecto al lugar y tiempo de composición del evangelio, no es posible fijarlos con exactitud. Muchos
piensan que pudo haber sido escrito en tierras de Siria, quizás en Antioquía, después que los ejércitos
romanos destruyeran Jerusalén en el año 70.
 Esquema del contenido:
 1. Infancia de Jesús (1.1–2.23)
a.- Genealogía de Jesucristo (1.1–17)
b.- Nacimiento e infancia de Jesús (1.18–2.23)
 2. Comienzo del ministerio de Jesús (3.1–4.11)
a.- Predicación de Juan el Bautista (3.1–12)
b.- Antecedentes del ministerio de Jesús (3.13–4.11)
 3. Ministerio de Jesús en Galilea (4.12–13.58)
a.- Comienzo del ministerio (4.12–25)
b.- El sermón del monte (5.1–7.29)
c.- Actividades de Jesús (8.1–9.38)
d.- Instrucción a los apóstoles (10.1–11.1)
e.- Actividades de Jesús (11.2–12.50)
f.- Las parábolas del reino (13.1–58)
 4. Ministerio de Jesús en diversas regiones (14.1–20.34)
a.- Actividades de Jesús (14.1–17.27)
b.- Sermón sobre la vida de la comunidad (18.1–35)
c.- Actividades de Jesús (19.1–20.34)
 5. Jesús en Jerusalén: semana de la pasión (21.1–28.20)
a.- Actividades de Jesús (21.1–23.39)
b.- Sermón sobre el final de los tiempos (24.1–25.46)
c.- Pasión, muerte y resurrección (26.1–28.20)

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