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El cuento trata sobre un niño que aprende que su cuerpo le pertenece solo a él. Al principio, cuando era un bebé, dependía de los demás para todo, pero a medida que creció ganó más control sobre su cuerpo. Aunque a veces le gustan las muestras de afecto, tiene derecho a establecer límites y decir "no" cuando algo lo hace sentir incómodo u obligado a hacer algo que no quiere. El mensaje principal es que cada niño es dueño de su propio cuerpo.
El cuento trata sobre un niño que aprende que su cuerpo le pertenece solo a él. Al principio, cuando era un bebé, dependía de los demás para todo, pero a medida que creció ganó más control sobre su cuerpo. Aunque a veces le gustan las muestras de afecto, tiene derecho a establecer límites y decir "no" cuando algo lo hace sentir incómodo u obligado a hacer algo que no quiere. El mensaje principal es que cada niño es dueño de su propio cuerpo.
El cuento trata sobre un niño que aprende que su cuerpo le pertenece solo a él. Al principio, cuando era un bebé, dependía de los demás para todo, pero a medida que creció ganó más control sobre su cuerpo. Aunque a veces le gustan las muestras de afecto, tiene derecho a establecer límites y decir "no" cuando algo lo hace sentir incómodo u obligado a hacer algo que no quiere. El mensaje principal es que cada niño es dueño de su propio cuerpo.
Rosa Inés Colombo Hola este soy yo, y aunque me parezco un poco a mi mamá y a mi papá, yo soy yo. Cuando era bebé mi cuerpo era pequeño. No podía pararme solito. Tenían que hacerme upa todo el tiempo Después fui creciendo. Mi cuerpo se hizo más y más grande . Ya no uso más batitas de bebé, baberos, ni chupetes. Ya soy todo un chico grande. Me gusta como soy, me gusta mi cuerpo, porque es mío, MÍO solamente. A veces me gusta darle la mano a una niña que me gusta, a una amiga. Me pone contento. Todavía me gusta que me alcen, como cuanto papá me hace upa y estoy re-alto. O como cuando la tía me tenía en la falda y me decía algo lindo Estar con niños pequeños y darles la mano para jugar también es lindo. Me encanta las cosquillas en la panza. No paro de reírme. Pero a veces me pongo triste porque hay cosas que no me gusta que me hagan. No me gusta cuando las cosquillas son tan fuertes que me duelen y, aunque diga “basta”, no me escuchan y siguen molestándome. ¿Ves mi cara de enojado? Tampoco me gusta que me ensucien cuando me dan un beso, como cuando mi amiga toma un helado y no se limpia la boca. Odio cuando los perros me lamen la cara. No me gusta. También me molesta cuando las amigas de mi mamá, las tías o abuelas me aprietan fuerte los cachetes y me llenan de besos. Pero yo puedo decir “BASTA”. Puedo decir, por ejemplo: “No me hagas esto, no me gusta”. Tengo derecho porque después de todo MI CUERPO ME PERTENECE y YO DECIDO si quiero que me toquen. Puedo decirle a mi amiga “No me hagas cosquillas fuertes, no me gustan. Así no juego más”, aunque ella se enoje, no importa. Tengo derecho porque ES MÍ CUERPO. A veces no es una amiga o amigo el que molesta. A veces es una persona mayor que yo conozco. Pero, aunque me dé vergüenza o miedo, también a él puedo decirle “No me toques, que eso no me gusta”. Otras veces alguna persona mayor puede pedirme que lo toque de alguna manera que a mí me hace sentir incómodo. Es un momento confuso. No lo sé muy bien, pero esas caricias que me piden no me hacen sentir bueno, no me gusta hacerlas. Entonces, aunque esa persona se enoje, yo tengo el derecho de decir “NO” “No te toco ahí, eso no me gusta, no quiero hacerlo”. Acuérdate: nadie puede obligarte a tocar a otro de una manera que no te gusta. Tampoco tienes que dejarte tocar de una forma que te haga sentir mal. Tienes derecho a negarte porque TU CUERPO ES TUYO SOLAMENTE. Tú eres su DUEÑO. Tú eres quien puede elegir a quién quieres abrazar y cuándo hacerlo. No te olvides nunca que: “TU CUERPO TE PERTENECE SÓLO A TI, ES TUYO SOLAMENTE”.