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Concilio Vaticano

II

P ROPE DÉ UT I CO
B
Temas introductorios
• Convocatoria:

25 de enero de 1959 - Papa Juan XXIII

“Concilio ecuménico”: «La Iglesia católica considera deber suyo el esforzarse


diligentemente en realizar el gran misterio de la unidad por la que Jesucristo, poco antes de
su sacrificio, oró ardientemente al Padre celestial. Ella goza de esta apacible paz, porque se
siente íntimamente unida a esta oración de Cristo»

Papa Juan XXIII


Constitución apostólica Humanae salutis de 25 de
diciembre de 1961
Constitución apostólica de Juan XXIII convocando el Concilio Ecueménico Vaticano II, del 25 de Diciembre de 1961. En ella se determina
la decisión pontificia de celebrar tan magno acontecimiento, en parte justifica la convocatoria por las circunstancias del mundo moderno y
la necesidad de la Iglesia de actualizarse y servir a los hombres. (“íŠtre í  la page” habí­a dicho Pí­o XII; Juan XXIII preferí­a el término de
“aggionamento”)

Se dan dos motivos: las circunstancias del mundo han cambiado intensamente y piden luz nueva. Y los cambios exigen que la Iglesia
misma se actualice. Sin ello no podrá dar respuesta a los hombres de los tiempos presentes y de los inmediatos venideros.

Determinó la novedad del Concilio, que no serí­a continuidad del Concilio Vaticano I y tendrí­a su propia dinámica y reglamento. Anuncia
que el acontecimiento estaba ya preparado por los grupos y comisiones que ya habí­a trabajado. Señalaba las metas pastorales, y no
prioritariamente doctrinales, que deseaba el Papa que el Concilio siguiera.

Invitaba a los hermanos Orientales separados a una presencia activa con miras a lograr la unión de todos los cristianos, que muchos e ellos
también deseaban desde hací­a mucho tiempo.

Pedí­a muchas oraciones de todos los cristianos para que las luces divinas del Espí­ritu iluminara a todos los Obispos del mundo que con esta
Constitución oficialmente convocaba para el dí­a de San Pedro de 1962.
¿Qué significa Concilio Ecuménico?

Cuando hablamos de Concilio Ecuménico no debemos entender que fue un Concilio de


todos los cristianos como era al principio y hasta al siglo IX. Por eso las Iglesias ortodoxas
reconocen solamente como “ecuménicos” los primeros Concilios, donde estaban
representadas todas las comunidades cristianas. Ecuménico, referido a Concilio, significa
para nosotros que es un Concilio universal de la Iglesia católica. Tenemos la esperanza que,
si no es el próximo, tendremos muy pronto un Concilio verdaderamente ecuménico, es
decir, de todos los cristianos. Sin embargo, el Concilio Vaticano II fue un Concilio que ha
tenido un gran significado ecuménico como lo vamos a ver en seguida.
¿Por qué seguir hablando hoy del Concilio
vaticano II?
• El Concilio fue el empezar de una trasformación que continúa y que nos hace hoy obreros
de la misma trasformación. Por eso buscamos conocerlo un poquito más. Esto se llama,
en el lenguaje técnico, la recepción del Concilio: un trabajo que ciertamente no está
terminado y donde es necesario el compromiso de toda la Iglesia.

• El cardenal Newman después del Concilio Vaticano I decía: un Concilio no es nunca una
cosa cerrada. Un Concilio continúa con lo que suscita y así lleva a otras formulaciones y
otras precisiones el Concilio que sigue. En el mismo sentido vemos que muchas reformas
que el Concilio hizo están recibidas y la población católica general ya la vive como cosa
normal.
Palabras del Papa Juan XXIII en su apertura
• “La Iglesia católica estima, por lo tanto, como un deber suyo el trabajar con ahínco para
que se realice el gran misterio de aquella unidad que con ardiente plegaria invocó Jesús al
Padre celestial, estando inminente su sacrificio”.

11 de octubre 1962
Los documentos del Concilio
• Hay 16 documentos del Concilio: estos son una reflexión de toda la Iglesia sobre sí
misma a la luz de lo signos del tiempo.

• Hay 4 Constituciones: podemos decir que son la estructura de la Iglesia, sus columnas,
sus fundamentos:

1. La Palabra de Dios (Dei Verbum)

2. La Liturgia (Sacrosanctum Concilium)

3. El misterio, la identidad de la Iglesia (Lumen Gentium)

4. La misión de la Iglesia en el mundo (Gaudium et spes).


Los documentos del Concilio
• Hay tres Declaraciones que aclaran lo que el Concilio quiere expresar sobre tres
argumentos actuales:

1. La libertad religiosa (Dignitatis humanae)

2. La educación cristiana (Gravissimum educationis)

3. Las relaciones de la Iglesia con la religiones no cristianas (Nostra aetate)


Los documentos del Concilio
• Hay nueve Decretos que desarrollan algunos de los argumentos ya tratados en las cuatro
Constituciones que todavía tienen que ser más profundizados. Algunos se refieren a
distintas categorías del Pueblo de Dios:

1. Los obispos (Christus Dominus)

2. Los sacerdotes (Presbyterorum ordinis)

3. y la formación sacerdotal (Optatam totius)

4. Los religiosos (Perfectae caritatis)

5. Los fieles laicos (Apostolicam actuositatem).


Los documentos del Concilio
• Otros explican un poquito más la misión y la identidad de la Iglesia:

1. Y aquí se sitúa el decreto sobre el ecumenismo (Unitatis Redintegratio)

2. Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia (Ad gentes)

3. Sobre las Iglesias Orientales católicas (Orientalium Ecclesiarum)

4. Y al final hay un Decreto sobre los medios de la comunicación social (Inter mirifica)
¿Cómo era la Iglesia antes del Concilio?

• Antes del Vaticano II la misa se celebraba en latín, que nadie, además de los sacerdotes, entendía.

• El sacerdote daba la espalda a las personas durante la celebración.

• La Biblia era un objeto desconocido entre los fieles, prácticamente nadie la tenía en casa o era capaz de leerla.

• Los no católicos y las demás religiones no eran muy bien vistas.

• A los judíos se les consideraba hostiles y sospechosos, hasta que Juan XXIII pidió que ya no fueran llamados
“pérfidos” en una oración litúrgica.

• La mirada de esperanza sobre el mundo del Papa Roncalli todavía no había configurado con profundidad a la
Iglesia y la discusión teológica y cultural no estaba “de moda” entre el clero y los fieles. Las Iglesias del
tercer mundo y los pobres formaban parte del interés principal de la atención de la Iglesia de Roma.
¿Qué fue lo que cambió?
• Fue un Concilio Ecuménico; todos los obispos del mundo católico en el Vaticano, los “estados generales” de la Iglesia
ante el mundo moderno.

• Modeló a la Iglesia como la conocemos hoy y tal y como la viven todos los fieles de mundo. Y esto no nació de la nada,
sino gracias a las raíces en los movimientos bíblico, litúrgico y ecuménico que desde principios del siglo XX habían
dado pasos significativos.

• El Concilio produjo una profunda renovación en la liturgia, en los estudios bíblicos, en el diálogo con las demás Iglesias.

• Reafirmó los derechos humanos y entre ellos el de la libertad religiosa.

• Otorgó a los laicos un papel más significativo y activo en la Iglesia.

• Sería erróneo reducir al Vaticano II a los documentos que fueron aprobados, aunque en algunos casos fueron
completamente innovadores a nivel cultural y eclesial.
Impacto en la Iglesia Latinoamericana
• Después del Concilio la Iglesia Latinoamericana empezó a reflexionar sobre los problemas sociales que atravesaba el
pueblo latinoamericano y comenzó a comprender la verdadera misión que le pertenecía; es por ello que inicio a
comprometerse y a solidarizarse con los pobres, trabajando para recuperar los derechos fundamentales de los pobres.

• Emprende una verdadera identificación con los más vulnerables y al mismo tiempo comprometiéndose por su liberación
de las estructuras de pecado en que se encuentran sometidos los pobres.

• En esta línea de cambios la Iglesia de América Latina clarificó su verdadera misión y al mismo tiempo se fortaleció con
la fuerza del Espíritu del Concilio, y puso las bases para un diálogo permanente con los sectores más pobres de la
sociedad Latinoamericana.

• Empezó con un examen interior para terminar con una autentica evangelización.

• A partir de Medellín, toma clara conciencia de su misión, abierta lealmente al diálogo, la Iglesia comenzó a percibir los
signos de los tiempos y esta generosamente dispuesta a evangelizar para liberar al pobre de las estructuras de pecado.
Una Iglesia con los pobres

• Contribuye con la construcción de una nueva sociedad, más justa y fraterna, una exigencia
profética de nuestros pueblos.

• Tradición y progreso, que antes parecían antagónicos en la Iglesia América Latina, restándose
fuerzas mutuamente, hoy se conjugan buscando una nueva síntesis que incorpora las
posibilidades del porvenir con las energías provenientes de nuestras raíces comunes.

• El gran impulso del Concilio a la Iglesia Latinoamericana ha sido el identificarse con los más
pobres y desde está realidad trabajar con ellos por su liberación de las estructuras de pecado para
que los pobres puedan recuperar su dignidad como persona humana e Hijo de Dios.

• Es decir para que alcancen la plena realización humana y espiritual. 


Una Iglesia que dignifica
• La realidad latinoamericana ha sido interpretada como una injusticia social en la que viven millones de
pobres en condiciones de extrema pobreza.

• Esta injusticia social ha sido percibida como una estructura de pecado y contraria a los valores
evangélicos; es por ello que la Iglesia latinoamericana ha denunciado las injusticias y atropellos sociales
que deshumanizan los principios inalienables de los pobres.

• Este impulso que viene del Concilio la convierte a la Iglesia Latinoamericana en una Iglesia profética que
se siente llamada y al mismo tiempo enviada por el Señor para anunciar y denunciar las injusticias sociales
que se cometen contra los pobres.

•  La pastoral latinoamericana se ha enfocado especialmente en una nueva evangelización que privilegia al
pobre.
En resumen…

Se puede decir que el impacto del Concilio a la pastoral


latinoamericana ha sido un impacto profundo, ha cambiado la
pastoral tradicional y ha dado paso a una nueva forma de pastoral,
donde el Pueblo de Dios es el principal protagonista, es una
pastoral más dinámica y abierta a todos los sectores de la sociedad
latinoamericana. Es una pastoral profética que condenada la
deshumanización de los más vulnerables y los excluidos del
Pueblo de Dios.

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