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El imperialismo

Aprendizaje esperado:
Reconocerás las condiciones que
motivaron el desarrollo del
imperialismo.
Nuevas fuentes de energía
A mediados del siglo XIX comenzó
un periodo que se caracterizó por
el uso de nuevas fuentes de
energía como el gas, el petróleo y
la electricidad; de materiales
como el acero; de productos
químicos como la dinamita; de
sistemas de transporte como el
automóvil y el avión; y de
sistemas de comunicación como
el teléfono.
Continuación . . .
Las nuevas fuentes de energía y los aportes
científicos desencadenaron avances
tecnológicos. Un ejemplo de ello fue la
electricidad, que modificó de manera profunda la
producción industrial, los medios de transporte,
la comunicación y el aspecto de las ciudades, al
establecerse el sistema de alumbrado público. La
electricidad hizo posible inventos como el
telégrafo, el teléfo­no, el dinamo y el foco
eléctrico.
Para finales del siglo XIX, la electricidad se volvió
sinónimo de progreso y modernidad .
Continuación . . .
La otra fuente de energía más utilizada en el
crecimiento industrial fue el petróleo, que
sustituyó al carbón como combustible básico en
casi todos los campos de la industria. Este se
purificaba y modificaba quí­micamente para
producir gasolina y materiales plásticos

Con el petróleo se inició la era de la motorización


a gran escala, impulsada por la invención del pri­
mer motor de combustión interna, creado por el
ingeniero alemán Nikolaus Otto. Esto dio pie al
surgimiento de la industria automotriz y a la
popularidad de los au­tomóviles a comienzos del
siglo XX, así como a la revolución en los
transportes y el paisaje urbano.
La idea de progreso, la filosofía y el
desarrollo de la ciencia moderna
Mediante la consolidación de los valores
derivados del pensamiento ilustrado y el
desarrollo industrial se fortaleció el
racionalismo y la fe en el progreso, es decir,
una actitud activa y optimista sobre la
capacidad del ser humano para conocer y
transformar el mundo.
Continuación . . .

La ciencia se convirtió en un método único de conocimiento, lo


que la llevó a ajustarse a ciertos sistemas para obtener
resultados más controlables. Ciencia y progreso se volvieron
sinónimos.

Creer en el progreso significaba tener la certeza de que el ser


humano marchaba hacia adelante para alcanzar un destino
mejor, en el que expre­saría su poder, su espíritu libre y su
voluntad de transformar el mundo.
Continuación . . .
Este optimismo progresista se manifestaba
en el lema "Orden y progreso" que
adoptaron muchos políticos y gobiernos en
todo el mundo. Este lema derivaba del
pensamiento de Auguste Comte, un
intelectual francés que desarrolló el
positivismo, corriente filosófica que
afirmaba que el único conocimien­to es el
científico, que también incluía a las ciencias
sociales.
Al pensamiento positivista de Comte se sumó el sociólogo
inglés Herbert Spencer, quien hizo una interpretación de
las teorías de Charles Darwin, y destacó el proceso
Evolutivo de las sociedades humanas, con base en la
supervivencia de los más aptos.
Continuación . . .
En el campo de la filosofía se produjeron
obras de gran alcance y profundidad, como
las de los alemanes Georg Wilhelm
Friedrich Hegel, Karl Marx y Friedrich
Nietzsche.

Al hacer la síntesis de ambas doctrinas, Hegel creó la naturaleza


del espíritu, en la que unía los opuestos: la realidad con la
conciencia, los sentidos con la razón, lo finito con lo infinito, a Dios
con su crea­ción, y lo hizo mediante la dialéctica.
La importancia de la teoría de Hegel es que influyó a tal grado en
el pensamiento de su época, que la ideología del mundo moderno
se construyó a partir de su propuesta filosófica.
Continuación . . .
Uno de los pensadores que retomó la
teoría de Hegel fue Karl Marx, quien
argumentaba que la historia es un
movimiento dialéctico que se apoya en
bases materiales, y propuso el
materialismo histórico.

Para Marx, la historia del ser humano es una suce­sión


progresiva de modos de producción, es de­cir, de diversos
sistemas con los que aprovecha su entorno. Esto es lo que hoy
conocemos como tra­bajo y en cada una de las etapas de este
sistema predomina una clase social determinada.
Continuación . . .
Según él, la clase dominante es la que poseía los medios
productivos y entraba en conflicto con la clase desposeída, lo
que generaba una lucha de clases, es decir, el motor
fundamental de la historia.
Continuación . . .
En el campo científico también se elaboraron
importantes teorías que revolucionaron la
visión que el ser humano tenía de la
Naturaleza y de sí mismo, y se hicieron
descubrimientos tecnológicos y en la
medicina.
Las ciencias se diversificaron en ramas más es­
pecializadas como la química, la biología, la
me­dicina y la física. En física destacaron
Alessandro Volta y Michael Faraday; en
biología, Georges Cu­vier y Charles Darwin; en
medicina, Louis Pasteur y en química, Amedeo
Avogadro.
Sin duda, el científico más emblemático y
revolucionario del siglo XIX fue Charles
Darwin.
El capital financiero
En las últimas décadas del siglo XIX se desarrolló una etapa
histórica de colonización en todo el mundo que se conoce
como im­perialismo.
El sistema imperialista se apoyó en el progreso científico y
tecno­lógico logrado por algunos países como Inglaterra,
Francia, Alema­nia y Estados Unidos de América. Una de sus
características más importantes fue el capital financiero.
Continuación . . .
En la segunda mitad del siglo XIX, el
Estado protegió a los grupos
empresariales capitalistas que se unieron
y formaron monopo­lios. Esto los
favorecería ante la competencia
extranjera por medio de la ley, la policía y
el ejército. Los grandes monopolios
acapararon las industrias extractiva y
manufacturera, de modo que su
producción y venta sólo quedaba en sus
manos.
Además, también transformaron el rol de
los bancos, que invirtieron en la industria.
Continuación . . .
Esta fusión de capitales resultó en el
capitalismo financiero, que concentró el
poder económico en los principales grupos
capitalistas. Esto permitió, a su vez, que el po­
der político pasara a ellos, lo que para Marx
hacía que el Estado se convirtiera literal­
mente en un comité de negocios de la
burguesía.
El capitalismo financiero propició que los
países con las mayores concentraciones de
capital adquirieran el poder y la capacidad
para someter y dominar territorios, sin
necesidad de colonizados. Un ejemplo es
América Latina, que fue dominada me­diante
la inversión de capitales ingleses, franceses y
alemanes.

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