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Falacia naturalista

Explicamos qué es la falacia naturalista, sus


características y damos varios ejemplos
Por
Maite Ayala

¿Qué es la falacia naturalista?


La falacia naturalista consiste en argumentar que algo debería
ser de una forma porque es lo natural o porque es así en la
naturaleza. Por tanto, se le da a la naturaleza una autoridad
moral.

Existen dos ideas fundamentales en este tipo de falacia. Por una


parte, que lo que es natural tiene que ser cierto, y que si
encontramos un comportamiento en la naturaleza, debería ser
aceptable para los seres humanos. Por otra parte, argumenta
que porque una cosa es de tal forma, debería ser así, es decir
que deberíamos aceptar las cosas como son.
Por ejemplo, cuando se decía que la mujer debía quedarse en
casa porque eso era “lo natural” existía una falacia naturalista,
porque se confundía lo practicado por la tradición con “lo bueno”
y “deseable”.

Afirmar que “lo natural” es “lo bueno” es una valoración ética


que no tiene fundamento porque no se pueden deducir
conclusiones evaluativas –es decir, juicios de valor– a partir de
las descripciones de algo. Por lo tanto, si algo es bueno
entonces será, según esta falacia, “lo bueno”.

Características de la falacia naturalista

Moral igual a natural


En la falacia naturalista se confunden los valores morales con
los naturales. Por ejemplo, cuando se ataca la homosexualidad
diciendo que es inmoral (es decir, contrario a lo natural, a “lo
bueno”) porque es antinatural.

Los valores de lo natural (que además son valores


sociales según las normas que dicte para un momento
determinado una sociedad determinada) derivan, de esta
manera, en valores morales, basados falsamente en una
práctica que asocia una propiedad de “bueno” y lo aplica al
todo, convirtiéndolo en “lo bueno”.

Sin embargo, para que exista la falacia naturalista, esa


propiedad de bueno siempre debe acompañar al objeto que se
describe como “lo bueno”. Es decir, no solo porque algo sea
natural va a ser necesariamente bueno.

Confusión en el concepto de “bueno”


Decir que algo es bueno implica saber de antemano qué es “lo
bueno”. Desde la razón, que es lo que interesa al estudio
filosófico, equiparar una propiedad con el objeto no es explicar
el concepto.
Son respuestas extensivas –es decir, acudir a ejemplos para dar
una explicación– y nunca intensivas –explicar cuál es el
significado–.

Es un problema de la metaética, que es una rama de la ética


que se encarga de estudiar el origen y lo que significan los
conceptos éticos, la moralidad o la existencia de valores morales
independientemente de los valores humanos.

“Lo bueno” es también “lo deseado”


La falacia naturalista sostiene que se puede llegar a conclusiones
éticas y a mantener que algo es deseable mediante conclusiones
no éticas: así, si ese algo es bueno desde el estudio psicológico,
o metafísico, o de la voluntad, entonces necesariamente será
considerado “lo bueno” en general.

En palabras más claras, si se considera una conducta “deseable”


desde el punto de vista de la tradición, por ejemplo, entonces
esa conducta será buena.

Falacia naturalista de Hume


La falacia naturalista de David Hume, también llamada Ley de
Hume, Guillotina de Hume o Problema del ser y del deber ser (y
en ocasiones confundida con la falacia naturalista) se refiere a la
problemática metaética que alude a la imposibilidad de deducir
una norma a partir de descripciones.
Retrato de David Hume
Una descripción dice algo sobre un objeto (“los seres humanos
son egoístas”) y una norma establece lo que debe ser (“los
seres humanos deben ser egoístas”).

Para afirmar la verdad


sobre la primera premisa puede valer un estudio histórico que
investigue sobre el egoísmo humano. Pero para afirmar la
segunda hay que buscar otros caminos, porque no puede
deducirse esta verdad a partir de premisas descriptivas.

El ser y el deber ser no


son lo mismo, y esta dicotomía de Hume se vincula con la
dicotomía análisis/síntesis. Para el filósofo escocés, una
proposición analítica (lógica) siempre es verdadera y no necesita
verificarse, pero la proposición sintética hay que verificarla con la
experiencia (es decir, empíricamente), y puede ser falsa o
verdadera. Para Hume, la proposición ética viene de la
experiencia.

Veamos un ejemplo
clásico en las siguientes dos oraciones:

 Nerón es cruel.
 Nerón debe ser cruel.
La primera oración es descriptiva porque dice cómo es Nerón,
pero la segunda es normativa porque establece cómo
debería ser Nerón.

El hecho de que Nerón sea cruel no significa que deba serlo. Se


puede advertir la gran diferencia que hay entre ambas, y la
imposibilidad (desde la lógica) de deducir la oración normativa a
partir de la oración descriptiva.

Este “problema del ser y del deber ser” fue expuesto por David
Hume en su Tratado sobre la naturaleza humana (1739-40)
y establece que las premisas normativas (debe o no debe)
tienen una estructura lógica diferente a las premisas fácticas o
de hecho (es o no es).

Cuando se quiere deducir una premisa normativa de una


premisa fáctica, dice Hume, se está ante un argumento falaz, o
sea, que puede convencer, pero desde el punto de vista lógico
es incorrecto.

Antes de Hume, los filósofos morales no habían reconocido esta


diferencia: no era un problema para ellos. Es a partir de Hume,
y especialmente de los pensadores analíticos de mediados del
siglo XX que retoman el pasaje del filósofo inglés, cuando se
establece la complejidad del ser y del deber ser y la diferencia
insalvable que existe entre ambos.

Ejemplos de falacia naturalista


Veamos algunos ejemplos de este tipo de falacia:

Condena a la homosexualidad
Ya hemos visto que la falacia naturalista es un argumento
erróneo cuando se trata de argumentaciones éticas. Un ejemplo
claro es el que se mencionó al principio con respecto a la
homosexualidad.

Se ha considerado desde hace muchos siglos que la


homosexualidad es un comportamiento “desviado” y
“antinatural”. Sin embargo, al describirla de esta manera se
está utilizando un argumento falaz, ya que debido a su
“antinaturalidad” no es buena ni deseable.

Pero esa “antinaturalidad” tampoco es natural, es una conducta


que la sociedad ha condenado a partir de valores y juicios
morales, que no son necesariamente naturales ni deseables ni
buenos.

Lo moral aquí se deduce de una realidad concreta sobre lo que


debería ser correcto pues se está afirmando que “lo natural”
debería ser “lo bueno”.

Justificación de la esclavitud. Y por extensión, de la idea de


razas superiores e inferiores
Desde la Antigüedad, la esclavitud fue considerada no solo una
práctica normal y aceptada moralmente, sino necesaria desde el
punto de vista económico. Se requería de mano de obra para
edificar las ciudades y mantener la economía de los imperios.

Los esclavos provenían de los pueblos sometidos y en menor


escala, eran hombres que no pagaban sus deudas (las mujeres
pocas veces poseían propiedades, por lo que su condición de
esclavas venía por ser de los pueblos sometidos, o como pago
de deudas).

La esclavitud era vista como algo normal, incluso moral, y


entrañaba el derecho de un pueblo a someter a otro en función
de su fuerza o de una supuesta superioridad cultural. El derecho
a la propiedad primaba sobre los demás derechos individuales
(el derecho del amo sobre el esclavo).

El sometimiento de un grupo de personas a otras fue de esta


manera normalizado, y se veía en consecuencia como algo
natural; la esclavitud era algo que pertenecía a la esfera del
“deber ser” porque era un comportamiento milenario. Ir en
contra de la esclavitud era ir en contra de la tradición y de la
norma.

Si bien a finales del siglo XIX en gran parte del mundo se abolió
la esclavitud, ha quedado en el imaginario colectivo la idea de
que hay grupos de personas que por su color de piel, por su
religión o por sus prácticas culturales, son considerados, aun
hoy en día, como inferiores.

Esta inferioridad, según algunos, “es natural” y por lo tanto


“buena” en el sentido de que al haber personas inferiores,
automáticamente hay personas superiores, cuya superioridad
será “natural” y “buena” porque así lo dicta la tradición.

Estamos ante una falacia naturalista de las más clásicas.

Otros ejemplos
 Los tigres son carne, por tanto los vegetarianos deben estar
equivocados.
 De acuerdo a la teoría de la evolución, las mejores especies
sobreviven. Por tanto, si los pobres no prosperan y sobreviven,
significa que no son aptos.
 Siempre ha habido guerras, por tanto no hay razón para evitar
el ataque y el bombardeo de ese país.
 En la naturaleza hay desnudez, por tanto deberíamos estar
desnudos.

Referencias
1. Dussel, E. (2001). Algunas reflexiones sobre la “falacia
naturalista”. Tomado de redalyc.org.
2. Daston, L. (2014). The naturalistic fallacy is modern.
Tomado de journals.uchicago.edu.
3. De la Vega Martinis, O.H. (2020). Falacia naturalista y ley
de Hume: su significado en derecho penal. Tomado de
scielo.conicyt.cl.

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