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JESÚS, NUESTRO HERMANO FIEL Lección 4 para el 22 de

enero de 2022
Jesús es presentado en Hebreos como Dios y como hombre. En
sus primeros capítulos, Pablo enfatiza el contraste entre estas
dos naturalezas de Jesús:
Capítulo 1 (divino) Capítulo 2 (humano)
Hijo de Dios (v. 5) Hermano nuestro (v. 12)
Dios soberano (v. 8-12) Fiel al Padre (v. 13)
Creador, Sustentador y Sumo Sacerdote humano,
Soberano misericordioso y fiel

La descripción de Jesús como un hermano fiel Jesús es nuestro Redentor.


y misericordioso se ve representada en la
descripción del Hijo como la máxima Jesús no se avergüenza.
manifestación del eterno Dios creador (Heb. Jesús es como nosotros.
1:1-4). Vamos a estudiar detenidamente cómo
Jesús fue perfeccionado.
es presentada la naturaleza humana de Jesús
en todo el libro de Hebreos. Jesús es nuestro modelo.
JESÚS ES NUESTRO REDENTOR
“y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban
durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2:15)
En Israel, una persona podía ser tomada como esclava para pagar sus
deudas (Lv. 25:47). Si no pagaba sus deudas, debía quedar como esclava
hasta el año de jubileo (Lv. 25:54). No obstante, el redentor (un familiar
cercano) podía pagar esas deudas y liberar de la esclavitud a la persona
(Lv. 25:48-49).
El redentor también era responsable de vengar la
sangre del familiar en caso de asesinato (Nm. 35:19).
Desde que Adán pecó, estamos sometidos a la
servidumbre del pecado, vendidos a Satanás como
esclavos. Al hacerse hombre, Jesús llegó a ser
nuestro hermano, nuestro pariente cercano, nuestro
Redentor (Heb. 2:14-16). Con su muerte pagó
nuestra deuda.
JESÚS NO SE AVERGÜENZA
“Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son
todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos” (Heb. 2:11)

Salvando las distancias, el caso de Moisés ilustra lo que Jesús hizo


por nosotros. Él renunció al trono de Egipto y prefirió ser contado
como miembro de un pueblo de esclavos, sus hermanos (Heb. 11:24-
25).
Siendo el Rey del universo, Jesús se hizo
miembro de una raza esclavizada por el
pecado. Y no se avergonzó de declarar que
tenía una familia de esclavos, asesinos,
pobres, inmorales y despreciables
pecadores.
¿Nos avergonzaremos nosotros de decir que
Jesús, el Rey del universo, es nuestro hermano
(Mt. 10:32-33; 2Tim. 1:8)?
¡Confesemos abiertamente a Jesús (Heb. 13:15)!
“Cristo iba a identificarse con los intereses y las
necesidades de la humanidad. El que era uno con Dios
se ha unido con los hijos de los hombres con lazos que
jamás serán quebrantados. Jesús “no se avergüenza de
llamarlos hermanos”; es nuestro Sacrificio, nuestro
Abogado, nuestro Hermano, llevando nuestra forma
humana ante el trono del Padre, y por las edades eternas
será uno con la raza que ha redimido: el Hijo del
hombre. Y todo esto para que el hombre pudiera ser
levantado de la ruina y degradación del pecado, para que
pudiera reflejar el amor de Dios y participar del gozo de
la santidad”
E. G. W. (El camino a Cristo, pg. 13)
JESÚS ES COMO NOSOTROS
“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre,
él también participó de lo mismo” (Hebreos 2:14a)
La expresión “carne y sangre” como sinónimo de
humanidad se usa siempre con un sentido negativo:
Mateo 16:17; Gálatas1:16
• Falta de entendimiento
Juan 1:12-13
• Incapacidad de llegar a ser hijos
de Dios
Al hacerse “carne y sangre”, Jesús asumió la débil
1ª de Corintios 15:50 naturaleza humana. No obstante, Él fue, en parte,
• Sometimiento a la muerte diferente a nosotros. No pecó, y su naturaleza
Efesios 6:12 humana era santa, inocente y sin mancha (Heb.
• Debilidad 4:15; 7:26). Eso le permitió destruir el poder del
diablo y liberarnos del pecado.
JESÚS FUE PERFECCIONADO
“y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna
salvación para todos los que le obedecen” (Hebreos 5:9)
Si Jesús era perfecto, ¿cómo es que debía ser perfeccionado (Heb. 5:7-9)?
En primer lugar, ofreció oraciones a Dios (Heb. 5:7).
Jesús no solo oró por la liberación de la muerte, sino
para que se hiciera la voluntad de Dios (Mt. 26:39).
Dios no lo libró de la crucifixión, pero sí del poder
de la muerte. Su oración fue escuchada, y resucitó.
JESÚS FUE PERFECCIONADO
“y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna
salvación para todos los que le obedecen” (Hebreos 5:9)
Si Jesús era perfecto, ¿cómo es que debía ser perfeccionado (Heb. 5:7-9)?
En primer lugar, ofreció oraciones a Dios (Heb. 5:7).
En segundo lugar, aprendió a obedecer (Heb. 5:8).
Jesús aprendió la obediencia, en parte, al ajustarse
plenamente a la voluntad de Dios en Getsemaní.
Como Dios nunca necesitó obedecer. Pero, como
hombre, tuvo que aprender a obedecer,
sometiéndose a la voluntad de Dios, para llegar a
ser nuestro Salvador.
JESÚS FUE PERFECCIONADO
“y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna
salvación para todos los que le obedecen” (Hebreos 5:9)
Si Jesús era perfecto, ¿cómo es que debía ser perfeccionado (Heb. 5:7-9)?
En primer lugar, ofreció oraciones a Dios (Heb. 5:7).
En segundo lugar, aprendió a obedecer (Heb. 5:8).
En tercer lugar, fue perfeccionado (Heb. 5:9).
La perfección de Jesús fue el resultado de la
obediencia que aprendió a través del sufrimiento y
lo preparó para ser nuestro Sumo Sacerdote
celestial (Heb. 2:17-18).
JESÚS ES NUESTRO MODELO
“Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de
testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos
asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos
la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo
que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba,
y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios” (Hebreos 12:1-2 NVI)

Después de mostrar a tantas personas que


fueron fieles a Dios en el pasado (Heb. 11), Pablo
nos insta a seguir su ejemplo de fe, abandonando
el pecado y corriendo hacia la meta.
Seguidamente, nos muestra a Jesús como el modelo
perfecto a imitar. Él es el iniciador y el perfeccionador (o
consumador) de nuestra fe. Es el principio y es el fin. Es
nuestro modelo en todo momento de nuestra vida.
Imitándole, somos perfeccionados día a día (2Co. 3:18).
“El Ser glorioso amó tanto a los pobres pecadores que tomó
sobre sí la forma de un siervo para sufrir y morir en favor de
los hombres. Jesús pudo haber permanecido a la diestra de
su Padre, con la corona real en la sien y vistiendo las ropas
reales. Sin embargo, escogió cambiar las riquezas, el honor
y la gloria del cielo por la pobreza de la humanidad y su
posición de alto mando por los horrores del Getsemaní y la
humillación de la agonía del Calvario. Se hizo varón de
dolores y experimentado en quebrantos para, mediante el
bautismo de sufrimiento y muerte, purificar y redimir un
mundo culpable”
E. G. W. (Testimonios para la iglesia, tomo 4, pg. 122)

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